En Resumen Latinoamericano nos vamos a Chile, porque hemos estado viviendo y palpitando con ese nuevo 18 de octubre, a dos años del levantamiento histórico, que gracias a unos estudiantes y unas estudiantes secundarios que en 2019 se saltaron sin pagar un torniquete del metro, provocando adhesiones masivas que derivaron en una revuelta ininterrumpida contra el dictador Piñera y contra toda su casta política.
Ahora, a dos años, el desafío se vuelve a repetir y las calles se llenan de manifestantes que maldicen a Piñera y exigen la libertad de las y los presos políticos de la Revuelta y los mapuche.
Vamos a hablar con nuestra compañera Francisca “Pancha» Fernández, feminista socioambiental, integrante del Movimiento por el Agua y los Territorios-MAT, del Comité Socioambiental de la Coordinadora Feminista 8M y de la Cooperativa La Cacerola:
«Estoy muy contenta de conversar y dialogar de manera transfronteriza en estos tiempos álgidos que seguimos habitando. Creo que una de las cosas que nos dejan de aprendizaje estos dos años de Revuelta. Hoy no conmemoramos dos años de revuelta, hoy no celebramos, sino que seguimos habitando la Revuelta, creo que esa es una de las reflexiones más importantes»
– En estas movilizaciones que han transcurrido en las ciudades importantes de todo el país, se ha vuelto a sentir eso que decis, como si no hubiera pasado el tiempo, como si hubiéramos vuelto atrás y como si en el aquí y ahora siguieramos en esa Revuelta de entonces. Además, las consignas son las mismas, sobre todo las de la lucha por la libertad de los presas y presas, la justicia, las reivindicaciones de que Piñera es asesino y de que la casta política no nos representa, eso fue lo que llama la atención.
«Lo que ocurre tiene claramente dos características. Por una parte, como lo señalé al inicio, me parece fundamental verlo como una continuidad del proceso. La Revuelta, por una parte, corporiza malestar y rabia acumulada y tiene un carácter de espontaneidad. Pero por otra parte, es producto de caminos transitados por movimientos sociales y distintos pueblos. Obviamente seguimos habitando esas demandas, esas reivindicaciones, esos horizontes utópicos que queremos hacer realidad.
Pero hay una segunda parte que podríamos definir como la menos agradable de todas, es que los contextos de opresión, violencia y precarización de la vida, siguen siendo los mismos. Incluso en algunos ámbitos se han intensificado. Solo por dar un ejemplo, las, los y les estudiantes que saltaron el torniquete antes del 18 de octubre, el 18 es el día que explotó todo. Luchamos porque se estaba aumentando en $30 el Metro, siendo uno de los medios de transporte más caros de América Latina y hoy ha subido más aún el precio del Metro.
Por otra parte, Piñera no ha renunciado, estamos ante un asesino, hay que aclararlo. Tenemos más de medio centenar de personas asesinadas en el marco de la Revuelta, medio millar de personas víctimas de trauma ocular, tenemos todavía centenares de presos y presas de la Revuelta y además, desde el 12 de octubre, se implementó el estado de excepción en el territorio mapuche, en Wallmapu. que implica la presencia de militares en la zona.
Eso significa que estamos en una situación de violencia estatal más intensificada aún. Tenemos estas contradicciones, está la Convención constitucional, donde en estos dos meses hubo una dedicación casi exclusiva a armar los reglamentos, las comisiones y de manera muy potente el 18 de octubre sesiona por primera vez, la convención ya armada de lleno para pensar la nueva constitución. Hay ahí un elemento simbólico importante. Pero, como les señalaba, al mismo tiempo que está esta Convención, no se ha logrado la libertad de los presos y las presas de la Revuelta, se intensificó la criminalización de la protesta y es así como insistimos mucho, la militarización».
– Sin embargo, mientras hay un sector que abreva en la Convención, la calle sigue produciendo crímenes contra militantes.
«Si, en la marcha que realizamos el 10 de octubre en conmemoración por los más de 500 años de conquista y violencia colonial, se hizo una marcha por la resistencia mapuche en la ciudad de Santiago, en la Plaza de la Dignidad hacia la casa de la Moneda y muere en circunstancias complejas Denisse Cortez. Ella era activista, observadora de derechos humanos, estudiante de derecho. Todavía no se ha logrado determinar cuáles fueron las causas, pero el contexto estaba claro: una gran violencia por parte de los Carabineros de Chile.
Muchas veces nosotros y nosotras nos movilizamos a la Plaza de la Dignidad y nos reprimen en las cuadras siguientes, aquí fue peor: las compañeras de distintas organizaciones y los lamien mapuche estaban en la ceremonia cuando comenzó la represión. Finalmente sucede esta muerte de la compañera que todavía no sabemos si es a causa de una lacrimógena de Carabineros o si es rebote de bengalas, pero es una situación de mucha violencia y represión, por eso cuesta hablar.
Seguimos habitando los marcos de esperanza, la organización, las asamblea territorios, y en un momento de mayor tranquilidad respeto de la pandemia nos ha posibilitado reencontrarnos en las calles. Además, las condiciones de represión, violencia y criminalización siguen a la orden del día. Por eso seguimos habitando la Revuelta».
– Pancha, desde aquí tenemos la impresión, que al gobierno de alguna manera le salió bien el tema de meter en una bolsa a los partidos de oposición con el tema de la Convención. ¿Por qué? Primero porque se ha logrado muy poco, segundo porque la “Lista del Pueblo» que era una esperanza surgida de la calle se ha dividido en diez mil pedazos, y tercero porque se llega a una elección presidencial en noviembre, donde otra vez venden la idea de un candidato de “izquierda», porque Gabriel Boric no es nada más ni nada menos que un personaje que no tienen nada que ver con la izquierda popular. Si bien es cierto que esto no ha desmovilizado a la Revuelta, sí le ha mermado efecto. Más allá de que este 18/10 hubo mucha gente en la calle, evidentemente, ha habido un retroceso, lo hemos hablado con otros compañeros de allí. ¿Coincidís en que hubo una especie de emboscada del gobierno, hacia lo institucional, que ha tenido efecto?
«Es bien importante ver los distintos contextos que se mueven, estoy de acuerdo con tu análisis. No hay que olvidar que la Convención constitucional no es la Asamblea Constituyente que pelamos desde la soberanía, el poder constituyente de los pueblos y que además se da en el marco de una firma, un «acuerdo de paz», donde Boric es uno de los que promulga y promueve estos acuerdos donde se apela a una Convención que finalmente es un apoyo al gobierno de Sebastián Piñera. Eso sin duda. Ese es el marco.
Pero de igual forma, distintos movimientos sociales y el pueblo estuvimos dispuestos a disputar ese marco de institucionalidad para correr el marco de lo posible y creo que eso fue un elemento importante. La votación de aprobar una nueva constitución ha sido la votación más alta en la última década de la historia de Chile. Sin embargo, ingresamos a un proceso lleno de tensiones y contradicciones, que es lo que estamos viendo hoy. Porque el proyecto revolucionario de cambio estructural no será desde la Convención y eso es el camino que estamos transitando. Un ejemplo: la derogación del código de agua, para nosotros y nosotras que damos la lucha socioambiental, es fundamental, pero ir más allá del extractivismo y derrocar a las políticas neoliberales no será a través de la via constitucional sino a través de los proyectos populares.
Estamos en un momento interesante porque habitamos esas tensiones y contradicciones, por ejemplo, el compromiso por la libertad de los y las presos no se llevó a cabo, solamente se quedó en una suerte de símbolos, de cartas y buena voluntad y no en la práctica y eso ha generado que los familiares de presos y presas, digan que la Convención nos traicionó. Pero dentro de la Convención se dan estos debates, de reflexión de nuestras luchas. y por eso más de un centenar de organizaciones se acercaron a la Convención y pidieron una audiencia para exponer las distintas perspectivas, disidencias, feministas, ambientalistas, pueblos originarios, movimiento de trabajadores, sindicalistas, pobladores, y es maravilloso ver por primera vez que pudieran exponer.
Pero entendiendo también esta suerte de claridad en las limitaciones, se decide incidir, pero decidir no se puede porque hay un proceso fijado. Pero al mismo tiempo, en la medida que va pasando el tiempo, la temporalidad impuesta por el gobierno de Piñera y el «acuerdo de paz», nos damos cuenta que lo más fundamental siempre va a estar en las organizaciones populares».
-¿En este último sentido que avances ha dejado la no interrupción de la Revuelta?
«Recuerden que tenemos una pandemia en el medio. Imagínate que es un vuelco, volver a ver las asambleas territoriales, algo que te diría que en este año mantuvo la movilización social y la organización de vecinos y vecinas en los territorios. Por otro lado, en lo referente a lo institucional puede incidir, pero no en el campo de la transformación estructural, por eso es parte del «acuerdo de paz». Mientras no haya una crítica al modelo neoliberal. Basta solamente con ver sus proyectos económicos que generan ciertas reformas y cambios, pero no nos permite ir más allá de las políticas neoliberales y privatizadoras. Por ejemplo, no habla de gestión comunitaria, sino de superar el extractivismo, pero eso es quedar en buenos términos, si es que no hay posibilidad real de darles sustento de disputar otra economía posible.
Entonces, estamos llenos de contradicciones, porque hoy quienes tienen más posibilidades de pasar a una segunda vuelta electoral, según las encuestas, son: por un lado, Boric,representante de un centro izquierda progresista y que no tiene nada que ver con nuestra práctica revolucionaria, y por otra parte, el otro candidato es José Antonio Katz que es peor que Bolsonaro, representando a la ultra derecha. Que en su propuesta de programa habla de disolver el Instituto de Derechos Humanos, de perseguir y aumentar leyes criminalizadoras de la protesta, etc..
Nuevamente nos encontramos en un escenario muy complejo, con un Boric que no representa estas distintas dimensiones de crítica estructural que hemos instalado en la revuelta y por otro lado un ultraderechista que nos puede llevar nuevamente a condiciones de intensificación de la violencia y de persecución política. Este es el escenario, y con una Convención que vemos que tiene sus limitaciones y que no era el marco de esperanza imaginado por algunos, pero muchas veces creo que obviamente llevamos décadas de una subjetividad neoliberal, décadas conviviendo con una constitución dictatorial y obviamente lo que salga va a ser mejor que lo que tenemos, en términos constitucionales, pero no es lo que en cierta forma se reveló en la Revuelta, que en Chile nacen y mueren los neoliberalismos. Eso sigue siendo el foco de lo que queremos construir».
-Si, tenés razón en eso, pero aquí, allí y en toda América Latina seguimos con el tema de votar a los menos malos, nos llevan a ese terreno. Creo sinceramente que tenemos que empezar a salirnos de ese sitio, por ejemplo aqui en Argentina, muchos han decidido no votar, no entrar al juego adonde nos quieren llevar, sabiendo que estas democracias nos aprisionan con la idea de “mira que viene el lobo”. Seguramente eso es cierto, pero el tema es que votar al “lobito” tampoco tiene mucho efecto porque después se instalan gobiernos, seudo progresistas que no pueden ni quieren avanzar en términos de ruptura. Y ahí es cuando el lobo regresa y nos vuelven a meter en el juego. Creo que esto hay que seguir debatiéndolo a fondo.
«Nosotros lo hemos debatido bastante, por eso nos preguntamos por las candidaturas desde los movimientos sociales, tuvimos la experiencia de la Lista del Pueblo y lo que ocurrió con ella. Nuestra disputa no es electoral, si no construyendo poderes populares comunitarios. De hecho, me parece importante que los movimientos sociales como tales, nadie dio apoyo a ningún tipo de candidaturas, justamente por los que estás señalando, que vemos nuevamente que en el fondo se alternan los turnos de los mismos de siempre, que concentran el poder económico, que concentran la representación política, que concentran la violencia, legitimada por el orden político-social y económico imperante. Entonces, concordamos absolutamente con tu análisis, lo que no quita el temor a personajes como Katz».
-Te quería preguntar por la presencia de las mujeres y disidencias en este pasado 18 de octubre, estuvimos compartiendo las actividades que incluso estuvieron haciendo desde días antes, realizando actos culturales, por los presos y las presas. Contanos vuestra participación, en la que también fue importante la de las migrantas que fueron tan maltratadas en este último tiempo
«Creo que algo que nos trae la Revuelta es la premisa de quienes siempre hemos sido históricamente más invisibilizados e invisibilizadas, los migrantes, los originarios, las feministas, disidencia, luchas socioambientales, las partes de distintas narrativas que además siguen siendo parte de las narrativas más importante de la revuelta. Así como bien señalaste, estuvimos una semana donde la mayoría de las actividades fueron asambleas territoriales, con actividades por la libertad de los presos y presas, pero también muchas actividades de disidencias y sexogenéricas porque hemos tenido nuevamente casos de crimines de odio y lesbofemicidios.
Seguimos habitando la violencia patriarcal, que nos controla, nos oprime, que nos mata. Entonces, por ejemplo estos días, estamos ante la resolución del juicio de Nicole Saavedra y distintas compañeras lesbianas estaban movilizadas. Vale aclarar también que Denisse Cortez además de ser abogada, formándose en abogacía, y además de ser persona de los DDHH era lesbofemisnita.
Asi vemos cómo se conjugan y entretejen distintas luchas con distintas opresiones. Entonces, por ejemplo, las feministas estuvimos desplegadas una semana, con la marea verde haciendo pañuelazos, veníamos con la energía de la lucha por la despenalización y legalización del aborto. Por otra parte, está el feminismo de los pueblos, del que muchas veces hemos hablado, una de las actoras por la libertad de los presos y presas de la lucha de la Revuelta. Y se ha dado la articulación de distintos colectivos feministas contra el horror del racismo que sigue creciendo.
Lo que sucedió en Iquique con esta violencia inusitada por parte de los habitantes de la ciudad contra los y las migrantes, la muerte constante en las fronteras con Bolivia, nos está hablando de una crisis humanitaria. Entonces, por ejemplo en estos días se conmemoraban la muerte de Romario.
Romario era un militante colombiano asesinado en La Serena, en ese caso se articulaba la lucha por los DDHH, por la justicia, por la reparación y las garantías de no repetición, pero también la lucha anti-racista porque él era colombiano, con la lucha por la migración entendida como derecho humano, donde ninguna persona es ilegal. Todo eso está sucediendo en un marco de actividades constante, creo que llevamos por los menos un mes donde se han ido reavivando esos fuegos, en donde habitamos los distintos espacio».
-En el caso de Denisse Cortez, hemos dado mucha información, incluso pudimos escuchar a su madre, como vio que había sido atacada por Carabineros. Pero lo que me parece tremendo es que otra vez tenemos en esta Revuelta del pasado 18, otras dos personas asesinadas.
«A ver, además algo más espantoso aún, todas las veces que ha habido movilización en Chile, asesinan a una persona, eso me parece fundamental que se sepa siempre. En la conmemoración del 11 de septiembre siempre hay asesinatos, ¿asesinatos por parte de quién? por parte de la policía y también por agentes privados, guardias, no debemos olvidarlo. Por ejemplo, uno de los muertos de ahora, en estos días de la conmemoración, o de habitar la Revuelta, es de una población emblemática de Santiago, eran justamente jóvenes que estaban protestando y allí hay una sede de un supermercado chino, con una serie de guardias y estos empiezan a disparar a los manifestantes.
Ahí vemos que son los guardias del capital, son los guardias del cuidado de los intereses de las ganancias de las y los poderosos de siempre. Ese es el marco. Tenemos el caso de una persona que muere bajo la asfixia de Carabineros en una detención.
Caso tras caso es horroroso, eso habitamos constantemente los 11 de septiembre, los 12 de octubre, los 8 de marzo, violencia tras violencia institucionalizada y que ahora además es terrible. Es como que casi se ha ido naturalizando que en nuestras fechas muera gente. Es absolutamente tremendo. Lo de Denisse fue muy doloroso, como toda muerte, porque hay esta sensación de que, durante mucho tiempo, la marcha mapuche había sido familiar. Y se quiso volver a ello citando más temprano y haciendo un recorrido corto. Que haya pasado eso en un marco así no dejó aún más con el corazón desprendido».
-¿Crees entonces que la Revuelta multitudinaria vuelve para quedarse?
«Sí, creo que sí, pero siempre transformándose de distintas maneras, bebiendo de distintos flujos, de distintos torrentes. De verdad me llama la atención como se están reactivando las asambleas territoriales, los encuentros en los territorios, y quizá justamente eso era lo más invisible. Los medios hegemónicos lo que te van a mostrar son las grandes movilizaciones en la Plaza de la Dignidad, no te muestran los encuentros de los vecinos y las vecinas en las ollas comunes, las redes de abastecimiento, las brigadas de salud, no te muestran esa organización mícro de cómo se van organizando actividades para sostener a los presos y presas. Cómo las organizaciones mapuches se organizan y recuperan las tierras contra la ocupación, contra la invasión militar y además de las forestales, no te cuestan eso.
Estamos habitando eso fuertemente. todavía está la organización potente de cómo nos organizamos las mujeres, las feministas y disidencias contra los crímenes de odio, los lesbofemicidios. Todo eso no es visible y está nuevamente tomando fuerza la idea de que no nos soltaremos más.
Puede haber cambios, transformación, contradicciones, tensiones, decepciones, desesperanza, eso es la montaña rusa en la que estamos, peros seguimos en este Pachacutik, en esta reinvención de las cosas que creo que es fundamental: tener la conciencia de que estamos en ese momento, siempre haciendo la lectura transfronteriza de lo que pasa en distintos territorios de Latinoamérica y el mundo. Pero ojo nuestro horizonte sigue siendo justicia, reparación y garantía de no repetición».
(*) Periodista argentino en medios de prensa escrita y digital, radio y TV. Escritor de varios libros de temas de política internacional. Director del periódico Resumen Latinoamericano. Coordinador de Cátedras Bolivarianas, ámbito de reflexión y debate sobre América Latina y el Tercer Mundo.