Las ondas gravitacionales son, para la revista Science, el descubrimiento científico que se lleva por segunda ocasión todas las palmas. El fenómeno ganó otro reconocimiento después de que su primera observación le valiera el Nobel de Física a los tres astrónomos de los observatorios de Ligo, en Estados Unidos, y Virgo, en Italia.
En su día, el secretario general de la Real Academia de las Ciencias de Suecia, Göran K. Hansson lo calificó de “descubrimiento que sacudió al mundo” y así lo destaca la publicación.
De acuerdo con Science, el pasado 17 de agosto más de 3 mil 600 científicos de casi mil instituciones de todo el mundo pudieron observar un fenómeno que fue “probablemente el más observado de la historia“.
El evento tuvo lugar hace 130 millones de años luz de distancia, cuando dos estrellas muertas, conocidas como neutrones, colisionaron y crearon fluctuaciones en el espacio-tiempo; de esta forma se confirmó el único aspecto de la Teoría de la Relatividad que Albert Einstein predijo hace 100 años.
Las ondas gravitacionales habían sido detectadas hasta en tres ocasiones antes, pero fue en agosto que el sistema ultra sensible de rayos láser creado por el trío ganador del Nobel (Rainer Weiss, Barry C. Barish y Kip S. Thorne), permitió que pudieran ser observadas por los telescopios espaciales.
Lo importante del hallazgo es que abre todo un mundo nuevo para que los astrónomos puedan descubrir los secretos del universo y ya no limita a la observación a la luz, sino también abre la posibilidad de escuchar y estudiar objetos totalmente invisibles mediante las ondas.
Ell descubrimiento de las ondas gravitacionales por expertos de 15 países, también se elevó como el descubrimiento científico de 2016. .
El 11 de febrero de 2016, se anunció el descubrimiento por primera vez de ondas gravitacionales provenientes del Universo por investigadores involucrados en la colaboración LIGO (Laser Interferometer Gravitational-wave Observatories).
Según el comunicado de Science, los expertos revelaron pruebas de una ráfaga de ondas creadas a mil 300 millones de años luz de distancia, a medida que dos enormes agujeros negros se enrollaban entre sí.
La detección se repitió en el mes de junio, añade el escrito.
El hallazgo fue posible por interferómetros de los observatorios LIGO, en Livingston, Luisiana; y Hanford, Washington, los únicos de su tipo en el mundo que han logrado detectar ondas gravitacionales.
Esos detectores son capaces de operar al borde de los límites fundamentales de la física, siendo los instrumentos ópticos más sensibles jamás construidos.
Las ondas gravitatorias constituyen fluctuaciones generadas en la curvatura del espacio-tiempo que se propagan como ondas a la velocidad de la luz.
Qué son, y por qué su importancia…
Las ondas gravitacionales son pequeñas deformaciones en el tejido del espacio-tiempo que recorren todo el Cosmos. Para entender mejor, imagine que el Universo es una cama elástica. Si se arroja sobre ella una pluma, no pasará nada.
Pero si se arroja una pelota de baloncesto, el tejido se curvará por el peso. Y más, cuanto más grande sea el balón.
Es decir, tal y como define la teoría general de la relatividad de Einstein, la materia dice al espacio y al tiempo cómo curvarse. Sin embargo, esa deformación no siempre se queda cerca del cuerpo masivo, sino que se puede propagar a través del Universo, al igual que las ondas sísmicas se propagan en la corteza terrestre.
Esas son las ondas gravitacionales, pero a diferencia de las sísmicas, pueden viajar en el espacio vacío a la velocidad de la luz.
Probar la existencia de estas ondas significa, abrir la puerta a una manera completamente nueva de explicar el universo que puede ayudar a desentrañar numerosos misterios de la física.
Las ondas gravitacionales son «una nueva ventana al Universo».
Gracias a ellas se pueden entender los mecanismos por los que suceden algunos hechos violentos del Cosmos, como las colisiones entre agujeros negros o las explosiones de estrellas.
Se podría incluso estudiar lo que pasó un milisegundo después del Big Bang, que dio origen al Universo hace 13.800 millones de años.
Además, este hallazgo marca el inicio de una nueva era en astronomía con una fuente de información sobre los objetos distantes independiente de la luz y otras formas de radiación electromagnética.
Esto porque el Universo es casi transparente para ellas, lo que permitirá observar fenómenos astrofísicos que de otra manera permanecerían ocultos.
«El principal uso de las ondas gravitacionales será en las próximas décadas para explorar objetos astronómicos. Entre ellos los agujeros negros, así que habrá un antes y un después. Es un nuevo fenómeno que es invisible a través de la luz. Ahora podremos estudiar agujeros negros. Hay un enorme futuro para la Astrofísica usando ondas gravitacionales. Einstein sólo abrió la puerta», señala el Premio Nobel de Física (2004) David Gross.