Laurence Maxwell ya pasó lo peor: estuvo encarcelado en una cárcel de alta seguridad en México, donde conviven narcotraficantes, sicarios y los empleados de la violencia corrupta que azota diariamente el país colindante con tierras yanquis. En una postura crítica, reflexiva y calma, Maxwell contó cómo fue su experiencia y cómo los crímenes son el pan de cada día en un pueblo que según él «tiene la maldición de ser frontera con Estados Unidos».
En la conferencia de prensa convocada en la Fech, Laurence Maxwell acompañado de sus padres, contó su experiencia tras ser detenido y encarcelado en México.
Maxwell comenzó su relato con agradecimientos a todos quienes estuvieron pendientes de su situación en la cárcel de Veracruz y quienes se manifestaron en pos de su liberación. Señaló que recién en estos días ha comenzado a revisar la prensa y los correos que trataban de la injusta y grave situación tras ser detenido bajo una serie de irregularidades en el Zócalo del DF.
En relación a la forma en que se desarrolló toda esta situación que calificó de “pesadilla”, Maxwell dijo que “lo que nos pasó a los 11 fue muy raro desde el principio”. Se refirió a su participación en la manifestación en contra de la desaparición de los 43 estudiantes de Ayotzinapa, situación que derivó en su arresto y luego en su estancia en dos centros carcelarios.
Laurence relató que en el traslado a la cárcel de Veracruz –recinto donde se encuentran los narcotraficantes, sicarios y delincuentes de alto riesgo- quienes iban en esa van fueron “brutalmente golpeados”. Además, agregó que entre los detenidos había 3 mujeres, de las cuales 2 estaban “sumamente dañadas” e incluso una de ellas tuvo una fractura expuesta a raíz de los golpes de la policía, quienes además se trasladaban en una van sin identificación de ningún tipo, razón por la cual pensaron en que la situación podría ponerse aun peor.
Maxwell contó que uno de los policías federales que iba en la van les dijo “los vamos a llevar a Ayotzinapa y los vamos a cortar en pedacitos. Aquí conmigo se les acabaron sus derechos humanos”. Todo esto en una situación que el estudiante de doctorado atribuye a la vinculación que la policía federal estableció entre los manifestantes con un grupo de anarquistas que se habría coordinado para matarlos, relación que él califica como todo un montaje hecho por la policía . Además señaló que “a pesar de darse cuenta que yo era un estudiante de doctorado y extranjero, se tomó la decisión de encarcelarme”.
Sobre la manifestación que derivo en todo el proceso que Maxwell y los otros 10 detenidos debieron enfrentar, el ex dirigente estudiantil señaló que ésta respondía a la “rabia y falta de sensibilidad y responsabilidad por parte del Estado mexicano. Ha sido una burla que desde el 26 de septiembre no haya respuesta”. Además, criticó la gestión del gobierno y enfatizo que la aparición de Murillo queriendo poner punto final a la desaparición sólo demostró que en aquella fosa había otros cuerpos.
En ese sentido, Maxwell señaló que la desaparición de los 43 normalistas fue “la gota que arrebalsó el vaso”. Subrayó que la situación es pan de cada día en México; “hay desapariciones, montajes… lo que nos pasó a nosotros también les ha pasado a otros”. En cuanto a la mediatización que este caso de los 43 estudiantes desaparecidos, Maxwell señaló que “es necesario que Chile tome postura, sobretodo ahora que Bachelet va a México a la Cumbre Iberoamericana”.
Ante la indolencia o la falta de intervención por parte de otros países, Maxwell dijo que “así como se critica a Cuba, es necesaria la intervención internacional”. Pues para él que ha vivido por 8 años en tierras aztecas, la situación no da para más: “Está saliendo el mal olor, la podredumbre…Lo peor es que nos acostumbremos y no nos importe”.
Maxwell insistió en la situación de México y reiteró “que esta secuestrado por el narcoestado…Todo México está permeado por el narco”. A pesar de que se siente parte de esa patria en la que ha echado raíces, Maxwell tiene una mirada crítica ante esta problemática de años “el narco es parte de un orden mundial que permite que esto se instale en México…además tiene la maldición de ser frontera con Estados Unidos”.
Sobre las soluciones posibles que la comunidad internacional debería buscar, Laurence sostuvo que se debe velar por los derechos humanos, presionar al gobierno maxicano y pensar en dar una solución al tema de dorgas, tal como hizo Uruguay. A pesar de todo lo que conlleva el narco estado y la gestión gubernamental y federal, señalo que los montajes policiales, el Estado de decepción y lo que allí ocurre, no es una dictadura sino un estado donde pareciera que todo esta bien.
En relación a ello hizo la analogía con la película mexicana “la Dictadura Perfecta”, film que relata como los gobiernos mexicanos han hecho que todo parezca que esta bien mientras hay una guerra sucia. Finalmente, Maxwell se refirió a que toda la política del narco estado “da pavor”, puesto que situaciones como las que ocurrieron en Juarez y Atenco son reproducidas en otras lugares de un país demasiado grande para que se sepan todos los horribles crímenes que suceden más a menudo de lo que se informa.
En relación a crímenes ocurridos en Atenco, Maxwell señaló que estos habrían sucedido “cuando el actual presidente Peña Nieto era gobernador de aquel estado y por tanto él sería responsable de ello, sin embargo hoy es el presidente de México”.
En cuanto a su experiencia más íntima, Maxwell señalo que todo lo que vivió desde que lo detuvo la policía federal fue el momento más vulnerable de su vida. Además, en relación a la preocupación de su familia señaló que “Nosotros vivimos activamente la dictadura y pensábamos que nunca más nos pasaría algo asi”.
Fuente: El Ciudadano
Laurence Maxwell: Dijeron que nos iban a trozar en pedacitos
El sociólogo chileno estuvo casi 10 días detenido en México tras participar en protesta por la desaparición de 43 estudiantes.
El sociólogo chileno Laurence Maxwell, que fue detenido en México tras participar en una protesta por la desaparición de los 43 estudiantes normalistas de Ayotzinapa, relató parte de su experiencia tras retornar a Chile después de su liberación.
«Todo el proceso es irregular, (hubo) apremios ilegítimos dentro de la Seido (unidad especializada en delincuencia organizada), poca claridad respecto del proceso judicial que se estaba llevando, presiones para tomar los abogados de oficio, que hicieron una labor muy pobre e incluso en muchos casos jugaba en contra de los que estábamos acusados», narró.
Maxwell remarcó que «la parte más grave que pasamos fue el traslado desde la Seido a la cárcel de Veracruz, que es una cárcel de alta seguridad, una cárcel federal que está orientada a narcotráfico, secuestro y policías corruptos. Todo el traslado, que duró tres horas y media, fue de apremios, amenazas y golpes».
«Nos hicieron viajar con la cabeza entre las piernas, esposados y todo el tiempo nos estuvieron amenazando. Llegaron a decirnos que ‘los vamos a llevar a Ayotzinapa y los vamos a trozar en pedacitos, los vamos a quemar, los vamos a meter a fosas comunes, aquí se acabaron sus derechos humanos'», agregó.
El estudiante de un doctorado en Literatura en la UNAM resaltó que «se imaginarán la cantidad de películas que nos pasamos, todo lo que se nos pasó por la cabeza de lo que podía ocurrir. Nos llevaban en una camioneta civil, sin marcas ni logos por fuera y estos tipos iban armados con armas largas, pero de civil».
«Proceso absolutamente irregular»
Sobre sus días de detención, Maxwell detalló que «estábamos en un régimen de aislamiento dentro de la cárcel, escasamente teníamos contacto con el exterior, solamente cuando llegaba alguna visita muy esporádicamente o el abogado, o el cónsul en mi caso, que me traía cierta información, pero las visitas eran muy breves».
«Desde que somos detenidos, hasta que somos liberados fue un proceso absolutamente irregular. Todo fue irregular: la manera en que nos tomaron detenidos, la violencia desmedida con la cual fuimos brutalmente golpeados, no solamente los 11, los que fuimos trasladados a la Seido fuimos elegidos porque no estábamos lo suficientemente golpeados», enfatizó.
«Nos ponen el cargo de terrorismo, asociación para la consecución de hechos terroristas, intento de homicidio, motín y asociación delictuosa, esos cinco cargos. Cada uno de ellos tiene características graves, salvo motín. Entonces, como tenían características de grave iba a ser imposible que saliéramos bajo fianza», añadió Maxwell.
El afectado concluyó afirmando que «a cada uno de nosotros nos tomaron en distintas partes del Zócalo y no nos conocíamos, no había forma de relacionarnos».
Retorno a México y posible querella
Maxwell puede rendir su examen de grado desde Chile mediante una conferencia de prensa, por lo que sobre su posibilidad de volver a México respondió que allá echó raíces, tiene amores, amigos, su grupo de música, su carrera, pero todo «está muy violento».
Además, aseguró que continúa evaluando la posibilidad de interponer una demanda por tortura contra el Estado mexicano.
«Es algo que se está evaluando, lo estamos pensando. Una demanda de esa naturaleza no es colectiva, sino que es individual, pero sería interesante de que todos los que sufrimos este proceso participáramos de esa demanda», afirmó.
El estudiante detalló que «los abogados dicen que tienen prueba suficiente, que hay un montón de información, un montón de testimonios, que es posible y que es necesario. En términos personales, a mí no me conviene si es que quiero volver en algún momento a México, pero soy conciente de que es necesario hacerlo, a pesar de que signifique sacrificar la posibilidad de volver a México».
Fuente: Radio Cooperativa