martes, enero 14, 2025
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Estudio de CENDA Muestra las Increíbles Proporciones de la Estafa del Sistema de AFP’s

El Centro de Estudios Nacionales de Desarrollo Alternativa, CENDA, bajo la dirección del economista Manuel Riesco, acaba de publicar el estudio Resultados para sus Afiliados de las AFP y Compañías de Seguros: 1982-2012, que muestra impresionantes resultados. Entre ellos, que entre 1982 y 2012,  los afiliados y el fisco han aportado al sistema un total de 75,2 billones de pesos, de los cuales las AFP y compañìas de seguros se han embolsado 19,7 billones, contra 23,3 billones que han pagado en beneficios. Sin embargo, resulta impactante comprobar que el Estado ha aportado, en subsidios directos en dinero efectivo, casi tres cuartas partes (74%) del total de beneficios pagados por el sistema desde su creación.

La conclusión del estudio es inequívoca: si se terminara con el sistema y el Estado se hiciera cargo de todas los beneficios que paga el sistema, el  ahorro fiscal neto anual sería de de un billón de pesos, y quedaría un excedente neto de más de tres y medio billones de pesos anuales, equivalentes a unos siete mil millones de dólares, que permitiría duplicar las pensiones que paga el sistema privado, sin aumentar las cotizaciones ni tocar el fondo de pensiones.

Este estudio mide los resultados para sus afiliados, del sistema privatizado de pensiones chileno, compuesto por las AFP y compañías de seguros relacionadas con el negocio, considerados en su conjunto. Hace el balance de los aportes al sistema por parte de los afiliados y el fisco y los beneficios pagados por aquel.

En todos los casos, se consideran sólo los aportes y retiros anuales en dinero efectivo, como corresponde hacer en cualquier evaluación de proyectos. A partir de estos flujos en efectivo y los fondos inicial y final, se calculan la revalorización neta del fondo, los recursos apropiados
por las AFP y compañías de seguros y el destino del saldo del efectivo aportado.

El grueso de este se transfiere a grandes grupos financieros, en forma de préstamos y capital accionario. Constituye, junto con sus gananciales prometidos, el saldo final del fondo de pensiones.

Considerando los flujos de efectivo referidos y asumiendo que el fondo de pensiones se puede liquidar al valor de referencia estimado diariamente por la Superintendencia de Pensiones, se calcula la tasa interna de retorno del proyecto.

El sistema está diseñado de manera que el fondo de pensiones se incrementa indefinidamente en el tiempo, es decir, que siempre los aportes de los afiliados y el fisco exceden con creces los pagos de beneficios.

Ello abona la metodología utilizada en el presente estudio, basada en evaluar los resultados del sistema a partir de sus flujos anuales en dinero efectivo.

Los resultados son los siguientes: Entre 1982 y diciembre del 2012, los afiliados y el fisco han aportado al sistema un total de 75,2 billones de pesos (5,8 billones el 2012), en dinero contante y sonante.

En ese período, los afiliados han aportado a las AFP un total de 55,5 billones de pesos (4,4 billones el 2012) en cotizaciones obligatorias y 2,5 billones (0,1 billones el 2012) en otros aportes netos, que incluyen cotizaciones voluntarias, los depósitos menos retiros de ahorro, indemnización, previsional voluntario, convenido, de afiliados voluntarios, y previsional voluntario convenido.

El fisco ha aportado 15,5 billones (1 billón el 2012) en bonos de reconocimiento y 1,3 billones (0,35 billones el 2012) en garantías estatales de pensiones mínimas (GEPM), bonos por hijo y otros subsidios monetarios directos, todos los cuales incrementan el valor de las pensiones
pagadas por las AFP y compañías de seguros.

Adicionalmente, a partir de la reforma del 2008, el Estado viene suplementando éstas con 0,4 billones (0,17 billones el 2012) en aportes previsionales solidarios (APS), los que se pagan conjuntamente con las pensiones AFP. Todo ello configura un aporte fiscal de 17,2 billones de pesos (1,4 billones el 2012) en dinero efectivo.

En el mismo período, los beneficios percibidos por los afiliados totalizan 23,3 billones (2,3 billones el 2012), los que incluyen 9,5 billones (0,9 billones el 2012) en beneficios pagados por las AFP y 13,4 billones (1,2 billones el 2012), pagados por las compañías de seguros, además de 0,4 billones (0,17 billones el 2012) en APS, los que complementan y pagan junto con las pensiones del sistema privatizado, pero no se incluye en los promedios informados por las AFP.

Los primeros incluyen las pensiones en modalidad de retiros programados y temporales, y los segundos las pensiones vitalicias y cubiertas por el seguro. Los beneficios pagados por las AFP incluyen 2,5 billones (0,04 billones el 2012), en herencias, cuotas mortuorias, excedentes
de libre disposición y otras.

El fondo final estimado por la SP al 31 de diciembre del 2012 era de 76,6 billones de pesos y el fondo inicial al 31 de diciembre de 1981 era de 0,2 billones de pesos.

Todo lo anterior arroja una revalorización neta del fondo de pensiones por 24,4 billones de pesos (1,7 billones el 2012).

Ésta se compone, por una parte, en una revalorización bruta de 44,2 billones (3,2 billones el 2012) en intereses de inversiones en bonos, ganancias de precio y dividendos accionarios y otras ganancias, descontada la inflación.

Por otra parte, las AFP y compañías de seguros se han apropiado de comisiones y primas netas por un valor de 19,7 billones de pesos (1,5 billones el 2012).

En efecto, de la revalorización bruta, las AFP descontaron 7,1 billones (0,5 billones el 2012) en comisiones de administración netas, es decir, descontado el seguro de invalidez y sobrevivencia.

Adicionalmente, las compañías de seguros se embolsaron primas netas anticipadas, es decir, primas traspasadas a estas empresas menos beneficios pagados por ellas, y otros excedentes, por 12,6 billones (0,9 billones el 2012).

La última cifra es la diferencia entre 16,8 billones (1,6 billones el 2012) que las AFP les han traspasado en primas de rentas vitalicias y 2,7 billones (0,4 billones el 2012) en primas de invalidez y sobrevivencia y 7 billones (0,5 billones el 2012) que las aseguradoras y otras entidades tenedoras de bonos de reconocimiento han liquidado a su vencimiento, menos las rentas vitalicias y cubiertas por el seguro pagadas por estas compañías y menos los aportes adicionales efectuados por las AFP a las cuentas individuales, financiados con seguro de invalidez y sobrevivencia (SIS).

Como se aprecia, dos tercios de la apropiación de recursos de los afiliados por parte de los administradores del sistema, lo representan los traspasos a Cías de seguros. Ello se debe principalmente a que las rentas vitalicias del sistema de pensiones constituyen un tipo de seguro muy peculiar, cuya prima total se paga al contado y por adelantado.

Los seguros normalmente operan al revés, es decir, los asegurados pagan primas pequeñas y el seguro es el que aporta la suma completa en caso de siniestro, la que financia con el flujo de primas del resto de los asegurados.

De continuar este sistema, las compañías de seguros continuarán embolsándose un importante flujo de primas anticipadas año tras año, el cual les permite pagar anualmente todas las pensiones vitalicias contratadas y les deja un enorme excedente. No hay garantía alguna que devuelvan este «depósito,» si entran en falencia, como ya ocurrió con Seguros Le Mans, del grupo Inverlink, que sencillamente se embolsó el dinero de las primas.

Por otra parte, todas las principales aseguradoras del mundo entraron en falencia durante la crisis en curso, debieron ser rescatadas por los respectivos gobiernos. Hoy día preocupa especialmente que una de las principales aseguradoras es CorpVida, que pertenece a un grupo que se encuentra en dificultades.

De este modo, el fondo de 216.762 millones de pesos existente a principios de 1982 (71,3 billones a principios del 2012), más los aportes de afiliados y fisco por 75,2 billones (5,8 billones el 2012), menos los beneficios por 23,3 billones (2,3 billones el 2012) y más la revalorización neta de 24,4 billones (1,7 billones el 2012), arroja el saldo final del fondo de 76,6 billones de pesos al 31 diciembre 2012.

Cabe señalar que, mientras los flujos de aportes, beneficios, comisiones y primas netas, constituyen flujos de dinero efectivo, concretos y medibles, los aportes brutos son estimados bajo el supuesto que el fondo se pudiese liquidar al valor que estima en cada momento la
Superintendencia de Pensiones.

Ello constituye un supuesto fuerte y ciertamente muy cambiante. Por ejemplo, en el curso del año 2008, el valor del fondo se redujo en un tercio desde su punto máximo en julio del 2007, para luego recuperarse parcialmente.

Sin embargo, desde diciembre del 2007 hasta diciembre del 2012, la revalorización neta del fondo ha sido negativa en nada menos que 2,5 billones de pesos, que equivalen aproximadamente a cinco mil millones de dólares. Es decir, la revalorización bruta del fondo en ese período no ha sido suficiente para cubrir las comisiones de administración y primas netas cobradas por los administradores, cuya gestión ha resultado muy onerosa.

Con las cifras precedentes, la rentabilidad de los aportes al sistema privatizado, medida como la tasa interna de retorno de los aportes netos a las AFP y compañías de seguros, resulta de 3,2% real anual, en promedio. Ello sin considerar el gasto fiscal en franquicias tributarias y planes de retiro.

Resulta impactante comprobar que el Estado ha aportado, en subsidios directos en dinero efectivo, casi tres cuartas partes (74 por ciento) del total de beneficios pagados por el sistema en su conjunto desde su creación. El 2012, dicha proporción fue de 60 por ciento. Estas cifras
no consideran el costo de las franquicias tributarias que gozan los sueldos elevados que ahorran en las AFP, los que suman otros 6,8 billones en el período, y que harían aumentar dicho aporte más aún.

Tampoco se consideran los planes de retiro para funcionarios públicos, académicos y otros grupos, originados en las bajas pensiones.

Los subsidios estatales alcanzan a todas las pensiones pagadas por el sistema de AFP. Los bonos de reconocimiento suplementan buena parte de todas las pensiones pagadas hasta el momento.

Por otro lado, un 52 por ciento de las pensiones pagadas en modalidad de retiro programado (RP) incluye GEPM, que sumplementan su valor promedio informado por las AFP. Adicionalmente, otro 27 por ciento de las beneficiarios de pensiones pagadas en esta modalidad, perciben APS. Es decir, un 79 por ciento de los pensionados en retiro programado recibe o GEMP o APS. Algo parecido ocurre con las  pensiones pagadas por compañías de seguros .

De este modo, si se terminara con el sistema y el Estado se hiciera cargo de todas los beneficios que paga el sistema, incluidas las pensiones vitalicias ­ las que ciertamente deberían continuar siendo pagadas por las aseguradoras que se quedaron con el fondo de sus afiliados ­, el fiscal costo neto anual sería de menos de un billón de pesos.

En efecto, el costo total de dichos beneficios el 2012 alcanzó a 2,3 billones de pesos y los subsidios del Estado sumaron ese año 1,4 billones. Por otra parte, le ingresarían al Estado las cotizaciones que hoy administran las AFP, las que ese año sumaron 4,4 billones de pesos, solo
considerando las obligatorias. Es decir, quedaría para el Estado un excedente anual neto de más de tres y medio billones de pesos anuales, equivalentes a unos siete mil millones de dólares por año.

Ello permitiría duplicar las pensiones que paga el sistema privatizado, de modo de equipararlas con las del antiguo sistema público para trayectorias laborales similares, quedando todavía un excedente de más de un billón de pesos anuales.

Todo ello sin aumentar las cotizaciones ni tocar el fondo de pensiones.

En suma, el sistema privado de pensiones puede representarse como un gran recipiente, integrado por las AFP y compañías de seguros relacionadas, al cual los afiliados y el fisco efectúan aportes en dinero efectivo y del cual los jubilados retiran pensiones.

La suma de dichos aportes triplica estos retiros, quedando un enorme excedente anual en dinero contante y sonante. ¡Sin embargo, en el recipiente no queda ni un solo peso!

Ello se debe tiene otra llave de salida, por la cual las AFP y compañías de seguros se han apropiado de una cantidad similar al total pagado en pensiones. ¡Más uno de cada tres pesos cotizados!

Además, el recipiente tiene el fondo perforado y por allí se escapa la mayor parte el dinero. El 80 por ciento va a parar a manos de los mayores grupos económicos que operan en el país, incluidos los propietarios de las AFP y aseguradoras, o es exportado a los mercados financieros internacionales. Una parte menor es prestada al Estado.

De este modo, en el recipiente solo quedan papeles: acciones o pagarés de empresas privadas y también algunos bonos del Estado.

Con sus gananciales prometidos, éstos conforman el fondo de pensiones, cuyo valor cambia día a día, según las veleidades de los mercados financieros internacionales. ¡En los últimos seis años ha dejado más pérdidas que ganancias!

El sistema está diseñado para continuar funcionando de este modo hasta el fin de los tiempos. ¡Dejando cuantiosos excedentes anuales en dinero contante y sonante, a beneficio de los administradores y grupos financieros!

Terminar hoy con el sistema de AFP, permitiría al Estado hacerse cargo de pagar todas pensiones, que el 2012 representaron dos billones de pesos, incluidas las que deben continuar pagando las compañías de seguros, puesto que se han apropiado del fondo completo de sus afiliados. Por otro lado se recuperarán las cotizaciones, que ese año sumaron 4,4 billones de pesos y todos los subsidios.

El saldo neto a favor del Estado será de 3,5 billones de pesos anuales. Ello permitirá duplicar las pensiones que hoy paga el sistema privado, para igualarlas a las que paga el sistema público para historias laborales similares. ¡Quedando todavía un excedente de 1,5 billones de pesos anuales!

La solución al problema de las bajas pensiones es sencilla. Consiste en cerrar el espiche por donde las AFP y compañías de seguros retiran sus comisiones y primas y, taponar el forado por el cual escapa el grueso del dinero hacia los grupos financieros.

De ese modo el dinero aportado al recipiente se puede utilizar íntegramente en para pagar pensiones. En eso consiste, precisamente, el sistema de reparto.

Descargue el resumen ejecutivo del estudio

Vea el estudio en la página de CENDA

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