El nuevo Índice Mensual de Ocupación Asalariada (IMOA-CENDA), que mide la proporción del número de cotizantes totales AFP sobre la población de 16 años y más de edad, es probablemente el indicador más preciso del empleo en el país, puesto que se basa en dos conjuntos de datos censales.
Puede complementar las cifras mensuales de ocupación y desempleo del Instituto Nacional de Estadísticas (INE), que se basan en encuestas sobre muestras relativamente pequeñas.
IMOA-CENDA entrega resultados interesantes (ver gráfico 1). Los asalariados medidos por los cotizantes totales AFP experimentaron un rápido crecimiento durante los años 1990 hasta alcanzar en septiembre de 1998 un máximo de 31,5 por ciento de la población de 16 y más años de edad. Ello sucedió a fines del gobierno de Frei y justo antes de precipitarse la crisis asiática, cuya severidad hizo caer fuertemente dicha proporción hasta 29,6 por ciento en agosto de 1999, nivel que había superado un lustro antes.
Resulta impresionante comprobar que en la estela de la crisis asiática y las turbulencias del estallido de la burbuja “puntocom”, la proporción del empleo asalariado en la población de 16 y más años de edad no se recuperó durante todo el gobierno de Lagos, superando su máximo anterior sólo en abril del 2006, a inicios del primer gobierno Bachelet.
En los tres años siguientes y a través de la crisis iniciada a mediados del 2007 en las economías desarrolladas, IMOA-CENDA crece sostenidamente hasta alcanzar un nuevo máximo de 35,7 por ciento en febrero del 2009, precisamente cuando aquella tocaba fondo. Ello que comprueba el carácter contradictorio del comportamiento de las economías basadas en recursos naturales como la chilena durante la crisis, y también la eficacia del fuerte estímulo fiscal ejecutado por el primer gobierno Bachelet y su ministro Velasco.
Tras un moderado retroceso hasta alcanzar 34,3 por ciento en abril del 2010, recién iniciado el gobierno Piñera, IMOA-CENDA ha continuado creciendo rápida y sostenidamente, aunque a tasas decrecientes, hasta alcanzar un récord histórico de 40,0% en noviembre del año 2015, última cifra disponible.
Lamentablemente, la trabajosa recuperación de las economías centrales ha generado turbulencias severas en las economías emergentes, que en Chile auguran nuevas caídas importantes en el empleo en los meses y años venideros.
IMOA-CENDA se calcula en base a cifras oficiales de población y cotizantes totales en las AFP, éstos desfasados en un mes puesto que representan la ocupación en el precedente. Como se sabe, la población por tramos de edad se calcula proyectando la información entre censos nacionales y en general es bastante confiable puesto sigue tendencias muy estables. Cuando se corrijan los serios problemas del último censo estas cifras podrán variar levemente pero no de modo significativo.
Las cotizaciones totales constituyen un censo mensual de los casi 10 millones de afiliados al sistema de AFP. Éstos representan la fuerza de trabajo chilena real y concreta, identificada con sus RUT, nombres y apellidos. En las cohortes de 30 a 50 años los afiliados AFP representan más del 90 y hasta el 98% de la población en edad activa. Sólo excluyen a los afiliados activos del antiguo sistema previsional y las cajas de la defensa, que representan un número muy pequeño en relación al total.
Los afiliados dependientes representaron el 97,3 por ciento de las cotizaciones totales en diciembre del 2015, proporción que no ha variado significativamente en más de una década. Por lo tanto, las cotizaciones totales constituyen la medición más precisas del empleo asalariado.
Los cotizantes AFP coinciden muy cercanamente con el número de trabajadores asalariados estimado por el INE. Las cotizaciones totales a diciembre 2015, que reflejan el empleo con un mes de desfase, alcanzaron a 5,55 millones de personas, mientras que ese mismo mes el INE estimaba los asalariados en 5,64 millones de personas, aparte de 0,31 millones de ocupados en servicio doméstico, en todos los casos las cifras expresadas como promedio de los 12 meses precedentes.
Cabe hacer notar que cada mes sólo cotiza poco más de la mitad de los afiliados totales en el sistema de AFP. El promedio móvil de 12 meses de cotizaciones totales mensuales en diciembre del 2015 alcanzó a 5,55 millones, lo que representa un 55,7% de los 9,96 millones afiliados activos ese mismo mes.
Sin embargo, la generalidad de las personas que cotizan cambian mes a mes, en la medida que son contratados y despedidos de empleos asalariados usualmente de corta duración. Sólo la décima parte cotiza regularmente, doce meses al año, mientras dos tercios cotizan un mes si y otro no, la mitad cotiza un mes si y dos no, y un tercio cotiza un mes si y cuatro meses no, en promedio.
De este modo, la abrumadora mayoría de los afiliados de ambos sexos presentan cotizaciones como asalariados en los últimos tres años, lo que significa que han encontrado un trabajo formal al menos una vez en ese período. Cuando son despedidos la mayoría trabaja por cuenta propia o a honorarios, y no cotizan. En el caso de las mujeres muchas dejan de buscar trabajo remunerado hasta contratarse una nueva temporada como asalariadas y por lo tanto casi un millón de afiliadas al sistema previsional aparecen como «inactivas» en las encuestas mensuales del INE. Por cierto, todos presentan períodos de desempleo en el intertanto.
Según las encuestas de ocupación del INE, que probablemente son bastante ajustadas a la realidad, la ocupación asalariada se estimaba en 5,64 millones en noviembre del 2015, como se ha mencionado, los que representaban poco menos de un 70 por ciento de la ocupación total, que ese mes se estimó en 8,07 millones de personas, proporción que ha variado muy poco en el último lustro (gráficos 2 y 3). Sin embargo, un par de décadas atrás los asalariados representaban dos tercios del empleo total estimado por el INE.
Aparte de los asalariados, el INE estimaba en ese total a 0,3 millones de personas ocupadas en empleo doméstico y poco menos de 1,8 millones de ocupados por cuenta propia y familiares no remunerados, además de 0,3 millones de empleadores, cifra que probablemente incluye asimismo a muchos pequeños empleadores que podrían clasificarse como trabajadores por cuenta propia (gráfico 3).
La abrumadora mayoría de los cotizantes están ocupados en empresas privadas que producen o comercian bienes y servicios que se venden en el mercado, y por lo tanto agregan el valor que es medido por el producto interno bruto (PIB).
Muchos de los ocupados por cuenta propia y familiares producen asimismo bienes y servicios que se venden en el mercado, y por lo tanto aportan también valor al PIB. Probablemente, ello compensa la parte de los cotizantes que no producen bienes y servicios que se venden en el mercado, como es el caso de las empleadas domésticas (que venden su fuerza de trabajo pero no facturan el servicio prestado como es el caso de las trabajadoras de empresas de aseo o preparación de alimentos), funcionarios civiles del Estado o empleados de servicios gratuitos como educación y salud pública, entre otros.
Al parecer ambos contingentes son de dimensiones similares y su número varía al unísono, puesto que el indicador mensuales de actividad económica interna, IMACEI-CENDA, ha comprobado una correlación asombrosa entre el número de cotizantes totales y el PIB el cual como se sabe, mide el valor agregado por el trabajo en la producción de bienes y servicios que se venden en el mercado.
IMOA-CENDA es un índice comparable con otros países, ajustando por los respectivos niveles de desarrollo. Por ejemplo, en Chile los asalariados medidos por los cotizantes totales representaron en noviembre del 2015 un nivel récord de 40,0 por ciento de la población de 16 años y más, mientras en los EE.UU. la cifra comparable (payroll) en el mismo periodo alcanzó a 56,7%, recuperada de su nivel mínimo de 54,9% durante la crisis, pero lejos todavía de su máximo histórico de 62% anterior a la misma.
En los EE.UU. los asalariados (non farm payroll) sumaron 140,1 millones de personas en noviembre del 2015, que representaron un 96 por ciento del empleo total (employed), que ese mes alcanzó a 149,4 millones de personas. Como es sabido, la proporción de trabajadores asalariados sube hasta acercarse a la ocupación total a medida que la urbanización de los países se va completando, tal como ha sucedido en los propios EE.UU. donde en 1948 representaban el 77 por ciento de la ocupación total. Del mismo modo, hacia mediados del presente siglo los asalariados en Chile representarán la casi totalidad de los ocupados (gráfico 4).
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