jueves, marzo 28, 2024
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Victor al Trasluz

¿Cuándo comenzó su vida, cuando comenzó su muerte? Si pudiéramos responder y auscultar en su infancia, en la oscuridad de nuestro conocimiento, nos encontraríamos que desde su niñez creció entre el barro y  la miseria de una mejora de inquilino en la provincia de Ñuble. Su padre pertenecía a esa clase, la campesina, explotada por la oligarquía terrateniente, mientras su madre hacia labores domésticas. La madre, Amanda Martínez (originaria del sur de Chile), además de dedicarse a las labores domésticas, tocaba la guitarra y cantaba.  Así comenzó su vida.

 

Así como herencia, Amanda le entregó el amor por las canciones populares, la guitarra y el canto, lo que lo llevó finalmente a su muerte trágica en el colectivo de prisioneros, durante el golpe de Estado, en el Estadio Chile en 1973, y que se trasmuta en su última composición “Somos Cinco Mil”. Así comenzó su muerte

“Luchín” es así, el canto de un largo viaje, desde la pobreza de un niño, junto al caballo, que  vivió en el fundo de los  patrones de su padre y en las barriadas de Santiago.

Víctor Jara nació el 28 de septiembre de 1932. Su lugar de nacimiento es controvertido. Algunas fuentes señalan que nació en San Ignacio, que formaba parte del entonces departamento de Bulnes.

En cambio otras fuentes señalan el pueblo de Quiriquina, cercano a lo’ barrio del brayatan y el maikol, de Chillán Viejo. En ambos casos, habría nacido dentro de la que hoy se conoce como provincia de Ñuble, en la región del Biobío.

Luego, de pequeño, se habría trasladado con su familia a Lonquén, caserío de la Isla de Maipo en la Provincia de Talagante. Allí creció junto a los campesinos del poblado.

NUESTRO CONOCIMIENTO

Nuestro conocimiento de Víctor se remonta a los años 60 cuando, por su vocación impulsada por su madre, se integra al Conjunto Folklórico “Cuncumen” que funcionaba en un galpón que ofrecía la Embajada China, en calle Huérfanos. Allí logramos un primer conocimiento de sus actividades artísticas,  ya se había titulado de Director Teatral en la Escuela del Teatro Experimental de la U. de Chile, del cual era profesor.  

Por esos años y por alguna razón estuvimos juntos en casa del actor Rubén Sotoconil, fundador del Teatro Experimental y de quien fue su alumno, en donde pudimos apreciar sus condiciones de guitarrista y autor.

Llegada de la década del turbulento y promisorio año 70, fue el máximo impulsor de la Canción Nueva, de múltiples contenidos de protesta. Naturalmente su militancia comunista lo impulsaba por entonces a participar, entre otros conjuntos, en el “Quilapayun” a los que dirigió.

En esa época, motivado por la Unidad Popular participa de su campaña y el triunfo del Presidente Allende. Una vez instalado el Gobierno Popular. Víctor asumió un rol preponderante en el desarrollo cultural y político del país. Se le otorgó el cargo de embajador cultural del gobierno de la Unidad Popular, que desempeñó desde 1971 hasta su muerte.

En alguna  ocasión con motivo de sus múltiples giras por Latino América, Europa y el país, llegó a Arica en donde lo recibimos  en nuestra casa. Nuestra presencia en esa ciudad limítrofe fue producto del impulso de crecimiento de la Universidad Técnica del Estado, liderado por el Rector, Enrique Kirberg B., quien nos había designado como un “adelantado” para la fundación de Institutos Tecnológicos y de Nivelación, para ampliar las posibilidades de estudio y trabajo de los jóvenes y militares de esa ciudad.

Aprendimos de Victor, en una crítica fraterna, su condición de identificación, de apertura y humanismo con el sector popular.

REGRESO A SANTIAGO Y EL CRIMEN

Una vez trasladado a Santiago, poco antes del golpe de Estado, nos incorporamos a la Casa Central de la Universidad Técnica del Estado, a la Coordinación Nacional de los Institutos Tecnológicos.

Por entonces Víctor trabajaba en la Universidad, si mal no recuerdo, como Encargado Cultural de la Universidad. Fue en esa condición en que nos encontrábamos el 11 de Septiembre de 1973. Víctor estaba asentado en el local de la Escuela de Artes y Oficios, aneja a la casa Central.

La noche del 11 al 12,  durante toda la jornada fuimos ametrallados desde los techos de la antigua Escuela Normal de Hombres, de calle Ecuador, por tropas de carabineros. En medio de esas ráfagas cayó herido y murió posteriormente un muchacho fotógrafo, que yo y muchos, conocíamos como “El Salvaje” desde los años de la escuela de Bellas Artes de la U. de Chile.

¡Allí la primera muerte!

Posterior al asalto y allanamiento de la Universidad, por parte del Regimiento Arica de la Serena, con ametrallamiento y cañoneo de la Casa Central el día 12 de septiembre, se nos juntó a todos los prisioneros, después de brutales golpizas, en un patio de la Escuela de Artes y Oficios en donde pude observar a Víctor con las manos en la nuca, al igual  que el resto de los allí estábamos.

De este lugar se nos condujo en micros de la locomoción pública al Estadio Chile. Entramos por la puerta lateral de Unión Latino Americana. Al ingresar pudimos ver en el suelo, con las manos en la nuca al compañero Litre Quiroga, que posteriormente también sería asesinado junto a Víctor.  

Hay imágenes que se me repiten del Estadio Chile, a donde nos llevaron a los 600 profesores y funcionarios, desde el frontis de la Universidad Técnica del Estado, después del ametrallamiento y cañoneo de su Casa Central, el día 12 de Septiembre de 1973, que mantenía un gran  telón que decía “No al fascismo, no a la guerra civil”.

Allí debía cantar la mañana del 11 con la presencia del Presidente Allende.

La imagen, que se me repite en sueños y pesadillas es la de Víctor Jara, a quien conocía desde la década del 60, por razones familiares, y porque había estado en mi casa en Arica en 1972 en giras artísticas durante el Gobierno Popular.

Tal vez la noche del 12 al 13  o la madrugada del 14, habíamos perdido la noción del tiempo, como las 4 o 5 de la mañana soy sacado violentamente de las aposentadurías en las que nos tenían confinados.

Me llevan al pasillo oriente del estadio donde me colocan, para golpearme contra la pared, inclinado, con las piernas y brazos abiertos, logro captar por debajo de mi brazo izquierdo al Dr. Bartulin sentado en suelo, y al mirar por el lado derecho, bajo mi otro brazo, diviso a unos tres metros a Víctor, sentado en el suelo, rodeado de militares con boinas color amaranto (Ingenieros y entre ellos el coronel Souper, me parece) que lo provocaban lanzándole patadas y señalando que era un maricón, entre otros insultos.

Lo miro y el me responde con esa mirada de “no te conozco” para no comprometerme. Pasaron algunas horas, en que yo perdí la conciencia  del tiempo, en que al parecer se llevaron a Víctor hacia su muerte.

¡Se presenta la muerte en toda su dimensión!

El día 16 de Septiembre nos trasladan a todos los prisioneros al Estadio Nacional dejando a Víctor Lidio Jara Martínez, y a otros prisioneros en el Estadio Chile. Allí se produjo el desenlace fatal cuando se llevan a Víctor a los subterráneos del Estadio Chile, después de continuas torturas, golpes e interrogatorios anteriores.

Se le interroga, con todo tipo de groserías por parte de un oficial de nombre Pedro Barrientos Núñez, quien lo somete a una suerte de “ruleta rusa” y en esa situación le descerraja un tiro en la cabeza.

Posteriormente este oficial, junto a otros oficiales, participantes del interrogatorio, le ordenan a un conscripto que lo ametralle con su fusil SIK, quien lo impacta con cuarenta y cuatro tiros en el cuerpo y las piernas. Lo mismo ocurrió con nuestro compañero Littreé Abraham Quiroga Carvajal, a quien se le contaron en su cuerpo 23 disparos y que, en un designio trágico, sus cadáveres son hermanados en un sitio eriazo al sur del Cementerio Metropolitano, cercano a la línea férrea, en donde se los encuentra y son remitidos a la morgue de Santiago.

La historia de la identificación por parte de un funcionario del Registro Civil, en la Morgue, y la entrega de la infausta noticia a Joan Turner su esposa, ha sido conocida como parte de su martirologio.                                
                  
Después de 42 años de acuciosa investigación el Ministro en Visita de la Corte de Apelaciones de Santiago, Miguel Vásquez, cerró la etapa de sumario en la investigación que sustancia por los homicidios calificados del cantautor Víctor Jara Martínez y del ex director de Gendarmería Littrée Quiroga Carvajal.

Con esta resolución del ministro de fuero, dictada el 5 de marzo recién pasado, concluye la etapa investigativa del proceso por ambos asesinatos, ocurridos en septiembre de 1973, con doce inculpados, todos del Ejército.

Actualmente, se encuentra procesados en la causa, las siguientes doce reos:

-José Adolfo Paredes Márquez;
-Pedro Pablo Barrientos Núñez;
-Hugo Hernán Sánchez Marmonti;
-Raúl Aníbal Jofré González;
-Edwin Armando Roger Dimter Bianchi;
-Nelson Edgardo Haase Mazzei;
-Jorge Eduardo Smith Gumucio;
-Ernesto Luis Bethke Wulf;
-Juan Jara Quintana;
-Rolando Humberto Melo Silva;
-Hernán Chacón Soto, y
-Patricio Vásquez Donoso.

En el proceso, se encuentra pendiente la solicitud de extradición de Pedro Barrientos Núñez a la Justicia Norteamericana.

EL ARTISTA Y CREADOR.

No podríamos dejar de mencionar  un resumen de parte de su vida artística y su relación con Violeta Parra, de quien fue alumno dilecto. En 1960 recibió el título de director teatral y pasó a formar parte del directorio del Instituto del Teatro de dicha casa de estudios. Dirigió varias obras de teatro y obtuvo el Premio Laurel de Oro como mejor director del año.

En 1967 fue invitado a Gran Bretaña, donde recibió otro premio por su dirección teatral. Estando allí compuso una de sus canciones más conocidas, Te recuerdo Amanda, dedicada a sus padres Amanda y Manuel.
                
En 1968 pasó a ser el director artístico del conjunto de música popular Quilapayún. En 1967 publicó su primer álbum musical, titulado Víctor Jara. Su segundo álbum, Pongo en tus manos abiertas (1969), coincidió con el respaldo que prestó a la candidatura de la Unidad Popular de Salvador Allende como militante de las Juventudes Comunistas.

En 1970 publicó Canto libre, El derecho de vivir en paz y La población, creaciones de gran belleza y fuerza poética que lo convirtieron en uno de los máximos exponentes del resurgimiento y la innovación de la canción popular en Latinoamérica.

Sus canciones trataban sobre su pueblo y sus problemas, en la línea de los cantautores de la época; con todo, su éxito internacional las llevó más allá de su Chile natal para ser cantadas en cualquier manifestación progresista o concentración universitaria de otros tantos países, particularmente en la España de la transición.

Fuertemente comprometido con su entorno político, su compromiso acabó costándole la vida. Tras el golpe de estado del general traidor, Pinochet, acaecido el 11 de septiembre de 1973, se encerró con otros universitarios en la Universidad Técnica del Estado, en Santiago, para mostrar su repudio y voluntad de resistir; sin embargo, el ejército allanó pronto las instalaciones y llevó prisionero a Jara al Estadio Nacional de Santiago de Chile, donde fue brutalmente torturado y asesinado el 16 de septiembre.

(*) Profesor

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