En un contexto como el actual, con todos los problemas que acarrearon los datos del Censo 2012, medición que permite hacer el análisis estadístico más profundo de la sociedad chilena, es relevante tomar distancia de esta medición y centrarse en investigaciones que, aunque no sean tan cercanas ni contextualizadas, sí brindan la representatividad y los estándares que un estudio cuantitativo serio requiere para ser válido.
Esta decisión debiese, bajo el punto de vista del autor de este artículo, ser tomada seriamente si se quiere hacer cualquier clase de aproximación estadística a la sociedad chilena, ya que la tergiversación de los datos del Censo 2012 y su uso para ejemplificar cualquier punto, no es representativa de la realidad social de los chilenos.
Dicho esto, y a partir de la encuesta de hogares del Banco Central 2009, se realizó una exploración estadística para identificar algunos factores de la deuda mensual presente en los hogares chilenos. Dentro de estos elementos de la deuda de los hogares se pretende hacer un análisis a partir del ingreso y el gasto mensual en la región metropolitana, la que es representativa de los datos estadísticos de la encuesta.
Una pregunta: ¿Es la deuda condición de la inserción de los hogares chilenos de la Región Metropolitana en la economía nacional?
La encuesta tiene como criterio de estratificación de la muestra la división de la misma en tres grupos: los deciles del 1 al 5 (en términos simples desde la clase baja a la media-baja); los deciles 6 al 8 (clase media a media alta); y los deciles 9 y 10 (la clase alta). De aquí en adelante se tratará a los deciles del 1 al 5 como clase media-baja; a los del 6 al 8 como clase media-alta; y a los 9 y 10 como clase alta.
Se observa en estos datos iniciales que la deuda crece con la cantidad de poder adquisitivo y mientras se avanza en la escala social. Hacer aseveraciones sobre el porqué de este fenómeno y sus razones, hasta el momento puede ser muy apresurado.
Por esta razón, se indagó en los distintos elementos que caracterizan a la deuda financiera de los hogares de la región metropolitana según esta encuesta, para así tener un panorama que permita realizar observaciones más claras.
Con deuda financiera, nos referimos a deudas por conceptos que involucren transacciones de crédito y eventualmente préstamos que haría un banco o institución de crédito a personas de los distintos grupos socioeconómicos, caracterizados en hogares (la unidad de estudio es el hogar, en el cual se suman todas las deudas, gastos o ingresos de sus integrantes).
Se obtuvo en la exploración de los datos de la encuesta 2009 del Banco Central que el 74,3 % de los hogares de la clase media-baja de la región Metropolitana están endeudados en al menos uno de los conceptos que establece la encuesta como deuda financiera (esto es: pagos a créditos automotrices mensuales; pagos a créditos de consumo mensuales; pagos a créditos educacionales mensuales; pagos por dividendos mensuales; pagos a créditos sociales mensuales; pagos a créditos de consumo bancarios mensuales; pagos a líneas y tarjetas de crédito mensuales; y pagos mensuales a casas comerciales).
Como promedio, la deuda financiera de estos hogares asciende aproximadamente a los 260.000 pesos, lo que dentro de la deuda total mensual de estos hogares no es una proporción menor, ya que representa casi un cuarto de la deuda total (que asciende a 1.195.410 pesos y que incluye todos los conceptos por el que se endeuda un hogar al mes).
Por otro lado, un 54% de las deudas financieras de los hogares de la clase media-baja están vinculados a casas comerciales; un 22,2 % están relacionados con pagos de tarjetas de crédito y líneas de crédito; y un 16,1 % de estos hogares se endeuda en concepto de pagos a créditos de consumo de bancos. Así se deja entrever que este segmento socioeconómico se vincula con la deuda desde una perspectiva de necesidad básica.
Las casas comerciales son las dueñas de la mayoría de los negocios en los que el hogar se abastece de bienes de primera necesidad (comestibles, ropa); y reconociendo que este segmento utiliza muy a menudo las líneas de crédito y tarjetas para el mismo fin, que es abastecer el hogar; se podría confirmar que la relación de la clase media-baja con la deuda (incluyendo la clase baja) se desarrolla desde una perspectiva de satisfacer necesidades básicas del hogar y sus integrantes.
Por otro lado, en la clase media-alta (incluyendo a la clase alta),un 71,3 % de estos hogares están endeudados en alguno de los conceptos financieros mencionados en el apartado de más arriba. La deuda financiera, en promedio, asciende a 226.000 pesos, lo que es casi un décimo de la deuda total mensual de estos hogares.
De este segmento se podría decir que tienen la capacidad y la liquidez monetaria para sustentar deudas que les permitan tener mayor libertad en relación al destino del gasto de su dinero, siendo la deuda financiera el gasto más importante, ya sean dividendos o pagos a casas comerciales de manera mensual.
Esto les permite, a estos hogares, relacionarse con la deuda ya no desde la perspectiva del abastecimiento y la satisfacción de necesidades básicas, sino desde la perspectiva del mejoramiento de las condiciones económicas actuales en que viven los integrantes del hogar. El solo hecho de que el ingreso total del hogar sea mayor al gasto mensual, permite que la deuda no sea enfocada en resolver problemas.
En cuanto a la clase alta, se podría decir que en la exploración de los datos podemos observar que más de la mitad de los hogares están endeudados en alguno de los conceptos de deuda financiera establecidos por la encuesta (un 65,2 %).
Así podríamos a pensar que por el poder adquisitivo de la clase alta la deuda es menor en estos tipos de endeudamiento, y más aún si se trata del crédito de diversos tipos, ya que con el ingreso de estos hogares, según un prejuicio inicial, se podría cubrir todos los gastos del hogar.
Sin embargo el escenario es otro: la cantidad de hogares con deuda financiera en la clase alta es solo un 10 % menor que el conjunto de hogares de la clase media-baja en esta situación (65,2 % de hogares endeudados en la clase alta contra un 74,3 % en la clase media-baja).
Otro aspecto relevante en el análisis de este segmento socioeconómico, es que tienen la capacidad de endeudarse potentemente en ciertos conceptos, como los de crédito automotriz (en promedio los hogares de este segmento son capaces de desembolsar 500.000 pesos al mes), y los de dividendos mensuales (que ascienden a los 300.000 pesos en promedio).
Este segmento no se aproxima ni se relaciona con la deuda desde un punto de vista de la satisfacción de necesidades básicas, ni tampoco desde el punto de vista del mejoramiento de las condiciones materiales/económicas del hogar.
Este segmento lo hace desde la perspectiva del mantenimiento de un nivel de vida que es costoso, caro, y que finalmente requiere de un nivel de endeudamiento que es 8 veces superior a la deuda mensual total de los hogares de clase media-baja (9.838.906 pesos de deuda mensual total promedio para la clase alta; contra 1.194.410 pesos de deuda mensual promedio para la clase media-baja).
Todos estos antecedentes nos van esclareciendo un panorama no muy alentador: la deuda está presente en todos los segmentos sociales, independiente de su nivel de ingresos, status, distinción u origen; y no solo eso, las capas más acomodadas de la sociedad son las que se endeudan por sumas que superan varias veces la deuda de las clases bajas o medias.
La cantidad de hogares que permanecen endeudados y que desembolsan dinero mensualmente por algún concepto de deuda financiera es muy similar en todos los estratos socioeconómicos, lo que comprueba que la sociedad en la que vivimos ha naturalizado la deuda, al nivel de hacerla un elemento necesario para la subsistencia (en el caso de las clases medias-bajas), o el mantener un nivel de status (en el caso de la clase alta).
Esto nos va acercando a la noción de que para jugar el juego social de la inserción económica de los hogares a la economía del modelo actual, es casi necesaria la deuda como concepto, y también el endeudamiento como práctica para mantenerse en interacción social desde el hogar con la economía.
Ya sea desde la perspectiva de que la deuda mensual de las clases de menos ingresos es casi 4 veces más que su ingreso total como hogar; o desde la perspectiva que la deuda total final de los hogares de la clase más acomodada es8 veces la deuda total de los hogares de menores ingresos, el concepto de deuda se hace relevante como una condición de la participación económica de los hogares en la economía del país y del modelo económico. Al menos como perspectiva y postura de análisis, esta noción se hace relevante para evaluar cómo la economía genera la dependencia a la deuda como elemento que moviliza a la misma.
Incluso se podría llegar a radicalizar este análisis, llegando a aseverar que el status y la posición que los chilenos pueden tener en la sociedad chilena actual, depende directamente de la cantidad de deuda que este hogar o individuo pueda sostener y soportar, ya que esté donde esté en el escalafón social tendrá que lidiar con ella, y que mientras más alto se mueva en dicha escala social, se le exigirá desde diversas aristas de la sociedad que sea capaz de tolerar, mantener y sustentar un nivel considerable de deuda.
Tomando esto en consideración, argumento que la deuda por sí sola es una condición de condena para cualquier ser humano en el orden social al que permanecemos.
El “deudor”, el “moroso”, siempre serán vistos como seres humanos potencialmente (sin aún serlo) desviados, en un sistema económico y legal como el que hay en nuestro país (y en general en la sociedad global en la que vivimos). La deuda lleva a la deuda, y en ese juego al parecer, caería la totalidad de la sociedad chilena, sin quedar ninguno inmune al largo alcance de su brazo, el que además etiqueta a los individuos de una sociedad como “deudores” en un sistema financiero que cierra puertas y posibilidades a los individuos cuando esta condición se hace evidente, y cuando la deuda es “matemáticamente” insostenible.
Sumémosle a esto el hecho de que hay todo un mercado generado y publicitado para la mantención de la deuda (en el tiempo y en nuestras cuentas bancarias), y el resultado es la situación actual: para la inserción de un hogar chileno de la región metropolitana en la economía nacional es necesario, consiente o inconscientemente para los sostenedores del hogar (o de la familia), quedar bajo algún precepto como “morosos”, y si bien no se nos fuerza a esta situación, sí se promociona, fomenta y difunde activamente la deuda, camuflada entre comerciales creativos y bondadosas etiquetas como “créditos”, y “alzas en el consumo nacional”.
Esto no ocurre así con el ahorro, el que no se fomenta con tanta vehemencia, y al que se delega su fomento a la educación en general.
(*) Sociólogo
Fuente: La Pala
Anexos
Para complementar el análisis, dejamos con ustedes el documental griego Deudocracia(debtocracy, 2011), que trata sobre la crisis financiera global iniciada en 2008, la crisis económica de Grecia de 2010, el contexto europeo de la crisis del euro en 2010, los antecedentes en otros países y las posibles soluciones que podrían resolver el problema que no están siendo consideradas por el gobierno del país griego y estarían radicalmente alejadas de las medidas impuestas por la Comunidad Económica Europea, el Fondo Monetario Internacional y el Banco Central Europeo.