La Comisión Europea para las migraciones no ha logrado que los Estados miembros tengan una propuesta conjunta que aborde, de manera integral, el fenómeno de la inmigración hacia los países de la Unión Europea. Los observadores adjudican esta falta de decisión a la dificultad de las naciones para tratar el problema sin prejuicios y sin los costos políticos que conlleva.
Pero ahora, desde Bruselas, donde radica la Comisión, se ha dado a conocer el programa para 2015, el que se basa en dos puntos de acuerdo básicos: abrir la puerta de la UE a la inmigración calificada y estrechar la cooperación con los países desde donde vienen la mayoría de los inmigrantes y que generalmente son naciones de desarrollo deficiente, para que desinsentiven la salida de personas.
Hay sectores que se oponen a regular las migraciones porque están concientes de que sus economías requieren de extranjeros para cubrir muchos puestos de trabajo. Aunque reconocen que el tráfico de personas y las entradas irregulares a sus países genera problemas, temen que un exceso de regulación les impida contar con trabajadores que hoy, son mano de obra barata.
Pero quienes trabajan en la propuesta sobre migraciones, creen que hay que exigir calificación, es decir, que sólo se deje entrar y otorgar la tarjeta azul (que autoriza a trabajar en cualquier país de la UE) a profesionales calificados.
«Queremos ser un destino mas atractivo para el talento», afirman en la Comisión.
Alemania, Francia e Inglaterra , paises que hasta el siglo pasado mantuvieron colonias en Africa, Asia y América, imponiendo la presencia de sus ciudadanos, se niegan hoy a recibir inmigrantes provenientes de los territorios que ayer explotaron.
