viernes, noviembre 22, 2024
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Estudio Demuestra que la Negociación Ramal Mejora la Productividad

Un estudio de la Fundación SOL rebate el argumento neoliberal muy en boga a la cuadra actual del trámite parlamentario de la reforma laboral, amplificado convenientemente por la jauría mediática, en el sentido de que la negociación ramal afectaría la producción y la economía. A la inversa, demuestra que las relaciones de producción con menos tasas de explotación tienden a mejorar la productividad de la economía.

 

Estudio: el cuco de la negociación por ramas y su efecto comparado en otras economías

por Claudia Urquieta Ch.

Un nuevo avance en su tramitación, alcanzó este miércoles una de las reformas emblemáticas del Gobierno de Michelle Bachelet, cuando la Comisión de Trabajo del Senado aprobó en general la idea de legislar la Reforma Laboral. Ahora la iniciativa deberá ser ratificada en general en Sala, para luego recibir indicaciones.

Según fuentes ligadas a la Nueva Mayoría, y pese a que en el cónclave gubernamental realizado el lunes pasado “no hubo señales de morigerar la reforma”, el mayor temor entre los parlamentarios oficialistas en torno a que se termine cediendo en aspectos importantes durante su tramitación en la Cámara Alta, apuntan hacia el propio Gobierno. Especialmente a la cartera de Hacienda, liderada por Rodrigo Valdés, que el mismo miércoles señalaba que, si bien esta es una reforma importante, “no veo la misma disposición para buscar equilibrios en otros temas. Queremos un derecho a huelga efectivo, pero tenemos que cautelar siempre que ese derecho a huelga sea proporcional con los efectos que tiene en otros sectores, entre ellos las empresas”.

En todo caso, un punto que ya está absolutamente fuera de discusión y que no será parte de esta reforma, es la negociación ramal. Así lo admiten varios parlamentarios que, pese a estar de acuerdo en la necesidad de que esta sea considerada, descartan de plano que haya piso para incluirla. De hecho, ni siquiera estuvo incorporada en la propuesta original enviada por el Ejecutivo en diciembre pasado.

Los motivos entregados para no incluir el tema partieron bajo el argumento de que era inconstitucional, justificación que fue perdiendo fuerza. Pero quien le puso la lápida definitiva a este tipo de negociación fue el líder de Hacienda, que a mediados de junio y a poco más de un mes de haber asumido la cartera, señalaba que “Chile aún no está preparado para la negociación por rama”.

Lo cierto es que la negociación por rama es una idea que históricamente ha sacado ronchas en el mundo empresarial –mirada compartida desde la Alianza y algunos sectores de la Nueva Mayoría– pese a que en Chile, hasta antes del Plan Laboral de 1979 de José Piñera, la ley establecía la posibilidad de este tipo de negociaciones. Luego de esto, hace ya 36 años, esta opción desapareció del país.

La investigación “Negociación Colectiva por Sector Económico: Productividad, empleo y Desigualdad. Un análisis Comparado”, realizada por el economista Gonzalo Durán, señala  que la “evidencia comparada muestra que en aquellos países donde existen sistemas de negociación colectiva por rama de actividad económica, no es posible colegir incompatibilidad con elevados estándares económicos”.

Productividad laboral y negociación ramal

El documento, explica que “la negociación colectiva más allá de la empresa es aquella en la cual concurren organizaciones superiores de trabajadores y de empleadores –en ambos casos, federaciones y/o confederaciones– y se negocian condiciones comunes para todo un sector o rama de actividad económica, un territorio o zona geográfica y un oficio o especialidad ocupacional entre otras opciones. Uno de los mecanismos más utilizados es la negociación sectorial. En Latinoamérica, países como Uruguay, Brasil y Argentina son casos donde este sistema se encuentra extendido”.

En la práctica, detalla el estudio, la mayoría de las experiencias de negociación colectiva sectorial operan sobre sistemas donde coexisten distintos niveles: nacional, sectorial y empresa.

“La coexistencia más típica es el ámbito del sector junto al ámbito de la empresa. Es decir, la negociación colectiva por rama no necesariamente reemplaza a la negociación colectiva por empresa. De hecho, en la mayoría de las experiencias documentadas, no hay reemplazo de un tipo de negociación por el otro”.

Esto es clave, “ya que uno de los argumentos de quienes se oponen a la negociación por rama, es que una va a reemplazar a la otra, pero nunca lo plantean como que es posible la coexistencia de ambas formas de negociación. Y eso no es cierto”, explica Durán.

La principal pregunta que plantea el documento, es ¿Hay evidencia de incompatibilidad entre la negociación colectiva por rama e indicadores económicos robustos? Para responder, se hizo una revisión de tres indicadores clásicos: productividad laboral, tasa de ocupación y desigualdad.

El texto concluye que “de los 16 países con mayor productividad laboral de la OCDE –Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos– en 2014, en todos ellos concurre en algún grado la negociación colectiva por rama de actividad económica, ya sea como nivel predominante o, bien, como un nivel presente sin ser el dominante. Además, no hay evidencia dentro de estos 16 países de alta productividad, donde exista la negociación sectorial de forma aislada”.

Estos 16 países, entre los que se encuentra Alemania, Holanda, Bélgica, Noruega, Francia, Estados Unidos, Reino Unido y Francia, “presentan una evolución de la productividad laboral en el sentido ascendente. Así pues, existe evidencia de a lo menos 45 años donde coexisten sistemas de negociación colectiva por rama de actividad económica con incrementos relevantes en productividad laboral. Si bien, una simple correlación de dos variables no significa necesariamente relaciones causa-efecto, cuestión que en todo caso sí podría ser y requiere demostrarse, la evidencia inicial que arrojan las bases de datos de la OCDE sugieren que no existe incompatibilidad entre la presencia de sistemas centralizados de negociación colectiva –rama de actividad económica incluida– y elevados niveles de productividad laboral”.

Por otra parte, de los 7 países más productivos de la OCDE, en 6 predomina la negociación colectiva por rama o una de nivel superior, detalla el estudio.

El informe señala que “un examen sobre los 13 países OECD con tasas de ocupación laboral sobre 70% –las más altas del mundo–, indica que en 11 de ellos, existe negociación colectiva por rama de actividad económica. Al igual que en el caso de la productividad, es interesante constatar que, un elevado nivel de empleabilidad no es incompatible con un sistema de negociación colectiva ramal».

Y agrega: «Además, al revisar los últimos 45 años se observa un crecimiento sostenido en la productividad de estos países y que todos ellos, excepto Holanda, comienzan en 1970 con tasas sobre el 60% y después de más de cuatro décadas con presencia activa de sistemas de negociación por rama, la proporción de ocupados sobre aquellas personas en edad de trabajar en general sube  y se mantiene sobre el 70 %”.

En cuanto a la desigualdad, los datos muestran que “los países más igualitarios del mundo, tienen esquemas donde está presente la negociación colectiva por rama. En todos los países con menor desigualdad de ingresos de la OCDE existe negociación por rama”.

Al inspeccionar los datos de desigualdad en perspectiva histórica, “es posible observar que en los 15 países más igualitarios de la OCDE, todos ellos con sistemas donde la negociación por rama está presente, y entre los que se cuentan Austria, Bélgica, Dinamarca, Finlandia y Alemania, se ha mantenido una redistribución relativamente estable. (…)
Además, en relación a la desigualdad de mercado, es decir sin considerar los impuestos y transferencias, los 15 países antes mencionados, constituyen también parte de los países al tope del ranking. A propósito de lo anterior, se han documentado experiencias que prueban causalidad.

En Israel, en Canadá, en Estados Unidos y en Alemania, existen estudios que sí demuestran una relación causa-efecto, entre desindicalización y mayor desigualdad. Por lo tanto, los países con mayor actividad sindical son los que tienen menor desigualdad en sus ingresos”.

Al alero de estos datos, el informe de la Fundación Sol concluye que “la negociación colectiva por rama de actividad económica debe analizarse en el plano de lo económico y de lo político. En este último aspecto, la organización de las relaciones de trabajo en función a negociaciones colectivas de alta cobertura, que abarcan a la mayoría de los trabajadores, también tienen relación con la  estructura política y social de un país”.

Fuente: El Mostrador

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