martes, abril 23, 2024
InicioCoyunturaPapeles de Coyuntura y Tendencia Documento Nº 15: ¿Pandemia o Rebelión Social?

Papeles de Coyuntura y Tendencia Documento Nº 15: ¿Pandemia o Rebelión Social?

Papeles de Coyuntura y Tendencia

¿PANDEMIA VERSUS REBELIÓN SOCIAL?

Documento Nº 15

Abril 2020

Pandemia, crisis y decadencia de Estados Unidos

Todos los pronósticos serios coinciden en que aún no hemos llegado al peak de la pandemia mundial, y que ésta continuará aumentando. Por cierto, ello incluye a Chile, donde son muchas las variables que atentan contra una información veraz y fidedigna acerca de la epidemia de coronavirus, entre ellas el falseamiento, ocultamiento y manipulación de datos y estadísticas por parte del gobierno. Al respecto, léase el análisis de Francisco Herreros “Triple crisis sanitaria, económica y social: Piñera se juega al todo o nada”, Red Digital.

Al mismo tiempo, análisis de distinto signo concluyen que el predominio en buena parte del mundo del sistema capitalista transnacional o neoliberalismo, que entre otras cosas ha desmantelado y debilitado la salud pública, es la causa principal del agravamiento de la crisis sanitaria.

Se suma la crisis económica mundial, agudizada por la pandemia, que el FMI ha anunciado que será tan grave o peor que la del 29, lo cual ya está quedando de manifiesto. Esta crisis, que es acumulativa y se arrastra desde hace años, nos enfrenta a un capitalismo decadente y agonizante, cuyos componentes fundamentales son “el parasitismo financiero y consumista, una militarización desestructurante y donde la dinámica tecnológica está en el centro de una depredación sin precedentes de los recursos naturales”. (1)

Son muchas las voces que afirman que la crisis revela que estamos en un mundo post estadounidense, aludiendo al quiebre del hegemonismo de Estados Unidos en la escena mundial. El senador ruso Alexei Pushkov, al igual que otros analistas y políticos de distinto signo, constata que la caída de la hegemonía de EEUU en el ámbito global es irreversible, y será reemplazada por el triángulo Rusia, China y Estados Unidos (Sputnik, 13 abril).

Pushkov argumenta que, en medio de la pandemia, Washington ni si- quiera ayuda a sus aliados más cercanos de la OTAN, lo cual tendrá un impacto negativo en sus relaciones con los europeos; pero además ni si- quiera es capaz de hacer frente a la epidemia en su propio país, donde se cuentan 759.569 personas infectadas de CIVD-19 y 40.776 decesos (20 abril), a pesar de sus enormes recursos financieros y su nivel de desarrollo de la medicina. Se desnuda como una potencia extremadamente egoísta en la lucha contra el coronavirus, pues acaba de suspender su aporte financiero a la Organización Mundial de la Salud en medio de la situación de emergencia sanitaria mundial, y no renuncia a su política de sanciones y bloqueos en Irán, Cuba y Venezuela. Mientras tanto China, Rusia y Cuba encabezan la ayuda a otros países.

El senador concluye que “EEUU ya ha perdido la posición de única superpotencia: China obviamente reclama el liderazgo, Rusia ha restaurado su potencial militar y política, y varias potencias regionales actúan como consideran necesario: Turquía, Irán y la India. Los estadounidenses no pueden lograr sus objetivos ni en Venezuela, ni en Siria. Incluso en Irak, el Parlamento votó a favor de la retirada de las tropas estadounidenses del país”. Sin embargo, la caída total de la hegemonía estadounidense no es un proceso rápido, agrega. “Creo que los cambios clave asociados a la caída de la hegemonía de EEUU tendrán lugar en los próximos 10 años”.

Por su parte, el sociólogo brasileño Emir Sader dice que nunca Estados Unidos ha estado tan aislado en el mundo, y su destino tan separado y contrapuesto al de los demás países. Trump representa el aislacionismo en su forma más extrema, retoma posturas de la guerra fría, buscando chivos expiatorios para sus problemas: mexicanos, China, OMS, entre otros. Ya antes de la pandemia se anunciaba la superación de la hegemonía norteamericana en el mundo, con la economía china disputándole el liderazgo mundial, y la situación actual ha acelerado la decadencia del imperio norteamericano y la proyección de China con nuevo liderazgo mundial, mostrando la superioridad de un Estado fuerte, ágil, que prioriza las necesidades de las personas a las del mercado. El mundo pos-pandemia será un mundo de reconstrucción de las economías y de las sociedades de cada país, en medio de una brutal disputa entre neoliberales y antineoliberales, para saber con qué horizonte se darán esas reconstrucciones.

La ofensiva de la derecha

Tal como afirmamos en informes anteriores, Chile arrastra desde hace años una crisis hegemónica del modelo neoliberal, que derivó en una profunda crisis social y política tras la rebelión social iniciada en octubre de 2019 y rebrotada con fuerza a mediados de marzo.

Pero luego vino la pandemia, que la derecha está aprovechando para generar desmovilización y hacer desaparecer la rebelión social, buscando recuperar la hegemonía perdida.

Viene al caso la esperanzada reflexión del filósofo Pablo Oyarzún, quien señala que en los sesenta “nos tocó … una época promisoria, los procesos sociales vivían una expansión emancipatoria; la dictadura después y, a continuación, ese período tan complejo y ambiguo que es el de una democracia constreñida, muy limitada. Y cuando tras varios amagues de levantamientos y legítimos reclamos de derechos colectivos asomó por fin el estallido social, donde recuperamos una fuerza que preparaba su despliegue para el regreso de vacaciones, nos llega esta pandemia … he sentido de todos modos con mucha fuerza que estamos ante el fin de un gran ciclo, que ahora sí, después de tantos anuncios de fines y pos y neos y yo qué sé. Es un ciclo final, de enorme envergadura y cuyas estribaciones no alcanzamos a ver ni vamos a vivir”.

Para su ofensiva, la derecha profita de la necesidad del aislamiento social para prevenir el contagio, de las cuarentenas, del Estado de Catástrofe, el toque de queda y los milicos en la calle, a los cuales quisieran acostumbrarnos para disolver la capacidad de congregarse. Emprende un verdadero ataque genocida contra los trabajadores y los sectores populares, en todos los ámbitos. Manipula la información acerca de la epidemia. Quiere instalar la impunidad para los violadores de los derechos huma- nos presos en Punta Peuco.

Las medidas del gobierno de Piñera buscan garantizar el ciclo económico y la producción de plusvalía, jugando con la vida de la población. Para ello buscan la normalidad, quieren obligar a la vuelta a clases, que los funcionarios de la administración pública vuelvan al trabajo, generando el rechazo de profesores, alumnos, familias, y trabajadores.

Se oponen a cuarentenas totales, que son las que han permitido a países como China y Corea del Sur salir de la epidemia, porque no quieren que la actividad económica se paralice. “No se puede parar la economía para salvar vidas”, llega a decir el presidente de la Cámara de Comercio.

Pero al mismo tiempo, como el sistema de salud pública no dispone del presupuesto necesario, y es débil e insuficiente, el abordaje estratégico de la crisis sanitaria ha sido “aplanar la curva”, es decir, el contagio lento y progresivo para no colapsar la capacidad del sistema. Mañalich declara que “pensamos en un país sin cuarentena no antes de agosto o septiembre”, y Piñera agrega que viviremos con la pandemia por lo menos 2 años más.

Ese pronóstico, verdadero o falso, se enmarca en el propósito político del gobierno de prolongar lo más posible la situación de emergencia del país, para contener la movilización y postergar el plebiscito constituyente. En su oportunismo, la derecha se mueve contradictoriamente entre normalidad económica-productiva, y normalidad sanitaria-política.

Mientras en países como España prohíben los despidos, y en Argentina el gobierno anuncia que pagará hasta el 50% de los sueldos de los tra- bajadores de las empresas en crisis, en Chile la derecha y los grupos empresariales aprovechan la crisis sanitaria para extremar y precarizar las condiciones laborales, desempleando trabajadores y recortando salarios. Son cientos de miles los trabajadores despedidos; quienes cuentan con seguro de cesantía son obligados a echar mano de sus ahorros, y ahora, en condiciones de epidemia, se considera la posibilidad que los trabaja- dores retiren un porcentaje de sus fondos previsionales.

Todo ello para evitar que sea el Estado quien se haga cargo de asumir con políticas públicas los costos económicos para la protección del trabajo, los salarios y las pensiones. Sin embargo, no ocultan su intención de re- currir nuevamente al salvataje de grandes empresas por parte del Estado, como lo hicieron en 1982-83, como en la eventual nacionalización de la “empresa pública” Latam.

Pero lo que a la derecha en primer lugar le preocupa es terminar con el estado de rebelión social y restaurar su hegemonía. Voceros de la UDI han pedido postergar el plebiscito, José Antonio Kast propone destinar los recursos del plebiscito constituyente al control de la crisis sanitaria, y Piñera declara que al salir de la epidemia estaremos mejor preparados para enfrentar la violencia incontrolada y devastadora del estallido social.

El gobierno se guía por los consejos del golpista Orlando Saenz, quien afirma que la pandemia “(…) puede significar una verdadera segunda oportunidad para que el gobierno de Sebastián Piñera recupere el liderazgo y el prestigio que ha perdido en el lamentable camino que escogió para enfrentar la asonada subversiva con que trataron de abatirlo (…) no solo le otorga … la más legítima e irrebatible razón para prohibir y controlar las pobladas movilizadas sino que convierte esa prohibición (…) en una obligación ineludible (…) otorga el prolongado lapso de tiempo que permitirá rediseñar el disparatado proceso constitucional que, de haberse intentado en la forma y plazos con que fue programado, habría conducido ciertamente al colapso final de la democracia chilena”.

Ello precisa que Piñera “tenga la firmeza que no tuvo en octubre pasado para enfrentar la asonada que sin duda intentarán reiniciar sus enemigos en cuanto la emergencia sanitaria se suavice (…) que se recomponga la relación cívico–militar para lograr que el estado chileno vuelva a dis- poner de la fuerza que garantiza el pleno ejercicio de la soberanía en cada metro cuadrado de territorio (…) sería conveniente que considerara la idea de darle carácter constituyente al gobierno y al Parlamento que surgirán de las elecciones generales de 2021, renunciando así a la pere- grina idea de sustituir la Constitución de Pinochet por la Constitución de Piñera” (La segunda oportunidad, El Libero, 25 marzo).

Pandemia, rebelión y post pandemia

La ofensiva piñerista de enfermedad, muerte y hambre que encabeza el gobierno de Piñera, apoyada una vez más por algunos opositores –Gabriel Boric señala que en tiempos de crisis hay que respetar a las autoridades, coincidiendo con Carlos Peña, quien pide contener las expectativas en vez de agizar el malestar– logra sembrar temor, inseguridad e incertidumbre en algunos sectores. ¡Como no! Pero también siembra indignación y rabia, como lo indican las protestas y movilizaciones en Chiloé, Tierra Amarilla, Cerro Navia, Arica, Antofagasta, etc.

El estallido social está lejos de haber terminado, la prensa oficial lo reconoce al consignar que los focos de manifestaciones violentas persisten en las regiones de Arica y Antofagasta (Emol, 18 abril). La manifestación en la Plaza de la Dignidad conmemorando los 6 meses del inicio del estallido social lo ratifican.

El propio FMI reconoce que las estrecheces derivadas de la crisis económica en el mundo podrían suscitar nuevos estallidos sociales, como los que ha habido en Francia, Ecuador, y otros países, agregamos nosotros. Recordemos que la crisis económica mundial del 29 fue factor determinante en la caída de la dictadura de Ibañez en 1931, y durante el segundo gobierno de Ibañez, al aplicar éste las recomendaciones de los economistas norteamericanos de la misión Klein-Sack de recortar salarios y subsidios, generó una ola de huelgas y protestas, que se intensificaron ante el alza de tarifas del transporte público en abril de 1957, y ante la epidemia de influenza propagada desde un barco norteamericano atraca- do en Valparaíso en agosto del mismo año, que cobró la vida de más de
20.000 personas.

En medio de los estragos de la crisis, están en la orden del día las accio- nes y formas de organización de solidaridad y cooperación en defensa y protección de los trabajadores y los sectores populares, construyendo organizaciones comunitarias en los barrios y poblaciones, levantando la exigencia al gobierno de más recursos para los municipios y gobiernos regionales para que puedan jugar su papel en la ayuda a la población afectada por la enfermedad y el hambre.

Pero al mismo tiempo el pueblo tiene el legítimo derecho a rebelarse y así comienza a manifestarlo, ante lo cual los sectores de izquierda están obligados a dar señales que reviertan el temor y la desesperanza y recupe- ren el estado de rebelión social. Está fresca en la memoria la experiencia de las movilizaciones que han cursado desde octubre, y la experiencia de la lucha contra la dictadura muestra que las acciones audaces de masas lograron superar el terror y generalizar las protestas.

La epidemia mundial de coronavirus ha intensificado el cuestionamiento al neoliberalismo, generando un consenso transversal en torno a la nece- sidad de transformaciones antineoliberales, que signifiquen más Estado y menos mercado.

El neoliberalismo se está desmoronando, pero hay que hacerlo caer en este tiempo de gracia que la derecha y los defensores del sistema han conseguido con la pandemia. Está en disputa cual será el signo de la post pandemia.

¿Esperaremos a que al término de la epidemia se recupere automática- mente la rebelión social, o lucharemos para crear las condiciones para que así sea?

La instalación de las propuestas de transformaciones antineoliberales y la construcción de alianzas solo podrán avanzar al impulso de la lucha, y todo indica que el coronavirus no logrará hacer retroceder la rebelión social iniciada el 18 de octubre, aun en medio del obligado aislamiento social.

(1) Capitalismo del siglo XXI. Militarización y decadencia. Cartago, 2013. Jorge Beinstein, economista marxista argentino.

Grupo de Coyuntura y Tendencias

Pablo Monje Reyes
Oscar Azócar García
René Leal Hurtado
Fernando Carmona Alert
Francisco Herreros M.

Instituto de Ciencias Alejandro Lipschutz (ICAL)

Ricardo Cumming 350, Santiago
Teléfono: 226985844
ical@ical.cl
www.ical.cl

Diseño: Rodolfo Rojas B.
Diagramación: Gladys Briones

Descargue el documento, o presione sobre la imagen.

RELATED ARTICLES

DEJA UNA RESPUESTA

Por favor ingrese su comentario!
Por favor ingrese su nombre aquí

- Advertisment -

Most Popular