Pánico , el Peor Consejero

Los tiempos son muy difíciles para la derecha chilena. Desde que los movimientos sociales se convirtieron en protagonistas de la política, especialmente desde las jornadas de octubre de 2019, la derecha empezó a perder el control de la situación en el país.

Quedaron reducidos a una mínima expresión en la Convención Constituyente y hoy tienen pocas probabilidades de recuperar fuerzas.

Coloquemos las cosas en su justo nivel.

Los cerebros de la derecha chilena saben que están pasando por tiempos malos y que, en el momento actual, su objetivo debe ser minimizar las pérdidas y conservar espacios para negociar la defensa de sus privilegios.

Ninguna persona inteligente en la derecha cree que podrán elegir un presidente de la República después de fracasado gobierno de Sebastián Piñera, después de las jornadas de octubre y después del 20% de votos para el “rechazo” a la Constituyente.

A pesar de todos los errores que puedan cometer las principales candidaturas de oposición – Gabriel Boric y Yasna Provoste – el próximo presidente/a será uno de ellos.

En un principio los estrategas de La Moneda y de Sanhattan (los grandes empresarios) apostaron llegar con Sebastián Sichel a la segunda vuelta de la elección presidencial y con él en la foto conseguir una representación en el parlamento mejor que la obtenida en la Convención Constituyente; donde pretendían conseguir por lo menos un tercio de los escaños. Para eso habían inventado al candidato “independiente” y lo impusieron en una votación primaria que dejó en el camino a candidatos de más peso como Joaquín Lavín y Mario Desbordes.

Pero se equivocaron. El hecho de que Sebastián Sichel se haya derrumbado en las propias encuestas que financia La Moneda sembró el pánico en los pasillos de Sanhattan y en los salones de Las Condes, Vitacura y Lo Barnechea.

Se armó el descalabro, los descuelgues y vueltas de chaqueta que tienen divididas las filas de la derecha chilena. Por lo menos la mayoría de la UDI y algunos de Renovación Nacional se han cambiado de caballo y hoy apuestan al candidato de ultraderecha, el pinochetista J.A. Kast.

En Chile no somos una excepción.

A nivel mundial presenciamos en los últimos tiempos a las derechas recurrir a las vertientes autoritarias para responder a los cuestionamientos y el derrumbe del sistema capitalista neoliberal: en Chille ese papel es el que juega la derecha ideologizada de la UDI y los adherentes a JAK.

Han ganado fuerzas desplazando a los sectores más dialogantes y, aprovechando la debilidad del candidato oficial, imponen el discurso extremista, anticomunista, antifeminista, antigay, anti-ecologista, y su candidato deja de ser outsider y pasa a ser el preferido de las encuestas pagadas por La Moneda.

Ningún analista serio puede respaldar las estimaciones ganadoras de la candidatura de JAK; no hay bases ni explicaciones más allá de los deseos de los dueños de CADEM y otras encuestadoras para afirmar que está a la cabeza de las preferencias de los electores: está peleando pasar a la segunda vuelta igual que todos los candidatos que siguen a Gabriel Boric.

El pánico es el peor consejero en política, nos hace confundir la realidad con los miedos y tomar malas decisiones. La derecha chilena está siendo víctima del temor a quedar reducida a una mínima expresión y ha dividido sus fuerzas, se cambia de candidato de medio camino, hipoteca sus posibilidades de negociar en mejores condiciones la defensa de sus intereses entregando sus votos a un candidato que tiene lo peor de Donald Trump y de Jair Bolsonaro, sin tener los votos que ellos consiguieron.

Como dice un amigo que no es de izquierda, “nuevamente la derecha acomodada, los mismos que estaban convencidos de que ganaba el Si, el Rechazo y Lavín, ahora lo están de Kast, un candidato que no compitió en la primaria y que lleva su propia lista al parlamento: esta división entregará el Congreso y la Presidencia a la izquierda”.

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