Un grupo de investigadores de la Universidad de Washington ha desarrollado un microscopio que es capaz de detectar células cancerígenas prácticamente al instante.
Este instrumento, poco más grande que un bolígrafo, puede ser empleado en el momento de efectuar un diagnóstico temprano en consultas; también puede hacer uso de él un cirujano para comprobar si ha extirpado todo el tejido tumoral en un procedimiento quirúrgico y un dentista para saber si un absceso dental era canceroso.
La imagen del dispositivo dista de ser tan clara como la de un examen estándar de laboratorio, pero el microscopio consigue un enfoque nítido incluso en materiales traslúcidos. Se pueden ver detalles de hasta medio milímetro por debajo de la superficie del tejido gracias a la combinación de un haz de luz con un juego de diminutos espejos electromecánicos. Además es más rápido que otras cámaras de este tipo, mediante el uso de escaneo progresivo consigue tasas de 16 cuadros por segundo.
La experiencia y los conocimientos del médico son la parte delicada del invento: hay que buscar variaciones en los detalles subcelulares para distinguirlas de las células cancerosas de las saludables y se necesita un ojo muy entrenado. El siguiente paso para los investigadores son las pruebas clínicas; esperan que el producto llegue a los centros de salud dentro de dos a cuatro años.