domingo, diciembre 22, 2024
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Camila Vallejo: «Que el Movimiento Estudiantil Hoy no Tenga Fuerza no es Culpa de la Nueva Mayoria

A sus 26 años, la diputada del Partido Comunista es la parlamentaria más joven en ejercicio. En 2015 asumirá la presidencia de la comisión de Educación de la Cámara, instancia que abordará los tres ejes de la reforma educacional del Gobierno para ese año legislativo: gratuidad en la educación universitaria, desmunicipalización y fortalecimiento de la educación pública. Tres temas fundamentales que marcarán la discusión parlamentaria en 2015.

 

-Antes de conocer de cerca el trabajo parlamentario, ¿qué prejuicios tenía?

 -Más que prejuicio, mi visión del Congreso era más básico: se legisla, todos son más o menos parecidos y hay que entrar para incidir. Pero cuando uno está adentro se da cuenta que la dinámica es mucho más compleja.

-Y ahora ¿cómo se contrasta esa visión con la práctica?

-El contraste se complejiza. Uno ve que en el Congreso se juegan muchas cosas, hay correlaciones de fuerzas políticas que son dinámicas, no es llegar y tener simplemente una buena idea, si no hay que hacer que esa buena idea sea de todos y que muchos puedan estar convencidos para poder impulsarla. Es mucho más interesante cuando uno está adentro que cuando uno lo ve desde afuera. Además se palpa cotidianamente los amarres que tiene el Congreso, producto de la institucionalidad que le damos a través de la Constitución de Jaime Guzmán.

-El salto de pasar a la calle a los pasillos de poder ¿fue sustantivo?

-Es que son distintos espacios de poder, porque la calle tiene su propio poder. O sea, hay un ejercicio de poder cuando hay movilización social, cuando se logran plantear demandas que terminan siendo eje principal de la agenda pública, del debate. En 2011 se logró el respaldo de un 80% y más en las demandas. El Congreso es otro tipo de espacio de poder que al final del día es más decidor.

Creo que lo que cambia es que uno ve cómo se expresan más las contradicciones de clase dentro del Congreso. Cuando planteamos en las calles lo que genuinamente nos hacía sentido, que era casi lógico decir que la educación era un derecho, esto entra al Congreso y nos damos cuenta del nivel de oposición que hay de parte de quienes tienen intereses en la materia y que no quieren que la educación sea un derecho y que están legislando para ello, para que la educación sea un bien de consumo, que reciben financiamiento de grupos económicos para que protejan sus intereses.

-Hace poco usted hizo un diagnóstico del Partido Comunista y de la Nueva Mayoría y dijo que si bien fue un buen 2014, también hubo muchos costos personales. ¿Cuáles son los suyos?

-Ser una imagen pública implica siempre estar pendiente de lo que puedan decir o no de ti, o más bien todo el mundo está más pendiente de lo que haces o no. Son cuestiones más de carácter personal pero que a la hora de evaluar, dices que los avances son significativos, porque desde la perspectiva del bien común son mucho más las ganancias que los costos. No creo que haya sido un año de grandes costos, sino más bien de grandes avances.

Camila Vallejo Nana

-La editorial de La Segunda sobre la supuesta nana es un reflejo de esa exposición…

-Claro, son ese tipo de cosas burdas que surgen de la vida personal. Al principio pueden parecer costos, pero a la larga uno lo asume no sé si con risa, pero con sentido de humor, independiente que uno pueda cuestionar a este diario que hacer una noticia con una cosa que no es real, es lamentable. Pero son cosas que me han pasado desde que presidía la FECh. Obviamente se agudizan los ataques personales, políticos y no solamente para mí, sino para Karol Cariola, Giorgio Jackson, Gabriel Boric. O sea todos los que somos nuevos, que venimos del movimiento social y que ahora estamos incidiendo en este espacio de poder, obviamente genera ruido para los que no quieren cambios.

-El PC siempre ha tenido presencia en las universidades, pero en el último tiempo han proliferado otros movimientos de izquierda que han logrado convocar a los jóvenes. ¿Se ha perdido ese espacio?

-Nosotros  no hemos tenido nunca hegemonía en los movimientos sociales ni en el movimiento estudiantil. Ha sido siempre cíclico y todas las fuerzas políticas han tenido altos y bajos. Los colectivos de izquierda en general son muy dinámicos: nacen, crecen, se disminuyen, desaparecen. Después del 2011 no tuvimos la misma fuerza que esos años, volvimos un poco a lo que estábamos antes. Nos estabilizamos, y otras fuerzas por hacer alianzas, se han fortalecido. Lo positivo de esto es que siempre estamos como partido y como juventud.

-En el último libro del sociólogo Alberto Mayol se postula de que la Nueva Mayoría, al incluirlos a usted y a Giorgio Jackson, inmovilizó al movimiento estudiantil. ¿Qué le parece ese planteamiento?

-Tendría que leerla, es difícil dar una opinión sobre lo que tú interpretas. Creo que el problema del movimiento estudiantil no tiene origen en lo que haga o no la Nueva Mayoría. El movimiento estudiantil es dinámico, no depende de los dirigentes de un año, es un movimiento que tiene su propia autonomía e independencia de los gobiernos de turno, como todo movimiento social. Y que el movimiento estudiantil hoy -a lo mejor lo planteó así Alberto Mayol- no tenga fuerza no es por culpa de la Nueva Mayoría o de nosotros, sino de la fuerza que pueda tener su propia orgánica interna y su capacidad de plantear no solamente problemas, sino que soluciones e incidir. Nosotros no íbamos a estar amarrados al movimiento estudiantil, ni el movimiento estudiantil tenía que estar amarrado a nosotros.

Bancada estudiantil

-Mayol incluso dice que a la Nueva Mayoría la costó “barato” la cooptación del movimiento estudiantil…

-No voy a hablar lo que dice Alberto, tendría que leer el libro. Nosotros decidimos, y no así Giorgio -porque él está en Revolución Democrática que no es parte de la Nueva Mayoría- ser parte de esto porque justamente creemos que lo que está planteando el programa, del cual fuimos parte en su construcción, son elementos que históricamente hemos venido peleando. Este no es un programa que le pertenezca a la Presidenta, al ministro de Educación o a lo que fue la Concertación. Es un programa que en gran parte nos pertenece porque hemos sido constructores de lo que está hoy, por ejemplo, en materia de reforma laboral, educacional, de cambio al binominal, a la Constitución. Que algunos creyeran que nos íbamos a marginar de esos procesos simplemente porque estaban antiguos partidos de la Concertación era no entender nada de nuestro rol histórico como partido, que ha sido de generar alianzas amplias para impulsar transformaciones que son necesarias para el pueblo y para combatir la desigualdad, democratizar nuestro país, fortalecer y ampliar derechos sociales fundamentales.

-Cuando usted era vicepresidenta de la Fech dijo que “jamás haría campaña por Bachelet”. Sin embargo, sí lo hizo. ¿Cuál fue el cambio?

-Esta es quizás la pregunta más vieja y repetida que me han hecho. Lo dije en el diario El País e inmediatamente una vez publicada esa entrevista hice una columna aclaratoria que podrán encontrarla en mi blog, donde aclaro qué es lo que quería decir y por qué creo que fue sacada de contexto.

Independientemente de la figura de Bachelet y de mi opinión en su momento sobre ella y lo que fue el gobierno de la Concertación, que yo tengo mis profundas críticas sobre eso, lo importante  era el contenido programático. De hecho, mi crítica a lo que fue el gobierno de Bachelet no tiene que ver con su liderazgo en particular, sino que por los contenidos que le daban sentido a ese gobierno, que era de continuidad, que se mantenía en el marco de una agenda neoliberal. Pero claro, a la prensa le interesa cuestiones más del apoyo a una figura y de si se contradice o no eso. Desde mi punto de vista no ha habido una contradicción. Yo defendí en las calles la reforma a la educación, la necesidad de tener una educación pública, de terminar con el negocio de la educación, de la educación gratuita, de la educación como un derecho y lo sigo haciendo ahora.

Michelle Bachelet Camila Vallejo

-¿Y cómo se tomó la crítica de la ciudadanía, a través de las redes sociales, por esa aparente contradicción?

-Ni más ni menos, tratar de explicar pero tampoco agotarse en el intento, total hay que seguir para adelante y seguir haciendo las cosas a consecuencia de lo que uno cree.

-¿Entonces nunca hubo un cambio de percepción sobre el liderazgo de la Presidenta?

-A mí me daba lo mismo quién estuviera a la cabeza, lo importante era que el programa fuera uno de transformación. Podría haber estado Marco Enríquez-Ominami, José Antonio Gómez, Ximena Rincón, cualquier candidatura, al menos desde el espectro más de izquierda o progresista, pero lo importante era el programa y para mí ya era un gran avance. Pero sí constituye un avance y eso fue lo que nos determinó como Partido, después de largas discusiones, a decir que ‘vamos a apoyar esta candidatura con este programa’, que era la candidatura además que lograba aunar fuerzas para hacer valer el programa después e implementarlo, porque no basta con apoyar una candidatura que no tiene el respaldo suficiente para avanzar y lograr hacer efectivo ese programa.

-La presidenta de la Fech, Valentina Saavedra, dijo que la reforma no está avanzando hacia las demandas propuestas por el movimiento estudiantil. ¿Acoge esas palabras?

-La reforma ha corrido un cierto riesgo en el Senado, pero hemos estado trabajando duramente, al menos nosotros. Yo no sé qué ha estado haciendo el movimiento estudiantil, pero hemos estado trabajando desde el Congreso para evitar que haya un retroceso con el tema de las indicaciones. En gran medida lo que se está haciendo ahora, después de todo este tiempo de transición, de lo que nos dejó la dictadura, es un gran avance. Estamos hablando de que vamos a garantizar gratuidad en la educación escolar, que los colegios no van a poder hacer lucro, que se va a combatir la discriminación en el acceso y permanencia del estudiante en el sistema escolar. Quizás ella tenga otra lectura y está bien.

-¿Los parlamentarios saben lo que quiere el movimiento estudiantil?

-Yo me quedo con lo que hemos estado luchando desde 2011 en adelante. No he visto un documento que hoy se ponga en contraposición a eso. Pero la pregunta es si el movimiento estudiantil sabe lo que quiere.

-Y ahora que existe una reforma en curso, ¿cuál es el rol que a su juicio debe cumplir el movimiento estudiantil?

-Ellos tienen que tomar sus propias decisiones y definiciones colectivas. El movimiento estudiantil  tiene asambleas, instancias de toma de decisión y es autónomo. Desde mi punto de vista, los movimientos sociales son necesarios siempre que estén activos, organizados, que tengan capacidad crítica y capacidad propositiva. Movimiento sociales que no tengan esa capacidad más bien se quedan en el inmovilismo y en el status quo. Movimientos sociales que marchen y no tengan propuestas tampoco sirven… El movimiento estudiantil necesita ser activo e incidente, pero ellos tienen que definir qué rol van a jugar  y eso va a depender de ellos, no tienen que esperar lo que opinemos nosotros.

-Clarisa Hardy, ex ministra y directora de la Fundación Dialoga de la Presidenta Michelle Bachelet, planteó en una columna que a la Nueva Mayoría le faltó preparación para enfrentar la discusión legislativa de las reformas del programa. La reforma laboral se trabajó seis meses y ha sido la más exitosa, pero en cambio la reforma educacional ha tenido sus trabas. ¿Hubo desprolijidad?

-Yo no sé si desprolijidad es la palabra. Creo que sí se han cometido errores, pero es difícil decir que, por ejemplo, el proyecto de inclusión, si se hubiera demorado más en entrar hubiera tenido menos rechazo. El tema más allá de la desprolijidad pasa en cómo somos capaces como Nueva Mayoría, de hacer que las reformas tengan verdaderas instancias de diálogo real con las organizaciones sociales…

Si la reforma laboral ha tenido, hasta el momento, más éxito se debe justamente a eso: tener un diálogo directo con las principales organizaciones. Entiendo que la reforma en educación es mucho más compleja que la reforma laboral en términos del entramado de proyectos de ley que tiene que tener. La reforma laboral habla de puntos específicos y en la reforma educacional se tocan miles de aspectos, pero eso no obsta que haya una instancia prelegislativa, que es la que va a garantizar mayor éxito.

-¿Faltó mayor trabajo prelegislativo en el Congreso el año pasado para avanzar en las reformas?

-Faltó debate prelegislativo porque el proyecto de lucro, selección y copago estuvo en las medidas para los primeros cien días, hubo más apuro e ingresó al Congreso más rápido sin un trabajo prelegislativo, independiente que se conversó con muchas organizaciones, pero fue un poco débil y se pasó el debate prelegislativo más bien a audiencias. Pero a la reforma le queda mucho y por lo que veo ahora se está revirtiendo esa situación.

Senado

-El 2015 la agenda en educación va a estar enfocada en tres ejes: desmunicipalización, educación superior y fortalecimiento de la educación pública, pero aún no hay suficiente información. ¿Son solo titulares hasta ahora?

-No, muchos de ellos tienen avances pero se están trabajando con las organizaciones, sobre todo en lo que tiene que ver con el Plan Nacional Docente que involucra formación de profesores en educación superior, carrera profesional docente, aumento de remuneraciones, superar el agobio laboral.

Lo que pasa es que hay que esperar todo a su debido tiempo y lo primero es que las organizaciones sean las constructoras de la reforma antes que la prensa lo sepa. Eso es legítimo abordarlo en términos de decisión política porque cuando las cosas se filtran o tergiversan hacen daño a las reformas, más que resguardar el derecho a la información de la ciudadanía. No es fácil esta reforma porque es estructural, va al fondo del asunto y por lo tanto, no puede en ningún caso, reducirse a meros titulares porque en ese caso nos estaríamos infringiendo a nosotros mismos.

-En cuanto a la gratuidad en educación superior se sabe que se va a poner como límite la duración de la carrera más un año de gracia. ¿Está de acuerdo con ese límite?

-Hay que establecer un equilibrio porque hay que garantizar la posibilidad de movilidad  y de cambio en las carreras. Pero también que la permanencia de un estudiante, que tiene derecho a educarse y por lo tanto que el Estado tiene que financiarle la educación, no puede significar que otros se queden afuera. Como los recursos que manejamos ahora que aprobamos la reforma tributaria son importantes, tampoco son ilimitados, tenemos que ver cómo garantizar este principio de la gratuidad sin que en el camino nos quedemos sin fondos.

Independientemente de la repitencia de un alumno, los costos van a ser permanentes. No tendría por qué significar tanto costo más para el Estado el que un estudiante repita o estudie otra carrera, a menos que eso signifique que porque él se mantiene 20 años en la universidad, otro no tenga la oportunidad de ingresar.

Eso se ve reflejado en la situación de Argentina…

-Claro, hay gente que nunca termina de estudiar y claramente significa un costo para el Estado. Por eso hay que establecer un equilibrio sin perder la idea central que la educación tiene que ser gratuita y que, desde mi punto de vista, tiene que partir por lo público. La gratuidad tiene que ir acompañada también a instituciones que cumplan ciertos requisitos, o sea, no podemos darle gratuidad a una institución que está haciendo el tremendo negocio con la plata que le dé el Estado.

-Con una educación superior gratuita se va a abrir la demanda, pero ¿todas las personas tienen capacidades para ser profesionales?

-Todo joven tiene potencial, además de tener el derecho a estudiar, todo joven tiene talento, independiente de su nivel socioeconómico y todo ser humano tiene derecho a estudiar, a formarse y desarrollarse. Lo que hay que hacer es que, teniendo educación gratuita, haya selectividad porque no todos puede ser profesores, no todos pueden ser médico, pero todos pueden ser algo y hay que ver cómo se orientan esas capacidades. Hay que superar esa idea de que hay gente que es incapaz. Tenemos que aprovechar el máximo a todos para que este país se desarrolle.

-Respecto al caso Penta, ¿en qué posición queda a su juicio la UDI?

-Ya hay bastantes pruebas de que aquí hay situaciones más que irregulares, son ilegales. Eso hace que la UDI esté en un momento que es complejo, difícil, nadie lo puede dudar. Pero lo más relevante del caso Penta es que aquello que para nosotros era obvio, hoy se hace evidente porque nosotros siempre hemos obviado que la derecha chilena opera y hace política para proteger los intereses de las grandes empresas, que son las que se benefician de este modelo de desarrollo que ellos impusieron.

-¿Qué tan necesario se hace que los parlamentarios involucrados den un paso al costado?

-Creo que es necesario. Uno tampoco se puede adelantar a la labor del Poder Judicial en esto, pero al menos en términos políticos, me parece grave la situación que se ha dado no solo por las mentiras. No puede haber matrimonio entre el dinero y la política, el dinero no puede controlar el ejercicio de la política, tiene que haber una separación mínima. Es la política la que tiene que determinar las reglas del juego de la economía y empresariado, porque al menos, si la política es sana y es democrática, es expresión de la voluntad del pueblo.

Información sobre realización de Fiesta de los Abrazos 2012.

-Con este caso se ha puesto en duda las prácticas de toda la clase política. ¿Cómo se financian las campañas electorales del Partido Comunista?

-A nosotros nos cuesta mucho financiarnos porque somos pequeños y porque hacemos actividades de autofinanciamiento. La fiesta de los abrazos es nuestra principal campaña de finanzas del año, además de las actividades que hacemos para tener autofinanciamiento. Además nosotros mismos entregamos dinero de nuestra dieta (parlamentaria). Todos los que tienen cargos públicos se les cobra cerca de un 20%. Nos financiamos así, con donaciones de particulares muchas veces, grandes artistas nos donan cuadros para tener recursos.

-Empresarios ligados a la izquierda, como Max Marambio, ¿no les aportan nada?

-Yo no sé si a alguien le habrá aportado. A mí no y no creo que haga aportes al partido de manera permanente, pero no lo sé y no lo creo.

-La UDI investigará un eventual aporte extranjero a su campaña electoral. ¿Usted tiene conocimiento de que se haya organizado un comité en Francia para estos efectos y que hayan entregado dinero para financiar su campaña?

-El cómo financiamos nuestras campañas está totalmente transparentado en los registros del SERVEL y en el marco de la legalidad y si se realizaron peñas o colectas por parte de chilenos exiliados, están en su legítimo derecho, aunque no fue en coordinación con nosotras, corresponde a iniciativas de personas que buscan formas de ayudar a las luchas sociales de su patria y  no a una estrategia nuestra de financiamiento.

-¿Cómo explica esta indagación que hace el partido a raíz del caso Penta?

– Está claro que el embarrado quiere salpicar al resto, tratando de llevarnos al empate para hacer parecer que todos cometemos ilegalidades al igual que ellos.  La verdad es que eso es imposible, no sólo porque incluso es legal  y legítimo que chilenos exiliados puedan aportar en campañas,  así como votar en las elecciones, sino porque lo que está detrás del financiamiento de la UDI  son intereses de grandes grupos económicos que siempre estarán como gato cuidando la carnicería, velando por proteger sus intereses corporativos, sus negocios y no intereses ciudadanos. Es incomparable una peña solidaria por identificación con ideales, a un gran grupo económico con intereses en educación, salud, previsión y otras áreas, que financia al partido que actúa como su guardián.

Fuente: El Dínamo

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