1. Dos reservas
No solo uno, sino dos posibles suplentes acompañaron a Gagarin hasta la nave espacial. El primero y el más conocido fue el piloto de combate y cosmonauta soviético Guerman Titov.
El 12 de abril de 1961, Titov, también vestido con el traje de cosmonauta, acompañó a Gagarin hasta el cohete. No obstante, hubo también otro suplente, Grigori Nelyubov. A diferencia de Gagarin y Titov, este no llevaba traje espacial, pero estaba listo para realizar el vuelo en caso de ‘circunstancias especiales’.
2. Carta de despedida
Dos días antes del vuelo al espacio, Yuri Gagarin escribió una carta de despedida a su esposa, Valentina, para que le fuera entregada en caso de ocurrir una desgracia.
En la carta Gagarin comparte su alegría por haber sido elegido para la misión: «Hoy la comisión gubernamental ha decidido enviarme al espacio el primero. No sabes, querida Valiusha, lo feliz que estoy, quiero que vosotras lo estéis también conmigo. A una persona de a pie le han encargado una tarea de Estado tan grande: ¡allanar el camino al espacio!».
«¿Puedo soñar con algo mayor? ¡Esto es historia, es una nueva era! En un día despega mi vuelo», agrega Gagarin.
Sin embargo, en otro momento aparecen notas algo más preocupantes: «Creo en la técnica completamente. No debe fallar. Pero a veces pasa que un hombre se cae en el lugar más inesperado y se parte el cuello. Aquí también puede suceder algo. Pero no lo creo. Si pasa algo, te pido, Valiusha, que el dolor no te mate».
En 1961 la carta de despedida no fue necesaria, pero la mujer de Gagarin la recibió después del accidente aéreo del 27 de marzo de 1968 en el que murió el primer cosmonauta de la historia.
3. Modo automático
El equipo que preparó el viaje temía por la salud mental de Gagarin, ya que tendría que enfrentarse a una situación desconocida. Algunos médicos creían que la vista del cosmonauta no podría enfocar un punto en el ilimitado abismo especial, y el cosmonauta podría correr el riesgo de enloquecer.
Por lo tanto, la navegación manual de la nave estaba bloqueada. No obstante, antes de zarpar Gagarin recibió un sobre con un código secreto para desbloquear el sistema en caso de emergencia.
La cifra 25 se mantuvo en el más estricto secreto. Sin embargo, como se descubrió después, casi todos los que la sabían le ‘susurraron’ el codigo a Gagarin antes del vuelo. ¿Por qué? Porque confiaban en él de forma incondicional.
4. Tres mensajes
Inicialmente, se grabaron tres mensajes con los que debía dirigirse el primer cosmonauta al pueblo soviético antes del lanzamiento. El primero fue pronunciado por Yuri Gagarin, y dos más, por los pilotos de reserva, Titov y Nelyubov.
De la misma manera, se habían preparado tres mensajes de la agencia TASS sobre el primer vuelo de un humano al espacio: para el caso de que el vuelo tuviera éxito; para la posibilidad de que el cosmonauta cayera en otro país, así como para un eventual desastre.
El 8 de abril de 1961 se eligió a Gagarin como piloto de la Vostok-1, mientras que Titov se quedó en calidad de reserva por si fallaba el primero. Cuatro meses después, el 6 de agosto de 1961, Titov finalmente se convertiría en la segunda persona en orbitar la Tierra –en la nave Vostok-2– así como en la más joven en volar al espacio. Asimismo, estableció un primer récord de duración de vuelo (un día).
Las tres versiones del comunicado habían sido colocadas en tres paquetes y posteriormente fueron enviadas a la radio, la televisión y la agencia TASS, con la indicación de abrir uno de los paquetes solo tras una llamada especial del Kremlin. De hecho, fue el único caso en la historia de la cosmonáutica en que se prepararon tres escenarios (después solo se preparaba la opción ‘solemne’).
5. A punto de producirse el desastre
Antes del vuelo de la Vostok-1 surgió una emergencia: durante la prueba de hermeticidad un sensor no emitió la señal esperada. Como quedaba muy poco tiempo para el despegue, un problema de este tipo ponía en riesgo toda la misión.
Entonces, el diseñador principal de Vostok-1, Oleg Ivanovski, con su brigada, demostró una pericia fantástica, al desenroscar en pocos minutos las tuercas, comprobar y ajustar el sensor y volver a cerrar la escotilla. A continuación la prueba se realizó correctamente, y el lanzamiento se inició a la hora programada.
6. «¡Estoy ardiendo, adiós, camaradas!»
Durante la fase final del vuelo de Yuri Gagarin dejó caer una frase sobre la que durante mucho tiempo prefirieron no escribir nada: «¡Estoy ardiendo, adiós, camaradas!»
El hecho es que por aquel entonces nadie tenía una idea clara de cómo sería el paso de una nave espacial a través de las capas densas de la atmósfera durante el descenso. Es por eso que al ver el fuego, Gagarin, como cualquier piloto, pensó que la nave espacial estaba en llamas y que dentro de unos segundos iba a morir, cuando de lo que se trataba en realidad era de fricción del revestimiento refractario con la atmósfera.
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Fuente: RT