Mohammed Islam, un joven de sólo 17 años e hijo de inmigrantes de Bengala, una ciudad al sur de India, le metió el dedo en la boca a la revista New York al hacerle creer el cuento de que había ganado US$72 millones en la Bolsa de Valores, gracias a su astucia y tenacidad para comprar y vender acciones. Tal fue la bien urdida patraña que el semanario llevó su historia en una edición dominical, teniendo posteriormente que pedir excusas a sus lectores.
El muchacho es estudiante de Stuyvesant High School y contó a la revista que en los recreos de su colegio hacía las operciones que le rentaron esa elevada suma de dinero, mostrando un estado de cuenta bancaria adulterado.
Según él, a los 9 años empezó sus actvidades bursátiles, perdiendo al comienzo el dinero ahorrado de las clases que les hacía a sus compañeros.En ese momento, dijo, maldijo los negocios y pensó que «no tenía valor para dedicarse a eso».
Sin embargo, después conoció la historia del millonario Paul Tudor Jones y se inspiró en su vida. «El me hizo quien soy ahora», afirmó. Más adelante hizo estudios de finanzas avanzadas y volvió a intentar en la Bolsa con tenacidad, hasta hacer la fortuna de US$72 millones.
Gracias a sus ganancias, explicaba, se compró BMW, aun cuando no tenía licencia y arrendó un apartamento en una lujosa área de Manhattan. Con unos amigos, añadía, crearía un fondo de inversión en junio, tan pronto recibiera su licencia como operador financiero, y planeaban hacer 1 millones de dólares para el próximo año, sin dejar de ir a la universidad.
Sus grandes proyectos eran comúnmente revisados mientras comían en el renombrado restaurante Morimoto, donde disfrutaban un caviar de US$400 y jugo de manzana recién hecho.
Pero todo era mentira.
Ahora está avergonzado de su patraña y de la conmoción que causó su historia relatada por la revista, y debió contratar un abogado y una a agencia de relaciones públicas, que entre sus clientes incluye a la actriz Pamela Anderson y el rapero Snoop Dogg.
Ronn Torossian, presidente de la empresa ,declaró que el llamado «joven lobo» de Wall Street, es un adolescente que está aturdido por toda la atención que está recibiendo y lamenta cualquier daño que haya podido ocasionar. Pero estemos claros: no engañó a nadie, no robó nada. Solo es un muchacho que llevó una historia demasiado lejos». El delirante muchacho de Queens, el distrito más grande de Nueva York, está muy decaído por estos días. Como igualmente el semanario que se tragó todo el cuento.