viernes, noviembre 22, 2024
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Carl Sagan y los Secretos del Universo

Nacido en Nueva York en 1934 y fallecido en 1996, Carl Sagan fue un popular astrónomo y divulgador científico. Pionero en campos como la exobiología y promotor del proyecto SETI (siglas en inglés de ‘búsqueda de inteligencia extraterrestre’), fue conocido por el gran público por la serie para la televisión, Cosmos: un viaje personal, presentada por él mismo en 1980, y escrita y producida para la filial de la cadena pública PBS en Los Ángeles, KCET, junto con su tercera y última esposa, Ann Druyan.

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Gracias a esta serie, Sagan convirtió la astronomía en un producto de masas, logrando que millones de espectadores se sentasen puntualmente frente al televisor para descubrir los misterios ocultos del universo.

El 28 de septiembre de 1980, la PBS emitía The Shores of the Cosmic Ocean, el primer capítulo de Cosmos. Era el colofón de una trayectoria admirable. Así lo contaban Yervant Terzian y Elizabeth M. Bilson en El Universo de Carl Sagan (1997):

«Cuando Carl Sagan llegó a Cornell en 1968 era joven, brillante y ambicioso; en este sentido apenas se diferenciaba de otros nuevos miembros de la Facultad. Sin embargo, Sagan poseía una visión excepcional y unos propósitos bien definidos.

Estaba fascinado por la ciencia, y por la astronomía en particular, y creía que las cuestiones esenciales que atañen al origen de la vida y a su existencia en cualquier lugar del universo pueden afrontarse combinando el razonamiento lógico con la investigación y observación sagaces.

Además, estaba convencido de que tanto su conocimiento como sus opiniones y aquello que esperaba descubrir debían trascender con eficacia a los responsables políticos e incluso al público en general. Afirmaba que la ciencia es crucial para la toma de decisiones juiciosas en una sociedad tecnológica (o en cualquier sociedad avanzada)».

«En todo el mundo –añaden– Sagan se convirtió en un popularísimo autor de obras que divulgan la ciencia y su importancia para la humanidad. En 1978 recibió el premio Pulitzer por Los dragones del Edén. En 1980 presentó la serie Cosmos de la televisión pública, que fue seguida por 500 millones de espectadores de sesenta países. Esta serie de trece capítulos superó todos los registros previos de máxima audiencia y causó gran impacto en todas partes.

En ella realizaba un análisis magnífico del surgimiento y el desarrollo de la vida, la civilización y la ciencia sobre la Tierra. El libro subsiguiente, Cosmos, se mantuvo en la lista de los más vendidos del diario The New York Times a lo largo de setenta semanas, fue reeditado cuarenta y dos veces en Estados Unidos y treinta y una en el extranjero».

«El mundo es viejísimo y el ser humano sumamente joven –nos dice Sagan en Los dragones del Edén–. Los acontecimientos relevantes de nuestras vidas se miden en años o fracciones de tiempo aún más pequeñas, en tanto que la duración de una vida humana se reduce a unos pocos decenios, el linaje familiar a unos cuantos siglos y los hechos que registra la historia a unos milenios.

Y, sin embargo, se extiende a nuestras espaldas un fantástico panorama temporal que se pierde en un pasado remotísimo del que apenas sabemos nada. En primer lugar, porque no poseemos testimonios escritos, y en segundo lugar porque resulta muy difícil hacerse una idea de la inmensidad de los periodos involucrados.

Aun así hemos logrado fechar algunos hitos de este remoto pasado. La estratificación geológica y la fijación de cronología en base al empleo de métodos radiactivos aportan datos sobre las distintas etapas arqueológicas, paleontológicas y geológicas. La teoría astrofísica suministra información sobre la edad de los planetas, las estrellas y la galaxia de la Vía Láctea, así como una estimación del tiempo transcurrido desde que acaeció este trascendental suceso conocido como el big bang, es decir, la gigantesca explosión cósmica que afectó a toda la materia y la energía del universo.

Quizás el big bang fuera el principio del universo, o puede que supusiera una discontinuidad que acabó con toda información sobre los más remotos orígenes del cosmos. Pero lo indudable es que constituye el fenómeno más remoto del que se tiene noticia».

«Nuestros antepasados lejanos –escribe en Un punto azul pálido: una visión del futuro humano en el espacio–, observando las estrellas, descubrieron cinco que no se limitaban a salir y ocultarse en imperturbable progresión, como hacían las llamadas estrellas «fijas».

Esas cinco presentaban un movimiento curioso y complejo. En el transcurso de los meses parecían avanzar despacio entre las demás estrellas. A veces ejecutaban rizos. Hoy las llamamos planetas, la palabra griega para designar a los nómadas. Era, me imagino, una peculiaridad que nuestros antepasados podían relacionar. Hoy sabemos que los planetas no son estrellas, sino otros mundos, gravitacionalmente ligados al Sol.

Cuando estábamos completando la exploración de la Tierra, empezamos a reconocerla como un mundo entre una incontable multitud de ellos, que giran alrededor del Sol o bien orbitan alrededor de los demás astros que conforman la galaxia Vía Láctea. Nuestro planeta y nuestro sistema solar se hallan rodeados por un nuevo mundo oceánico, las profundidades del espacio. Y no es más infranqueable que el de otras épocas».

«Descubrir que el universo tiene de ocho mil a quince mil millones de años y no de seis mil a doce mil –dice Sagan en El mundo y sus demonios– mejora nuestra apreciación de su alcance y grandeza; mantener la idea de que somos una disposición particularmente compleja de átomos y no una especie de hálito de divinidad, aumenta cuando menos nuestro respeto por los átomos; descubrir, como ahora parece posible, que nuestro planeta es uno de los miles de millones de otros mundos en la galaxia de la Vía Láctea y que nuestra galaxia es una entre miles de millones».

Y más adelante dice: «Sencillamente, no hay vuelta atrás. Nos guste o no, estamos atados a la ciencia. Lo mejor sería sacarle el máximo provecho. Cuando finalmente lo aceptemos y reconozcamos plenamente su belleza y poder, nos encontraremos con que, tanto en asuntos espirituales como prácticos; salimos ganando».

Su esposa, Ann Druyan, resume su legado en El Universo de Carl Sagan:

«He tenido el privilegio de acompañar a Carl Sagan en casi veinte de sus sesenta viajes alrededor del Sol. Desde la primera vez que se emitió Cosmos (después ya no cesó jamás) en innumerables ocasiones he visto a gente acercársele para decirle ‘Doctor Sagan, me convertí e científico gracias a usted’; ‘Doctor Sagan, siempre me ha interesado la ciencia, pero nunca me creí capaz de entenderla hasta que leí aquel artículo en la revista Parade’; ‘Vi aquel episodio de Cosmos’; ‘He leído uno de sus libros’.Esas personas han agradecido a Carl la vocación y la afición de sus vidas».

“Podemos usar nuestra compasión y nuestra inteligencia, nuestra tecnología y nuestra riqueza para conseguir que todos los habitantes de este planeta tengan una vida rica y significativa”, decía Carl Sagan en uno de los episodios de la serie.

Vladimir de Semir, director del OCC, confiesa emocionarse todavía al volver a ver los capítulos de Cosmos. Otro ferviente admirador, Miquel Barceló, catedrático de la Facultad de Informática de la Universidad Politénica de Catalunya, explica que la primera vez que leyó el nombre de Carl Sagan fue a través de la biografía de otro gran investigador Isaac Asimov.

Éste describió la sorpresa que se llevó cuando conoció a Sagan, pues se esperaba un astrónomo viejo y de barba larga, pero se encontró con un joven atractivo e inteligente. “De hecho, Asimov aseguraba que Marvin Minsky y Carl Sagan eran más inteligentes que él”, añade Barceló.

Décadas después de su estreno, llama la atención “el ritmo lento de los episodios” pero, según el catedrático, “no es algo negativo porque se trata de una serie reflexiva y su objetivo es que pensemos sobre lo que estamos viendo y sus consecuencias”.

Según él, tras el éxito conseguido con Cosmos, el científico y su equipo escribieron Nucleus, una serie que trataba sobre la física nuclear para la cadena ABC. Sin embargo, “como iba a criticar el armamento nuclear, no llegó a salir adelante”, se lamenta Barceló.

Joan Úbeda, responsable de Media 3.14, de MEDIAPRO, analiza cómo se divulga hoy la ciencia a través de la televisión. “El problema de la ciencia es su opacidad. Cuando vas a grabar a científicos sólo ves ordenadores o pipetas”, explica. Este hermetismo junto con el complejo lenguaje científico y la sobreabundancia de cifras entre las que se mueve la ciencia provocan que, a su juicio, sea difícil que ésta “emocione” a los espectadores.

Más de treinta años después del estreno de Cosmos, el ritmo que reina en el lenguaje audiovisual “es más acelerado y hay una clara tendencia a la espectacularización”, añadió, porque así los programas intentan llamar la atención del espectador entre tanta oferta de canales. Otras de las herramientas que se utilizan en la actualidad, según Úbeda, son personajes con gancho (como por ejemplo Mythbusters) ayudarse de la tecnología o los cambios de escala (como en The human footprint).

Sinopsis de Cosmos: un viaje personal

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A lo largo de los 13 capítulos televisivos de la serie, Carl Sagan supo conducirnos por un recorrido en el tiempo desde los comienzos del Universo conocido (el Big Bang, ocurrido hace unos 15.000 millones de años) hasta el futuro de la civilización terrestre. Pasado, presente y futuro están aquí contenidos, haciendo de algún modo casi realidad el sueño de Laplace sobre el conocimiento humano.

Esta serie es un viaje por el cosmos, por la totalidad, por el Universo, la investigación, la ciencia, la historia, el pensamiento humano, la filosofía y la especulación científica.

«En la primavera y otoño de 1976 –escribe Sagan– yo formaba parte del equipo de imagen en vuelo del vehículo de aterrizaje Viking, y me dedicaba junto con cientos de científicos colegas a la exploración del planeta Marte. (…) Sin embargo, el público en general apenas sabía nada de estos grandes acontecimientos. La prensa en su mayoría no les prestaba atención; la televisión ignoró la misión casi por completo. (…) Yo sabía positivamente, por experiencia propia, que existe un enorme interés global por la exploración de los planetas y por muchos temas científicos relacionados con ella (…)

Y estaba seguro que se podía estimular este interés a través del medio de comunicación más poderoso, la televisión. Compartía mi opinión B. Gentry Lee, el director de análisis de datos y planificación de la misión Viking, hombre de extraordinarias capacidades organizativas. Decidimos, como una apuesta, enfrentarnos con el problema nosotros mismos.

Lee propuso que formáramos una compañía productora dedicada a la difusión de la ciencia de un modo atractivo y accesible. (…) Pero el proyecto más interesante fue el propuesto por KCET, la rama del Servicio Público de Radiodifusión en Los Angeles. Aceptamos finalmente producir [entre 1978 y 1979] de modo conjunto una serie de televisión en trece episodios orientada hacia la astronomía pero con una perspectiva humana muy amplia».

Lista de episodios de Cosmos

En la orilla del océano cósmico (28 de septiembre de 1980)

Al comienzo de este inspirador viaje cósmico, Carl Sagan nos llevará a los límites del universo a bordo de la Nave Espacial Imaginación. Gracias a los precisos y deslumbrantes efectos especiales, veremos quásares, galaxias que explotan, cúmulos de estrellas, supernovas y púlsares. De vuelta en el sistema solar, disfrutaremos de la asombrosa recreación de la Biblioteca de Alejandría, centro del conocimiento humano de hace 2000 años.

Una voz en la fuga cósmica (5 de octubre de 1980)

El calendario del Dr. Carl Sagan, comprime 15.000 años de historia del universo y la hace comprensible, enmarcando los orígenes de la Tierra y la evolución de la vida. Veremos el progreso que supuso la evolución de la vida microscópica hasta la aparición de los seres humanos. Nuestro conocimiento sobre cómo se desarrolló la vida en la Tierra, nos permitirá viajar a otros mundos e imaginar qué otras formas de vida pueden existir en el Cosmos.

La armonía de los mundos (12 de octubre de 1980)

En este episodio se recrea la vida y la época de Johannes Kepler, el último gran astrólogo, el primer astrónomo moderno, y el autor de la primera novela de ciencia ficción. Kepler no sólo nos enseñó como se mueven la Luna y los planetas en sus Orbitas, sino que además nos mostró la forma de llegar hasta ellos.

Cielo e infierno (19 de octubre de 1980)

Descenderemos a través de la infernal atmósfera de Venus para explorar su abrasadora superficie. Las extremas condiciones de Venus nos deben servir de aviso y advertencia de las terribles consecuencias que el efecto invernadero puede tener en nuestro propio planeta. Después, el Dr. Sagan será nuestro guía en un viaje por el sistema solar en el que nos mostrará como diferentes catástrofes cósmicas han afectado a otros cuerpos celestes.

Blues para un planeta rojo (26 de octubre de 1980)

¿Hay vida en Marte? El Dr. Sagan nos muestra el planeta rojo como jamás lo habíamos visto antes, a través de los ojos de los escritores de ciencia y de las imágenes tomadas por las sondas Viking que enviaron miles de fotografías del asombroso paisaje marciano.

Historias de viajeros (2 de noviembre de 1980)

La osadía de los viajeros holandeses del siglo XVII que se aventuraron a navegar por todo el globo en busca de riqueza y conocimiento tiene ciertas similitudes con las misiones de las sondas Voyager a Júpiter y Saturno. Los logros realizados en esta nueva era dorada de la exploración son los protagonistas de este episodio.

El espinazo de la noche (9 de noviembre de 1980)

Los humanos pensaron en otro tiempo que las estrellas eran hogueras y que la Vía Láctea era «el espinazo de la noche». En este fascinante capítulo, el Dr. Sagan nos llevará hasta la antigua Grecia, donde ya comenzaba a vislumbrarse la verdadera respuesta a la pregunta «¿Qué son las estrellas?». Después visitaremos el colegio de Brooklyn al que fue siendo niño y donde aún se plantea esa misma pregunta.

Viajes a través del espacio y el tiempo (16 de noviembre de 1980)

En este episodio realizaremos un asombroso viaje donde veremos cómo cambian las estrellas a través de millones de años. Visitaremos además planetas que orbitan en torno a soles lejanos. También reflexionaremos sobre la posibilidad de viajar en el tiempo, lo que nos llevará a Italia, donde un joven Albert Einstein se pregunta por primera vez cómo sería viajar sobre un rayo de luz.

Las vidas de las estrellas (23 de noviembre de 1980)

Gracias a las técnicas de animación por ordenador y al asombroso arte astronómico, el Dr. Carl Sagan, nos enseña como nacen, viven y mueren las estrellas y como a veces colapsan sobre sí mismas para formar una estrella de neutrones o un agujero negro. Después, nuestro viaje nos llevará a una época futura para ser testigos del “último día perfecto de la Tierra”, dentro de 5.000 millones de años, tras el cual, el Sol engullirá a nuestro planeta en un abrazo mortal.

El filo de la eternidad (30 de noviembre de 1980)

El Dr. Sagan nos lleva en un viaje asombroso a la época en la que comenzaron a formarse las galaxias, también iremos a la India para explorar los infinitos ciclos de la cosmología hindú, y finalmente nos mostrará como los humanos de hoy en día descubrieron el universo en expansión y el origen de todo, el Big Bang.

La persistencia de la memoria (7 de diciembre de 1980)

El cerebro es el protagonista de este fascinante episodio en el que el Dr. Sagan estudia también a otras criaturas inteligentes con las que compartimos el planeta Tierra; las ballenas. Después, se centra en el laberinto del cerebro humano para descubrir algo más sobre la arquitectura del pensamiento. También veremos como los genes, el cerebro y los libros almacenan el conocimiento necesario para la supervivencia de los seres humanos.

Enciclopedia galáctica (14 de diciembre de 1980)

¿Hay extraterrestres inteligentes? ¿Cómo podemos comunicarnos con ellos? ¿Qué es un OVNI? Las respuestas a estas preguntas nos llevarán desde Egipto, donde descifraremos unos antiguos jeroglíficos, hasta el radiotelescopio más grande de la Tierra, para terminar en la Nave Espacial Imaginación que nos servirá de vehículo para visitar otras civilizaciones en el espacio. El Dr. Sagan contesta preguntas como: “¿Cuál es la esperanza de vida de una civilización planetaria? ¿Formaremos parte algún día de una posible red de civilizaciones dentro de nuestra galaxia?

¿Quién habla en nombre de la Tierra? (21 de diciembre de 1980)

Gracias a los asombrosos efectos especiales, viajaremos en el tiempo desde el origen del universo, el Big Bang, a la actualidad. También conoceremos la terrible historia de Hipatia, una mártir de la ciencia que vivió hace muchos siglos en Alejandría. Finalmente, el Dr. Sagan nos hablará de la guerra nuclear y de como el deber del ser humano es sobrevivir, no por nuestra especie, sino por el Cosmos, a quien le debemos la vida.

(*) Periodista especializada en información científica.

Fuente: The Cult

 

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