miércoles, mayo 1, 2024
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Concentración de los Medios de Comunicación en Chile: El Arte de Ocultar las Noticias que Importan

¿A quién no le ha parecido alguna vez que todos los noticieros dicen lo mismo o que las informaciones que le importan no aparecen en los diarios? La propiedad de las cadenas de comunicación en pocas manos explican por qué se produce este fenómeno mundial y que en Latinoamérica se enraizó durante las dictaduras. Actualmente nuestros países vecinos están dando pasos agigantados en términos de desconcentración. ¿Será el próximo gobierno de Bachelet el encargado de poner el tema en el tapate en Chile?

La escasa o nula cobertura del magnicidio de Eduardo Frei o que el documental El Diario de Agustín no ha podido ser exhibido en televisión abierta, son sólo dos ejemplos de cómo la concentración de los medios y el poder de sus propietarios, pueden hacer que las personas no tengan garantías para ejercer libremente el derecho a la información.

Los medios de comunicación debieran reflejar el pluralismo de la sociedad y fiscalizar los poderes públicos, por lo que facilitar diversas fuentes noticiosas ayuda a conocer distintos puntos de vista para tomar decisiones informadas. Al contrario su ausencia induce a errores y permite abusos de poder.

La Declaración de Principios sobre Libertad de Expresión de la OEA, señala que «Los monopolios u oligopolios en la propiedad y control de los medios de comunicación deben estar sujetos a leyes antimonopólicas por cuanto conspiran contra la democracia al restringir la pluralidad y diversidad que asegura el pleno ejercicio del derecho a la información de los ciudadanos».

En Chile, el abogado, investigador y ex ministro Genaro Arriagada, ha sido uno de los principales estudiosos sobre el tema. Consideró que junto con los medios llamados «oficiales», deben existir otros independientes, que «funcionan como organismos de control».

El experto recordó que la Comisión Inter-Americana de Derechos Humanos el año 2004 señaló: » Lo que en realidad es nuevo es una relación casi incestuosa entre la política y los medios. Los políticos usan (y abusan de) los medios para su propia publicidad política. Hoy en día es virtualmente imposible medir el poder sin la ayuda de los medios. Los dueños de medios, por otro lado, usan los medios de su propiedad para promover y apoyar sus puntos de vista políticos, y explotan a los políticos para realizar sus propios intereses (corporativos)».

¿Cómo llegamos a esto?

En Chile, el golpe militar marcó un punto de inflexión. Antes el espectro medial era amplio y aunque, al igual que ahora, la prensa escrita estaba liderada por El Mercurio y La Tercera, pero compartía espacio con otros medios.

La llegada de la dictadura generó una concentración sin precedentes. Se cerraron y expropiaron la mayoría de los medios opositores y se perdió casi por completo la libertad de expresión. Sin embargo, la llegada de la democracia no fue garantía de la recuperación del pluralismo. El modelo económico implantado dejó todo en manos del mercado y la autorregulación, condenando en la práctica a los medios pequeños.

Actualmente, en el caso de la prensa escrita, el 90% está concentrada en dos medios: El Mercurio, con Las Ultimas Noticias y La Segunda y con una veintena de diarios regionales; y Copesa, con La Tercera, La Cuarta y La Hora.

De este modo es fácil entender cómo la fuerte presencia de El Mercurio, ha permitido históricamente la tergiversación y/o omisión de noticias en relación a los crímenes de la dictadura que apoyó su propietario Agustín Edwards y que actualmente vea como una amenaza cualquier proceso de desconcentración.

Algunos pasos

Como ex presidente del Colegio de Periodistas, el senador electo Alejandro Guillier, se mostró optimista respecto al aporte que pueden hacer las nuevas tecnologías al pluralismo.

«Gracias a la internet se rompió el monopolio de la información, que era una amenaza que no se podía contrarrestar. Hasta hace algunos años lo que no estaba en los medios masivos no estaba. Ahora los que tradicionalmente imponían la agenda, empiezan a verse superados por la tecnología», señaló en entrevista con Cambio21.

Sin embargo, reconoció que en la prensa escrita es más difícil quebrar este modelo:

«Existe un oligopolio de dos grandes conglomerados, que tienen cierto peso en el público más adulto que toma decisiones» y recordó que «cuando se discutió la Ley de Prensa el tema no encontró eco. El Colegio de Periodistas quedó solo con la Universidad de Chile, contra la Archi, la Católica, la ANP y otros, que cerraron filas en torno al tema del libre acceso, lo que fue nefasto porque la ley no protegió adecuadamente el derecho a la información que supone el acceso a medios plurales».

Coincidió con que esto tiene origen en la dictadura. «Cuando llegó la democracia pensamos que se iba a propiciar una norma, pero decidieron que la mejor política de comunicación era no tener política. Y se dejó morir a los pequeños medios a través de la distribución de la publicidad, donde El Mercurio y La Tercera tienen el monopolio».

No pueden seguir haciéndose los lesos

Fue el diputado Marcelo Schilling, quien el año 2009, puso en el tapete el tema del monopolio de la publicidad. No sólo acusó una escandalosa inequidad de la distribución del avisaje, también denunció que El Mercurio había tergiversado sus índices de lectoría, a fin de hacerse de más publicidad por parte de instituciones del Estado.

Entrevistado por Cambio21, señaló que en la prensa escrita, la desconcentración de la publicidad es vital para favorecer el pluralismo en los medios, porque la falta de avisaje es una de las principales condenas de los periódicos pequeños.

Al igual que Guillier, consideró que internet es una gran herramienta. «Gracias a las redes no pueden seguir haciéndose los lesos, aunque sigan teniendo una posición dominante, basta ver las editoriales de El Mercurio y La Tercera, preocupados del FUT, todo lo contrario de lo que son las preocupaciones de los chilenos», pero cuando se aborda el tema «inmediatamente salen con el tema de la libertad de prensa».

Lo que viene

Como estos temas no son de interés de los grandes medios que tienen el monopolio, se vislumbra difícil su discusión inmediata, sin embargo, el cambio de gobierno abre expectativas.

Para Alejandro Guillier, el reciente cierre del Diario La Nación, es muestra de lo importante que es contar con un gobierno que apoye el pluralismo. «Cuando el Estado se deshace del diario La Nación es muestra de una falta de visión crónica de la derecha, que felizmente se va a acabar. Lo más grave no es el cierre del diario electrónico, sino la falta de visión y que todo lo que tiene que ver con Estado lo quieren destruir y no se dan cuenta que sin estado no hay desarrollo».

Respecto al futuro destacó el aporte que puede hacer el Colegio de Periodistas y el nuevo gobierno. «En los medios masivos debemos promover el desarrollo de medios regionales y comunales, democratizando la ley de radios, dejando parte del espectro a los más pequeños y apoyando la TV en regiones».

El diputado Marcelo Schilling reconoció que «el próximo gobierno tiene compromisos tan grandes que cumplir y no se puede hacer todo al mismo tiempo, pero mientras tanto podría hacer el gesto de orientar su inversión en publicidad, porque hoy cada ministro hace lo que quiere con los recursos que tiene para publicidad y relaciones públicas».

Lo que proyecta Bachelet

Las propuestas programáticas para el período 2014-2018, señala:

«Sobre la base de lo dispuesto en la Convención Americana sobre Derechos Humanos, la Nueva Constitución debiera dar las más amplias garantías de libertad de pensamiento y de expresión.

«Una ley determinará los límites a la concentración de la propiedad de los medios de comunicación social, tanto mono-medial como multimedial, así como la apertura plural del espectro radioeléctrico, y la distribución del avisaje público, de modo de garantizar el pluralismo informativo y el libre acceso a la información».

Las polémicas de nuestros vecinos

Nunca antes en Latinoamérica se había dado con tanta fuerza la batalla contra la concentración de los medios, a pesar de la abierta oposición de la influyente Sociedad Interamericana de Prensa, SIP, y sus asociados. En Chile, están representados por la Asociación Nacional de Prensa, ANP(encabezada por ejecutivos de El Mercurio y La Tercera), que no respondió a nuestras consultas, ya que asombrosamente requerían información de Cambio21, para contestar.

Argentina: En una verdadera guerra mediática ha estado la presidenta Cristina Fernández y el grupo Clarín, que se negaba a acatar la Ley de Prensa aprobada el año 2009, por lo que debió ser ratificada por la Corte Suprema.

Desde la década de los 80, el grupo Clarín es el mayor distribuidor de diarios en el mundo hispanohablante y tiene 17 empresas de publicaciones e impresiones, 240 licencias de televisión por cable, 15 de radio y televisión y 3 en internet. Además, controla la empresa Papel Prensa, la única industria en Argentina que produce papel para periódicos y revistas, y por la cual ahora sus gerentes y propietarios encaran un proceso legal por apropiación ilícita de esta durante la dictadura.

Perú: La polémica se originó en Agosto pasado, con la compra del Grupo El Comercio del 54% de las acciones de Epensa, la segunda empresa de diarios más importante, pasando a controlar el 78% de la prensa escrita. Esta operación de compra, está suspendida por un requerimiento presentado por periodistas ante la justicia peruana.

Este negocio ha sido duramente criticado por el Presidente, Ollanta Humala, quien dijo que era una «vergüenza» la concentración de medios que existe en su país y que «peligraba la libertad de expresión». Paradójicamente en esta ocasión ha contado con el apoyo de su detractor político, el premio Nobel de literatura Mario Vargas Llosa, quien ha realizado múltiples publicaciones señalando que «la concentración de los medios es una amenaza potencial contra la libertad de expresión, porque el 70 u 80 % le da un poder a un grupo periodístico que, en periodo de elecciones, puede llegar a la imposición total».

Ecuador: La Constitución aprobada en el 2008 y la aprobación de la Ley de Comunicación del 2013, han sido importantes avances. El presidente Rafael Correa ha sido enfático al afirmar que «los monopolios mediáticos son uno de los más grandes problemas planetarios. En Ecuador la banca y los medios de comunicación ya no pueden tener vínculos». Sus detractores la calificaron como una Ley Mordaza.

Venezuela: El gobierno de Hugo Chávez fue el que inició la verdadera guerra mediática que lidera el actualmente Nicolás Maduro, contra los controladores de las cadenas privadas. Uno de hitos de este enfrentamiento ocurrió cuando las principales cadenas de televisión participaron en un golpe de Estado que derrocó temporalmente al gobierno electo en 2002. En 2005, se aprobó la Ley de Responsabilidad Social en Radio y Televisión, que inició el cambio de la concentración de los medios, que antes estaba en manos privadas en más del 85%.

Actualmente los diarios opositores acusan al presidente Maduro de boicot, al ponerle trabas a la importación de papel, que pondría en riesgo su circulación.

Bolivia: El presidente Evo Morales dio un fuerte golpe con la Nueva Constitución Política, que establece que los medios de comunicación social no podrán conformar de manera directa o indirecta, monopolios y oligopolios.

Su principal detractor ha sido el Grupo PRISA (dueño de los diarios La Razón, Extra, El Nuevo Día, y parte de la cadena ABC, además de numerosos medios en América Latina), cuyos vínculos con la española Repsol, motivan su posicionamiento a favor de las transnacionales del petróleo.

Fuente: Cambio 21

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