La Unión Demócrata Independiente (UDI), el partido de derecha fundado por el asesor de la dictadura, el abogado conservador Jaime Guzmán, es la colectividad que recibe más apoyo financiero de grandes empresas y consorcios financieros privados. Hay abundante evidencia de situaciones irregulares del partido que recibió el mayor aporte empresarial en campaña, pero nada se aclara, mientras se dilata labor de la Comisión Investigadora.
Sólo en las elecciones parlamentarias del 2013, llegaron a sus arcas más de 2 mil 900 millones de pesos, lo que representó el 45% del total de “aportes reservados” y “anónimos” que se dieron a candidatos al Congreso.
Es decir, casi la mitad de toda esa plata, fue a parar a la UDI.
Como esas platas llegan anónimamente o al menos no hay obligación del donante de explicitar su donación, no se sabe a ciencia cierta cuáles son los poderosos grupos económicos que respaldan a la UDI, pero por investigaciones judiciales en curso e informes de prensa, se habla de consorcios y entidades ligadas a millonarios empresarios como Carlos Alberto Délano, alto directivo de la empresa PENTA.
Hay informes que indican que los dineros para la UDI fueron gestionados y administrados, en gran parte, por el ex funcionario de la dictadura y ex presidente del partido, Jovino Novoa y el ex alcalde de Santiago durante el régimen militar, Carlos Bombal.
¿A dónde fueron a parar esos “aportes reservados”? Pablo Zalaquett, candidato a diputado que perdió, obtuvo algo más de 716 millones de pesos (como 1 millón 200 mil dólares); la ultraconservadora senadora Ena Von Baer financió el 97% (323 millones) de su campaña con dineros que le dieron anónimamente grupos empresariales; Laurence Golborne, el ex candidato presidencial de la UDI que tuvo que renunciar a esa condición cuando se descubrió que tenía millones en un paraíso fiscal en Islas Vírgenes, recibió de sectores financieros privados más de 557 millones de pesos; Iván Moreira, en su candidatura al Senado obtuvo 218 millones; el presidente de la UDI, Ernesto Silva, ligado familiar y políticamente al directivo de PENTA, Alberto Délano, financió su campaña casi totalmente (92%) con “aportes reservados”, bordeando loa 270 millones de pesos.
Juan Antonio Coloma, elegido diputado, (hijo del senador del mismo nombre y mismo partido), tuvo un gasto proveniente de apoyos privados de casi 170 millones de pesos. El secretario general de la UDI, Javier Macaya, obtuvo unos 144 millones de pesos por “aportes reservados”. Jacqueline van Rysselberghe, llegó a contar con casi 279 millones por ingreso desde privados.
Hubo casos de perdedores de la UDI en las elecciones, pese a haber recibido millonarias sumas desde el anonimato: Manuel Rojas, que llegó a tener para campaña cerca de 300 millones de pesos (candidato a senador) y Gonzalo Uriarte que contó con casi 272 millones de pesos.
Las cifras revelan que la mayor cantidad de dinero que gastaron en campaña las y los candidatos de la UDI, no provino de su organización, ni de ellos mismos (por ejemplo, vía préstamos bancarios), sino de lo que aportaron empresarios y grupos financieros, estableciéndose una conexión tácita entre el poder económico y la UDI.
Algunos informes periodísticos dieron cuenta de donde provienen los dineros del partido de derecha. Un reportaje de La Segunda señaló que “para nadie es sorpresa que la UDI financia sus actividades con dineros de la familia Solari –Falabella-(conectados principalmente con Juan Antonio Coloma, senador, con quien comparten el gusto por los caballos)”.
El Grupo Angelini y la familia Matte son nombrados también como aportadores a campañas electorales del partido de derecha. Debido a su liga ideológica, familiar y amistosa con integrantes de la UDI, a la colectividad le entregan dinero José Yuraszeck y Carlos Alberto Délano.
En su momento, Juan Lazo, tesorero de la UDI, indicó que el 80 por ciento de los ingresos de la colectividad provenía de militantes y empresas.
Todo eso, de seguro, explica que los parlamentarios de la UDI se hayan opuesto férreamente a la propuesta hecha por los legisladores Giorgio Jackson (Revolución Democrática) y Vlado Mirsosevic (Partido Liberal) de terminar con los “aportes reservados”. Particularmente virulentos en rechazar la idea de que se terminen las donaciones de empresarios a la política, fueron los UDI Ernesto Silva y Patricio Melero.
Frenos a investigación caso UDI-PENTA.
Si bien los “aportes reservados” y anónimos es algo legal que permite la legislación vigente –aunque ahora el gobierno enviará una iniciativa para terminar con eso- en los últimos meses aparecieron evidencias de que se habrían cometido irregularidades e ilegalidades en el manejo de plata para las campañas de la Unión Demócrata Independiente.
Es así que la Fiscalía de Alta Complejidad y el Servicio de Impuestos Internos, con el apoyo de la Policía de Investigaciones, están investigando posibles delitos financieros que involucran a personeros de la UDI como Iván Moreira, Laurence Golborne, Ena van Baer y Pablo Zalaquett.
Todo radica en un nexo con la empresa PENTA, dirigida hoy por el ex Canciller de Sebastián Piñera, el empresario Alfredo Moreno, desde la cual aparecen sus máximos directivos, Carlos Alberto Délano (El Choclo) y Carlos Alberto Lavín, ligados a malas prácticas. En el caso de los candidatos de la UDI, por emisión de boletas de honorarios falsas o irregulares y traspasos oscuros de dineros.
Los antecedentes conocidos hablan de que Rodrigo Molina, chofer del senador UDI Iván Moreira, emitió una boleta a PENTA por 10 millones de pesos por servicios de electricista. Verónica Nieto, secretaria de la UDI, habría entregado una boleta a esa empresa por 5 millones de pesos. Existirían documentos por pagos salidos de la agencia de comunicaciones Voxcom, ligada a Laurence Golborne, hacia PENTA.
También se estaría indagando si hubo y cómo fueron aportes de PENTA a la actual senadora Ena von Baer. El caso más ilustrativo es el de Pablo Zalaquett, derrotado aspirante a la Cámara de Diputados, quien contó a El Mostrador que le pidió dinero a Délano y “él, muy cariñoso, me dijo que me iba dar el mayor aporte que pudiera dentro del contexto de las muchas solicitudes que tenía”.
Junto con la labor investigativa de la Fiscalía y el SII, en el Congreso se decidió crear una Comisión Investigadora sobre el caso PENTA-UDI. Esto se planteó a mediados de octubre. Sin embargo, hasta mediados de noviembre se seguía dilatando el inicio de la labores de esa Comisión, lo que de hecho posterga las averiguaciones que pudieran hacer los diputados sobre eventuales ilegalidades en los traspasos de dineros de PENTA a personeros de la UDI.
No dejó de llamar la atención dentro del Parlamento, que cuando la UDI pidió una Comisión Investigadora sobre el caso de la Universidad ARCIS, haciendo acusaciones en contra del Partido Comunista, esa instancia comenzó a funcionar rápidamente. En cambio la que debe investigar a la UDI, se ha ido frenando.
El diputado del Partido Comunista, Guillermo Teillier, expresó que “sería muy grave que alguien aceptara las amenazas de la UDI para tratar de que no prospere la Comisión Investigadora de la Cámara sobre el caso Penta”.
El partido de derecha recurrió a varias medidas para contener el avasallamiento de evidencias y cuestionamientos. Se fue contra el Fiscal, Carlos Gajardo, acusándolo de “filtrar” información; acusó de “sesgo ideológico” en la investigación; desde la UDI dijeron que el Servicio de Impuestos Internos estaba convertido “en una policía” al servicio de la Nueva Mayoría. Además, el partido derechista planteó y consiguió que se creara otra Comisión Investigadora, para analizar el origen de gastos de campaña de todas las colectividades políticas.
Pero desde la propia derecha hubo inquietud y cuestionamientos.
La senadora Lily Pérez, de Amplitud, indicó que “se ha hablado de una especie de blanqueo de situaciones irregulares que se habrían dado en algunas campañas” y afirmó que “no estamos disponibles para blanquear situaciones irregulares”. El senador de Renovación Nacional, Manuel José Ossandón, sostuvo que “esto afecta mucho a la UDI, porque está demostrando que hay gente que pone plata y que además manda en ese partido”.
Lo concreto es que va terminando el año, el periodo legislativo, los plazos se cumplen, y no hay resoluciones ni conclusiones sobre el origen y forma de captación de las platas de la UDI en las campañas electorales, ni sobre el comportamiento legal de varios de sus personeros en la búsqueda o tratamiento de los “aportes reservados” o anónimos.
Los dineros de campaña de candidatos de la UDI siguen en una nebulosa.
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Fuente: Reporte