por María Julia Mayoral.
En apenas 30 años, la cantidad de desechos sólidos en el planeta podría crecer 70 por ciento frente a los niveles actuales, con severas consecuencias económicas y medioambientales.
Un reciente estudio internacional, elaborado por el Banco Mundial (BM) con el título What a Waste 2.0: A Global Snapshot of Solid Waste Management to 2050 (Los desechos 2.0: Un panorama global de la gestión de desechos sólidos hasta 2050), sustentó los motivos de alarma.
Agencias de Naciones Unidas, organizaciones no gubernamentales, científicos y autoridades de diversos países también abogan por medidas urgentes de contención y por el cambio de patrones productivos y de consumo.
Según cálculos del BM, la generación de desechos, impulsada por la rápida urbanización y el crecimiento de las poblaciones, podría pasar de los dos mil 10 millones de toneladas registradas en 2016 a tres mil 400 millones en 2050.
Aunque los países de ingreso alto equivalen al 16 por ciento de la población en el orbe, producen más de un tercio (34 por ciento) de los desperdicios.
Para 2050 resulta probable que la generación de basura en las regiones de África al sur del Sahara y Asia meridional se triplique y duplique, respectivamente.
Entre los asuntos más preocupantes está el manejo de los plásticos, cuya alta resistencia alarga los posibles efectos contaminantes sobre los ecosistemas terrestres y marinos: en 2016 sumaron 242 millones de toneladas de desechos sólidos, equivalentes al 12 por ciento del total mundial.
Los científicos australianos Denise Hardesty y Chris Wilcox calcularon que existen cerca de 7,5 millones absorventes o pajillas de plástico (usadas para ingerir líquidos) en las costas estadounidenses, tomando como base la basura recolectada en litorales de ese país a lo largo de cinco años. Para ellos, eso significa que hay entre 437 millones y ocho mil 300 millones en las costas de todo el orbe, y se trata apenas de un ínfimo ejemplo.
Al decir de Hardesty, las aves marinas pueden consumir hasta ocho por ciento de su peso corporal en plástico, que para los humanos “es equivalente a que una mujer promedio tenga el peso de dos bebés en su estómago”.
Por cada medio kilogramo de plancton marino hay tres kilogramos de plásticos. Por cada kilómetro cuadrado se encuentran flotando 18 mil piezas de basura plástica afectando la vida marina, expuso la fundación británica Ellen MacArthur.
Como promedio, reseñó el BM, las naciones de ingreso alto recuperan más de un tercio de los desechos por medio del reciclaje y la elaboración de compost, mientras que en los países pobres la proporción ronda los cuatro puntos porcentuales.
Solo en 2016, advirtió el ente financiero, el tratamiento y la eliminación de desechos arrojaron a la atmósfera mil 600 millones de toneladas de dióxido de carbono equivalente, lo que representó alrededor del cinco por ciento de las emisiones mundiales.
A juicio de la vicepresidenta de Desarrollo Sostenible del BM, Laura Tuck, “desafortunadamente los más pobres de la sociedad suelen ser los más perjudicados por la mala gestión de los desechos. Pero las cosas no tienen por qué ser así. Los recursos que tenemos, enfatizó, deben usarse y reutilizarse continuamente, de manera que no terminen en los vertederos”.
En opinión del BM, resulta esencial construir economías circulares, en las cuales los productos se diseñen y optimicen para ser reutilizados y reciclados, a fin de asegurar el uso eficiente de los recursos y minimizar el impacto ambiental.
Con vistas a lograr ese objetivo haría falta proporcionar financiamiento a los países más necesitados, contribuir a la puesta en práctica de programas integrales de reciclaje y reducir los desechos alimenticios a través de la educación del consumidor.
Evaluaciones del Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (Pnuma) insisten en que el reciclaje inteligente es la clave para enfrentar el problema, cuando también tienden a aumentar los residuos electrónicos.
“En nuestra imprudente cultura del desecho, esto puede parecer irrelevante, pero no lo es. Los metales y algunos otros materiales no son finitos y aun así los arrojamos como si lo fueran. Máquinas de café, neveras, cables eléctricos, ordenadores, televisores y viejos radios analógicos se están acumulando en vertederos de todo el mundo”, expuso la agencia de ONU.
No debería pasar por alto que “los productos electrónicos están aumentando exponencialmente en número, variedad y complejidad, y todos ellos utilizan elementos tanto valiosos como peligrosos”, recomendó el directivo del Pnuma Keith Alverson.
A juicio del perito, el desafío de reutilizar, reciclar y eliminar adecuadamente los desechos electrónicos resulta enorme y continuará creciendo, tanto en el ámbito empresarial como familiar a escala global.
“Tenemos que pensar detenidamente e implementar soluciones para los desechos electrónicos, ya que permaneceremos beneficiándonos cada vez más de los bienes y servicios que nos provee la tecnología”, añadió.
Investigaciones de Naciones Unidas revelaron que entre el 60 y el 90 por ciento de los desechos electrónicos se comercializan o descargan de manera ilícita, a menudo con la participación de bandas criminales trasnacionales.
“Es ilegal exportar desechos electrónicos, pero las redes extensas de contrabando clasifican los desechos como artículos de segunda mano y los arrojan en lugares como Ghana, India, Pakistán y Brasil”, dijo el doctor Christian Nellemann, del Centro Noruego de Análisis Globales.
Indagaciones del Panel Internacional de Recursos avalaron que el aprovechamiento resulta sostenidamente bajo: de 60 metales estudiados solo un tercio registró una tasa de reciclaje superior al 50 por ciento y el indicador fue inferior al uno por ciento en el caso de 34 elementos.
Montañas de desechos inundan el planeta; el asunto es de dominio público, pero, a juzgar por los hechos, las soluciones carecen de la integralidad y el dinamismo necesarios.
Fuente: Prensa Latina