Los científicos del Instituto Astrofísico de Canarias, España, han encontrado la respuesta a la pregunta de qué sucede cuando algo cae en un agujero negro.
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En torno a los agujeros negros existe un disco de acreción una mezcla de material y partículas.
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Cuando una parte de esta materia cae en el agujero, otra parte desaparece y el resto resulta en explosiones de radiación y luz.
Los astrónomos comenzaron su estudio tras observar por primera vez el viento producido por el V404 Cygni, un agujero negro muy brillante, que entró en erupción el verano pasado después de 25 años de calma total.
Erupciones similares se habían registrado en los años 1956 y 1938.
A través del instrumento Osiris del Gran Telescopio de Canarias (GTC) los astrónomos observaron el viento producido por el agujero negro en las capas externas del disco.
El viento es un remolino de átomos de helio e hidrógeno que se mueve a una velocidad de 3.000 kilómetros por segundo, lo que hace que la materia y las partículas se escapen del agujero y salgan al espacio.
Es la primera vez que ha sido captado este proceso y su análisis puede revelar más detalles sobre los agujeros cósmicos.
El sistema binario V404 Cygni está a unos 8.000 años luz, lo que lo convierte en uno de los agujeros negros más cercanos a nuestro planeta. Consiste en una estrella un poco menor que el Sol y un agujero negro «con 12 veces más masa que, literalmente, la está devorando».
Su explosión se convirtió en una fuente de rayos X, cuya luz se hubiera podido ver en la Tierra si no hubiese polvo estelar.
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Con referencia a la erupción que tuvo lugar el pasado junio, Teo Muñoz Darias, astrónomo del Instituto de Astrofísica de Canarias y autor principal del artículo, ha compartido con la revista ‘Materia’ que lo que vieron por el telescopio fue parecido a estar observando en la oscuridad y «de repente se encienden unas luces de discoteca».
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