Mediante una reconstrucción minuciosa, en la que se enlazan animaciones digitales con testimonios de protagonistas, un reportaje especial de TVN recreó vívidamente los últimos días de Víctor Jara y su calvario en el ex Estadio Chile, el 16 de septiembre de 1973. Verguenza etarna para los asesinos.
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Alrededor de las 18.00 horas del 16 de septiembre de 1973, un escuadrón de militares llegó a la instalación deportiva, donde se les ordenó vigilar las casetas de transmisión del recinto. Varios testimonios afirman que en el lugar estaba, detenhidos Víctor Jara, el director de Prisiones, Litre Quiroga, y el director de Investigaciones, Eduardo ‘Coco’ Paredes.
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Horas más tarde, el teniente Pedro Barrientos. -declarado el pasado mes de junio culpable de torturar y ejecutar extrajudicialmente a Víctor Jara por un tribunal de Estados Unidos- llegó a la habitación donde los militares Nelson Haase y Rodrigo Rodríguez custodiaban al cantautor.
En ese momento, los presentes comenzaron a insultarlo por su condición de comunista.
Más tarde, según el principal testigo, soldado José Alfonso Paredes Márquez, Barrientos mandó a Jara de vuelta a su habitáculo. Ya al caer la noche, el testigo comentó que vio el ingreso en el subterráneo de unos 15 presos, entre los que se encontraba Jara.
En ese momento, Paredes pudo ver cómo supuestamente un subteniente, que también estaba a cargo de los conscriptos, comenzó a jugar a la ruleta rusa con su revólver apoyado en la sien de Víctor Jara. Con este diabólico pasatiempo, el cantautor recibió un impacto mortal en su sien.
Según Paredes, este presenció cómo su cuerpo cayó al suelo de costado y con convulsiones.Entonces, los militares le dispararon ráfagas, al punto que recibió 44 impactos de bala, como estableció la autopsia.
Víctor Jara murió después de cuatro días de tortura y sufrimiento, durante los cuales Jara se vio sometido a al menos dos interrogatorios en los camarines del recinto, donde fue objeto de numerosas torturas, entre ellas la fractura de sus manos a golpes de culata.
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Los últimos presos que vieron a Jara con vida aseguraron que su cuerpo estaba lleno de magulladuras y su cara hinchada. Sus restos, que pasarían días en la entrada del recinto deportivo junto a otros cadáveres, fueron hallados por funcionarios de la Primera Comisaría de Carabineros de Renca, quienes lo trasladaron al Instituto Médico Legal sin saber su identidad.
Casi 43 años después de lo sucedido, en junio de este año, un tribunal federal de Estados Unidos declaró culpable al exmilitar Barrientos, por torturar y ejecutar extrajudicialmente al cantante, activista y político.
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Barrientos, nacido en Chile pero con nacionalidad estadounidense y residente en Florida, fue declarado culpable tras las acusaciones interpuestas por la viuda del cantante y sus dos hijas.
El juez exigió al exoficial una indemnización por daños y perjuicios de 28 millones de dólares. .
Durante el juicio, que duró dos días, Barrientos negó conocer al cantautor durante el período de ejecuciones de la dictadura de Pinochet, perpetrados en el Estadio Chile, y aseguró que no supo quién era hasta mucho después de que ocurriera el asesinato. No obstante, varios testigos, entre ellos Paredes, aseguraron que Barrientos era uno de los militares que estuvieron detrás de los asesinatos de Estadio Chile e incluso indicaron que fueron testigos de las torturas a los detenidos.
Si bien se le declaró culpable por tortura y asesinato extrajudicial, el juez desestimó el cargo de crimen de lesa humanidad.
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