domingo, noviembre 24, 2024
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Tremendo Aporte: Dos Científicos Cubanos Debaten sobre Monsanto y Alimentos Transgénicos

Los alimentos transgénicos son aquellos que han sido producidos a partir de un organismo modificado mediante ingeniería genética y al que se le han incorporado genes de otro organismo para producir las características deseadas. Los estándares de Cuba para el control de los alimentos modificados genéticamente son muy altos, reconocen especialistas consultados por Cubadebate, en un foro apasionante, que no dejará a nadie indiferente.

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Buenos días o buenas noches para los que nos están escuchando a esta hora a través de Spreaker, una plataforma que nos permite llegar también por audio a nuestros seguidores en la red. Hoy conversaremos sobre el desarrollo de los transgénicos, un tema que ya ha tenido una gran repercusión en Cubadebate, a raíz de varios artículos que hemos publicado, en el que nuestros lectores expresan, a veces de manera pasional, puntos de vista polémicos, igual que está ocurriendo en el mundo, particularmente en la comunidad científica y entre las organizaciones ecologistas.

El pasado 30 junio, más de cien ganadores del Premio Nobel -109 en total- publicaron una carta dirigida a los líderes de la organización ecologista Greenpeace, las Naciones Unidas y los gobiernos de todo el mundo.

Allí estos científicos fijan sus puntos de vista sobre los cultivos y alimentos mejorados mediante la biotecnología y señalan que estos son más seguro que los derivados de cualquier otro método de producción y acusan a las organizaciones opuestas a la mejora vegetal moderna como Greenpeace de oponerse a las innovaciones biotecnológicas en la agricultura, de haber tergiversado sus riesgos y beneficios y además de apoyar la destrucción criminal de ensayos de campo aprobados y de proyectos de investigación.

Suenan bastante irritados, mientras que, por otro lado, los ecologistas llevan años intentando impedir el uso de los transgénicos.

Hay argumentos muy sólidos de parte y parte, pero ¿quién tiene la verdad? ¿Cómo encarar esta discusión? Para ganar un poco de claridad he invitado a dos expertos cubanos.

A mi derecha está Luis Montero Cabrera, Doctor en Ciencias y miembro titular de la Academia de Ciencias de Cuba. Preside la Sociedad Cubana de Química en el período 2012 – 2016 y el Consejo Científico de la Universidad de La Habana desde 2005, pero su cargo más importante ahora es el de columnista de Cubadebate (risas).

Acaba de publicar un trabajo titulado “Los transgénicos y los premios Nobel”, que ha tenido un gran tráfico en nuestra web, al punto de que hoy usted busca la palabra transgénico en Google News y entre los primeros trabajos listados está el de Montero.

También nos acompaña Abel Hernández Velázquez, Investigador del Centro de Ingeniería Genética y Biotecnología (CIGB) de Cuba, quien es además el jefe del Departamento de Biotecnología de las Plantas de esa institución, licenciado en Bioquímica y Master en Tendencias Actuales de la Biotecnología Contemporánea. Bienvenidos al Estudio Panamericano de Radio Rebelde, desde donde transmitimos este programa. Y, obviamente, comencemos por los pro y los contras de los transgénicos, que generan tanto debate.

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Los pro

Luis A. Montero Cabrera: Primero quisiera invitar a pensar. Veamos la cuestión desde el punto de vista del pensamiento científico. Desde que el hombre apareció sobre sobre la tierra está alterando su entorno igual que cualquier otra especie; o sea, las especies animales y vegetales se adaptan a su entorno y el hombre tiene una forma muy particular de hacerlo, porque tiene racionalidad, capacidad de intercambio de información, aprende a hacerlo.

Cuando el hombre cambió de ser cazador-recolector para agricultor provocó una transformación espectacular en la ecología. Fue probablemente el cambio más dramático provocado por el hombre a la naturaleza en toda su historia. Lo que se ha hecho es simplemente seguir avanzando.

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¿Qué diferencia tenemos hoy en cualquier tecnología que tu apliques a la producción de alimentos? Pues que ahora se sabe lo que se está haciendo. Cuando el hombre hizo por primera vez agricultura puede haber acabado con especies que nunca más volverán a existir. En el momento de desmontar bosques, en el proceso de adaptar su terreno a lo que él necesitaba producir, pudo destruir riquezas genéticas que nunca más se recuperarán. Pero hoy en día todo se sabe por qué se hace y además la ciencia seria tiene salvaguardas para prevenir cualquier problema que pueda ocurrir.

-Pero pueden ocurrir problemas, daños no previstos.

Luis A. Montero Cabrera: Por supuesto que pueden ocurrir problemas. Sería irresponsable decir que cualquier alteración en el entorno no va a producir ningún problema, pero los avances científicos y tecnológicos significan un “pro” importantísimo por sí mismos.

Los “contra”, por supuesto que también existen. Si usted no controló adecuadamente la toxicidad de un determinado cambio, por ejemplo. Pero es muy difícil que llegue a pasar, porque con las regulaciones que existen hoy en día es poco probable que se masifique algo que pueda causar problemas.

Las salvaguardas son muy fuertes, porque cualquier evento que pueda ocurrir en torno a esto puede ser muy dañino. En un país capitalista como Estados Unidos puede perjudicar hasta la economía del consocio que lo haga, porque le pueden poner una multa que lo llevaría a la quiebra. Y en un país como el nuestro, por supuesto, lo que más interesa es la persona, la salud, y por ello las regulaciones que tienen nuestros centros de investigación en este campo son espectaculares.

Abel Hernández Velázquez: Hace mucho tiempo las regulaciones con los transgénicos son extremadamente fuertes. Desde que uno está trabajando en la investigación ya el proceso es regulado. Hay que solicitar licencia a la entidad regulatoria. Desde la comprobación en parcelas pequeñas hasta los procesos de extensión, todo está altamente regulado.

Hay ejemplos en la literatura que han demostrado que proyectos transgénicos no llegan a la producción precisamente porque durante la investigación aparecen barreras desde el punto de vista regulatorios, porque potencialmente pueden ser perjudiciales al ambiente o perjudiciales al humano, o puedan resultar tóxico. Son procesos muy regulados y las entidades regulatorias son respetadas.

Cuando se aprueba la introducción de un producto transgénico de una empresa determinada, antes de ser comercializada o utilizada por el país, tiene que ser aprobado por las entidades regulatorias de esa nación. Es un procedimiento inviolable. O sea, vuelve a ser estudiado.

Es el caso de los eventos transgénicos que existen aprobados o registrados en Cuba. Se han tenido que someter a ensayos de ecotoxicología, porque evidentemente la fauna asociada a los alimentos transgénicos que se han registrado en Cuba es distinta a la de otros países como EE.UU o el mismo Brasil. Son faunas distintas y entonces los estudios de ecotoxicología se realizan invariablemente antes de aprobar un producto. Tú tienes que hacer la equivalencia sustancial, demostrar que el alimento transgénico que uno está produciendo es similar en cuanto a propiedad nutritiva, propiedad alimenticia, al cultivo que le dio origen. O sea, todos esos elementos son regulados, sin contar los aspectos toxicológicos que mencioné.

Los contra

-¿Cuáles son los contra de esta tecnología?

Abel Hernández Velázquez: La comercialización ahora mismo de los productos transgénicos está demasiado monopolizada. Hay compañías que rectorean la comercialización de los alimentos transgénicos en el mundo y que son verdaderas trasnacionales monopólicas y abusivas sobre todo en el uso de la semilla. Es lo que ha generado la reacción de las sociedades civiles en los países y que impacta sobre todo de la población más pobre o menos favorecida, que sufren las consecuencias de la monopolización de los cultivos transgénicos, y que ha sido objeto de controversia o de combate por las mismas organizaciones como Greenpeace y por otras.

Además, en contra se esgrimen algunos factores relacionados con la inocuidad y con las pruebas que pueden afectar el ambiente; pero la inocuidad de los mismos está demostrada. Los transgénicos se vienen usando por lo menos los más importantes desde hace más de 20 años y la inocuidad ha sido demostrada por muchos científicos a nivel mundial, por muchas entidades regulatorias de alto nivel como son las entidades regulatorias europeas, las entidades estadounidenses, que demuestran la inocuidad de los organismos genéticamente modificados para el consumo humano y para el consumo animal.

Sin embargo, organizaciones y algunos científicos todavía publican resultados de tipo dudoso. Hace unos días estaba leyendo una publicación en Nature relacionado con unas investigaciones que hicieron en un laboratorio de Italia donde publicaron 3 o 4 artículos científicos que decían, que demostraban científicamente que los alimentos transgénicos pueden afectar la salud animal; sin embargo, revisores de este artículo encontraron que había cierto grado de fraude en el mismo. O sea, que existen todavía opiniones en contra fundamentalmente basadas en el mecanismo de monopolización sobre la producción de alimentos transgénicos y otros que se basan y se justifican en determinados estudios científicos que no son demostrados científicamente.

-El caballo de batallas en este debate ha sido la transnacional Monsanto. ¿Será posible separar las críticas a una empresa concreta, Monsanto, de la opinión sobre los organismos modificados genéticamente?

Luis A. Montero: Sí, pero el problema de la monopolización es precisamente ese. No es ni Monsanto, ni ninguna compañía. El asunto es que se les deje monopolizar. Si usted no se apropia de la tecnología y usted no la produce por sí mismo, pues entonces sí van a sacar ventaja los monopolios y sí van a vender bien. Van a ser el negocio puro y no van a tener la contraposición con la verdadera ciencia para hacer las cosas. O sea, que yo pienso que dejarles ese terreno a los monopolios es en realidad no combatir y no llevar adelante la batalla.

Quiero llamar la atención de algo también hablando de la filosofía general de la tecnología en la agricultura. En muchos artículos se reporta que el 25% del nitrógeno que hay en nuestros cuerpos fue producido o ha sido producido gracias a los fertilizantes artificiales. Los fertilizantes artificiales fueron una revolución de la tecnología química de finales del siglo XIX y principios del XX. El proceso mediante el cual se producen es brutal contra el medio ambiente. Significa un consumo de energía fósil muy elevado; incluso los reactores tienen determinados requisitos, porque funcionan a muy alta presión. Pero si no se hubiera producido todo el fertilizante artificial que se ha obtenido en el siglo XX y lo que va en el siglo XXI y lo que se producirá en el futuro, probablemente muchos de los que estamos aquí no existiríamos en este momento, porque hubieran ocurrido hambrunas y guerras que no hubieran permitido que se alcanzara la población actual en el mundo.
La agricultura nunca es ecológica, siempre tiene impacto ambiental

-Aunque los fertilizantes tienen muy mala prensa. Todo el mundo apuesta a la agricultura orgánica.

Luis A. Montero Cabrera: Con la agricultura urbana solamente nos morimos de hambre. Hay que hacer ciencia y tecnología, hay que saberlos utilizar. Si usted sabe utilizar los fertilizantes artificiales y los dosifica adecuadamente y controla su utilización, no hay problemas. Ahora, si usted lo usa sin control y sin saber lo que está haciendo…

Aquí juega la cultura. Puse el ejemplo original de los primeros agricultores. Ellos fueron depredadores, porque no sabían lo que estaban haciendo con el ambiente. El ser humano contemporáneo debe hacer que la población crezca a base de sabiduría. No hay un solo producto transgénico que se haya producido sin saber lo que se está haciendo. Ni el peor monopolio ignora cuál es su composición genética y lo qué puede aportar. Con la tecnología de hoy día se pueden conocer cuáles son los componentes genéticos de cualquier producto de este tipo y por supuesto se puede hasta predecir los impactos que pueda tener y neutralizarlos.

¿Usted no va a utilizar una guagua porque teme que el CO2 vaya a la atmosfera? No señor mío, busque la forma que el CO2 no afecte, o disminuya la cantidad de CO2 en la atmósfera, porque usted tiene que transportarse. La resistencia a los transgénicos proviene de gente que no ha conocido el hambre

Abel Hernández Velázquez: Las entidades regulatorias exigen la caracterización genética de los eventos, algo que no ocurre normalmente en otro tipo de proceso de generación. Por ejemplo, se hace cruzamiento para el mejoramiento de una especie y uno no caracteriza, cuando ahí se están cruzando miles de genes de una planta con miles de genes de otra planta.

Sin embargo, con un organismo genéticamente modificado, que uno sabe artificialmente que es lo que le va incorporando, además después lo caracteriza a nivel genético y comprueba qué es lo que exactamente está pasando. Es algo que estamos debatiendo mucho a nivel de Academia en Cuba y en otros lugares del mundo también.

-El enfrentamiento de Premios Nobel y Greenpeace surge a raíz de la producción del arroz dorado. Greenpeace pone en duda los beneficios de este arroz y dice que la solución más adecuada es proporcionar a la población una alimentación sana y variada. ¿Cuál es el punto de vista de ustedes?

Luis A. Montero Cabrera: Hoy día hay transnacionales que controlan los famosos alimentos orgánicos. De hecho, se llaman orgánicos a veces a determinados alimentos y es una soberana estafa, porque pueden ser hasta con un producto de más contaminación que otros que tienen tecnología encima.

Abel Hernández Velázquez: El arroz dorado es un cereal que ha estado en estudios durante muchos años. La modificación genética incrementa la producción de las provitaminas A en la semilla del grano de arroz que nos comemos, un elemento que no está en ese grano de arroz. Se modifica genéticamente el grano para producirlo.

Luis A. Montero Cabrera: Hay determinadas vitaminas o provitaminas, como dice Abel, que no las producimos los humanos y que definitivamente tenemos que adquirirlas o por lo menos adquirir la base química de ellas y nosotros transformarlas con nuestras rutas bioquímicas metabólicas, para satisfacer nuestra necesidad de sus derivados.

Yo te estoy viendo a tí porque tengo “retinal” en mis ojos y ese retinal no estaba originalmente en mí. El sistema químico del humano es incapaz de producir la estructura química en la que se sustenta. La ingerimos con ciertos alimentos, pasa por la cadena digestiva, llega a la sangre y entonces lo que sí hacemos allí, en nuestras células, es transformarla y poner el retinal resultante en la proteína que tiene que estar en mis ojos para que pueda ver.

Si no te alimentas con carotenos o con provitaminas A, pues entonces los problemas son graves, problemas en los que todo el sistema vital se desbalancea. Entre otras cosas la persona se puede quedar ciega.

¿Qué pasa? Que no son muchos los alimentos que tienen esos productos. Entonces cualquier fuente adicional de carotenos es bienvenida. Lo que han querido hacer los suizos con el arroz dorado es sumar una fuente más de caroteno al humano en su alimentación. Y han donado la patente para que cualquiera, y también los monopolios, lo pueda producir. Claro que sí que una alimentación balanceada resuelve ese problema, como dicen los detractores.

¿Pero quién puede garantizar una alimentación balanceada en lugares donde la única fuente de alimentación puede ser el arroz? Esa filosofía es sostenible cuando usted tiene un supermercado cerca y tiene el dinero para ir a buscar la comida que usted desee en ese supermercado. Pero esa no es la situación de las grandes mayorías en este mundo. Por lo tanto, la lucha contra los monopolios que puedan producir eso es muy correcta y muy razonable para que se eviten las consecuencias deshumanizantes de muchos negocios; pero una cosa es evitar los efectos negativos de la monopolización y otra cosa es darle la espalda al conocimiento.

-José Manuel Mulet, profesor e investigador de Biología Molecular y Celular de Plantas, de la Universidad de Valencia asegura que los antitransgénicos son como los negacionistas del cambio climático. Es absurdo prohibir los transgénicos cuando es imposible vivir sin ellos.

Abel Hernández Velázquez: Yo coincido. En ocasiones hay científicos, incluso órganos de prensa, que combaten más la tecnología, cuando deberían estar combatiendo las políticas monopólicas. La tecnología en los transgénicos es una tecnología positiva por todas estas razones. Sin embargo, se confunde el combate contra las transnacionales de semilla con el combate en contra de las plantas transgénicas y entonces pasa que es muy difícil avanzar.

Nosotros no tenemos que ver nada con las transnacionales, ninguna está aquí en Cuba, y nos cuesta mucho trabajo avanzar con los proyectos de investigación que usan los transgénicos, o aplicar en el campo los proyectos.

-¿En Cuba?

Abel Hernández Velázquez: Incluso en Cuba es difícil. O sea, en Cuba existen entidades regulatorias importantes que evalúan y aprueban el uso de los transgénicos. Llevar eso a la producción, lograr que se promueva el uso de los transgénicos en la agricultura cubana cuando se sabe que puede tener un impacto importante en la producción de granos, es bastante complicado.

Luis A. Montero Cabrera: En Cuba hay un problema adicional. En Cuba no está establecido un sistema nacional de la ciencia y la tecnología, de la innovación, eficiente y actualizado. El problema de los transgénicos cubanos es uno más de los que tiene Cuba con la penetración de la innovación en la economía y en la producción social de valor a partir del conocimiento, que es muy grave.

-Sin embargo, una de las áreas de mayor desarrollo en este país es la Biotecnología, que se ha convertido también en un renglón de gran impacto en la economía del país.

Luis A. Montero Cabrera: Porque ha tenido un favorecimiento estatal especial e importante. Pero otras áreas del conocimiento donde no se ha notado esa presencia del apoyo estatal central la han pasado difícil. De hecho, te puedo decir que hay cientos de premios de la Academia de Ciencias de los cuales puede haber una respetable proporción que serían perfectamente aplicables y muy útiles. Sin embargo, no logramos que se aprovechen para avanzar económica y socialmente, porque el Sistema Nacional de Ciencia y Tecnología se ha quedado en el sector de la educación, la ciencia y la tecnología, y no se ha considerado como inherente a toda la sociedad. Y eso es muy inconveniente en un sistema de planificación centralizada.

La ciencia y la tecnología deberían ser tanto el problema del director de una empresa porcina como del director del CIGB, pero al que se le exige por la ciencia es al CIGB, no al director de la empresa porcina. Al director de la empresa porcina se le exige que cumpla el plan de carne de cerdo y al de la Antillana de Acero porque cumpla el plan de cabillas. A ninguno de los dos se les exige porque generen valor agregado producto de la utilización de los nuevos conocimientos y la innovación. Eso otro es siempre riesgoso, los emprendimientos siempre son riesgosos y cuesta trabajo ponerlos en un plan centralizado, convertirlos en “cifras directivas”. Pero sin emprendimientos las economías se estancan, no crecen, no llegan nunca a satisfacer las necesidades del progreso de la sociedad.

La visión de Cuba

-¿Cuál es la visión de Cuba sobre los transgénicos?

Abel Hernández Velázquez: Nosotros recién hicimos un taller que va dirigido a académicos de la Sesión Agraria de la Academia de Ciencias de Cuba sobre el tema de los organismos genéticamente modificados a nivel mundial y nacional. Se realizó en abril con el apoyo del ICA (Instituto de Ciencia Animal), y el CIGB, donde se invitaron a todos los académicos de la Sesión Agraria. En Cuba cumplimos la legislación del país. Cuba tiene una ley de seguridad biológica aprobada, que dicta cuál es el mecanismo para la incorporación de organismos genéticamente modificados en la nación.

Siguiendo esa indicación tenemos en estos momentos aprobados en el registro de variedades dos líneas transgénicas de soya, una variedad transgénica de maíz, y tres híbridos transgénicos de maíz. Estamos en fase de desarrollo de tres nuevas líneas de soya transgénica, y debemos registrar el año próximo también los primeros híbridos de maíz transgénico que queremos se escale en producción

-¿Cuáles son sus ventajas?

Abel Hernández Velázquez: Por ejemplo, el maíz que está registrado y se produjo llegó a producir 2 000 hectáreas en Cuba entre 2009 y 2011, con muy buen rendimiento, por encima de 3 ó 4 toneladas por hectáreas, a pesar de que era una variedad que no era el sistema de producción más extendido a nivel mundial. A nivel mundial lo que se usa para tecnología de maíz es normalmente tecnología de híbridos, que es lo que estamos tratando de incorporar ahora de conjunto con otros institutos del país: generar híbridos que pueden ser transgénicos o no, pero que aporten mayores niveles de producción.

Básicamente los transgénicos en el caso del maíz dan un maíz resistente a un herbicida; o sea, que tú puedes plantar grandes extensiones y después pones un herbicida que controla las malas yerbas. Uno de los problemas fundamentales que tiene la producción de maíz en Cuba son las malezas. Y otro de los problemas que controla es que este maíz es resistente a una de las plagas del maíz, que es la palomilla de maíz, y eso hace que se incrementen los rendimientos considerablemente.

Nosotros hemos logrado obtener rendimiento a partir de la parcela experimental de CIGB superior a las 7 u 8 toneladas por hectáreas, cuando en Cuba lo que registra la Oficina Nacional de Estadísticas es aproximadamente alrededor de 2.5 toneladas por hectáreas. Hay que ver, cuando se escale a parcelas más grandes, si ese rendimiento varía un poco, pero nosotros estamos apostando que mínimamente produzca unas 5 toneladas por hectáreas a nivel productivo, que incrementaría las producciones de maíz en Cuba.

Luis A. Montero Cabrera: Permíteme hacer una pequeña aclaración. ¿Cuál es el problema de los herbicidas y el maíz? El maíz es una gramínea igual que la mayoría de las yerbas. Por lo tanto, cuando tú tienes un herbicida que mata gramínea, mata yerba y mata maíz. Si tú logras que ese maíz no se muera con el herbicida normal de las gramíneas, acabas solo con las malas hierbas y le dejas al maíz todos los nutrientes que esa mala hierba le roba. Por supuesto, los herbicidas hay que aplicarlos con normas, con regulaciones, y pueden ser herbicidas artificiales. Una buena tecnología utiliza todo, una buena tecnología no deja que nada se quede sin utilizar y solo afecta mínima y controladamente al medio ambiente, porque esa es una condición para tener una buena tecnología. Una buena tecnología lo es cuando se sabe utilizar para que se maximicen los beneficios y minimicen los perjuicios.

Abel Hernández Velázquez: Hay algo adicional. La cosecha debe realizarse en un área que realmente le saque el provecho a la tecnología, con grandes extensiones de producción. Con micro parcelas no vive este mundo. En una parcela el campesino mismo puede controlar la hierba, pero para alimentar a una población se requieren grandes extensiones de tierra. Nosotros tenemos polos graneros en el país que tienen más de 10 000 y 15 000 hectáreas de tierra, que ya están incorporando a partir del proceso inversionista los sistemas de riego. Es casi imposible controlar la hierba por el guataqueo, o utilizando herbicidas que no son tan potentes como estos. Además, el proceso de cosecha del maíz se facilita mucho a la hora de utilizar la maquinaria, porque todo tiene que ser mecanizado. La maleza afecta el funcionamiento de la máquina y hace que uno pierda rendimiento en la cosecha. O sea, controlar la hierba es fundamental en una producción a gran escala de maíz en Cuba.
El Trópico es decisivo

Luis A. Montero Cabrera: En el Trópico es decisivo. En los países templados tú siembras el maíz y tienes que controlar la mala hierba, pero las propias condiciones climáticas no invitan a su proliferación. Aquí te nace de todo en un momentico. Tú puedes arrasar un terreno, lo matas todo con ácido sulfúrico, y a las tres semanas ya está lleno de hierba. Eso pasa en el Trópico. La vida tiende a ser más diversa, porque hay más energía en el entorno, y la fertilidad natural del entorno es inmensa. ¿Por qué la caña de azúcar es un éxito en Cuba? Porque una vez que nace y crece es la más mala hierba de todas las malas hierbas. Por eso es tan eficiente y yo estoy convencido de que será tan eficiente en el futuro la caña para nuestra economía como lo soñó el Che. Y lo que pasa con el maíz es que si no utilizas la tecnología no progresa una producción masiva de maíz. Tengo entendido que nosotros sí consumimos bastante maíz transgénico. Cuando hacemos una buena harina de maíz con harina argentina, es transgénico.

Abel Hernández Velázquez: El 30 por ciento del maíz que se comercializa en el mundo es transgénico y ni hablar de la soya que es casi el 80 por ciento.

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Los transgénicos no son monstruos

-Monsanto ha sido y sigue siendo una de las empresas que ha creado más controversia a nivel mundial. En México los ambientalistas se han enfrentado ferozmente a la producción de su maíz transgénico. Esgrimen que sus productos supone un peligro potencial para la salud humana, animales, plantas y sobre el medio ambiente en general, y tal parece que hay una brecha entre lo que opinan los científicos y los ciudadanos en este asunto. ¿Cómo piensan convencer al gran público de que los transgénicos no son monstruos?

Luis A. Montero Cabrera: En México, más que Monsanto, lo que ha aniquilado la competitividad es el Tratado de Libre Comercio que Monsanto. Tengo la impresión de que cuando tú estableces un esquema de libre comercio tienes que valorar muy bien qué ventajas y qué desventajas tienes. Si el campesino mexicano está tecnológicamente en desventaja con respecto al campesino norteamericano, y además no está subvencionado en la competencia del maíz mexicano con el maíz norteamericano… se trata de una pelea de león contra mono, y el mono amarrado. No es solamente un problema de Monsanto, él es la cara física del problema, y puede ser una cara que efectivamente tenga prácticas monopólicas…

Personalmente no tengo información sobre eso, no quisiera emitir un criterio a priori, con lo cual no me pueda responsabilizar. Pero pienso que obviamente todos los monopolios tienen una cara comunicacional, y esa se puede manifestar de muchas formas. Ellos saben cómo defenderse muy bien. Desgraciadamente, la ciencia y la tecnología no tienen muy buenos defensores en nuestras sociedades.

-Mientras los biotecnólogos aparecen como una especie de aprendices de brujo…

Luis A. Montero Cabrera: Hay mucho de creencias, mucho de una falsa espiritualidad en torno a esas cosas. A mucha gente no le preocupa que alguien le atribuya algo sobrenatural a un sillón que se mece solo con el viento. Sin embargo, sí puede preocuparle que usted desarrolle algo que aparezca novedoso y rupturista y que aunque usted sepa lo que está haciendo, llegué a producir bienes para los demás.

–Medios como La Jornada, por ejemplo, hablan de que se ha producido una especie de reencarnación de la Santa Inquisición, del tipo de institución que a la vez que se oponen a los avances científicos, apoyan las encíclicas del Vaticano referidas el medio ambiente.

Luis A. Montero Cabrera: No puedo pronunciarme contra las creencias serias, las respeto absolutamente; pero lo que sí no puede ocurrir es que algo que tú demuestres y que sea demostrado por terceros, que haya una evidente y fehaciente verdad en lo que tú estas diciendo, alguien lo pueda negar a partir de una creencia. Las creencias todo el mundo tiene derecho a tenerlas, pero nadie tiene derecho a imponerle una creencia personal a otro. Sin embargo, las verdades científicas todas se prueban, y si no se demuestran así, para todos, no son verdades científicas.

En el asunto de los transgénicos lo que han tenido que hacer para llevar adelante cosas de ese tipo cualesquiera de las organizaciones— incluyendo los monopolios—, ha sido muy fuerte y siempre con la verificación de terceros. Esa es una norma de la ciencia muy saludable y yo diría que no solamente para la ciencia. Ojalá en muchos aspectos de la vida se utilizara la evaluación del tercero independiente, porque muchas veces una cuestión personal de alguien influyente puede determinar que una cosa se haga. Y ese gusto o criterio personal no ha sido validado adecuadamente por terceros independientes, que no son personas que estén a favor ni en contra, sino que lo puedan juzgar. ¿Que no se pueden cometer errores también de esa forma? Por supuesto que sí, pero es mucho mejor a que determinado avance científico, tecnológico o innovador se implemente solo por la preferencia del director de la empresa o el gerente.

-Lo que pasa que eso no nos puede llevar también al fundamentalismo opuesto, a la idea de que podemos arrasar con el medio ambiente, porque de todas maneras tendremos a los biotecnólogos reconstruyendo el planeta.

Luis A. Montero Cabrera: Por supuesto que eso no es admisible. Del medio ambiente depende nuestra vida. Los primeros agricultores tuvieron que desmontar bosques, pero sembraron para mantener la vida, porque la caza y la pesca no eran suficientes.

Abel Hernández Velázquez: Hablando de fundamentalismo, hay algo que se nos dice cuando empleamos esta tecnología. Con los transgénicos no pensamos que vamos a resolver el asunto de la agricultura en Cuba. No estamos pensando que pueda ser una tecnología que vaya a resolver el asunto; sin embargo, puede ser una más.

Y basado en eso es que siempre hacemos todas las presentaciones y la defensa de la misma. Sobre todo es una tecnología que puede contribuir en polos productivos altamente tecnificados, que es donde el rendimiento real se va a acercar al rendimiento potencial de la variedad transgénica y que va a ser todo mecanizado. La idea que estamos manejando es esa, y vincularla con el aporte de los centros de investigación del área agrícola, que deben impulsar la aplicación de los resultados científicos, que es distinta a los desarrollos en el área biomédica.

En el CIGB tenemos un área biomédica fuerte, que tiene gran impacto en la salud, pero en la práctica agrícola nos cuesta mucho más trabajo aplicar los productos.

-¿Por qué?

Luis A. Montero Cabrera: La parte agrícola está menos amparada desde el punto de vista de los decisores para introducir resultados. La cultura científica generalizada en nuestro sistema de salud pública facilita que lo biomédico sea bien recibido en general. Es paradójico que la parte agrícola busque incrementar la producción y sin embargo, los resultados científicos que puedan contribuir a incrementar esos resultados no son del todo valorados en el sector económico correspondiente. Puede ser un problema de organización económica del país, y también de cultura científico-tecnológica. Esa es una deformación de nuestra economía, que es otro problema. No es solamente la agricultura, es la industria y es en toda la vida.

-Una pregunta un poco técnica, al menos para ilustrarnos, ¿Se puede modificar genéticamente cualquier planta?

Abel Hernández Velázquez: Existen los métodos de transformación de muchas especies. Aquí en Cuba se han explorado muchas, hay boniato transgénico, tomate transgénico, arroz transgénico, o sea, nosotros hemos evaluado a nivel de laboratorio muchas especies. No solo en el CIGB se hace transgénicos, también está el instituto de Bioplantas en Villa Clara, que realiza transgénesis vegetal. La única diferencia entre los llamados transgénicos, y lo que hacen esos centros es la forma en que usted manipula la ciencia.

-¿Y pudiera salir de ahí un Frankenstein?

Luis A. Montero Cabrera: Sí, pero para eso existen las normas reguladoras, éticas. Si tú estableces en una norma reguladora que no se pueden hacer experimentos transgénicos en humanos, no se pueden hacer. ¿Que científicamente no se pueden hacer? Sí se puede. Hoy es común que las personas paguen un dinero determinado y averigüen cuál es su código genético y puede ser que la persona diga tengo este código genético tendiente a esta cuestión y puede ocurrir que esa persona pida que se le modifique algo en su código genético. Y si no es posible ahora lo será en muy corto tiempo. Ahí viene la ética a jugar su papel. Los códigos éticos, las normas de convivencia social, que funcionan lo mismo para esto, que para otra cosa, como puede ser no robar, no matar. Cuando se inventó el revolver se inventó para matar. Hay sociedades en las que se ha generalizado el uso de las armas y cuando la ética falla, se usan para matar inocentes, Pero eso no significa que la humanidad renuncie al uso de las armas de fuego, porque las puedes utilizar para defenderte y entonces la ética determina que en Cuba, por ejemplo, las Fuerzas Armadas son las que tienen las armas de este tipo para defender el país.

Entonces esa restricción existe para proteger a la sociedad de un uso no ético de las armas, pero no quiere decir que tú prohíbas las armas. Las armas las tienes que tener para defenderte, el problema está en que tienes que saber hacer las cosas y hay que rendirle el culto adecuado al conocimiento.

-Tengo aquí a dos apasionados de la transgenia, obviamente y ya estamos en los minutos finales. A mí me gustaría que cada uno de ustedes le dijera al oído al cubano, al oyente de cualquier parte del planeta que nos está escuchando qué valores puede aportar Cuba con este desarrollo y bajo esos principios que ustedes defienden, de modo que se pueda hacer un poco más vivible este mundo para todos.

Abel Hernández Velázquez: Como en toda las ramas de la ciencia la aplicación de los logros científicos busca mejorar la vida de las personas desde todo punto de vista. En el caso nuestro tenemos un problema por el que trabajamos propiamente que es el de sustituir las importaciones de granos en Cuba, que es fundamental para la alimentación de los cubanos. Nosotros importamos el año pasado 500 millones de dólares en maíz y en soya, una cifra enorme, y a pesar de eso no nos alcanza.

Básicamente todos los centros de investigación trabajamos en esto: desarrollar resultados científicos que puedan contribuir a reducir importaciones. Y también obtenemos eventos transgénicos que pueden resolver problemas de la ciencia a nivel mundial. Estamos evaluando eventos transgénicos, que están teniendo resultados contra una de las principales plagas que está afectando actualmente la soya, que es la roya asiática. Tenemos resultados en campo de la obtención de soya resistente a la roya asiática, por la vía de la transgénesis, que puede ser una vía eficiente a solucionar este problema que acaba con una buena parte de la soya a nivel mundial.

Luis A. Montero Cabrera: Un aporte sería romper un poco el monopolio de la producción de estos productos. Ojalá muchos países de este mundo sin intereses monopólicos también produjeran transgénicos y permitieran que esta tecnología tan eficiente, tan humana, tan positiva—usada adecuadamente porque cualquier tecnología debería ser usada de este modo— rompa monopolios y permita inclusive competir con ellos, y que los monopolios se vean obligados a comportarse de una formas más ética o humana.

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Fuente: Cubadebate
http://www.cubadebate.cu/?p=771059#.V5-qhzWo2b9

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