En carta a la Presidenta Michelle Bachelet, la ciudadana francesa Marie Emmanuelle Verhoeven, que el sistema mediático chileno denomina sistemáticamente «Comandante Ana», una hipócrita forma de condena anticipada, expone por primera vez su versión ante las acusaciones en su contra por el asesinato del senador Jaime Guzmán. Cuestiona la situación de DD.HH. en Chile, sostiene que la UDI está detrás de la campaña y asegura que «la comandante Ana no existe».
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El único antecedente que la inculpa es el testimonio del ex comisario de la PDI, Jorge Barraza, implicado en serias violaciones de los derechos humanos, pese a lo cual la UDI, la prensa chilena y el Gobierno, elevan casi al estatus de verdad revelada.
Este medio ha denunciado invariablemente la vergonzoza persecusión que sufre esta ciudadana francesa, y la ha comparado con la no menos vergonzoza abulia y pasividad del Estado Chileno, ante las dilaciones del Estado norteamericano sobre la solicitud de extradición del ex teniente Pedro Barrientos, acusado de autoría material del asesinato de Víctor Jara, expedida en enero de 2013.
«Comandante Ana» escribe carta a Bachelet, acusa «tejido de mentiras» de Chile e involucra a Francia
Phillip Durán, Gustavo Villarrubia
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«La libertad de escribir esta carta es la única que tengo. Sé que su alto cargo la convierte en una mujer muy ocupada, sin embargo, me gustaría llamar su atención sobre mi situación. Su compromiso por la defensa de los valores éticos, humanistas y democráticos será sensibilizado por esta increíble, abusiva e injusta historia».
Esas son las primeras líneas de una «carta abierta» escrita por Marie Emmanuelle Verhoeven, la «comandante Ana», quien hoy permanece detenida en India y es requerida por la justicia chilena en la investigación del asesinato en 1991 del senador UDI Jaime Guzmán.
La misiva tiene fecha del 30 de abril recién pasado, está escrita en francés y a mano por la propia Verhoeven, en ocho páginas con apretadas letras de color azul. Y marca la primera vez que la «comandante Ana» entrega su versión sobre las acusaciones en su contra en torno a su participación en el Frente Patriótico Manuel Rodríguez (FPMR) y el crimen del fundador del gremialismo.
Verhoeven fue procesada en ausencia en 2014 por el juez Mario Carroza como autora del asesinato del senador, como integrante de la cúpula del Frente. Esto, en el marco de un caso en que varios de los condenados e indagados están fuera de Chile o prófugos.
Los ex frentistas Ricardo Palma Salamanca y Mauricio Hernández Norambuena -ambos condenados a cadena perpetua por este crimen- escaparon en diciembre de 1996 de la Cárcel de Alta Seguridad en un «rescate» en helicóptero. El paradero de Palma Salamanca es desconocido hasta hoy. En el caso de Hernández Norambuena, está preso en Brasil, tras ser condenado a 30 años de prisión por el secuestro del publicista Washington Olivetto en 2001.
Otro de los investigados, Galvarino Apablaza, está en Argentina: aunque la justicia de ese país acogió un pedido chileno para extraditarlo, el ex frentista obtuvo la condición de refugiado, concedida en 2010, durante el gobierno de Cristina Fernández. Con el cambio de color político en el gobierno trasandino, se espera que cambie también su situación.
Juan Gutiérrez Fischmann, alias «El Chele», es sindicado como uno de los autores intelectuales. Estuvo casado con la hija de Raúl Castro, Mariela Castro, y se sospecha que estaría en Cuba.
Mientras, el ex frentista Enrique Villanueva -el único de los implicados que está en Chile- fue condenado en enero pasado por la Corte Suprema a cinco años, los que cumple bajo libertad vigilada.
Prisión en India
En el caso de la «comandante Ana», fue detenida en enero de 2014 en Hamburgo, pero luego liberada ante la ausencia de un tratado de extradición con Alemania. Después, en febrero de 2015, fue apresada en la frontera entre India y Nepal, y llevada a una cárcel en Nueva Delhi. La justicia chilena inició entonces las gestiones para una extradición.
La «carta abierta» que Verhoeven escribió a Bachelet fue entregada a T13 por la abogada de la «comandante Ana» en Nueva Delhi, Ramni Taneja, quien explicó además que fue publicada en algunos sitios en internet.
En el gobierno aseguran que la misiva no ha llegado a La Moneda.
Dos días antes de que Verhoeven escribiera su carta abierta a Bachelet, recibió un duro golpe de la justicia india: el Tribunal Supremo de ese país rechazó un recurso en que la «comandante Ana» pedía no acoger la petición chilena de extradición, argumentando que el tratado suscrito para esos efectos entre Chile e India no es válido porque fue firmado cuando India todavía era una colonia británica y tampoco fue ratificado después de 1947.
De todas maneras, el 25 de junio pasado Verhoeven sí recibió una noticia positiva, cuando un tribunal de Nueva Delhi acogió una petición suya para salir en libertad bajo fianza, recurso presentado en paralelo a una huelga de hambre de dos semanas realizada por la ciudadana francesa. La corte resolvió con algunas condiciones, como presentarse ante el juez el segundo y el cuarto lunes de cada mes, entregar su pasaporte al tribunal, no salir de Nueva Delhi sin permiso y obtener una dirección fija en la ciudad, además del pago de 1 millón de rupias, equivalentes a poco más de 9.8 millones de pesos chilenos.
«Estamos tomando medidas para recaudar dinero para ella, pero el dinero está tomando tiempo, ya que es una cantidad grande. Una vez que obtengamos para depositar en los tribunales, entonces ella será libre», dijo a T13 la abogada Taneja, quien recalca que representa a Verhoeven sin cobrar nada por sus servicios.
Esta es la copia de la carta original en francés:
Críticas a Chile y la vía francesa
«Soy una mujer, ciudadana francesa, tengo cincuenta y seis años, dos hijos y una nieta que tiene casi un año de edad. No la conozco porque ella nació poco después de que fui detenida en India. También tengo una familia, hermanos y una hermana, una madre y tenía un padre hasta el 28 de febrero de 2016. No pude volver a verlo ni estar con mi familia cuando él falleció», dice Verhoeven, a modo de introducción en la carta.
En la misiva, expone no solo antecedentes que -a su juicio- «ponen de relieve un verdadero escándalo judicial y sin duda un escándalo político. ¿Quién mueve los hilos detrás de esta farsa?». También insiste en cuestionar la ausencia de un acuerdo de extradición entre Chile e India y plantea que Santiago solicite a Francia que le tomen declaración, a través de una llamada «comisión rogatoria». Vale decir, que sean funcionarios de la justicia de París los que concreten la diligencia pedida desde Chile.
«¿Tiene su país un real tratado con India? Si es así, por favor envíe una copia a mi gobierno -Francia- y a mis abogados (…) porque miramos en todos sus sitios de ministerios, parlamento, cortes de justicia y regresamos con las manos vacías», emplaza Verhoeven, quien además acusa a la UDI de «aparecer por todos lados y tratar de interferir en el procedimiento». «¿Por qué, señora Presidenta? (…) ¿La UDI aún está en el poder? ¿Usted cohabita con ellos?».
Desde el inicio del proceso en India, la UDI ha seguido de cerca el tema, pidiendo al gobierno de Bachelet realizar gestiones con miras a la extradición. Además, el diputado gremialista Issa Kort ha viajado a Nueva Delhi para monitorear el caso.
«No soy ni la autora material ni intelectual. Entonces, ¿quién soy? Sólo una persona que trabajó con dos presos políticos en 1994. No hay otros vínculos. Puede buscar, no encontrará ninguno», escribe Verhoeven a Bachelet.
«¿Cuál es el propósito de esta persecución? Es ciertamente un intento desesperado por validar una ‘falsa teoría’. En primer lugar aislarme, luego me difaman, asegurando al mismo tiempo que esté en situación de no poder expresarme libremente. Luego asustarme, cortar todas las vías de apoyo y, finalmente, tratar seguramente de llegar a un acuerdo de falsas confesiones o testimonios. No es para mí, señora Presidenta».
En esa línea, Verhoeven lanza duras críticas a la situación de DD.HH. en Chile. «En los últimos años su país fue mencionado en materia de justicia y violación de derechos humanos», mencionando una «condena» de la Corte Interamericana por la «ley ‘antiterrorista’ heredada de la Junta Militar y por el uso excesivo de la detención preventiva/provisional». «Los informes de las organizaciones internacionales de Derechos Humanos para el año 2015 son preocupantes, no son los que rigen un Estado democrático», agrega.
«Chile también consiguió notoriedad en el pasado en la escena internacional por sus posturas virulentas contra las extradiciones de Pinochet y el Sr. Erik Honnecker (sic). Aquí hay una contradicción importante. ¿Por qué, señora Presidenta, esta defensa incondicional de los verdaderos grandes criminales y esta persecución contra una persona inocente (y sin duda muchos otros)?. Si su país desea volver a escribir su historia oficial, es su derecho, pero que sea hecho por ustedes: no esperen que respalde este tejido de mentiras».
Así, Verhoeven señala que «el general Pinochet nunca será considerado como un benefactor de la humanidad y el asesinato de Jaime Guzmán será considerado siempre como ajustar cuentas políticas, porque es la verdad incómoda para algunos. Esta misma verdad, que hizo de usted, señora Presidenta, una víctima colateral de la dictadura».
«Su país ha recuperado un poco de libertad y usted es la Presidenta. Esto es bueno. Permítanme recuperar la mía, volver con mis seres queridos y llevar una vida normal. Si se pudo invocar razones humanitarias para estos grandes criminales, es fácil para usted evocar las mismas razones para una persona completamente inocente».
«Si la justicia chilena desea realmente escucharme, entonces debe hacer una Comisión Rogatoria en Francia por la vía legal . Nadie se opondrá, por el contrario. No tengo nada que esconder, no tengo nada que ver con el caso Guzmán (…) Yo sé, señora Presidenta, que usted no es responsable de esta mascarada judicial. Espero que detenga este acoso ilegal «judicial» y esta persecución poco saludable y profundamente deshonesto contra mí», agrega.
Según afirma a T13.cl el abogado de Verhoeven en Nueva Delhi, «Chile y Francia deben resolver esto, pues no tiene nada que ver con India. Ella es francesa, no es india ni chilena».
«La comandante Ana no existe»
En el texto, Verhoeven hace una extensa exposición sobre los antecedentes por los que -afirma – los cargos en su contra son «infundados y falsos».
Primero, apunta a que el «personaje de la ‘comandante Ana’ no existe, es un personaje ficticio, inventado por las necesidades de la situación de aquellos que decidieron volver a escribir la historia oficial. Desafío a cualquiera hoy en día a probar la autenticidad de esta ‘comandante’ . Mis abogados buscaron en todos los periódicos, publicaciones, declaraciones del FPMR y no encontraron una sola alusión a este personaje. Por otra parte , todos los testimonios de ex miembros del FPMR confirman que esto es una gran mentira».
Así, señala que la Corte Suprema señaló en 2014 que ella podría ser «Manuela Vargas. Esta mujer existe y fue perfectamente identificada». Agrega que «la dirección del FPMR negó públicamente mi afiliación» y que «en 1996, una investigación precisa de la policía chilena concluyó que nada permitía ligarme a la dirección del FPMR». «¿Por qué persiste Chile en el deseo de elaborar una historia , una versión , una tesis que no corresponde a la realidad, a la verdad?», sostiene Verhoeven.
En años anteriores, el ex frentista Enrique Villanueva ha negado la existencia de la «comandante Ana» en la estructura de la organización. En una entrevista concedida en 2010, Hernández Norambuena acusó a Villanueva de haber estado al tanto del atentado contra Guzmán. Además, afirmó que era informante de La Moneda durante el gobierno de Aylwin.
Villanueva además ha señalado que él no supo de la planificación del atentado a Guzmán: «Me enteré de esa acción por la prensa», dijo en una entrevista en febrero del año pasado, aludiendo a rencillas internas en el Frente.
Ante los tribunales, quien individualizó a Verhoeven como la «comandante Ana» fue el ex jefe de la Brigada Investigadora de Organizaciones Criminales, Jorge Barraza, en una declaración en abril de 1993. Según el entonces encargado de las indagatorias policiales, Verhoeven le informó de la participación del «Chele» en el atentado contra el senador UDI y, además, le confidenció que era pareja de Galvarino Apablaza.
Para algunos en el FPMR, Verhoeven no era sino una informante de «La Oficina», organismo creado en la administración de Patricio Aylwin para infiltrar y desbaratar organizaciones como el Frente.
«Estaba en la peluquería»
En su «carta abierta», Verhoeven cuenta además su versión de qué hizo y donde estaba el 1 de abril de 1991, el día que asesinaron a Guzmán a la salida de dar sus clases de derecho en el Campus Oriente de la Universidad Católica.
Ese día, según expone, «estaba en la peluquería y mi pareja estaba conmigo. Él se lo dijo a la policía chilena (en octubre o noviembre de 2013) y les explicó mi agenda de ese día. También les confirmó que yo no tenía nada que ver con el caso Guzmán. En 1991 él compartía mi vida, así que estaba en una buena posición para saberlo».
«Viví en Chile durante 10 años (1985 – julio 1995). Viví una vida normal y ordinaria junto a mis dos hijos. Siempre trabajé y tuve una vida familiar y social activa. Después de mi día de trabajo, volvía a casa. ¿En qué momento habría sido capaz de vivir una vida secreta?», dice Verhoeven en su misiva.
En esa línea, afirma que durante sus años en Chile estuvo en la Cepal y con la Comisión Especial de Derechos Humanos para Chile, con sede en Ginebra. Y que en 1994 trabajó para el director general de Gendarmería. «Este trabajo me llevó al seguimiento de los presos políticos en la cárcel de San Miguel «, sostiene.
«De este grupo de prisioneros, dos de ellos fueron detenidos por el asesinato de Jaime Guzmán. Esta información es suficiente para invalidar la «teoría » de mi afiliación con la Dirección del FPMR . (Se puede imaginar cómo fui monitoreada durante este período, así como durante mi trabajo en la Comisión de Derechos Humanos)», agrega.
«Estos dos presos, en sus conversaciones, nunca evocaron la responsabilidad del FPMR en el caso Guzmán. Ellos siempre afirmaron que venían de una rama autónoma del FPMR. Esto ha sido confirmado por la investigación oficial, que llevó a la identificación de los autores del asesinato y a la conclusión de que era el trabajo de la rama autónoma del FPMR», dice Verhoeven.
La Fundación Guzmán y un «ex policía»
«Todos estos elementos se encuentran en el archivo oficial de la causa. Todos se alinean en la dirección de una burda mentira con poca credibilidad. Parece que esta ‘nueva teoría’ no es más que una farsa, una cortina de humo, un intento mediocre por reescribir la historia para que ‘pueda pegar’ con el deseo de algunas personas (extrema derecha)», afirma Verhoeven.
Con esos dichos, la ciudadana francesa apunta a que la acusación en su contra «toma como base ‘testimonios espontáneos’ de dos ex policías de la policía política de Pinochet, con el trasfondo de una guerra por el poder dentro de esta misma policía». Y califica dichos testimonios de «faltos de precisión» y que han ido cambiando «con los años».
Incluso, señala que uno de esos policías «fue removido» de la institución «y trabajó -quizás hasta estos días- para la Fundación Jaime Guzmán (conflicto de interés muy muy grande)». «El mismo policía sería perseguido por varios crímenes de oponentes políticos del régimen del general Pinochet». En ese sentido, acusa de «real desorden mental» a los «autores de esos testimonios».
Fuente; T13