Chile enfrenta un dilema. El 10 y 11 de abril se encuentra programada una de las elecciones más relevantes de los últimos años: en un contexto de profunda crisis de legitimidad, se elegirán gobernadores, alcaldes, concejales y convencionales constituyentes, en el peor momento de la pandemia.
Es un momento clave para decidir el futuro de nuestro sistema democrático.
Lamentablemente, a dos semanas de las elecciones, Chile se encuentra en el peor momento de la pandemia por COVID-19. Así, aun cuando el proceso de vacunación ha mostrado avances notorios, la semana del 22 de marzo se observaron las cifras más altas de contagio desde que comenzó la pandemia, llegando varios días a superar los 7.000 casos diarios, mientras que el sistema de salud se encuentra al borde del colapso con el mayor número de camas críticas ocupadas (Minsal, 2021).
En este contexto cabe preguntarse: ¿cuál es el riesgo de aumentar los contagios por COVID-19 si se llevan a cabo estas elecciones?
En este artículo revisamos dos fuentes de información para responder a esta pregunta. Primero, revisamos evidencia internacional sobre procesos electorales que se han llevado a cabo durante la pandemia por COVID-19.
Segundo, reportamos resultados del Monitoreo Nacional de Síntomas y Prácticas (MOVID-19) sobre el efecto que tuvieron las elecciones del plebiscito de octubre del 2020 en el número de personas contagiadas por COVID-19 en Chile.
Estimar el efecto de las elecciones sobre el riesgo de contagio es metodológicamente complejo. De haber un aumento de casos luego de las elecciones, ¿cómo podemos concluir que este aumento se debe al proceso electoral y no a otras razones?
Nuestros datos proveen evidencia única en nuestro país para responder a esta pregunta: desde abril del año 2020, cerca de 20 mil personas han registrado semanalmente su situación de salud permitiendo analizar el desarrollo a lo largo del tiempo del contagio y el efecto que tuvo en el mismo el haber ido a votar en el plebiscito de octubre 2020 (ver Anexo Metodológico).
Evidencia internacional
A medida que transcurre la pandemia, cada vez más países han debido enfrentarse a la decisión de posponer una elección o llevarla a cabo con resultados inciertos en relación al aumento de contagios por COVID-19. Durante las elecciones resulta difícil mantener la distancia social dado que un número importante de personas se aglomera esperando su turno para votar.
Es más, aún cuando las filas se puedan realizar al aire libre (donde el riesgo de transmisión es notoriamente menor), los vocales de mesa se encuentran en general en lugares cerrados por períodos prolongados de tiempo y tienen un mayor riesgo de exposición.
¿Qué sabemos sobre lo que ha ocurrido en otros países luego de llevar a cabo procesos electorales?
En el estado de Bavaria en Alemania se observó un aumento de casos y de la mortalidad por COVID-19 luego de las elecciones municipales (Güntner, 2020). En otros contextos, sin embargo, se han observado resultados inconsistentes al evaluar el efecto de las votaciones en los contagios por COVID-19.
En las elecciones primarias municipales de Francia, un estudio reportó aumento en las hospitalizaciones (Cassan & Sangnier, 2020) y otro no reportó diferencias en las admisiones por COVID-19 según el nivel de participación en las elecciones de los diferentes departamentos.
Resultados similares se observaron al evaluar el efecto en la mortalidad. Otro estudio reportó un aumento en las muertes esperadas principalmente entre personas mayores (Bertoli, Guichard & Marchetta, 2020) y otros no encontraron diferencias (Duchemin, Veber & Boussau, 2020; Bach, Guillouzouic & Malgouyres, 2020).
En Estados Unidos, también se han observado resultados contradictorios. Se ha reportado un aumento de casos de COVID-19 al aumentar la densidad de votantes por local de votación en Wisconsin (Cotti et al., 2020). Sin embargo, al comparar la evolución de la pandemia de este estado con el resto de EEUU, no se observaron diferencias en el aumento en las tasas diarias de casos nuevos (Berry, Mulekar, & Berry, 2020).
En relación a la mortalidad por esta patología, al evaluar 34 estados del país, no se observaron efectos (Feltham et al., 2020). La diversidad en los resultados puede deberse a las diferentes metodologías utilizadas para estimar el efecto de votar en los contagios por COVID-19, así como también a diferentes realidades de los procesos electorales de distintos países y diferentes momentos de la pandemia en la que se han llevado a cabo los procesos.
Más allá del efecto de la votación en los contagios, otros estudios han analizado el efecto que tiene realizar las votaciones durante la pandemia en la participación política. Específicamente, se ha encontrado una disminución de la participación, particularmente en zonas con mayor número de casos y -presumiblemente- mayor miedo al contagio (Fernández-Navia, Polo-Muro & Tercero-Lucas, 2020; James & Alihodzic, 2020; Landman & Splendore, 2020).
Aquellos procesos electorales que han considerado medidas como votación anticipada, estrategias de protección para asegurar un ambiente seguro y comunicación efectiva a la ciudadanía, han visto una proporción mayor de participación respecto de procesos anteriores, lo que se ha vinculado fuertemente con una sensación de seguridad en la ciudadanía (Afek et al., 2020; Spinelli, 2020). Por otro lado, la evidencia también apunta a que las poblaciones más golpeadas por la pandemia en términos de contagios y muertes tienden a participar significativamente menos (Santana, Rama & Casal-Bértoa, 2020). Esto último podría afectar de manera importante el derecho a representación de los sectores más vulnerados en la pandemia por COVID-19.
La experiencia chilena: El Plebiscito de octubre de 2020
La evidencia internacional muestra indicios de que las elecciones podrían ser focos de contagio, aunque claramente esto último depende de factores particulares del desarrollo de las elecciones en los países correspondientes.
En el caso chileno, el plebiscito del pasado 25 de octubre corresponde al mejor ejemplo que tenemos para predecir el funcionamiento del sistema electoral y su efecto en los contagios de llevarse a cabo las elecciones de abril del 2021.
Cabe destacar que las elecciones del pasado 25 de octubre 2020 -que habían sido pospuestas desde abril 2020- transcurrieron en un escenario epidemiológico muy diferente.
La ocupación de camas críticas se encontraba en el 83% (ahora 94%), la incidencia de casos activos por 100.000 habitantes era de 50,28 (ahora 212,25) y el número de casos se encontraba bastante estable por debajo de los 2.000 casos diarios, con apenas un 8,54% de la población en confinamientos obligatorios (Fase 1, ahora 83,7%) (Minsal, 2021). En el proceso electoral de octubre 2020 se implementaron una serie de medidas para reducir el riesgo de contagios, dentro de las cuales se encuentran la entrega de kits sanitarios para vocales de mesa y de emergencia para electores, la demarcación en el piso de la distancia física requerida de al menos un metro, la solicitud a votantes de asistir equipados con alcohol gel, mascarilla y su propio lápiz azul (Servel, 2020). En este escenario, se consideró suficientemente seguro el llevar a cabo el proceso electoral o, al menos, se consideró que los potenciales riesgos eran sobrepasados por la relevancia de llevar a cabo el plebiscito.
Pero, ¿cuál fue el impacto sanitario de haber llevado a cabo el plebiscito de octubre 2020? Un informe de la plataforma iCOVID sugirió que un ligero incremento en los contagios observado durante las primeras dos semanas de noviembre (10% de incremento en los casos diarios promedio) podría haberse debido, al menos parcialmente, a un efecto del plebiscito el 25 de octubre.
Sin embargo, resulta complejo concluir desde estos datos si el aumento se debió efectivamente al plebiscito o a otros eventos que ocurrían al mismo tiempo (tal como la relajación de medidas o el retorno al trabajo en algunos sectores en los meses que siguieron al peak de la primera ola en junio-julio del 2020).
Para profundizar en este problema, como grupo de investigación analizamos una base de datos longitudinal a partir de la información provista por 19.712 personas participantes del Monitoreo Nacional de Prácticas y Síntomas COVID-19, MOVID-19. Las mismas personas son observadas periódicamente tanto antes como después de votar (o no) en el plebiscito, lo que permite estudiar de manera mucho más precisa los resultados de este evento.
Los datos permiten observar el desarrollo de síntomas sospechosos o la confirmación diagnóstica mediante PCR de un cuadro de COVID-19 desde abril del año 2020. A través de la Metodología de Diferencias en Diferencias (Abadie, 2005; Card & Krueger, 1995) pudimos estimar los cambios en la incidencia de casos entre personas que asistieron y aquellas que no asistieron a votar en el plebiscito de octubre. Para una explicación pormenorizada de nuestra estrategia de análisis puede revisarse nuestro Anexo Metodológico.
Dentro de los hallazgos más importantes, encontramos que la chance de tener una confirmación diagnóstica de COVID-19 en las cuatro semanas posteriores al plebiscito fue aproximadamente el doble entre quienes asistieron en comparación a quienes no asistieron a votar, controlando por las diferencias basales entre ambos grupos de personas.
Al mismo tiempo, la chance de ser caso sospechoso de tener COVID-19 en las cuatro semanas posteriores al plebiscito fue mayor en al menos un 41% entre quienes asistieron en comparación a quienes no asistieron a votar.
Es destacable que se observan estimadores de efecto que apuntan a un incremento del riesgo particularmente en quienes votaron en áreas geográficas con una alta tasa de incidencia de casos activos al momento del proceso electoral.
Las personas que votaron en comunas con incidencias bajas de casos activos no mostraron un aumento relevante en el riesgo de contagios ni en ser casos sospechosos. Mientras tanto, quienes residían en comunas de alta incidencia de casos COVID-19 activos incrementaron su probabilidad de ser casos confirmados de manera importante.
Esto es particularmente relevante hoy, dado que la realidad de la mayoría de las comunas del país coincide con lo que durante el plebiscito era la realidad de las comunas con alta incidencia.
Hoy la gran mayoría de las comunas del país tienen tasas de incidencias mayores a 70 casos activos por cada 100.000 habitantes (el promedio nacional es de casi 172 casos activos por 100.000), lo que conlleva un riesgo promedio a nivel poblacional muy diferente al que existía para la votación del plebiscito de octubre.
En tanto, quienes estuvieron 15 minutos o menos en un lugar cerrado en la elección no tuvieron un incremento en el riesgo de enfermar, pero las personas que pasaron por tiempos más prolongados muestran una tendencia a un mayor riesgo de desarrollar síntomas de caso sospechoso en las semanas siguientes al plebiscito.
Conclusiones
Los análisis del plebiscito de octubre del 2020 expuestos indican que es plausible esperar un incremento en los contagios por COVID-19 de llevarse a cabo las elecciones de abril 2021 en Chile. Si bien el aumento de contagios puede parecer pequeño a nivel individual, su potencial impacto sobre un sistema de salud ya altamente saturado puede convertirse en la gota que rebalse el vaso en el colapso hospitalario.
Desde un punto de vista sanitario, estamos convencidos de que es necesario posponer el proceso electoral para una fecha en la que la incidencia de casos sea menor y en la que se puedan asegurar todos los resguardos necesarios para que las elecciones se realicen de manera segura.
En la misma línea, nuestros resultados sugieren que es fundamental asegurar que quienes participan en el proceso electoral estén el menor tiempo posible en lugares cerrados.
También resulta clave que quienes ejerzan actividades que implican una exposición prolongada en los lugares de votación (vocales, miembros del TRICEL, jefes de local, personal del SERVEL, apoderados de mesa, efectivos de las fuerzas armadas, entre otros), se encuentren inmunizados de manera efectiva para reducir el riesgo inherente a su actividad.
Para esto se requiere que hayan completado sus esquemas de vacunación y hayan transcurrido al menos dos semanas desde la última dosis. Dado que este escenario ya no es viable de estar completado para los días 10 y 11 de abril, resulta aún más relevante posponer las elecciones.
Por otro lado, la experiencia internacional sugiere que en aquellos lugares en los que las elecciones se han desarrollado con una alta incidencia de contagios la participación electoral se ha visto negativamente afectada. Si bien nuestro análisis no incluyó el potencial impacto en la participación, es razonable suponer que el escenario actual de casos COVID-19 afectará negativamente la participación electoral, reduciendo la legitimidad del proceso. Es más, si la incidencia genera diferencias en el perfil de personas que puedan preferir no asistir a votar, las desigualdades en la participación pueden afectar negativamente la calidad del proceso democrático.
La realización de elecciones en un contexto de alto riesgo sanitario implica una serie de amenazas al carácter democrático del proceso: desde la mayor dependencia de los votantes frente a ayuda por autoridades de distinto nivel, hasta la supresión selectiva de votantes más expuestos a los riesgos de la pandemia cuando no se toman suficientes medidas para proteger a las personas que votan (James & Alihodzic, 2020). Dada la profunda crisis de legitimidad del sistema político chileno, y la enorme relevancia del actual proceso político, consideramos que una elección en este momento representa también un gran riesgo político.
(*) Este análisis es parte de una serie de trabajos de investigación realizados por el Monitoreo de Síntomas y Prácticas Sociales (MOVID-19). MOVID-19 corresponde a un proyecto colectivo desarrollado por un grupo de investigadores e investigadoras de distintas universidades chilenas y de distintas disciplinas (por ejemplo, salud pública, sociología, psicología y medicina).
El proyecto ha recibido financiamiento de la Universidad de Chile, el Colegio Médico de Chile, la Universidad Diego Portales, la Universidad San Sebastián, la Universidad Central, la Universidad de la Frontera y la Agencia Nacional de Investigación y Desarrollo (ANID) a través del Fondo ANID-COVID N° 960.
Más información del estudio, su metodología e informes de resultados pueden encontrarse en el sitio web .
RECUADRO METODOLÓGICO
Los datos presentados corresponden al análisis de una base de datos longitudinal a partir de la información provista semanalmente por cerca de 20.000 personas participantes del Monitoreo Nacional de Prácticas y Síntomas COVID-19, MOVID-19. MOVID-19 es un panel longitudinal online con mediciones semanales realizadas entre el 14 de abril del 2020 y el 19 de marzo del 2021 entre personas mayores de 18 años en Chile.
Este estudio considera una muestra no probabilística con participantes invitados a través de redes sociales, mailings masivos y prensa. Los datos presentados en estos análisis incluyen a 19.712 individuos y 117.778 observaciones para 10 olas de seguimiento. La estrategia de análisis que se ha optado por utilizar es un Modelo de Diferencias en Diferencias (Abadie, 2005; Card & Krueger, 1995) en la que el grupo tratado son las personas que participaron de la elección del 25 de octubre y el grupo control son quienes no asistieron a votar.
El período pretratamiento corresponde a las olas de medición previas a la semana del 25 de Octubre y el período de tratamiento a las olas posteriores a dicha fecha.
Revise más información metodológica en nuestro Anexo Metodológico.
NOTAS Y REFERENCIAS
Abadie, A. (2005). Semiparametric Difference-in-Differences Estimators. The Review of Economic Studies, 72(1), 1-19. https://doi.org/10.1111/0034-6527.00321
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Bach, L., Guillouzouic,A., Malgouyres, C. (2020) Does Holding Elections during a Covid-19 Pandemic Put the Lives of Politicians at Risk?. SSRN.
Berry, A., Mulekar, M., & Berry, B. (2020). Wisconsin April 2020 Election Not Associated with Increase in COVID-19 Infection Rates. MedRxiv, 2020.04.23.20074575. https://doi.org/10.1101/2020.04.23.20074575
Bertoli, S. Guichard, L. & Marchetta, F. (2020) Turnout in the Municipal Elections of March 2020 and Excess Mortality During the Covid-19 Epidemic in France. SSRN.
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