por Pascualina Curcio (*).
En las calles se escucha: ¡Qué no se le ocurra al gobierno aumentar los salarios porque los comerciantes otra vez aumentarán los precios! Otros en cambio dicen: ¡La solución es indexar los salarios a la inflación!
A eso responden algunos funcionarios: ¡No hay suficiente dinero para incrementar los salarios! Hay quienes proponen congelar todos los precios de la economía. Pero pocos sugieren qué hacer con las ganancias exageradas de la burguesía; este tema ni se toca, al parecer es tabú.
Al final, el acuerdo fue acordar los precios y oficializar su actualización diaria.
No se trata solo de solicitar mayores porcentajes de aumentos salariales, o acordar el precio de 27 rubros de alimentos, cuando la realidad es que estamos en medio de una hiperinflación inducida cuya causa no es la ambición de un capitalista que caprichosamente fija un precio arbitrario (claro que también los hay quienes se aprovechan más de la cuenta) sino un ataque desmedido a nuestra moneda en el marco de una guerra sin cuartel que nos declaró el imperialismo estadounidense.
El problema es más complejo que publicar diariamente una lista actualizada de precios o decretar eventualmente un aumento de salario mínimo. Se trata de revisar y revertir la perversidad del sistema no solo de fijación de precios y salarios en Venezuela, sino también de ganancias, de hacerlo menos injusto, menos explotador.
En este contexto, la política de acordar los precios, tal como ha sido diseñada, paradójicamente no es la mejor solución para garantizar las necesidades a la clase asalariada, que dicho sea de paso somos la mayoría. Por el contrario, ofrece sosiego a la burguesía.
Comprender esta afirmación pasa necesariamente por recordar cómo se forman teóricamente los precios en el sistema capitalista y qué relación tienen con los Salarios y las Ganancias. Dada la complejidad del tema, la necesidad de argumentar en detalle y de ejemplificar de la manera más sencilla y comprensible, y sobre todo dados los límites de espacio y caracteres, haremos tres entregas de este escrito.
En la primera entrega nos pasearemos por algunas categorías, que, aunque básicas, vale la pena refrescar.
En la segunda nos centraremos en el caso venezolano y revisaremos el grado real de explotación en el marco de la guerra económica y de la hiperinflación inducida, así como el efecto contrario del acuerdo de los precios en este contexto.
Culminaremos con algunas propuestas para el debate que no solo apuntan a contener el deterioro del poder adquisitivo del asalariado en esta condición de asedio, sino a la necesidad de revisar y revertir la grosera relación entre Ganancia y Salario que, en la coyuntura hiperinflacionaria, aunque inducida, se hace más evidente alcanzando niveles inimaginables de explotación.
La Internacional de los trabajadores, 1865
No se había publicado aún El Capital, cuando en 1865, Karl Marx, en el marco de la Asociación Internacional de Trabajadores, refutó los planteamientos del obrero inglés John Weston, quien insistía en que los trabajadores no debían solicitar aumentos de Salarios porque esto implicaría que el capitalista incrementaría los precios de las mercancías.
En esas conferencias, además de desmontar los planteamientos de Weston, Marx explicó cómo se forman los precios en el sistema capitalista, pero sobre todo de dónde se deriva la Ganancia. Explicó el concepto de volumen de Ganancia o plusvalía, así como el de cuota de Ganancia a la que denominó grado real de explotación del trabajador. Temas todos a los que ya se había referido en su escrito “Trabajo asalariado y capital” publicado en 1849 (lectura recomendada para todo aquel que forma parte de una nómina y vive de un salario).
Comenzó Marx diciéndole a Weston, que el precio de las mercancías no depende de “la simple voluntad del capitalista”, Le dijo que lo que determina los precios de una mercancía es “la competencia entre compradores y vendedores, la relación entre de la demanda y la oferta, entre la apetencia y la oferta”.
Le demostró que no era cierto que el aumento de los Salarios se vería reflejado en un incremento de los precios de las mercancías, sino que, dado un precio, al aumentar el Salario, el capitalista se vería en la necesidad de disminuir su Ganancia, por lo tanto, dicho incremento, afectaría directamente la Ganancia del burgués disminuyéndola.
Repetimos: dado un precio que no ha variado, si aumenta el Salario, disminuye la Ganancia.
Claro que este no es el caso actual de Venezuela porque los precios están aumentando diariamente, no porque esté incrementando día a día el Salario, sino por el permanente ataque a la moneda/el bolívar.
Dijo Marx a los trabajadores que la plusvalía o Ganancia es la parte del valor de la fuerza de trabajo que el capitalista no remunera al obrero. Les recordó también que la fuerza de trabajo es una mercancía, y como tal, su valor de cambio expresado en dinero, o sea su precio, es lo que conocemos como Salario.
A su vez el Salario, dice Marx, es el precio de los medios de vida indispensables para la subsistencia/existencia de manera que el obrero esté en condiciones de trabajar y garantizar la manutención de su prole.
Salario y Ganancia: Relación inversa
Existe una relación inversa entre Salario y Ganancia, por lo tanto, el volumen de Ganancia resulta de restar el precio de la mercancía menos el Salario, menos lo correspondiente a insumos, materia prima y desgaste de la maquinaria. En la medida en que el Salario es menor, el volumen de Ganancia será mayor.
La cuota de Ganancia o grado real de explotación del trabajo se calcula dividiendo la Ganancia entre el Salario.
Mientras mayor sea la porción de la fuerza de trabajo que el capitalista estruja al obrero, mayor será la Ganancia, es por eso que el burgués siempre hará lo posible por no remunerar todo el valor de la fuerza de trabajo que el obrero agrega.
Hará lo posible para que trabaje horas adicionales o para que sea más productivo y produzca más en menos tiempo, por ello divide el trabajo, mejora las maquinarias y hasta muestra interés en que el obrero esté cada vez más capacitado y adiestrado.
La producción de harina de maíz. Solo un ejemplo
Suponga una economía en la que solo se produce harina de maíz, cuyo precio es de 10 céntimos el kilo y diariamente se producen y venden 10 kilos, por lo que el ingreso diario por venta de harina es 100 céntimos.
El valor que agregó el trabajador con su fuerza de trabajo es de 60 céntimos diarios, sin embargo, su Salario (suponga que solo hay un obrero) es de 20 céntimos diarios (lo cual le “permite” cubrir sus necesidades básicas de reproducción).
Por otra parte, el precio de la materia prima y desgaste de la maquinaria suma 40 céntimos diarios. La diferencia, es decir, 40 céntimos corresponden al plustrabajo, al trabajo no remunerado que pasa a formar parte de la Ganancia del dueño de la fábrica.
En este ejemplo, la proporción del Salario con respecto al ingreso diario por venta de harina es 20%; la proporción de la Ganancia es 40% y la correspondiente a insumos, materia prima y mantenimiento del capital es 40%. El grado real de explotación del trabajo, que se calcula dividiendo la Ganancia entre el Salario es 200%.
El asalariado, que agregó valor para producir 10 kilos de harina solo podrá comprar diariamente para su reproducción no más de 2 kilos, mientras que el capitalista podrá comprar 4 kilos, el doble.
En la próxima entrega mostraremos:
1) el fraude Productividad-Salario,
2) la depreciación del dinero: el mayor de los estrujes al obrero;
3) el grado real de explotación en Venezuela.
Como primicia: el grado real de explotación del trabajo por parte del capital en Venezuela es 268%.
(*) Profesora Titular, Departamento de Ciencias Económicas y Administrativas, Universidad Simón Bolívar-Venezuela.
Fuente: Alainet
Salario, precio y ganancia II
por Pasqualina Curcio.
En 1865 Marx le dijo al obrero inglés Weston que cuando el dinero se deprecia las mercancías varían de precio. Le decía también que, si la depreciación del dinero es por ejemplo del 100%, lo que implicaría un aumento del doble de los precios de las mercancías, el nivel de vida del obrero empeoraría espantosamente si se mantiene igual el Salario, y lo mismo ocurriría, incluso, en un grado mayor o menor, si su Salario subiese, pero no proporcionalmente a la depreciación.
Enfatizó Marx a Weston:
“Decir que en este caso el obrero no debe luchar por una subida proporcional de su Salario, equivale a pedirle que se resigne a que se le pague su trabajo en nombres y no en cosas. Toda la historia del pasado demuestra que, siempre que se produce tal depreciación del dinero, los capitalistas se apresuran a aprovechar esta coyuntura para defraudar a los obreros”.
El precio de la harina de maíz. Continuación del ejemplo anterior
Supongamos que en esa misma economía que mostramos en la entrega anterior donde se produce harina de maíz, de repente un portal web manipula políticamente el precio de la moneda y la deprecia 100%. En este caso, el precio de la harina de maíz pasará de, por ejemplo, 10 a 20 céntimos el kilo.
Como la harina es un bien muy necesario, lo que los economistas de hoy llaman perfectamente inelástico, la producción se mantendrá en 10 kilos diarios, y los ingresos por venta de harina serán ahora 200 céntimos (10 Kilos por 20 céntimos/Kg). Recordemos que antes de la depreciación los ingresos por venta de harina eran 100 céntimos (10 Kilos por 10 céntimos/Kg).
En cuanto al precio de los insumos y materia prima también se duplicarán como consecuencia de la depreciación, pasando a ser 80 céntimos diarios (suponiendo que no se le subsidia el maíz al burgués). Por su parte, el Salario permanece en 20 céntimos diarios.
Ahora, del total de los 200 céntimos de ingresos diarios por la venta de la harina: 80 corresponderán a la materia prima e insumos, 20 al Salario, y la diferencia, o sea la Ganancia será de 100 céntimos. Recordemos que la Ganancia resulta de restar el precio menos los Salarios y las materias primas e insumos.
La proporción del Salario con respecto al ingreso diario por venta de harina pasará de 20% a 10% mientras que la proporción de la Ganancia pasará de 40% a 50% y la correspondiente a insumos, materia prima y mantenimiento del capital se mantendrá en 40% y el grado real de explotación del trabajo pasará de 200% a 500%. Recordemos que el grado real de explotación se calcula dividiendo la Ganancia entre el Salario.
Ahora el asalariado, con su mismo trabajo, podrá comprar diariamente para su reproducción solo 1 kilo de harina en lugar de 2 viendo empeorar espantosamente, en palabras de Marx, su nivel de vida. En cambio, el burgués podrá adquirir 5 kilos en lugar de 4.
Explotación del trabajo en Venezuela
De acuerdo con los datos que publica anualmente el BCV en las cuentas consolidadas, el grado de explotación en Venezuela el 2017 fue 268%. Por cada bolívar que se destinó a los Salarios 2,68, casi 3 veces más, se destinaron a la Ganancia.
Ese año, y aunque es el obrero quien con su fuerza de trabajo agrega valor a la economía, solo el 18,3% fue a parar a los bolsillos de todos los asalariados, mientras que el 49,1% se lo embolsó el grupo de burgueses.
Pero hay un pequeño detalle en estos números, y es que mientras los asalariados éramos 8.184.320, los burgueses eran tan solo 434.253, en otras palabras, ese bolívar destinado a los salarios se debió distribuir entre más de 8 millones de trabajadores mientras que los 2,68 que se destinaron a los burgueses se distribuyó tan solo entre no más de medio millón de capitalistas.
Cuando ajustamos ese minúsculo, más no insignificante detalle para calcular la explotación de cada trabajador, obtenemos que por cada bolívar que le correspondió a cada asalariado, el burgués se embolsó 30 bolívares. Así que, realmente la cuota de explotación del trabajador en Venezuela fue, en promedio, 3026% durante el 2017.
En 2016 la explotación fue 2100%. Aumentó 42% de un año a otro. La razón principal de este aumento fue al alza de 863% de los precios de las mercancías consecuencia a su vez de la depreciación inducida del bolívar, seguido del rezago cada vez mayor de los Salarios.
Con plena vigencia y tal como lo dijo Marx, cada vez que se deprecia el dinero aumenta el precio de las mercancías y si el Salario aumenta en menor proporción, ese mayor ingreso por concepto de ventas irá directamente al bolsillo del capitalista haciendo mayor el volumen de Ganancia y con ella la proporción de la Ganancia con respecto al Salario, o sea la cuota de explotación.
Eso no significa que no habrá explotación si los precios de las mercancías se mantienen y no hay inflación, no.
Explotación habrá siempre que el sistema sea capitalista, es su esencia, es la característica que lo determina. Habrá explotación cada vez que aumente la producción debido a que el trabajador produjo más en menor tiempo, o cuando trabaje horas adicionales, sin que le sea retribuido el valor del su fuerza de trabajo.
Incluso si el Salario aumenta éste siempre lo hará en menor proporción que la productividad del trabajador y por lo tanto aumentará la Ganancia.
En Venezuela, la producción nacional medida por el PIB aumentó 75% entre el 2003 y 2013, no es cualquier cosa, el nivel de vida de la clase obrera mejoró al punto de que la pobreza extrema disminuyó 65% y la pobreza general se redujo a la mitad. No obstante, la cuota de Ganancia, que ya era alta, aumentó 44% durante ese período a pesar de que la inflación no superó el 30% en promedio.
Pero si además los precios de las mercancías aumentan, no por simple voluntad del capitalista (aunque nunca faltan los abusadores) sino por la depreciación del dinero, el burgués se aprovechará de la coyuntura para estrujar aún más al obrero potenciando la explotación del trabajo. Eso lo dijo Marx.
El promedio de la cuota de explotación en Venezuela desde 1990 hasta 2011 fue 991%, por cada bolívar que recibía el obrero, cada burgués se apropiaba de casi 10. A partir del año 2013, pero sobre todo 2015, cuando comenzó a aumentar la inflación como consecuencia de la depreciación inducida por el ataque al bolívar, la explotación comenzó a escalar pasando de 2.284% en 2015 a 3026% en 2017 (no contamos con los datos de 2018, pero muy probablemente la explotación ese año fue aún mayor debido a la inflación inducida que ascendió a 130.060%, a pesar de que el gobierno decretó un aumento histórico del Salario mínimo de 3710% ese año).
Así las cosas, la explotación en Venezuela es histórica, es estructural, y ha sido aun mayor estos últimos años por dos razones principales: la hiperinflación inducida y el rezago de los Salarios dada la velocidad y magnitud del ataque al bolívar.
Revertir esta injusticia es obligatorio en Revolución y aunque reconocemos la magnitud del ataque imperial y la depreciación inducida del bolívar que ya asciende a 212.888.377.345%, es inexcusable que siga creciendo el poder del capital sobre el trabajo.
Revertirla pasa, por lo menos, por:
1) detener el ataque al bolívar, asunto muy complejo al que nos hemos estado refiriendo con elementos para el diagnóstico y propuestas para el debate durante los últimos 5 años y aunque consideramos que es lo estratégico, no nos ocuparemos de este tema en esta serie de artículos y
2) aumentar los tres Salarios: el nominal, el real, pero sobre todo el relativo.
Las propuestas en la próxima entrega.
Fuente: Alainet