El ataque del viernes en París, reconocido por Estado Islámico, fue diferente. Era diferente en la escala de la peor carnicería de los ataques terroristas en Europa desde los atentados de Madrid, reivindicados por Al Qaeda, en 2004; el peor acto de violencia en suelo francés desde la Segunda Guerra Mundial. Los ataques terroristas con gran número de víctimas son poco frecuentes en el oeste, pero este se ha cobrado al menos 129 vidas hasta ahora.
Fueron diferentes los métodos utilizados por el grupo. El viernes por la noche, cuando todavía no estaba claro quién podría haber hecho esto, la evidencia de la coordinación y preparación parecía apuntar inicialmente hacia al-Qaeda, el ex aliado y ahora rival del EI, conocido por su articulación en ataques complejos contra objetivos internacionales, como los atentados de Madrid y Londres.
El ataque a Londres hace una década fue la última vez de un ataque suicida que generó víctimas masivas e implicó múltiples atacantes, y golpeó a Europa Occidental. (El atentado suicida en Burgas, Bulgaria, en 2012, mató a seis personas, además de un único atacante suicida).
Pero también era diferente a los ataques de Al Qaeda, desde el punto de vista de los objetivos a atacar. Como escribió Rukmini Callimachi para The New York Times:
El estilo del ataque está en línea con la táctica del Estado Islámico de asesinatos indiscriminados y va en contra de las directrices de Al Qaeda. En una directiva de 2013, el líder de Al Qaeda, Ayman al-Zawahri, dijo que agentes de Al Qaeda deben evitar ataques que inadvertidamente pudieran causar la muerte de civiles musulmanes y de mujeres o niños no combatientes…
Sostuvo que atacar mercados, por ejemplo, era desaconsejable porque podrían ser asesinados accidentalmente musulmanes inocentes.
Aunque algunas ramas de Al Qaeda se han desviado de estas directrices en numerosas ocasiones, sus ataques reflejan más cuidado en cuanto a la definición de la orientación. Ese fue el caso de los asesinatos en la oficina de Charlie Hebdo en París en enero, cuando los dibujantes fueron señalados y definidos como blancos legítimos, debido a que el grupo consideró que eran responsables de blasfemia contra el profeta Mahoma.
Su alcance era diferente. El Estado Islámico nunca antes había llevado a cabo una operación de tal magnitud en Europa, aunque el mes pasado al parecer, mostró mayor organización al generar mayor violencia y con mayor alcance que lo que había hecho nunca.
Sólo desde mediados de octubre, se considera que el grupo y sus filiales que han llevado a cabo, o por lo menos han inspirado, tres o cuatro ataques históricos, aunque la atribución es turbia en algunos casos.
El 10 de octubre se produjeron los atentados en Ankara, Turquía, que el gobierno atribuyó al EI y en el que murieron más de 100 personas, en lo que se reconoce, según los informes, el peor ataque terrorista en el país. El 31 de octubre tuvo lugar la explosión de un avión de pasajeros ruso sobre la península del Sinaí, en Egipto, en el que murieron 224 personas en el peor desastre de la aviación en la historia de Rusia y que, si resulta correcta la reclamación de responsabilidad del aliado local del EI en la provincia de Sinaí, este resultó el segundo ataque terrorista más mortífero de los yihadistas fuera de una zona de guerra desde el 9/11.
El 12 de noviembre tuvo lugar el atentado en Beirut, también reconocido por el EI, en el que murieron más de 40 personas en el peor acto de violencia en el Líbano desde su guerra civil de la década de 1990.
En el Financial Times, Sam Jones resume el cambio aparente:
En los últimos meses, dos altos funcionarios antiterroristas occidentales dijeron al Financial Times que su evaluación de los objetivos y ambiciones del EI van más allá de sus fronteras, y prueba que la organización ha cambiado dramáticamente. El EI quiere montar un ataque “espectacular” para hacerse de una reputación al estilo Al Qaeda, dijo uno de los funcionarios, pero lo que no estaba claro – hasta el viernes – era si tenían la capacidad.
El EI, que se ha centrado mucho en actos aleatorios inspiradores de violencia -instando a los lobos “solitarios” a matar, como en los tiroteos en el Museo Judío de Bruselas, de mayo de 2014, o en la masacre en la playa Sousse, en julio de este año- ahora parecen estar enfocando sus esfuerzos en inspirar a sus seguidores, y centrarlos en una planificación más cuidadosa y coordinada.
“Ellos están proyectando su terror más y más deliberadamente”, dijo -citado por Jones- Patrick Skinner, un ex funcionario de la CIA, que ahora es consultor de inteligencia del Grupo Soufan. Will McCants, autor de un libro reciente sobre el grupo, The ISIS Apocalypse, escribió en Twitter que “si el ataque París y los de Egipto y el Líbano fueron todos dirigidos por la central del EI, esto representa un cambio importante en su estrategia global”.
Otro analista no está tan seguro. El periodista Yassin Musharbash observó en Twitter que “el #EI es lo suficientemente complejo como para seguir más de una ruta a la vez. Lo que significa que, bueno, ¡no todo lo que ocurre es un cambio de estrategia!”
Al menos, sí es un cambio en las tácticas y los objetivos. Son también dignos de mención los complejos ataques con un gran número de víctimas, fuera de las zonas de conflicto. A lo que se añade que han aumentado las muertes en todo el mundo desde que el terrorismo se ha disparado desde el 9/11, y la violencia es una rutina horrible en las tierras que el EI intenta controlar. Pero lo que es realmente nuevo es la exportación de esa violencia.
Fuente: The Atlantic
Traducción: Cubadebate