Te Recordamos, Víctor Jara

El 16 de septiembre de 1973, Víctor Jara fue acribillado por agentes de la dictadura militar luego de estar detenido en el Estadio Chile.

Se cumplieron 48 años de su asesinato.

Su cuerpo fue encontrado en las inmediaciones del Cementerio Metropolitano por unos pobladores, junto a otros cinco cadáveres.

Cantautor, poeta, profesor y director teatral, militante del Partido Comunista y miembro del Comité Central de las Juventudes Comunistas durante la Unidad Popular.

Fue torturado y asesinado por los agentes del Golpe de Estado.

Sin embargo, vive en imágenes, retratos, en las calles, en el folclore y academias artísticas.

La justicia y verdad en relación a su muerte aún siguen pendientes.

Su trabajo musical y artístico se desarrolló cuando en cada fábrica, trabajo y escuela se organizaban los trabajadores y trabajadoras por terminar con el trabajo precario y tener vidas dignas.

Su música habla de un trabajador que logró retratar a su pueblo y sus problemas, dejando un legado musical de gran belleza y fuerza poética.

“Somos cinco mil”, la última canción de Víctor Jara:

Somos cinco mil aquí

en esta pequeña parte la ciudad.

Somos cinco mil.

¿Cuántos somos en total

en las ciudades y en todo el país?

Sólo aquí,

diez mil manos que siembran

y hacen andar las fábricas.

Cuánta humanidad

con hambre, frío, pánico, dolor,

presión moral, terror y locura.

Seis de los nuestros se perdieron

en el espacio de las estrellas.

Uno muerto, un golpeado como jamás creí

se podría golpear a un ser humano.

Los otros cuatro quisieron quitarse

todos los temores,

uno saltando al vacío,

otro golpeándose la cabeza contra un muro

pero todos con la mirada fija en la muerte.

¡Qué espanto produce el rostro del fascismo!

Llevan a cabo sus planes con precisión artera

sin importarles nada.

La sangre para ellos son medallas.

La matanza es un acto de heroísmo.

¿Es este el mundo que creaste, Dios mío?

¿Para esto tus siete días de asombro y de trabajo?

En estas cuatro murallas sólo existe un número

que no progresa.

Que lentamente querrá más la muerte.

Pero de pronto me golpea la consciencia

y veo esta marea sin latido

y veo el pulso de las máquinas

y los militares mostrando su rostro de matrona

llena de dulzura.

¿Y México, Cuba y el mundo?

¡Qué griten esta ignominia!

Somos diez mil manos

menos que no producen.

¿Cuántos somos en toda la patria?

La sangre del compañero Presidente

golpea más fuerte que bombas y metrallas.

Así golpeará nuestro puño nuevamente.

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