Si….yo soy Fidel, como somos muchos millones de compañeras y compañeros en Chile y en el resto del mundo.
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Televisión Nacional trasmitió un reportaje objetivo y respetuoso, conducido por Santiago Pavlovic mostrando la aflicción de todo un pueblo que rinde su último homenaje al comandante de la Revolución. Fue conmovedor escuchar la palabra de jóvenes estudiantes, ancianos, trabajadores, mujeres humildes y artistas expresando el enorme significado que la revolución cubana tuvo para sus vidas. Muchos afirmaron que Fidel fue para ellos un auténtico padre.
El reportaje muestra la multitud concurriendo a la Plaza de la Revolución para rendirle su último homenaje. La columna se pierde en el horizonte. No tiene término. Se calcula entre dos a tres millones el número de personas que concurrirán a despedirlo.
¡Qué pequeñas resultan las declaraciones de algunos políticos chilenos calificando a Fidel como un tirano!
El diputado Germán Becker, jefe de la bancada de RN manifestó: “Falleció el líder de una de las dictaduras más prolongadas y represivas de la historia, dejando una huella de pobreza y nulo respeto a los DDHH de los disidentes.” (1 )
El UDI Hernán Larraín abundó en el mismo sentido y por cierto que los democratacristianos de siempre se unieron a este coro de fervientes defensores de los DDHH.
El diputado Marcelo Chávez dijo: “Nadie puede alegrarse de la muerte de una persona. Mis respetos. Otra cosa es el juicio sobre su figura y obra. Muere un dictador. Ojalá la dictadura” (2 ) y su colega Sergio Espejo afirmó: “Ha concluido el drama de una dictadura. No puedo aplaudir” (3 )
Algunos dirigentes políticos socialistas o PPD valorizan los logros de la revolución cubana, pero matizan sus palabras haciendo presente su preocupación por las violaciones a los DDHH.
Es curioso esto del doble estándar en materia de derechos humanos, con el cual se juzga a quienes defendemos la revolución cubana.
Días atrás estuvo de visita en Chile el presidente de la República Popular China. Nadie aprovechó la oportunidad para criticar la no vigencia de los DDHH en ese país, y ocurre que allí gobierna un partido único, sólo se publica un periódico y se persigue a los disidentes, como supuestamente ocurre en Cuba.
A ningún político momio o de la DC se le ocurriría criticar a la Presidenta si envía un mensaje de condolencia en la eventualidad del fallecimiento de algún líder chino. La mayoría de estos criollos defensores de los DDHH se disputan un asiento en el avión presidencial rumbo a alguna reunión importante a realizarse en China y a su arribo no andan preocupados de ubicar a algún disidente.
¿Qué es lo que ocurre? ¿Donde está la diferencia?.
En China prevalece hoy día el modelo económico neoliberal. Todas las grandes empresas financiero-industriales del mundo capitalista han establecido allí su principal centro de operaciones. China es hoy el mayor socio comercial de Chile con un intercambio entre ambos países o que excede los 30 mil millones de dólares por año.
En cambio Cuba es un pequeño país empeñado en implementar un modelo socialista de desarrollo.
La diferencia es entonces ideológica. Se impugnan las violaciones a los DDHH en un régimen socialista, pero no donde rige el neoliberalismo.
Eso si que es doble estándar.
Cuba ha debido vencer la feroz oposición de EEUU que estableció un embargo vigente hace más de 50 años. En 1961, EEUU envió a la Isla un contingente de 1.500 soldados a fin de acabar con la revolución, asalto que fue aplastado por el Ejército rebelde con Fidel a la cabeza.
Documentos desclasificados por el gobierno norteamericano confirman que la CIA intentó centenares de atentados contra la vida de Fidel.
Cuba debió sobreponerse al colapso del mundo socialista ocurrido a partir de 1989 y sin embargo sobrevivió sin arriar sus ideales.
Es un país pequeño, escaso de materias primas, asolado frecuentemente por los huracanes, y sin embargo a pesar de todas estas adversidades ha creado una sociedad admirable, donde priman la solidaridad y el espíritu colectivo. Donde no se estimula el consumismo ni el individualismo; donde no se depreda el medio ambiente; donde no hay Isapres ni AFP; donde no existen Penta-Soquimich-Luksic definiendo los destinos del país o corrompiendo a los políticos.
Claro que hay problemas, pero es una sociedad solidaria, culta y alegre.
Cuba ha apoyado cuanta causa noble hay en el mundo. Colaboró con la liberación de los países coloniales en África. Mandela sostuvo que la derrota del apartheid en Sudáfrica no habría sido posible sin el sacrificio de las fuerzas armadas cubanas. Ha apoyado con sus médicos y sus profesores a cuanto país lo ha requerido en África o en América Latina.
Sus sistemas de salud y educación pública despiertan la admiración del mundo entero, así como su desarrollo cultural, artístico y deportivo.
La directora general de la Unesco, Irina Bokova, resaltó ayer a Fidel Castro como un símbolo de la solidaridad a nivel internacional, al expresar su profunda tristeza por el fallecimiento del líder cubano.
“Gracias a los esfuerzos de Fidel Castro Ruz, Cuba constituye un ejemplo mundial en materia de solidaridad y cooperación”, sostuvo Bokova en un mensaje enviado al presidente cubano, Raúl Castro.
De acuerdo con Bokova, con la desaparición de Fidel su país y el mundo pierden a un defensor incasable de los desheredados y de la educación como factor clave en el crecimiento cultural, social y humano de los pueblos.
Asimismo recordó el programa educativo cubano Yo sí puedo decir, que ha permitido alfabetizar a millones de personas en todo el mundo, y lo catalogó además como una muestra de la cooperación entre La Habana y la Unesco.
Bokova subrayó que Fidel “quedará en nuestra memoria como una gran figura del mundo contemporáneo y un símbolo de solidaridad”
Demás está recordar la ayuda prestada a Chile durante el gobierno de la Unidad Popular, la acogida a miles de refugiados tras el golpe militar y el apoyo generoso en la formación de los cuadros chilenos que asumieron el derecho a la rebelión popular contra el tirano Pinochet en los años 80.
El historiador Gabriel Salazar, ex militante del MIR, se ha permitido afirmar que la muerte de Fidel le recuerda a la izquierda, un pasado del que han abjurado.( )
Ignoro a que izquierda se refiere Salazar. Solo se que al igual que yo, somos miles y miles los militantes sin partido, comunistas, socialistas, de izquierda ciudadana y adherentes a otras organizaciones políticas que no hemos abjurado jamás de los nobles ideales socialista que ayer enarbolaron en Chile Recabarren, Lafertte, Allende, Neruda, Alejandro Lipschutz, Víctor Jara, Carlos Lorca, Miguel Enríquez, Gladys Marín, Víctor Díaz, Fernando Ortíz, Exequiel Ponce y tantos otros. Son los ideales que Fidel Castro honró hasta su último día.
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Si… yo soy Fidel.
Hasta la victoria, siempre.
(*) Arquitecto, ex presidente de VICORMU y CORMUVAL