miércoles, abril 24, 2024
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Sobre Evelyn Matthei, Educación Gratuita y Falsas Promesas

”Mientras ellos creen que hay que gastar $ 3.500.000.000 USD para regalarles la educación a los hijos de los que más tienen, nosotros creemos que ese dinero hay que gastarlo en mejores viviendas, en mejores pensiones, y en mejores sueldos para los profesores.” Así declaro la candidata de la Alianza, Evelyn Matthei, en su discurso el domingo 17 de noviembre tras saber que había salido segunda en las elecciones presidenciales.  A los oyentes, sus palabras parecen vacías. Proponen falsas promesas y además, se escuchan poco elaboradas. Desde una perspectiva del extranjero, me pregunto ¿qué es lo que ella está planteando?

Discurso de Matthei y su alternativa a la educación gratuita

Un 42,77 % de la riqueza en Chile se ha concentrado en las manos de un 10 % de la población. Algo, que es casi inigualable a nivel mundial. Parafraseando a la candidata, parece cierto que la reforma educativa ”les regalará la educación a los hijos de los que más tienen”. Sin embargo, para una persona mínimamente educada es fácil deducir que la educación será regalada también a los hijos del 90 %, que posee el 57,23 % de la riqueza del país.

Sin embargo, lo que Matthei no nos dice es que la educación gratuita universal, les saldrá más caro a “los que más tienen” que en el sistema actual.

Según la prensa, se propondría distribución de riquezas a través de un sistema tributario que cometería a los profesionales a pagar impuestos por la educación que han recibido, e impuestos para las grandes empresas. Eso significaría que en vez de pagar por la educación de los hijos, el 10 % tendría que pagar por la educación de dos maneras:

(1) directamente, en forma de impuestos;

(2) indirectamente, en forma de profitos más bajos, o impuestos más altos para las grandes empresas. En otras palabras, el 10 % más rico ocuparía un rol mayor para que los hijos de “los que no tienen tanto”, puedan acceder a una educación de calidad.

En la segunda parte, Matthei nos ofrece la propuesta de la Alianza: ”mejores viviendas, mejores pensiones y mejores sueldos para los profesores”.

Suenan a premios de consuelo. ¿No sabe ella que a la larga, no nos ofrece nada? ¿Que las pensiones y los sueldos son devorados por la inflación y las viviendas por erosión? ¿Que nos quiere hacer esperar 20 o 30 años a un futuro imaginario en que los hijos y los nietos del élite seguirían de un sistema de privilegios con pocas garantías de cambio?

El discurso de la Alianza no tiene nada de nuevo. Los mismos argumentos han sido repetidos en distintos países a través de los años, entre ellos, Finlandia. En los años 1970, se estaba planteando uno de los mayores reformas del país que llegaría a cambiar su futuro: reforma educacional.

Un sistema municipal de educación gratuita fue introducido, garantizando a los estudiantes una enseñanza sin segregación, especialización y privilegios. Los alumnos iban a los colegios de sus barrios y fueron enseñados por docentes calificados. La universidad llegó al alcance de todos.

Hacer comparaciones entre los dos países no es mi intención. Sin embargo, el caso de Finlandia nos sirve como un referente de un país que decidió invertir en el capital humano. 40 años más tarde es conocido por uno de los mejores sistemas de educación en el mundo, alto nivel de inversión en investigación, desarrollo e innovación, y es uno de los países con más movilidad social. Hoy día, la educación gratuita es reconocida como una de sus mayores virtudes tanto por la izquierda como por la derecha política.

En Chile, la educación gratuita significaría un cambio real: un privilegio será convertido en un derecho. Eso no garantizará sólo acceso a una educación de calidad, sino que mejoraría las oportunidades de todo un país.

Conclusiones y [falsas] promesas

Las palabras de Evelyn Matthei hacen eco a falsas promesas, a un populismo derechista que agarra desesperadamente a su postura de privilegio. Están alejadas de la realidad en que vivimos. Niegan la existencia de la desigualdad y se enceguecen frente a las oportunidades. Hacen sentido sólo si las juzgamos desde una perspectiva de privilegio, pues pronuncian el miedo del élite: educar a las masas es un desafío al sistema. Más información significará más desafíos. Más egresados, dificultades y obstáculos en el mercado de trabajo.

Muchas veces asociamos a los políticos de derecha con discursos sobre cómo incentivar al emprendimiento (empresarial), desarrollo e innovación. Matthei no es una excepción. Basa su discurso en la premisa de crecimiento económico. Por eso, es casi sorprendente su completa falta de visión al largo plazo.

Reconozco que en algo ha acertado Matthei: Chile ha gozado de un crecimiento económico sostenido. Por eso mismo, ahora es el momento para planificar a largo plazo e invertir en el capital humano. Con educación gratuita, Chile sólo puede ganar.

(*) Cientista Política con formación en estudios internacionales y letras. En su carrera se ha enfocado en discursos de igualdad, género y democracia. Ha trabajado en Chile y Argentina. Actualmente reside en su país natal Finlandia donde trabaja con derechos sociales, migración, género y edad.

Fuente: Sentidos Comunes

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