La policía de la ciudad de Zurich, la mayor urbe de Suiza, informó en las últimas horas que una turba de unas 200 personas, la mayoría con sus rostros cubiertos, provocó disturbios en las calles del centro de la ciudad y saqueo varios comercios. «Unos llevaban barras de fierro en las manos; otros cascos sobre la cabeza, máscaras de gas y ropa de protección y ocasionaron numerosos daños materiales» dijo la policía.
Los europeos están extrañados, no sólo porque la nación helvética es modelo de orden y economía sana, ni porque sus ciudadanos tienen fama de tolerancia , sino porque no entienden una protesta en un país sin desempleo, sin apasionamientos políticos, ni graves problemas sociales. Además la prensa europea no ha publicado nada al respecto; sólo el diario El País de España le dedicó una pequeña nota.
También resulta curioso que en el comunicado policial se atribuyan los disturbios «a grupos radicalizados de izquierda» pero no se consignen ni las demandas por las que se protestaba ni los objetivos del desorden. De todos modos la policía procedió a disolver a los casi 200 manifestantes utilizando balines de goma, gases lagrimógenos y cañones de agua.
Durante el enfrentamiento quienes protestaban arrancaron las puertas de un auto en donde se habían refugiado varios policías y quemaron el uniforme de una agente.También robaron material de las fuerzas se seguridad, lanzaron piedras y petardos contra la policía e incendiaron varios coches y contenedores de basura, además de romper numerosos escaparates.
Mientras algunos se preguntan qué estará pasando realmente en Suiza, otros cuestionan la veracidad de la noticia e incluso, otros imputan todo a una maniobra para desalentar cualquier tipo en inmigración.
Hay también comentarios jocosos que van desde que los suizos lo hacen de puro aburridos que están, hasta los que le dan un sentido económico a la protesta, señalando que los manifestantes son europeos engañados por los estafadores que luego depositan el producto del dolo en bancos de Zurich.
Al final, siete policías resultaron heridos en los enfrentamientos y la Policía detuvo a cuatro hombres, de entre 20 y 36 años (dos suizos, un británico y otro de Liechtenstein).