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Residuos Tóxicos de Minera Sueca Envenenan a Niños Chilenos

En 1983, la empresa minera sueca Boliden decidió que necesitaba disponer de 20.000 toneladas de residuos de fundición contaminados con plomo y arsénico que se habían acumulado a lo largo de varios años en su planta de Ronnskar, uno de los sitios más contaminados en Suecia. Boliden exploró varias opciones para disponer sus residuos. Una opción considerada fue construir un contenedor revestido en Suecia. Esta fue la solución recomendada por la Agencia Sueca de Protección Ambiental. En vez, Boliden eligió la opción menos costosa: enviar los residuos por barco a Arica, Chile, donde supuestamente seguirían siendo “procesados” por la empresa chilena PROMEL.

Se envió un primer cargamento a Chile en agosto de 1984. En octubre del mismo año, el gerente ambiental de Rönnskär realizó una segunda visita al sitio para ver cómo se había procesado el material. Boliden admite que el “procesamiento a gran escala todavía no había comenzado, pero que pruebas utilizando lotes de 500 kilogramos habían dando resultados positivos. Se decidió que se pospondría un segundo envío hasta que se hubiera obtenido resultados positivos de pruebas a mayor escala”.

En octubre de 1984, Boliden fue notificada en un Telex de una sola oración que PROMEL habría iniciado el procesamiento a gran escala y que ahora estaba esperando el siguiente envío. Se despachó un nuevo cargamento en noviembre de 1984, y el tercer y último cargamento partió de Boliden en julio de 1985. 

Era bien sabido que en este entonces, la legislación probablemente cambiaría pronto y prohibiría que Boliden enviara dichos residuos a un país en vías de desarrollo. De hecho, la legislación sueca fue modificada en 1985 y poco después se promulgó la Convención de Basilea sobre el Control de los Movimientos Transfronterizos de los Desechos Peligrosos y su Eliminación, que prohibía este tipo preciso de conducta.

Boliden sostiene que envió primero un par de muestras a escala de laboratorio a PROMEL y tanto a la autoridad de aduana chilena como a la autoridad central de salud de Chile. Sin embargo, el formulario enviado a la autoridad de salud por PROMEL decía que el material “no era tóxico”, lo cual era claramente una mentira. No obstante, ésta era “la Chile de Pinochet” y las autoridades permitieron que el material fuera importado.

Se envió un primer cargamento a Chile en agosto de 1984. En octubre del mismo año, el gerente ambiental de Rönnskär realizó una segunda visita al sitio para ver cómo se había procesado el material. Boliden admite que el “procesamiento a gran escala todavía no había comenzado, pero que pruebas utilizando lotes de 500 kilogramos habían dando resultados positivos. Se decidió que se pospondría un segundo envío hasta que se hubiera obtenido resultados positivos de pruebas a mayor escala”. En octubre de 1984, Boliden fue notificada en un Telex de una sola oración que PROMEL habría iniciado el procesamiento a gran escala y que ahora estaba esperando el siguiente envío. Se despachó un nuevo cargamento en noviembre de 1984, y el tercer y último cargamento partió de Boliden en julio de 1985.

SE ENVENENA A UNA CIUDAD

Quizás, luego de intentos breves y sin éxito de procesar los residuos, PROMEL abandonó los esfuerzos y en vez dejó los residuos al descubierto en las afueras de la ciudad, dentro de una distancia de una milla del puerto. Los niños retozaron en este patio infantil tóxico por años y el polvo de plomo y arsénico fue acarreado por el viento a las áreas aledañas también. De 1989 a 1996, sin darse cuenta que los residuos eran tóxicos, la ciudad de Arica empezó a construir urbanizaciones a yardas de los residuos. Eventualmente, la gente de esas viviendas se enfermó.

En 1998, luego del alboroto público a raíz del daño que los residuos estaban ocasionando, una pila enorme de residuos fue movida por camión a un lugar un poco más alejado de poblados humanos. En 2009, el gobierno concluyó un estudio y elaboró un plan que declaraba que el área alrededor del botadero original todavía estaba contaminada y que la gente que habitaba en el área debía ser relocalizada. Esto no ha sucedido.

LAS VERDADERAS VÍCTIMAS: LOS NIÑOS

Tanto el arsénico como el plomo representan problemas para las mujeres durante sus años fértiles. Durante el embarazo, las mujeres pueden pasar estos tóxicos a sus fetos. Los fetos en desarrollo son particularmente vulnerables a los efectos neurotóxicos del arsénico y del plomo. Se ha identificado cientos de casos de envenenamiento en Arica a lo largo de los años, lo que incluye a las víctimas más recientes: los niños nacidos en años posteriores a la llegada de los tóxicos a Arica.

En 2003, en respuesta a una visita del alcalde de Arica a Suecia, Boliden escribió a la ciudad de Arica, ofreciéndole trabajar en una solución para el problema. La oferta de Boliden tenía como condición que la empresa fuese pagada por su trabajo, lo que incluía pasajes aéreos a Arica en clase ejecutiva. No es de sorprender que la oferta fuera declinada.

EDLC y abogados en Suecia y Chile han estado investigando el caso. Se está considerando activamente entablar un juicio en Suecia.

Presentan demanda en Suecia contra Boliden por residuos tóxicos en Chile

Copenhague, 16 sep (EFE).- Un grupo de abogados suecos presentó hoy ante el juzgado de Skellefteå (norte de Suecia) una demanda contra la compañía minera Boliden por los daños a la salud causados por las emanaciones de residuos tóxicos enviados hace tres décadas a la localidad chilena de Arica.

La querella, presentada en nombre de 707 personas afectadas -la mayoría niños-, reclama a Boliden una indemnización conjunta de 90 millones de coronas suecas (10,3 millones de euros; 13,7 millones de dólares).

La sueca Boliden, responsable del desastre natural del Parque de Doñana en España, envió entre 1984 y 1986 20.000 toneladas de barros metálicos que contenían mercurio, arsénico y plomo -procedentes de sus instalaciones en Skellefteå- a la empresa chilena Promell para que los tratara.

Los residuos nunca fueron procesados por Promell, que años más tarde se declaró en quiebra, y quedaron abandonados a la intemperie en ese lugar.

La Corte Suprema de este país andino condenó en 2007 al Estado chileno a pagar unos 5,4 millones de dólares a los 356 habitantes de la población «Cerro Chuño» (Arica) para reparar el daño a su salud provocado por la intoxicación.

Pero Boliden ha rechazado hasta ahora cualquier responsabilidad en el asunto, culpando a Promel, a la que pagó en su momento para deshacerse de los desechos.

La demanda, elaborada por un grupo de abogados suecos en colaboración con un bufete chileno y una organización medioambiental de EEUU, acusa a Boliden de violar la legislación al no pedir a las autoridades suecas el permiso pertinente.

«Simplemente se ocultó que se enviaron los residuos contrariando los permisos y las reglas que regían entonces», declaró hoy a «Radio de Suecia» Johan Örberg, uno de los abogados de la causa.

La minera sueca era consciente además de que la firma chilena no tenía ni los medios ni las instalaciones adecuadas para tratar los residuos de una forma segura, según los querellantes, que afirman que el supuesto delito no ha prescrito en Suecia ya que no fue hasta 1994 que se descubrieron los daños en la salud de los habitantes.

La demanda documenta daños en los pobladores chilenos en forma de cáncer, dolores en las articulaciones y huesos, tos crónica y dificultades respiratorias.

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