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Aproximación al Racismo y Migración en Chile

por Ronald Wilson

El Documento Final del  «Pacto Mundial para la Migración Segura, Ordenada y Regular» será refrendado por la Conferencia Mundial  en Marruecos los días 10 y 11 de Diciembre de 2018.


Los Estados Miembros de la ONU, con excepción de los EEUU, alcanzaron  el primer acuerdo global acerca de las migraciones con el fin de proteger a las personas migrantes y garantizar sus derechos.

El documento plantea 23 objetivos para una migración segura, ordenada y regular, en que resalta puntos claves como: suministrar información en todos los estadios de la migración; facilitar las vías para una migración regulada; facilitar condiciones de trabajo dignas; combatir el tráfico de personas; administrar las fronteras de manera integrada, segura y coordinada; utilizar la detención de migrantes solo como último recurso y trabajar en alternativas; y proveer a los migrantes de servicios básicos.

El Pacto además se basa en varios principios fundamentales entre los cuales destacan el “centrarse en las personas”, con una importante dimensión humana, que es inherente a la experiencia misma de la migración. Por ello promueve el bienestar de los migrantes y los miembros de las comunidades en los países de origen, tránsito y destino.

El Pacto Mundial se basa en el derecho internacional de los derechos humanos y defiende los principios de no regresión y no discriminación.

La aplicación del Pacto Mundial asegura el respeto, la protección y el cumplimiento efectivos de los derechos humanos de todos los migrantes, independientemente de su estatus migratorio, durante todas las etapas del ciclo de la migración. También reafirma el compromiso de eliminar todas las formas de discriminación contra los migrantes y sus familias, como el racismo, la xenofobia y la intolerancia”.

El fenómeno de la movilidad humana, ha adquirido dimensiones globales, con características inéditas que nos obligan a estar permanentemente analizando esos hechos. Paradigma de ello es la  dramática “Caravana de Migrantes” que se dirige a la frontera norteamericana desde diversos países de América Central, que en palabras de Noam Chomsky, «la caravana huye de la miseria y de los horrores de los que EE.UU. es responsable».

Nuestro país vive actualmente una realidad migratoria compleja, que ha sido difícil de abordar desde la perspectiva de los derechos de las personas migrantes,  por tal razón este Pacto Global viene a entregarnos elementos fundamentales  para  poder establecer políticas públicas que cumplan con las orientaciones y normas internacionales.

Chile se ha transformado, en los últimos años en un país de destino de la migración principalmente proveniente de América del Sur y El Caribe estimándose  que en el país residirían alrededor de un millón de migrantes, provenientes de Perú, Venezuela, Haití, Colombia, Argentina, entre otros países. En América Latina un 60% de la migración se produce dentro de la región.

Desgraciadamente conductas como el racismo, la xenofobia y la intolerancia están presentes en nuestra realidad social y migratoria, siendo elementos que claramente ponen en riesgo tanto un proceso migratorio ordenado y seguro, como al conjunto de la convivencia social, democrática, solidaria e incluyente, nos negamos a entender que las migraciones son la base del proceso de integración, debido al aporte permanente de los diferentes orígenes nacionales y de sus aportes en al ámbito social, económico y especialmente de la cultura.

Negamos la significación de los derechos políticos y sociales de los migrantes, como aportes al relacionamiento de los Estados en los procesos de integración política y económica.

Por el contrario en Chile, percibimos a los migrantes con desconfianza y miedo.

Como sociedad notoriamente practicamos la discriminación racial, que es aquella acción realizada por personas grupos, instituciones o Estados, en la que se perpetra un trato desigual y excluyente a una persona o comunidad por motivos de origen racial, nacional o étnico, lo que constituye una vulneración de los derechos fundamentales, así como un ataque a la dignidad humana.

El “racismo” es de por sí discriminante, ya que considera a las demás personas que no tienen una misma característica, como seres diferentes, la disimilitud de lo que desde su punto de vista, considera como un patrón normal.

Muchas veces este patrón está asociado al color de piel. Racismo es la negación del valor de la alteridad.

En la migración se reproduce el miedo a perder la identidad nacional, el temor  al ‘otro’ contribuyendo a reforzar el racismo, la xenofobia, el clasismo, la aporofobia, creando un medio hostil hacia las minorías.

Estos miedos se utilizan a menudo como excusas para justificar una mayor intolerancia y contribuyen directamente a incrementar los crímenes inspirados por el odio, entre ellos el racismo.

El racismo busca intencionalmente disminuir e impedir los derechos humanos de la persona al segregarla por presentar un color de piel diferente o rasgos físicos distintos, que suponen  pertenencia a una ‘raza’ diferente.

Actualmente en Brasil se vive una tragedia que puede tener proyecciones catastróficas. Ha sido electo presidente Jair Bolsonaro, un militar con claras tendencias fascistas y racistas.

Este personaje en abril de 2017, en un discurso en el Club Hebraica de Río, declaró:

«Los afrodescendientes no hacen nada, creo que ni como reproductores sirven más».

En otro de sus cuestionados discursos, se refirió a ellos como «indios hediondos, no educados y no hablantes de nuestra lengua», esto porque se opone a la entrega de tierras a los indígenas, y entre las medidas anunciadas está la explotación del bosque amazónico.

A pesar que en 1966, la Asamblea General de las Naciones Unidas proclamó el 21 de Marzo el Día internacional de la Eliminación de la Discriminación Racial, los  migrantes, afrodescendientes y pueblos indígenas siguen siendo los más expuestos a la discriminación racial.

Frases lapidarias que se escuchan por parte de  chilenos contrarios a la llegada de migrantes que buscan un mejor futuro en el país, son expresiones que denotan que en nuestra cultura nacional existe un componente importante de racismo, xenofobia y clasismo, que no se corresponde con los estándares de respeto a los derechos humanos y a una sana convivencia democrática.

Muchas de estas percepciones las encontramos en el “Informe Anual Situación de los DDHH en Chile 2017 del INDH”.

A pesar de los progresos realizados a nivel internacional, el racismo se expresa diariamente  en todo el mundo. En Chile, vivimos una situación emblemática, a raíz del aumento de la migración, en particular de la población haitiana.

La pregunta de rigor es si el Plan de Retorno Seguro y Ordenado de Migrantes, impulsado por el Gobierno, no es una estratagema para “deportar dolosamente” a migrantes indeseables, pobres y negros.

Para nuestro país se hace urgente diseñar una Política de Acogida e Inserción Integral de las personas migrantes desde  una perspectiva de Derechos Humanos y de respeto a la realidad intercultural, que promuevan el desarrollo de una Cultura de la Migración. Esta política de acogida  presupone un rechazo explícito a toda forma de  xenofobia, racismo, exclusión  y discriminación.

No permitamos que en Chile, la discriminación contra los migrantes sea parte del  racismo moderno.

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