El joven Boyan Slat, nacido hace sólo 20 años en Delft, Holanda, puede verse similar a cualquiera de aquellos que a su edad sueñan con cambiar al mundo. Sin embargo, sus buenas ideas ya lo están acercando a esta meta. Lo que pretende es ni más ni menos que limpiar los mares y océanos de todo el planeta de los plásticos flotantes. Y para conseguirlo, propone un sistema relativamente fácil y -en apariencia- económicamente viable que ya lo hizo ser ganador de uno de los premios Campeones de la Tierra otorgado por el Programa de Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA). Además, a partir del novedoso proyecto «The Ocean Clean Up», Slat ya ha recaudado más de dos millones de dólares a través de una campaña bajo el sistema crowdfunding.
Según datos del PNUMA, hoy se contabilizan alrededor de 13.000 piezas de plástico flotante por cada kilómetro cuadrado de océano y el coste económico de los daños causados a los ecosistemas marinos asciende a 13 mil millones de dólares cada año.
En la entrega de los citados galardones, el director ejecutivo del organismo de Naciones Unidas, Achim Steiner, afirmó que Boyan Slat es merecedor del premio Inspiración y Acción porque es un ejemplo en la búsqueda de soluciones contra la amenaza de la contaminación marina, y recordó que queda mucho trabajo por hacer para mejorar la gestión de residuos sólidos.
En la práctica, Slat apunta que la mejor fórmula para combatir este tipo de polución pasa por el uso de las corrientes y los vientos oceánicos naturales. Así, se concentra de forma pasiva el plástico en barreras flotantes, desde donde se pueden recoger para su posterior reciclaje con la ayuda de una plataforma flotante alimentada con energía solar.
El joven holandés se mostró más que feliz por el reconocimiento e incluso admitió que las críticas iniciales que recibió su idea estuvieron a punto de llevarlo a renunciar. “Decían que era imposible y contradecía lo que se había contado en los últimos 10 años; decían que no se podía limpiar… y yo decía que sí era posible”, señaló
La historia de cómo surgió su inquietud por el tema -como relata en su web- se inicia cuando, a los 16 años, tuvo la oportunidad de ir a bucear a Grecia. Su experiencia le trajo más frustración que alegría, debido a que -una y otra vez- se encontró con “muchos más plásticos que peces durante el buceo”, inundando y contaminando las aguas. ¿Qué hacer?
Estando aún en el colegio, Boyan Slat decidió dedicar medio año de su vida a una investigación para entender la contaminación por plásticos y los desafíos asociados con la limpieza en el mar.
Y concluyó que no hacía falta equipar grandes barcos con redes para pescar las basuras. Su idea apunta a exactamente a lo contrario: Esperar a que el mar acumule los desperdicios en un lugar de recogida apropiado. “¿Para qué recorrer los océanos si los océanos nos traerán los plásticos?”, plantea.
En la práctica, Slat apunta que la mejor fórmula para combatir este tipo de polución pasa por el uso de las corrientes y los vientos oceánicos naturales. Así, se concentra de forma pasiva el plástico en barreras flotantes, desde donde se pueden recoger para su posterior reciclaje con la ayuda de una plataforma flotante alimentada con energía solar.
La barrera “tiene unos 100 kilómetros de envergadura, y dado que la persiana de la barrera llega sólo hasta tres metros de profundidad, la vida sigue su curso por debajo”, explica. Según sus cálculos, podrían recogerse 65 metros cúbicos diarios de material tóxico. Unos barcos apropiados limpiarían la plataforma cada 45 días.
Si Slat tiene razón, el Giro del Pacífico Norte podría cubrirse en unos cinco años. “Es mucho menos tiempo que los 79.000 años calculados para extraer los siete millones de toneladas plásticas que puede haber en las capas superficiales del mar en 2020”, señaló en la presentación de su trabajo titulado “Cómo pueden limpiarse por sí mismos los océanos”.
Un estudio mencionado por el PNUMA indica que el proyecto del joven holandés sería factible en zonas como la denominada gran mancha de plásticos del Pacífico, donde se podrían recuperar, en la práctica, la totalidad de los residuos flotantes en un plazo de 10 años gracias a barreras como las que propone el «The Ocean Clean Up».
Los premios Campeones del Planeta concedidos por el Programa de Naciones Unidas para el Medio Ambiente, también incluyeron a personalidades como Tommy Remengesau, Presidente de Palau; Susilo Bambang Yudhoyono, sexto Presidente de la República de Indonesia; Robert Watson, eminente científico medio ambiental; y Mario Molina, premio Nobel de Química y científico líder detrás del descubrimiento del agujero en la capa de ozono.