Quienes lo acompañan durante su estadía en Argentina advierten que es un hombre reservado y de pocas palabras, aunque su voz adquiere intensidad cuando habla de política, tal vez su gran pasión junto a la medicina. Pablo Sepúlveda Allende, de 41 años, llegó al país para participar del Encuentro Americano por la Libertad de los Presos Políticos.
En diálogo con Página/12, habla frente a un nuevo aniversario, el 46, del brutal golpe de Estado que derrocó a su abuelo, el expresidente chileno Salvador Allende. Valora el proceso de memoria, verdad y justicia en Argentina, critica sin matices al presidente de Brasil, Jair Bolsonaro, y se refiere a la compleja actualidad de Chile.
Médico de profesión como su abuelo, Sepúlveda Allende manifiesta su preocupación ante las recientes palabras de Jair Bolsonaro, a quien tilda de “miseria humana”.
“Señora Michelle Bachelet, si no fuera por la gente de Pinochet que derrotó a la izquierda en el 73, entre ellos a su padre, hoy Chile sería Cuba”, declaró el actual mandatario de Brasil, haciendo gala de su defensa irrestricta a los gobiernos dictatoriales.
Para Allende, ese tipo de discursos de Bolsonaro tienen su antecedente directo en Donald Trump. “Son hombres que abiertamente y sin complejos manifiestan su crueldad frente al dolor que han sufrido los pueblos”, afirma.
Más adelante, define al presidente brasileño sin rodeos: “Es la verdadera cara, sin tapujos, de la mayor miseria humana que se puede ver en la expresión de un ser humano”.
Allende dice que en Chile existe un personaje similar a Bolsonaro que llegó a ser candidato presidencial en las últimas elecciones. Se trata de José Antonio Kast, influyente abogado y político que fue diputado entre 2002 y 2018, militante histórico de la Unión Demócrata Independiente, y actual líder del Partido Republicano.
“Viene de una familia alemana, su padre fue un oficial nazi que huyó a Chile, y toda su familia estuvo ligada a la desaparición de alrededor de 80 campesinos durante la dictadura de Pinochet”, recuerda.
“Durante el gobierno de la Unión Popular (de Salvador Allende), muchos de esos campesinos empezaron a crecer gracias a la reforma agraria. Cuando llegó el golpe, al día siguiente la familia Kast cooperó en la entrega de estos líderes que estaban haciendo ruido, y los desaparecieron”, agrega.
“Hay mucha mayor impunidad en Chile”
Allende vive hace 10 años en Venezuela. Realizó atenciones médicas primarias en comunidades indígenas, y actualmente es el coordinador internacional de la Red de Intelectuales, Artistas y Movimientos Sociales en Defensa de la Humanidad.
Afirma que el gobierno venezolano vive un proceso de desestabilización que “se acrecentó después de la muerte del expresidente Hugo Chávez. Fue el inicio de la contraofensiva de Estados Unidos por recuperar su patio trasero, y lo vemos hoy con los duros bloqueos que impone”.
Sin embargo, nunca pierde de vista la realidad del país que lo vio nacer.
Frente a un nuevo aniversario del golpe de Estado del 11 de septiembre de 1973 en Chile, valora profundamente el proceso de memoria, verdad y justicia desarrollado en Argentina, la toma de conciencia por parte de la sociedad, y el acompañamiento, si bien con algunos retrocesos, de la justicia durante las últimas décadas.
En contraposición a ese modelo, afirma que en Chile eso se da “en mucho menor grado. Tanto en la cantidad de militares o responsables directos o indirectos de estos crímenes atroces, es mucho menor proporcionalmente a lo que ha sido en Argentina.
Hay mucha mayor impunidad en Chile, en todo sentido. Son muy pocos los militares que están presos, y encima los pocos que lo están, viven en cárceles de privilegio”, afirma.
Punta Peuco, ubicado en la comuna de Til Til, es el penal donde muchos de ellos se encuentran actualmente hospedados.
“Una de las promesas de Michelle Bachelet cuando asumió la presidencia era cerrar Punta Peuco y pasar a los detenidos a una cárcel menos inmoral. Pero tampoco lo hizo, creo yo que por falta de coraje político”, sostiene.
“La impunidad es total. Muchos cómplices de la dictadura chilena ocupan lugares en el Senado, o son ministros del gobierno de Piñera”, afirma.
Allende dice que hoy persisten las prácticas de esa época nefasta en los carabineros o en la inteligencia militar, y eso se ve reflejado sobre todo en el pueblo mapuche.
Este año se descubrió la Operación Huracán, “un laboratorio informático de la inteligencia de los carabineros chilenos que inventaba pruebas de conversaciones de la aplicación de mensajería whatsapp que nunca existieron, encarcelaban mapuches, y los enjuiciaban basándose en pruebas falsas. Se comprobó que todo era mentira y tuvieron que liberarlos”, recuerda.
Allende admite que persiste en Chile un espionaje constante sobre dirigentes sociales y defensores de derechos humanos.
“Camilo Catrillanca, por ejemplo, fue asesinado por la espalda, por una bala que impactó directamente en su cabeza. Hubo muertes en circunstancias extrañas, supuestos suicidios como el de una dirigente mapuche, Macarena Valdés, que estaba luchando contra una empresa hidroeléctrica que quería instalarse en territorio ancestral”, sostiene.
“En conclusión, las prácticas de antaño, aunque de una forma más oculta, se mantienen, y la impunidad también”.
Fuente: Página 12