A consecuencia de una prolongada enfermedad, que la familia ocultó cual secreto de Estado, a la edad de 89 años falleció Agustín Edwards Eastman, propietario del conglomerado medial El Mercurio S.A.P., desde donde conspiró abiertamente para lograr la intervención de una potencia extranjera e incitar la sedición de las Fuerzas Armadas contra un gobierno legítima y democráticamente elegido, obra que lo perseguirá hasta la noche de los tiempos, por más que se haya ido sin pagar, lo mismo que Pinochet.
El motivo de su deceso aún no se revela, aunque trascendió que en el último tiempo debió permanecer en diversas ocasiones en coma inducido en su domicilio. Su fallecimiento ocurrió en su fundo en Graneros, en la región de O’Higgins, en compañía de su familia.
Agustín Edwards Eastman cursó estudios de Derecho y Periodismo, pero su biografía no autorizada señala que no terminó ninguna de las dos carreras, así como tampoco finalizó el curso de Relaciones Públicas e Internacionales, no obstante lo cual igual asumió el mando de El Mercurio en 1958, convirtiéndose en el quinto Agustín en hacerlo. No en vano era el hijo del dueño
Su gestión en la empresa estuvo marcada por su férrea oposición al gobierno de Salvador Allende, su activa contribución al Golpe de 1973 y luego su condescendencia con la dictadura de Augusto Pinochet, cuyos crímenes y violaciones contra los Derechos Humanos ayudó a encubrir al ocultar o bien distorsionar información clave.
De hecho, debido a eso, fue expulsado del Colegio de Periodistas en 2015 debido a graves faltas a las ética cometidas durante ese período.
En 1992 creó la Fundación Paz Ciudadana, cuya misión es la de aportar con conocimiento, información, metodologías y herramientas al diseño y evaluación de las políticas públicas para la seguridad ciudadana. La citada entidad fue creada después del extenso secuestro que sufrió su hijo, Cristián Edwards, en manos de una facción del Frente Patriótico Manuel Rodríguez.
Respetado por gran parte de la derecha política y el mundo empresarial, repudiado por grupos de izquierda y diversas organizaciones sociales, Agustín Edwards Eastman ejerció su poder editorial por casi 60 años en la empresa que heredó de su familia, la cual también incluye a los diarios La Segunda, Las Últimas Noticias, y diversos periódicos regionales. Tras su muerte, uno de sus seis hijos debería asumir el mando para administrar las influencias del diario más tradicionalista del país.
Su funeral tendría lugar este martes 25 de abril, también en Graneros.
Golpista impenitente, mentiroso contumaz
Edwards fue el personaje más influyentes entre los que conspiraron incansablemente contra el Gobierno democráticamente elegido de Salvador Allende, hasta lograr su derrocamiento por las armas, el 11 de septiembre de
Está suficientemente probado y documentado que El Mercurio, recibió profuso financiamiento de la Agencia de Inteligencia Central para desestabilizar al gobierno del mandatario socialista.
El 14 de septiembre de 1970, diez días después de la elección de Allende, el entonces presidente norteamericano Richard Nixon recibió en la Casa Blanca a Agustín Edwards, quien demandó el apoyo de Estados Unidos en favor de un derrocamiento del mandatario de la UP. Es a partir de este encuentro que Nixon le da instrucciones al Director de la CIA, Richard Helms, para que un golpe de Estado se concrete en Chile.
No tranquilo con eso, al otro día Edwards se reúne con el secretario de Estado, Henry Kissinger, y otras autoridades norteamericanas con el mismo objetivo.
Una vez concretado el golpe de Estado, a través de El Mercurio y La Segunda Edwards se transformó en uno de los principales brazos comunicacionales de la dictadura, encubriendo las violaciones a los derechos humanos y difundiendo información falsa con el objetivo de proteger a los aparatos de seguridad y a la brutal represión del régimen.
Si bien el magnate nunca ha sido juzgado en Chile por su complicidad con los crímenes ocurridos a partir de 1973, en septiembre de 2013 debió declarar como testigo en la causa que se abrió por la llamada Operación Colombo.
Específicamente, Edward fue interrogado por el tristemente célebre titular del 25 de julio de 1975, aparecido en La Segunda, en donde se podía leer: “Exterminados como ratones”, acaso la obra cumbre y la más emblemática del periodismo canalla.
De esa forma se encubría y desinformaba sobre el secuestro y desaparición de 119 opositores a la dictadura. La maniobra mediática formó parte de una operación delictual internacional en la que participaron también medios de comunicación de Argentina y Brasil. A través ésta se difundió informaciones falsas para encubrir el asesinato del masivo grupo de opositores, compuesto por militantes del Partido Comunista, del Partido Socialista y del MIR.
Esta es una de las principales razones por las que en mayo de 2015 el Colegio de Periodistas de Chile expulsó a Agustín Edwards Eastman, a quien ni siquiera el secuestro de su hijo logró remover su insensibilidad ante tanto dolor causado, del cual tiene una reponsabilidad directa y no menor.
Precisamente, en conocimiento del deceso, la orden profesional de los periodistas emitió la siguiente declaración.
Declaración Pública
Ante el fallecimiento del propietario del diario El Mercurio, Agustín Edwards Eastman -y dada la gravitación pública que alcanzó en el devenir del último medio siglo en Chile, así como en el ejercicio periodístico nacional-, el Colegio de Periodistas de Chile expresa:
– Quedará en los registros de la historia de Chile el oscuro legado que Agustín Edwards Eastman dejó, tanto por sus acciones personales como por su manejo de las empresas periodísticas que controló, las que fueron el soporte comunicacional de la conspiración contra el sistema democrático al servicio del golpe militar, que ensombreció Chile a partir del 11 de septiembre de 1973 e instauró la dictadura cívico-militar que sobrevino, con su secuela sistemática de violaciones a los derechos humanos y que fuera ampliamente respaldada por El Mercurio y sus medios asociados.
– El falseamiento y la desinformación acerca de los crímenes cometidos por los organismos de seguridad de Pinochet, tanto como el lenguaje de permanente menosprecio y sarcasmo que los diarios de Agustín Edwards Eastman emplearon para referirse a los detenidos-desaparecidos, torturados, exiliados, exonerados y, en general, a las víctimas del régimen militar, llevaron al Tribunal Nacional de Ética y Disciplina del Colegio de Periodistas de Chile a aplicarle, en mayo de 2015, la máxima sanción posible prevista en nuestro Estatuto, para quienes infrinjan gravemente los preceptos de la ética periodística: la expulsión.
– En tal sentido, el Colegio de Periodistas de Chile es la única institución en el país que tomó una medida sancionatoria de ese nivel contra Agustín Edwards Eastman, como un imperativo moral para reivindicar el ejercicio ético del periodismo en los medios de comunicación y también como una forma de atenuar en algo el daño causado a las víctimas y familiares de tantos chilenos y chilenas.
– Como orden profesional comprometida con las libertades de expresión y prensa, y el derecho a la comunicación, así como con el ejercicio ético y responsable del periodismo, creemos que este momento debe servir de reflexión al país para esforzarnos colectivamente en lograr una sociedad más libre, equitativa y consciente, y también un periodismo cada día más comprometido con los genuinos intereses de todos los chilenos y chilenas, en un marco democrático y de respeto a la dignidad de quienes habitamos esta nación.
– La muerte de Agustín Edwards Eastman no nos produce satisfacción alguna, y por lo mismo, en contraste a la indiferencia que él mostró frente a los horribles crímenes que sacudieron a Chile, empatizamos con el dolor de sus deudos.