por Francisco Herreros.
Convocado por Trump, Piñera se reunió con los presidentes de Colombia, Panamá, Ecuador y El Salvador para, según el comunicado oficial, «tomar acciones directas respecto a la crisis política y social que afecta a Venezuela.»
A Piñera qué le dijeron. Bastó que le pasaran el micrófono para desempolvar sus habituales lugares comunes y desnudar sus expectativas:
«Maduro es parte del problema, pero nunca va a ser parte de la solución. Necesitamos terminar con este régimen, tener un Gobierno de transición, llamar a elecciones abiertas y transparentes, y luego tenemos que reconstruir a Venezuela desde cero”.
Agregó con comedido fariseísmo:
“Debemos darnos cuenta que hay algunos aliados que están ayudando a Venezuela, y estamos hablando de países como Cuba, China, Rusia, Irán y Turquía. Creo que toda la comunidad latinoamericana deberían dejarles bien en claro que lo que están haciendo está de verdad afectando los intereses de todos los países latinoamericanos”.
Es evidente que aparte de gestos para la foto y frases para la galería, la reunión de presidentes no rindió mayores resultados, en el objetivo de legitimar una intervención armada en Venezuela, puesto que el propio Piñera reconoció que, por ahora, las sanciones se limitarán a «medidas financieras”.
Piñera se siente un predestinado de la causa de la «democratización» de Venezuela, mediante golpe de Estado, agresión militar o estrangulamiento económico; y mejor todavía, las tres opciones a la vez.
Pero al costo de notorios y pocas veces vistos yerros de política exterior, originados en el ciego alineamiento con la política imperial.
La voz del amo
Piñera se pegó un histórico costalazo con la «odisea» de Cúcuta, un caótico desastre que sigue esparciendo esquirlas en todas direcciones.
Esto es lo que afirmaba, con pompa y circunstancia, el entonces canciller, Roberto Ampuero.
Canciller @robertoampuero responde a críticas por viaje de Presidente @sebastianpinera a Cúcuta, Colombia: “Pecan de una tremenda insensibilidad ante un drama humanitario gigantesco” pic.twitter.com/ybkIGfkCh8
— Cancillería Chile 🇨🇱 (@Minrel_Chile) February 24, 2019
Piñera se fue mucho más al chancho:
Fracaso estrepitoso
El operativo para expulsar al chavismo, o al menos, provocar la intervención militar, mediante el mediático Venezuela’s Aid Live, fracasó aún antes de comenzar.
La inasistencia de Bolsonaro y Macri, dejó como primeras figuras a un Piñera frenético, que no dejó ninguna de sus payasadas sin cometer, y al opaco Mario Abdó, Presidente de Paraguay, que no perdió oportunidad de quedarse callado.
Los tres presidentes, incluyendo al local, Iván Duque, el secretario de la Organización de Estados Americanos, Luis Almagro, y un grupo de eurodiputados de derecha, compartieron alegremente con el «Presidente Encargado» de Venezuela, diputado Juán Guaidó, en el recital, que oficialmente, buscaba «recaudar fondos para ayudas humanitarias dirigidas a esa nación».
Luego, recorrieron el centro de acopio donde se almacenaron las ayudas humanitarias enviadas por Estados Unidos, Chile y otro par de palos blancos.
En el intertanto, todo lo que no tenía que pasar ocurrió, y nada de lo que debía suceder, de suerte que se configuró un espectáculo en clave de sainete.
Ese 23 de febrero, en la convulsa frontera entre Colombia y Venezuela, no se produjo la supuesta deserción masiva de militares y policías chavistas; no hubo la estampida de hambrientos venezolanos hacia la comida, ni por tanto, la represión dictatorial para impedirlo.
A contramano, la mediática quema de camiones con ayuda humanitaria ocurrió en el lado colombiano de la frontera, y fue perpetrado por guarimberos de esa nacionalidad, como demostraron profusas imágenes, en el empeño de generar el marco de violencia que necesitaba la operación.
Con todos esos antecedentes, que a esa altura no podían ignorar, resulta surrealista el balance que hicieron los presidentes, al día siguiente del fallido putsch.
Más allá de esas declaraciones para la galería, el balance político del tropezón de Piñera fue triste y sombrío.
Costo político
De entrada, los portavoces de La Moneda se vieron en amarillos aprietos para justificar la presencia de Piñera en Cúcuta, mientras en Chile ardían incendios forestales en el centro y el sur del país, y se precipitaban diluvios bíblicos en el norte.
Luego, tuvo que salir a reprobar los insultos que un revenido -y a todas luces drogado- Miguel Bosé profrió contra la ex-presidenta, Michelle Bachelet, actual comisionada para los derechos humanos de la ONU:
«Aprovecho la oportunidad para pedirle a la altísima comisionada de los Derechos Humanos de las Naciones Unidas, Michelle Bachelet, que acaba de estrenarse en el cargo, que venga ya de una puñetera vez a contratar la falta y de ruptura de los DDHH. Ven aquí, mueve tus nalgas y haz valer tu cargo, porque si no para esto no no sirves».
Piñera no pudo abstenerse de solidarizar con su ex-colega, como mandan las formas, pero lo hizo con su típico cinismo, oportunismo y doble estándar:
Comparto q NU y Oficina Alto Comisionado de NU para los DDHH deben jugar un rol más activo y eficaz en recuperación libertades y respeto DDHH en Venezuela. Pero no comparto y rechazo las irrespetuosas palabras de un conocido cantante contra la ex presidenta de Chile M Bachelet
— Sebastian Piñera (@sebastianpinera) February 23, 2019
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El adelanto en dos días de su regreso, constituye un reconocimiento implícito del fracaso de la operación. sin perjuicio que la visita relámpago a a la Araucanía –que había suspendido en enero- y a la región de Los Lagos para evaluar los incendios, que emprendió no bien llegando al país, terminó dándole la razón a los que criticaron su viaje.
Corrupción fuera de control
Aunque ausentes en la pauta del sistema mediático chileno, las consecuencias del nauseabundo montaje de Cúcuta han seguido manando un fluido purulento.
Por de pronto, la «ayuda humanitaria» enviada por el gobierno de Chile, por un valor de $102.402.419, (1) o se descompuso o fue desviada al mercado negro.
Luego, en el mes de junio, emergió una sórdida red de fraude y peculado, cuando hoteles y residenciales de Cúcuta desalojaron a presuntos desertores de las fuerzas armadas chavistas, porque nadie se hacía cargo de la cuenta.
Al poco andar, se supo que no eran ni desertores chavistas, sino pícaros, impostores y oportunistas, y que el voluminoso presupuesto para sufragar los gastos de las módicas fuerzas armadas leales al presidente encargado, se escurrió hacia porosos y bien dispuestos bolsillos de familiares y cercanos.
Puede leer todo acerca de esa confabulación en nuestro Informe Especial: La Trama de la Corrupción que Termina de Sepultar a Guaidó.
La conexión narcoparamilitar
Entrado septiembre, estalló una bomba aún más pestilente, cuando tomaron estado público fotos de Guaidó con John Jairo Durán Contreras, alias «Menor», y Alberto Lobo Quintero, alias «Brother», del grupo narcoparamilitar Los Rastrojos.
La denuncia fue divulgada por el director de la Fundación Progresar en Norte de Santander, Wilfredo Cañizares quien aseguró que la entrada de Guaidó a Cúcuta el 22 de febrero de 2019, fue coordinada con los miembros de ese grupo criminal.
En las fotografías con los paramilitares se visualiza a Juan Guaidó con la misma vestimenta del día que ingresó a Cúcuta.
Alberto Lobo se entregó cuatro meses después al Ejército Nacional de Colombia y John Jairo Durán fue detenido en el municipio de Puerto Santander el 18 de junio, tras una masacre en el Estado Táchira, lo que confirma la identidad de los sujetos con que posaba el diputado Guaidó.
El director ejecutivo de la Fundación Progresar y defensor de Derechos Humanos, Wilfredo Cañizares, en entrevista para teleSUR, explicó que alias «El Menor» y alias «El Brother» son criminales de altísima peligrosidad:
«Son responsables de una casa de pique que tenían a orillas del río en el municipio de Puerto Santander, donde la gente era descuartizada. Son responsables de más de 100 personas desaparecidas y alrededor de 150 asesinados».
Luego, aparecieron nuevas imágenes de Guaidó con los sicarios de Los Rastrojos Jonathan Orlando Zambrano García, alias «Patrón Pobre», Juan Posso Pedrozo, alias «Nandito», y Argenis Vaca, alias «Vaquita».
«Nandito» fue capturado por las fuerzas de seguridad venezolanas a principios de este mes en el Sur del Lago, estado Zulia.
De su testimonio resaltan los siguientes puntos clave:
– El 21 de febrero, Loryis Silva, asistente de la gobernadora del estado Táchira, Laidy Gómez, informó a Los Rastrojos las indicaciones que envió Roberto Marrero sobre el ingreso de Guaidó a Colombia.
– Henry Valero Peinado, alcalde del Puerto de Santander -condenado en marzo a cinco años de prisión- explicó a Los Rastrojos que el gobierno colombiano había armado el esquema logístico para la llegada de Guaidó a Colombia.
– El 23 de febrero, el equipo de Guaidó manifestó la necesidad de contar con un chofer de confianza para el traslado. Los Rastrojos ofrecieron el apoyo y enviaron sus mejores elementos de seguridad para tal operación.
– En la frontera colombiana se llevó a cabo una reunión de más de 30 minutos, entre Los Rastrojos y Juan Guaidó.
– Las fotos fueron tomadas por «Nandito», e iban a ser usadas por Los Rastrojos en caso de triunfar el golpe de Estado.
– Hay una operación e marcha para eliminar a los integrantes de Los Rastrojos que se fotografiaron con Guaidó, y borrar los vínculos. El 19 de septiembre, un grupo armado irrumpió en la casa de John Jairo Durán Contreras, alias «Menor», y al no encontrarlo, asesinaron a tiros a sus padres y dos de sus hermanos. (2)
Para entender esta triple bribonada, este cuádruple fraude y ese quinto círculo del infierno, es imprescindible ver la siguiente pequeña joya, de un periodismo independiente, valiente en medio de ese horror, e insobornable.
Se trata de Guaidó y los paras: seis momentos con Los Rastrojos, del director del proyecto informativo Revelados, periodista Julián F. Martínez, que además de la entrevista al director ejecutivo de la Fundación Progresar, Wilfredo Cañizares, documenta brutalidades que hacen palidecer al realismo mágico,
La responsabilidad política de Piñera
En pocas palabras, ha emergido un evidente patrón y concierto entre el «presidente encargado» de Venezuela, bandas narcoparamilitares de Colombia, políticos de ultraderecha de ambos países y servicios de inteligencia del gobierno de Iván Duque.
Piñera silba para el techo; no se acuerda de la aventura de Cúcuta, y si no se acuerda, cree que no pasó.
Pero la cosa no es tan simple.
El gobierno de Chile participó en la operación de «ayuda humanitaria», organizada por el gobierno colombiano por canales oficiales, utilizando abiertamente recursos y subsidios del Estado.(3)
El canciller de entonces, Roberto Ampuero, alias «ampuerito», el menos que discreto novelista promovido a un cargo que le quedó como poncho, en el que no dio pie con bola, por el exclusivo mérito de su amistad personal con el presidente; tenía la obligación de conocer el vínculo entre el gobierno de Duque, la disidencia venezolana y el narcoparamilitarismo colombiano, detrás de la operación política que colocó a Juan Guaidó en Cúcuta, y lo puso en contacto personal con Sebastián Piñera.
Si sabía, es cómplice; si no, inepto.
Cualquiera sea el caso, sobre el gobierno de Piñera recae, al menos, responsabilidad política en grado de complicidad, en este grotesco montaje.
En perspectiva, no es exagerado postular que el episodio se inscribe entre las peores chambonadas de la historia de política exterior chilena, entre ellas, los asesinatos de Carlos Prats, en septiembre de 1974, el asesinato de Orlando Letelier, en septiembre de 1976; el viaje de Pinochet a Filipinas, en marzo de 1980, y el arresto de Pinochet en Londres, en octubre de 1988.
Pocas veces la diplomacia chilena ha caído tan bajo.
Pero Piñera no escarmienta.
Igual que esos quiltros ladillas, permanece prendido a las corvas del gobierno de Nicolás Maduro, ladrándole cada vez que puede, el compás de la locura de unos de los hombres más peligrosos del mundo, el impredecible megalómano -y multimillonario como él- Donald Trump.
Sin lugar a dudas, la historia los juzgará.
Notas
(1) Ayuda humanitaria que llevará Piñera a Cúcuta asciende a $102 millones: este es el detalle; febrero 20, 2019; El Mostrador; https://www.elmostrador.cl/noticias/pais/2019/02/20/ayuda-humanitaria-que-llevara-pinera-a-cucuta-asciende-a-102-millones-este-es-el-detalle/
(2) Masacran a 4 familiares del ‘Menor’, paramilitar que apareció en foto con Juan Guaidó; septiembre 18, 2019; Hora724; http://www.hora724.com/masacran-a-4-familiares-del-menor-paramilitar-que-aparecio-en-foto-con-juan-guaido/
