jueves, abril 18, 2024
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Las Necesidades: del Bienestar a la Autorealización Comunitaria

Joan Robinsón, dice que “hay que aprender economía para no dejarse engañar por los economistas”. Refiriéndose al trabajo de los economistas más célebres de los últimos 30 años, Lord Robert Skidelsky, un conocido historiador económico británico, ha dicho: «Raramente en la historia se han entregado mentes tan poderosas a ideas tan extravagantes».

Mi amigo Héctor Jara analiza el tema de las necesidades, argumentando desde el enfoque político, lo que me parece básicamente correcto, ya que en el fondo esta es la gran trama económica a resolver con políticas públicas de igualdad y justicia,  pero la argumentación puede disolverse y no ser comprendida en lo que vale, por aquellos que están más allá de nuestras desazones “ideológicas” y de nuestros necesarios prismas utópicos que apuntan hacia un mejor y más armoniosa comunidad de desarrollo humano, que obviamente incluye a quienes tienen otro prisma.

Por ello, me he atrevido a precisar algunos argumentos desde la economía neoclásica hoy dominante (conocida como neoliberalismo), ya que la política decide pero la economía fundamenta, aunque hoy se hace todo lo contrario. Tozudamente insisto,  la economía política (el análisis) es mucho más amplia y profunda, tiene alternativas y variantes poco comprendidas o conocidas, y  la economía a secas que hoy se practica bajo el neoliberalismo no es el único horizonte posible para hacer política, y obviamente mucho menos para pavimentar un gran cambio del futuro de la humanidad.

El paradigma neoclásico (neoliberal)

Un poco de academia no está mal siempre que no sea mucho. Ahora, si basta sólo la agitación política, puede ahorrarse el tiempo de leer este documento.

El análisis de las necesidades en la teoría económica neoclásica (1850 en adelante) se fundamenta en el consumo desde el comportamiento del  llamado consumidor  pero como individuo.
Esto a pesar que las estadísticas económicas y las cuentas nacionales miden el consumo considerando como unidad de consumo a los hogares o familias.

La teoría económica clásica (Smith, Ricardo), inicialmente, identifica las necesidades como lo indispensable para la subsistencia humana, diferenciándolas de las comodidades que se alcanzarían cuando se supera ese estado, y los  lujos, son concebidos como algo superfluo y, por tanto, innecesario.

Los neoclásicos al retomar este concepto de necesidad no lo ligaron estrictamente al ámbito fisiológico de la subsistencia, sino que también consideraron lo que se estimó indispensable para vivir decorosamente, de acuerdo a las convenciones de la época y de la sociedad. Aún así, el concepto de necesidad fue limitado a lo indispensable, a una situación independiente de la voluntad de las personas, que no podían evitar, una carencia sin lo cual no se podía vivir.

Posteriormente, los neoclásicos, ampliarán la noción de carencia identificando el concepto de necesidad con la situación experimentada por la falta o privación de lo requerido por las personas para vivir. Y por lo tanto el capitalismo neoclásico extiende el concepto de necesidad desde lo indispensable para subsistir a lo requerido (deseado) por la persona para su existencia.

Ahora, las necesidades humanas no serían independientes de la voluntad de las personas sino que estarían en directa relación con los estándares o niveles de vida en los que aspira a desenvolver su existencia. Y estas necesidades serian:

Múltiples; diversidad de necesidades de distinta índole. Variables; dependerían  de la condición de cada persona, sexo, edad, extracción social, localización geográfica, origen étnico, nivel cultural, creencias religiosas y otros aspectos diferenciadores de los demás. Y finalmente, Crecientes; se incrementarían con el devenir histórico del progreso social, cultural y tecnológico.

Parece lógico ¿no?  Por ello se estableció  un pensamiento dominante: las necesidades humanas son ilimitadas. Y tendrían un orden jerárquico, así lo definió Abraham Maslow, en su pirámide de necesidades aceptadas comúnmente. Véase en: http://www.elblogsalmon.com/conceptos-de-economia/que-es-la-piramide-de-maslow

Los medios para satisfacer esas necesidades se denominan como  bienes y servicios. Su consumo por las personas satisfarían  sus necesidades.

Así, convencionalmente, las necesidades suelen ser identificadas por el bien que las satisface. Y el agente que decide y realiza este consumo, en una comunidad o sociedad, serian las familias. Por tanto, las referencias al consumidor, desde un punto de vista analítico, no implican a cada persona de manera individual, salvo que conforme un hogar por sí misma.

En la teoría económica neoclásica (hoy en su versión neoliberal), las familias, en tanto consumidores, satisfacen sus necesidades de manera privada e individual  y, por tanto,  en independencia de las demás. Este planeamiento supone que, el principio que da motivo a la conducta de las familias, es el interés propio, de manera que las decisiones que adopta siempre benefician sus asuntos y cualquier efecto positivo o negativo que provoque en los asuntos de otras, es un efecto colateral no deseado y, por tanto, actúa sin considerarlo.

En resumen, el neoliberalismo, identifica las necesidades humanas con las carencias que experimentan las familias para alcanzar el estándar o nivel de vida con que sus integrantes aspiran a desenvolver sus existencias, las cuales son ilimitadas y son satisfechas, independientemente de otras familias, a través del consumo que realiza mediante el uso de bienes. Aquí no hay comunidad de intereses, menos de realizaciones comunitarias.

Otra manera de ver las necesidades

Ya desde los planteamientos de Max-Neef, Elizalde y Hopenhyan , fue posible considerar un enfoque distinto en el análisis de las necesidades. Se mantiene la idea que las necesidades humanas están referidas a las carencias experimentadas por las personas en el desenvolvimiento de su existencia, pero éstas estarían determinadas por su ser, es decir, por su condición humana y la dignidad de su persona.

Esta consideración implica una pequeña gran diferencia. 

Si por su condición humana, biológicamente determinada, a todas las personas les asiste la misma dignidad, como se reconoce en el Derecho, sus necesidades son, por tanto, las mismas, independientemente de su sexo, edad, extracción social, localización geográfica, origen étnico, nivel cultural, creencias religiosas y cualquier otro aspecto que los diferencie de los demás.

Y dado además que las necesidades se relacionan directamente con la existencia de las personas, en esos términos, las necesidades humanas serían, para estos autores, sólo cuatro: ser, estar, hacer y tener.

Y siguiendo la idea de Maslow y en términos axiológicos, estos autores clasifican las necesidades humanas en las siguientes 9 categorías: subsistencia, afecto, protección, entendimiento, ocio, participación, creación, identidad y libertad. 

En cualquiera de estas dos dimensiones, las necesidades humanas se encontrarían acotadas, en esta matriz se refleja una dimensión humana integradora donde la creación y sostenimiento de la comunidad adquiere pleno sentido: Véase matriz de las necesidades de Manfred Max-Neef  en: http://environmentalroulette.blogspot.com/2012/08/manfred-max-neef.html

Constatan, que el devenir de la humanidad no ha modificado sustancialmente estas necesidades. No sería aventurado afirmar que las necesidades de subsistencia, afecto, protección, entendimiento, ocio, participación y creación se encuentren presentes desde los inicios de la especie humana y que, las necesidades de identidad y de libertad hayan surgido en estadios posteriores de su desarrollo.  En este prisma, las necesidades humanas serían pocas, iguales para todas las personas y relativamente invariables.

En otras palabras, las necesidades humanas no dependen de cada persona sino que son consustanciales a todas ellas.

Lo que pasa es que el planteamiento neoclásico confunde las necesidades con los bienes. No son las necesidades las que cambian según la persona y que crecen con el devenir histórico, sino los múltiples medios o formas de satisfacerlas, que como sabemos por una necesidad intrínseca del sistema capitalista (profit) obligadamente tienden a ser cambiantes.

La relación entre lo existencial y lo axiológico,  establece una matriz socialmente trascendente de las necesidades humanas. Y esto no tiene un carácter meramente funcional, sino que implica que las necesidades no son independientes unas de otras, sino que conforman una totalidad indivisible, pero que se manifiesta en distintas dimensiones.

Así, las necesidades no presentarían una jerarquía determinada, por cuanto, todas ellas, por definición, corresponderían a lo que las personas inevitablemente requieren para su existencia y deberían, por tanto, ser resueltas en conjunto y de modo simultáneo.( Si comprendo la argumentación de algunos…

”si pero vamos poco a poco, unas primero otras después” pero nadie habla de hacerlo todo de una vez, no es un problema de velocidad sino de una concepción viable y verdadera de vida en comunidad humana trascedente y armoniosa) 

También para estos autores, las necesidades por las familias, no siempre ocurriría de manera individual y en independencia de las demás. De hecho, existirían ciertas necesidades, como las de participación e identidad, que no pueden realizarse sin el concurso de las demás personas.

Este reconocimiento de la alteridad, explicaría las acciones de asociatividad que se manifiestan a través de las distintas agrupaciones y organizaciones que las personas conforman, incluyendo al Estado y sus reparticiones, de manera que el consumo no sólo se manifestaría de manera individual y privada,  sino que también de forma colectiva y pública. 

Lo que en mi opinión hace que una concepción del desarrollo como comunidad humana (die Gemeinschaft) sean mucho más significativa y concluyente hacia el futuro, que una concepción del desarrollo orientada por el Mercado o el Estado (der Staat) para unos ciudadanos considerados como individuos o consumidores aislados.   

En este prisma los medios con los que se realizan las necesidades, se denominan satisfactores. Los bienes serían fundamentalmente objetos  empleados por las familias en la satisfacción de sus necesidades, y se refieren particularmente a la dimensión del tener, (tener cosas) explicando con ello la confusión entre necesidades y bienes.

Las dimensiones del ser, estar y hacer, remiten a satisfactores que no son meramente objetos, sino que representan estados, condiciones, situaciones o acciones que se originan por la conducta de las personas, las familias, las agrupaciones, las organizaciones, el Estado pero básicamente  por la identidad de comunidad humana en la resolución de sus necesidades  y en los cambios hacia una mejor calidad y realización de vida. (No es lo que nos dan o pretender darnos, sino lo que se construye entre todos lo que hace la calidad de vida).

En conclusión, las necesidades humanas no sólo representarían una situación de carencia de las personas, sino también un estado que las potencia a actuar y organizarse de determinadas maneras para crear las condiciones que permitan su satisfacción. En mi opinión, el esquema de relaciones e interrelaciones que las familias establecen se extendería necesariamente más allá del ámbito de las organizaciones de la sociedad civil y del Estado, hacia el de una comunidad autoconsciente en su desarrollo.

En este contexto, la noción de consumo en el neoliberalismo, entendida como las actividades por las cuales las familias hacen uso de los bienes para la satisfacción de sus necesidades, no daría cuenta de todas las actividades que las familias realizan en este cometido al no considerar que la acción más allá de la que despliegan la sociedad civil y el Estado, hay un resultado  real y concreto del desarrollo humano que está en la comunidad auto determinada.

Pero hoy ese no es el caso. La mayor parte de las necesidades están fuertemente condicionadas por factores sociales y económicos; la moda, prestigio, status, etc.  y por tanto se  crea un circulo recurrente de necesidades  de y para el consumo de bienes y servicios, como lo requiere la sobrevivencia del modelo de economía neoliberal dominante.

Por ejemplo, la mercadotecnia (marketing), se define como una filosofía de realizar mercadeo de productos, imágenes o negocios a través de satisfacer necesidades y requerimientos de clientes y consumidores. En realidad no satisface necesidades, sino crea deseos y vende sueños.  El llamado mercader de las ideas, Seth Godin, MBA de Stanford  y exitoso autor norteamericano de libros de marketing dice; “Los productos se venden debido a que los consumidores compran lo que desean y no lo que necesitan.

Las necesidades son prácticas y objetivas, los deseos son irracionales y subjetivos. Realmente no importa lo que usted venda – y no importa si lo vende a personas o negocios – el camino más confiable para crecer económicamente yace en satisfacer los deseos, no las necesidades”  .

En esta lógica,  la sed, se puede satisfacer: tomando agua de la llave ó si lo “deseamos”, podemos preferir tomar una Coca-Cola y satisfacer igualmente la “necesidad”. No vamos a la Universidades a satisfacer nuestra hambre de conocimientos y saber, sino a buscar un título para ganar dinero y sobrevivir de la mejor manera posible…

Angélica Frías, licenciada en Mercadotecnia, a partir de la jerarquía de las necesidades de Maslow dice “nótese la gran diferencia: cuando el consumidor selecciona un producto específico para satisfacer una necesidad, estamos hablando de “deseos”.

Los deseos son moldeados por la cultura y la personalidad de cada individuo. Es aquí donde usted como dueño de una PYME tiene que lograr que sus clientes deseen sus bienes y servicios ya que así estarán dispuestos a pagar por ellos no importando el precio que usted fije y seleccionándolos sobre la competencia” . 

Y recomienda a las PYME que “Convierta las necesidades en deseos” porque en su opinión “Hay una gran diferencia entre lo que el producto hace y lo que el consumidor realmente desea. Por ejemplo: las mujeres no compramos cosméticos, compramos belleza. Los hombres no compran unos zapatos de fútbol, compran ser los mejores jugadores de fútbol. Cuando compramos agua embotellada no solo compramos agua, compramos salud”  .

Y así definitivamente funciona!! De hecho el sistema orienta esta manera de consumo y con ello construye culturalmente  un sentido de la calidad de vida, del bienestar y la felicidad, pero este no es el único horizonte posible del consumo.    

Por ahora, estamos frente a una economía de la adquisición compulsiva. En este contexto, es obvio que para la actual teoría económica las necesidades individuales  y sociales sean infinitas y los recursos para satisfacerlas limitados. Las personas deben elegir a la hora de satisfacerlas entre una u otra opción de acuerdo a sus medios económicos.

Por ello, la teoría neoclásica  desde este concepto correlacionando  necesidad-deseo ha elaborado una teoría particular llamada de las preferencias reveladas. Esta se construye a partir de las decisiones observables, esto es, las elecciones que realizan los consumidores por uno u otro producto, que revelarían  sus preferencias bajo determinadas condiciones e indicadores. De ello, se inducen  señales para el mercado y para la producción por parte de los empresarios.

Por ello, para esta  visión económica, la única manera de ir resolviendo estas necesidades es vía crecimiento económico. Vale decir, un incremento permanente de la producción y la productividad.  Serán los mecanismos de mercado quienes asignen de la mejor manera los recursos escasos a cada cual según su capacidad de demanda y de medios. 

Esa sería la manera más objetiva y justa de resolver en parte los desequilibrios sociales y económicos que necesariamente se producen, dando bienestar en la medida de lo posible: leitmotiv del capitalismo neoliberal.

Así, el bienestar es el resultado del consumo como actividad económica y representa la situación o condición de estar bien de las personas. Y sería el nivel de bienestar de la sociedad, el que determina la calidad de vida de su población, establecida a partir de ciertos estándares convencionales. Y el estándar neoclásico que determina la calidad de vida de las personas está representado por la canasta de bienes a que acceden.

De esta manera, mientras mayor sea la canasta de bienes mayor sería el nivel de bienestar de las persona, porque mayor sería la utilidad o grado de satisfacción de sus necesidades.

El nivel de bienestar de la población está asociado necesariamente a su nivel de consumo y, por tanto, al tamaño de la canasta de bienes a que accede lo que, en último término, está determinado por sus posibilidades de producción, de manera que cualquier mejora sostenida en el nivel de bienestar necesariamente requiere una expansión también sostenida de las posibilidades de producción. Lógico, no…pero es tan así…

El prisma del premio nobel de economía Amartya Sen

Amartya Sen , considerara un enfoque distinto del bienestar. Dice que la utilidad, al medir el grado en que las familias satisfacen sus necesidades, señalaría la posición en que se encuentran. Sólo sería una medida de su capacidad de consumo, del tamaño de su canasta, de su situación social, en suma, de su opulencia. De acuerdo a la visión Max-Neef, Elizalde y Hopenhyan, la utilidad sólo sería una medida del  tener y no mediría la realización de las otras necesidades existenciales: hacer, ser y estar.

Que las familias alcance una buena posición puede contribuir a que sus integrantes estén bien, pero esa situación implicaría la existencia de un estado interno de esas personas, que la utilidad no podría medir cabalmente.  El bienestar de las familias no dependería de la posibilidad que tienen de hacer uso de los bienes para satisfacer sus necesidades, sino del uso que hacen de ellos para resolver dichas necesidades.

Lo primero sería una posición pasiva de la persona frente a los objetos. La segunda está referida a una situación activa de la persona en relación con ellos. En otras palabras, personalmente interpreto esto de A. Sen como una diferencia  entre una comunidad objeto del consumo (consumismo como un fin en sí mismo) y otra comunidad como sujeto del consumo (un consumo productivo en auto-realizaciones humanas en comunidad).  

Por ello, para  A. Sen, “lo determinante del bienestar no sería el consumo de bienes sino sus realizaciones. Lo valioso para la familia no sería tener bienes sino lo que consigue realizar con ellos. Las realizaciones se relacionan con el ser, estar y hacer de las personas.

Esta situación implica que familias con una misma canasta de bienes pueden utilizarlos de modos distintos. Esto significaría que la elección de las familias no sólo se remite a la canasta de bienes sino que también al conjunto de modos en que se usan. Ambas elecciones determinarían el conjunto de realizaciones que consiguen y, por tanto, lo que las personas en una familia consiguen hacer y ser en la vida y el modo en que están. En otras palabras, y en términos simples, su modo de vida.”

El modo de vida refleja entonces la capacidad de transformar los bienes en realizaciones. No basta con tener acceso a bienes como alimentación, educación, salud, vivienda para ser dignos, o acceder a la tan aclamada “igualdad de oportunidades”…cuando se ofrece un programa de transformaciones socio-económicas puede tener un basamento en una u otra dirección de consumo que permita uno u otro modo de vida, que capacite y potencie la individualidad o la comunidad como sujeto del desarrollo humano. 

Y  hasta aquí ya hemos visto el rumbo de la humanidad bajo la hegemonía de una sociedad  de consumo individualista. Son estas las capacidades a seguir potenciando?

Ya que A. Sen dice que las capacidades reflejan las combinaciones posibles de esas realizaciones sobre las que la persona tiene oportunidad de elegir. De manera simple, a partir de una misma canasta de bienes, las familias podrían lograr distintas realizaciones y, por tanto, distintos modos de vida posibles,  esa capacidad representaría la libertad real de elección entre esos modos.

Pero 4 factores que determinan esas capacidades o conjunto de capacidades: la persona, los bienes, la sociedad y  el ambiente:

?    Personas; la edad, el sexo, las discapacidades o enfermedades de una persona (posibilidades de autoconciencia).
?    La canasta de bienes da acceso a: alimentación, educación, salud, vivienda o previsión social 
?    La institucionalidad social en que opera el sistema de derechos y libertades; participación, representación y asociatividad; modalidades de propiedad e intercambio; provisión pública de bienes y servicios; y la división social del trabajo, entre otros factores.
?    Factores ambientales; clima o la salubridad asociada a entornos geográficos, como  enfermedades endémicas o la contaminación, también delimitaría el conjunto de capacidades.

Pero en concreto, para A. Sen el bienestar de las personas está determinado por su capacidad para lograr realizaciones valiosas. Y dicha valoración  no depende del modo de vida que logran las personas sino de la capacidad para  elegir ese modo de vida, o en otras palabras… de la libertad que tienen para elegirlo. La calidad de vida de las personas depende de la libertad que tienen para  elegir el modo de vida que logran realizar.

En este prisma de A. Sen, el actual modelo neoliberal está permitiendo  combinaciones posibles de capacidades a partir de una orientación del consumo que de una libertad real en la elección consciente de un modo de vida de realizaciones valiosas? 

Amartya Sen, cuestiona que el bienestar de la población de un país pueda medirse sólo considerando la canasta de bienes a la que accede, sin tener en cuenta la capacidad de las personas para alcanzar realizaciones que les permitan alcanzar el modo de vida que valoran, también cuestiona la idea que el desarrollo económico necesariamente se alcanza con sólo el crecimiento económico. Que como todos sabemos  es el fundamento y leitmotiv de los programas socio-económicos bajo una visión neoliberal abierta o encubierta.

Así, el objeto del desarrollo no son los bienes sino las personas, de manera que su medición debiera realizarse a partir del efecto que tiene sobre los modos de ser, estar y hacer de las personas y no sólo sobre la tenencia de bienes, como hoy parece ser la divisa esencial de los programas socio-económicos presidenciales. No tener claro esto, es no entender porque  el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) promueve la idea de desarrollo humano en vez de desarrollo económico.

Bastara un poco de gratuidad en la educación por aquí, otro poco de mejor salud por allá, un poco de mejor focalización de políticas subsidiarias en esto y aquello, porque a menos que se me argumente razonablemente lo contrario, el funcionamiento del modelo esta blindado, independientemente de quien sea elegida presidente, y exigirá que en Política Monetaria el Banco Central  siga aplicando el modelo de la inflación objetivo (3%) bajo la forma de la llamada regla de Taylor (su adecuaciones a lo más permiten metas de empleo y crecimiento económico, más de lo mismo) y en Política Fiscal seguirá utilizándose la regla de Balance Estructural (superávit del 1%) que sobretodo limita las políticas sociales.

En otras palabras, cualquier programa presidencial de cambios socio-económicos ya está previamente limitado por estas dos tenazas del modelo, ya que predomina el convencimiento de que no hay alternativas, que son herramientas incuestionables del modelo. La inclusión de visiones de más izquierda no asegura nada.

Mientras no haya un debate ciudadano real, amplio y de fondo sobre qué sociedad aspiramos como comunidad chilena y sin una nueva Constitución no lograremos una claridad estratégica del puerto a donde queremos arribar, ni menos tendremos las oportunidades, al menos, de encaminarnos hacia una sociedad efectivamente de más justicia e igualdad.

Y nuestros  expertos y estrategas políticos,  tienen claro bajo que concepción teórica de las necesidades se inscribe  el actual  programa de Bachelet?  Se estará ofreciendo sólo el cumplir con el tener de la gente o se aspira  a construir o reconstruir una estrategia de comunidad chilena  hacia  el ser, el estar y el hacer, vale decir queremos sólo bienestar o  inducir a desarrollar capacidades de autorrealización comunitaria como sociedad chilena?  O saber de esto no es importante, ya que podría ser “pura teoría” y  lo que se necesita serían “políticas concretas” a favor de la gente….

Entonces por qué nos cobijamos  disimuladamente  bajo el alero de un neoliberalismo decadente,  con sólo la intención de dar lo mejor dentro de lo posible? No es esa ya una estrategia desgastada e imposible de seguir aplicando?  

(*) Economista

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