El gobierno se ha servido sin éxito de la violencia para desprestigiar los movimientos sociales. Aún así, el movimiento estudiantil sigue teniendo gran adhesión. Todo esto lo hacen para evitar avanzar en los proyectos que el país espera y que al gobierno no le interesa discutir o dialogar.
Cuando una alcaldesa logra avanzar en acuerdos con los muchachos para que entreguen los colegios, el gobierno se adelanta y lejos de solucionar el tema, agrede y maltrata a los estudiantes.
El lenguaje amenazante y la represión se han vuelto una constante en el devenir del gobierno para no dar respuestas a las demandas sociales. No se trata de compartir la postura de los encapuchados o la de quienes muerden el anzuelo que les arrojan. Es más, creo firmemente que ante la tentativa de violencia que nos han impuesto, hay que tener mucha convicción de que los cambios se logran a través del dialogo o de la manifestación legitima en las calles.
Para que existan los encapuchados y los grupos organizados que se dedican a hacer daño, también debe existir un gobierno sordo que no escucha el clamor de la ciudadanía. Se ha llegado incluso a tener ministros que en vez de estar buscando soluciones a los problemas o buscando el dialogo resolver las crisis, se dedican a pasear, abandonando notablemente sus deberes.
Uno tiende a creer que si no existieran encapuchados o pequeños grupos violentos, habría quien los formaría, ya que a todas luces en los últimos días, a través del lenguaje y del actuar con extrema violencia de Fuerzas Especiales de Carabineros, los han promovido a vista y paciencia de todos nosotros. Hay que tener claro que la violencia aparece cuando no hay respuestas satisfactorias a las legítimas demandas de una ciudadanía que se cansó de esperar.
(*) Secretario General CUT