La negociación del reajuste de remuneraciones y las demandas por condiciones laborales dignas para los funcionarios públicos, seguramente será un proceso que tensionará la agenda política en este período de balotaje electoral.
Es fundamental, entonces, que en momentos en que se profundiza el debate respecto de las transformaciones estructurales que los chilenos reclaman, se aborde desde la perspectiva de resolver la vergonzante desigualdad que impera en nuestra sociedad.
La demanda de reajuste de nuestros salarios se enmarca en la necesidad de asegurar un ingreso que permita a los/as trabajadores/as y a sus familias un nivel de vida decente.
Es un derecho humano contar con una remuneración que retribuya justamente el trabajo realizado, así como recuperar el poder adquisitivo y percibir parte del crecimiento económico, al que aporta con eficiencia y probidad el sector público.
Son más de cien mil trabajadores/as a contrata y a honorarios que cotidianamente sufren la amenaza del desempleo. La historia reciente da cuenta de aproximadamente 11.000 funcionarios/as exonerados injustificadamente, siendo la administración de Sebastián Piñera la que más exoneró trabajadores después de la dictadura.
Es urgente debatir esta materia antes de que se inicie el proceso de renovación de las contratas y dar tranquilidad al personal del sector público, especialmente, en esta coyuntura de segunda vuelta presidencial.
El escenario en que se desarrolla este proceso es complejo. El Gobierno ha dilatado peligrosamente la discusión del petitorio que las organizaciones sindicales presentamos en octubre pasado.
Una y otra vez posterga la respuesta a las demandas de los trabajadores del Estado, asfixiando el sano debate que este tipo de negociación requiere.
Esta práctica provoca inquietud y rechazo en las y los trabajadores que constatan con preocupación que los tiempos se acortan y que diciembre, fecha en que entra a regir el reajuste, está a la vuelta de la esquina. La falta de voluntad política de avanzar en el proceso de negociación trae como correlato la respuesta de los gremios, a través del único instrumento que empodera a los trabajadores: LA MOVILIZACION que levantamos, incluso, para instalar la mesa.
En esta coyuntura, en que por primera vez el Gobierno da señales de iniciar la negociación de verdad, en medio de toda la contingencia política electoral que impone la segunda vuelta, el proceso será intenso y no estará exento de tensiones.
Más aún, teniendo presente que la contraparte ha sufrido una contundente derrota en las urnas y que prepara las maletas para su pronta retirada del Estado, constituyéndose la movilización de las y los trabajadores es un activo del movimiento sindical del sector público, que debe ser considerada estratégicamente en este corto período de negociación.
La segunda vuelta tiene que traducirse, para nosotros, en un espacio propicio para avanzar en nuestras demandas.
¡Con Fuerza, convicción y unidad lucharemos por un reajuste digno!
(*) Vicepresidenta de Negociación y Relaciones Gubernamentales de la ANEF.