“Estos días ando en las nubes, no me puedo concentrar”, dice Verónica de Negri. Acompañada de su hijo Pablo y cercanos a la familia, la madre de Rodrigo Rojas de Negri llegó esta mañana a la Plaza de Armas a un acto y marcha de conmemoración de los 30 años de la muerte del fotógrafo. Al otro lado de la plaza, frente a la Catedral, los diputados Daniel Farcas (PPD) y Claudia Nogueira (UDI) hacían un punto de prensa sobre la puesta en marcha del control preventivo de identidad. En la esquina sur de Ahumada, en cambio, se veían los carteles que recuerdan a Felipe Durán, reportero gráfico que ya lleva 289 días en prisión preventiva en la Araucanía.
“No he tenido tiempo de hacer una reflexión profunda pero estoy muy conmovida por la forma en que nuestra gente sigue apoyando el derecho a la justicia y la verdad, el respeto a la vida“. Verónica De Negri ya viene de su segunda entrevista del día y responde las preguntas de todos mientras se prepara a caminar hasta la Plaza de la Constitución. Allí volverán a gritar, como desde 1990, “ahora, ahora, resulta indispensable, que la justicia juzgue y castigue a los culpables”.
Frente a La Moneda, Roberto Márquez de Illapu cantó, una vez más, “Para seguir viviendo”, la canción que la banda le dedicó a Rodrigo Rojas de Negri.
En julio de 2013, junto a la Asociación de Familiares de Ejecutados Políticos (AFEP), Verónica de Negri presentó una querella por homicidio y asociación ilícita contra todos los responsables de la muerte de Rodrigo. Es, en los hechos, la reapertura del juicio que un juicio que parecía cerrado desde que en 1993 la Corte Suprema condenara al oficial Pedro Fernández Dittus a 600 días en prisión y luego en 2000 se decretara el pago de una compensación a la sobreviviente, Carmen Gloria Quintana. En julio de 2015 el juez Mario Carroza dictó siete órdenes de procesamiento nuevas, gracias al testimonio del ex conscripto Fernando Guzmán, quien rompió el pacto que lo obligó a mantener silencio desde 1986 y contradijo su declaración inicial ante la Fiscalía Militar
Sin embargo, hoy se cumplen 30 años de la muerte de Rodrigo y aún no se ha dictado sentencia alguna. Para Verónica esto es una muestra más de que “en este gobierno los derechos humanos no tienen ningún valor”. Agrega que lleva 30 años pidiendo justicia para su hijo, “pero también para mi. Yo fui presa, torturada y violada en 1973 y veo con repulsión la hipocresía de algunos senadores y exabogados de DD.HH como Rodrigo Salazar, curas como Fernando Montes, que están pidiendo beneficios de libertad para criminales de lesa humanidad“.
– ¿Qué opinas del estancamiento del proyecto de ley que interpreta el código penal para decretar la imprescriptibilidad de los delitos de lesa humanidad?
Qué puedo decirte, es una asco lo que siento. Los senadores de la Nueva mayoría que apoyan la libertad de los criminales de lesa humanidad me dan asco, no como los de la derecha, porque de ellos yo espero todo. Tienen criminales, no sólo de delitos tributarios: criminales de lesa humanidad como Rosauro Martínez”.
– ¿Crees que detrás de esta iniciativa humanitaria hay una maniobra para cerrar los procesos judiciales?
Está clarísimo que buscan la “impunidad biológica”, que todas nos muramos. Nosotros le dimos a los criminales un juicio justo, en el marco de la ley, con defensores. Los que están en Punta Peuco viven con privilegios que ningún preso chileno tiene. Ahora resulta que ellos son “víctimas” ¡y nosotros somos sus victimarios! ¿Cuándo nos van a decir dónde están los detenidos desaparecidos, por qué hicieron lo que hicieron? ¿Por qué me torturaron y violaron? Todavía no hay justicia. No son sólo las FF.AA son cobardes, los políticos son cobardes, el Poder Ejecutivo es cobarde. Nosotros no lo somos y así como resistimos a Pinochet vamos a resistir esto también.
Hoy, además de esta marcha, las fotografías de la exposición “Un exilio sin retorno” de 2013 recorrerán Santiago. La figura de Rodrigo sigue en la memoria de muchos, sobre todo en muchos jóvenes.
Tengo la misma impresión que para el funeral de Rodrigo en 1986. Vi tantos jóvenes, algunos niños, y era como si asistieran a su funeral, porque no sabían qué les pasaría a ellos. Hoy Chile se ve muy estable, pero los jóvenes viven en la incertidumbre. La represión se dirige hacia la juventud, sobre todo mapuche. Son los jóvenes y las mujeres los que mantienen la lucha aquí. Yo soy una persona con optimismo. Sé que con cuidado, responsabilidad, vamos a ganar. Vamos a demostrarle a los cobardes que ellos no nos representan y no pasarán sus leyes, vamos a demostrarles que podemos hacer justicia.
Fuente: El Desconcierto
