Nick Fouriezos
“Piensa en ti mismo como en un gladiador”, aconsejaba Donald Trump conforme la carrera entre los dos partidos se iba acalorando. “El enfrentamiento nunca resulta popular, pero ya sabes que a veces es necesario. A por ello, y con entusiasmo”.
El Donald puede ser novato en política, pero cuando se trata de telerrealidad es como si tuviera un doctorado. Esa sabiduría especial antes mencionada la dispensaba Trump en un episodio de The Apprentice. [programa concurso de televisión con equipos de emprendedores patrocinado y presentado por Trump ].
Y en esos momentos fue cuando el ejecutivo sin pelos en la lengua aprendió el arte de dominar el arte de propinar bofetadas a base de ocurrencias. Con historias que se alzan y derrumban delante de la cámara, Trump sobresalió a la hora de definir a sus candidatos en comienzos de una sola frase, una habilidad que ha descubierto que resulta igual de útil en el mundo de Barnum & Bailey [el más célebre circo norteamericano] de esta estación electoral (véase: ¡la caída de un Jeb [Bush] “bajo de energías”).
Hoy podría redondearlo todo Trump con estar a la altura de su potencial en las urnas, que le dan como favorito en casi todos los estados con primarias en el Supermartes. Lo cual es una razón para echarle un vistazo al guión de Trump en su camino a.lo que podría convertirse en un escenario completamente digno de la pantalla: el Despacho Oval.
1. Ve por delante de las noticias. Consciente de cómo se elaboran los relatos, decidió ir por delante en el juego. “Trump afirmó con mucha estrategia ‘Voy a hacer una caricatura de mí mismo’ ”, explica Surya Yalamanchili, experta en mercadotecnia, antigua concursante del Apprentice y autora of Decoding the Donald: Trump’s Apprenticeship in Politics.
Casi un año después de golpes desmesurados en los debates, Trump se ha definido como claro favorito en cabeza. Y lo ha hecho dominando las redes sociales, con más seguidores en Twitter que el resto de sus compañeros candidatos republicanos juntos, y más que Bernie Sanders o Hillary Clinton.
2. Dilo siempre con sencillez, idiota. En su primer discurso como candidato presidencial, Trump introdujo una idea que parecía risíblemente sencilla y que se convirtió, sin embargo, en el mensaje más perdurable de un levantamiento erigido sobre las espaldas de norteamericanos de cuello azul y desempleados que sienten que sus oportunidades se las han usurpado los extranjeros:
“Levantaré un gran muro”, declaró Trump, “y haré que lo pague México”. Su lema — “Hacer grande a Norteamérica de nuevo” — también percute sobre ese sentimiento de que se ha perdido algo intrínseco al país.
Por supuesto, hay riesgos en los mensajes abiertamente simplificados. Anthony Gaughan, especialista en ciencias políticas de la Universidad Drake, advierte que Trump es el que hace uso de menos palabras, y de las sílabas más cortas, de todos los candidatos, y que ese lenguaje refleja lo “simplistas” que son sus planes. Pero los que han trabajado dentro de la campaña de Trump creen que sus planes son más substantivos, algo que puede quedar más de manifiesto en las próximas semanas.
3. Rebélate contra “los medios”. La confianza en el gobierno está casi un mínimo histórico. ¿Hay algo que esté ligeramente mejor? Los que todavía tienen fe en que los medios de comunicación dan precisa cuenta de las noticias son 4 de cada 10 norteamericanos, un mínimo histórico.
Y despotricar de la prensa hoy en día supone estar del lado del pueblo, casi tanto como mofarse de la clase política establecida. Casos ambos en los que Trump ha adoptado una postura contundente.
Ciertamente, mientras que los políticos del pasado andaban de puntillas en torno a la prensa, Trump les llama regularmente “de segunda fila”, “deshonestos” y una “absoluta chusma”. Si estos ataques no le hunden a él es porque, ya desde muy pronto, acusó a la prensa de haber ido a por él.
Ahora, cuando ya se ha ganado una cobertura negativa, eso no hace otra cosa que validar sus acusaciones, mientras sus partidarios asienten a sabiendas, ya sea en un minúsculo ayuntamiento en un mitin descomunal. La solución de Trump — él mismo por supuesto — ha despertado asimismo un cierto grado de optimismo, afirma Dennis Goldford, coautor de The Iowa Precinct Caucuses. “ ‘Estamos metidos en un buen lío,’ afirma [Trump], ‘pero lo vamos a arreglar.’ ”
4. Atiza — y luego calma — los miedos. En un perfil tras otro durante una carrera como hombre de negocios que ha durado decenas de años, a Trump se le ha descrito de diferentes maneras como “el multimillonario de la gente”. No se trata de que sea particularmente cercano como hombre de negocios; al fin y al cabo, era un opulento financiero que aparentemente fingía ser un alto ejecuto charlatán, y que gritaba para hacer aumentar la audiencia televisiva.
Pero estaba dispuesto a dar voz a las ansiedades interiores de los trabajadores de cuello azul y a ciertos subgrupos de norteamericanos, ya fuera atacando verbalmente a los “violadores” mejicanos, a los carniceros del Ejército Islámico o a los bancos chinos. Cierto es que por ahora está fuera del establishment político cuando se trata de desarrollar medidas políticas contra cualquiera de estos grupos, pero es “alguien que sabe cómo hacer un trato” afirma Brandon Rottinghaus, especialista en ciencias políticas de la universidad de Houston.
“En esencia, eso es lo que hacen los presidentes”.
(*) Periodista de la publicación digital norteamericana OZY en la que suele escribir sobre historia, política, cine y deportes.
(**) Redactor de la publicación digital Ozy, ha trabajado para The St. Augustine Record, The Baltimore Sun y The Atlanta Journal-Constitution.
Fuente: Sin Permiso