El colorido cine poético de Alejandro Jodorowsky regresó con aplausos al Festival de Cannes en una nueva película autobiográfica -financiada en parte por unos 10.000 admiradores- que recrea sus años de juventud, amor y emancipación en Chile.
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Secuela de ‘La Danza de la realidad’ (2013), ‘Poesía sin fin’ fue aplaudida de pie varios minutos en su estreno mundial este sábado en la sección no competitiva Quincena de Realizadores.
Protagonizada por sus hijos Brontis, en el papel del padre del realizador; y Adán, en el rol de Jodorowsky joven; el propio cineasta, de 87 años, aparece varias veces en este filme, que aspira a «curar» heridas del pasado: las suyas y las del espectador que acepte entrar en el juego.
Recién salido de la adolescencia, el joven Alejandro deja la Tocopilla natal en el norte de Chile y llega a Santiago, donde decide dedicarse a la poesía contra la voluntad de su padre, un hombre autoritario y de ideas afirmadas, dueño de una tienda de ropa de la calle Matucana.
Tras la liberarse del asfixiante yugo familiar, debuta sexualmente con una poetisa, frecuenta los intelectuales de la época y entabla amistad con el poeta Enrique Lihn.
Conoce a Nicanor Parra, preferido a Pablo Neruda por estos jóvenes iconoclastas, que en un ‘happening’ irreverente lo califican de «viscoso poeta nacional».
No ha sido éste un festival fácil para el autor del ‘Canto General’: otra película chilena, ‘Neruda’ de Pablo Larraín, igualmente estrenada en Cannes, también baja del pedestal al Nobel de Literatura fallecido en 1973.
‘Poesía sin fin’ retoma el lenguaje poético y metafórico de Jodorowsky, pero al igual que ‘La danza de la realidad’ resulta más accesible para un público profano que películas anteriores del chileno. Aflora su faceta de gurú del tarot -con referencias explícitas a arcanos mayores como La Estrella o El Ahorcado- y la «psicomagia» que inventó para curar mediante actos de catarsis.
Gracias a la magia del cine, Jodorowsky regresa al pasado a cerrar heridas, abrazando a su padre y recibiendo de él un perdón que en la vida real no tuvo.
– Coloreando la memoria –
Colores vivos, efectos teatrales con toques surrealistas y personajes caricaturales recuerdan por momentos el universo del Fellini onírico, aunque el chileno asegura que en su filme «todo es real, aunque contado en lenguaje cinematográfico». «Lo feo se convierte en bello. Siempre pensé que tenía que colorear mi memoria».
Más allá de su origen autobiográfico, ‘Poesía sin fin’ es una invitación a romper las ataduras y mandatos familiares o sociales para abrazar su propia existencia. «La vida no tiene sentido, hay que vivirla», susurra el Jodorowsky anciano a su doble más joven.
Figura del ‘underground’ de los años 1970, autor de filmes cultos de la época (‘El Topo’, ‘La montaña sagrada’) y en lucha permanente contra el cine comercial, Jodorowsky es desde entonces venerado por la contracultura. Adulado por los fanáticos de ciencia ficción por su imaginación desbordante, incursionó además en novela, teatro, y sobre todo en el cómic.
Muy presente en las redes sociales -tiene 1,2 millones de seguidores en Twitter- Jodorowsky consiguió gracias a ellos parte de los recursos de su película a través del ‘crowfunding’ o financiamiento participativo, que recibió según él unas 10.000 contribuciones. «Lo que he hecho, bueno o malo, es el anhelo de gente que quiere otro tipo de cine» dijo al público que aplaudió el estreno en Cannes.
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‘Poesía sin fin’ termina con el regreso al poder en Chile del general Carlos Ibáñez (1927-31, 1952-58), precipitando la salida de Alejandro y su instalación en Francia, donde le esperan André Bretón, los surrealistas y su nacimiento como cineasta.
Fuente: AFP