El caso de doble asesinato y suicidio en el Regimiento Escuela de Caballería Blindada del Ejército en Iquique, es, al parecer, más turbio que lo que hasta ahora se ha conocido.
En opinión de los familiares del infortunado conscripto Marco Antonio Velásquez González, de 18 años, el trágico desenlace obedece a una cadena de causa y consecuencia, detonada por el sistemático mal trato de que era objeto, tanto de sus compañeros, como, especialmente, de sus superiores jerárquicos inmediatos, los hoy occisos, cabo primero Pablo Benavidez Ramírez y sargento segundo Fernando Zamorano Fuentes.
Parece no ser menor el detalle de que Velásquez disparó una vez contra el cabo Benavides mientras que descerrajó cuatro tiros en el pecho al sargento Zamorano.
Es casi imposible, para el que vió Full Metal Jacket, de Stanley Kubrik, traducida impropiamente como Nacido para Matar, no relacionar el caso de Iquique con el asesinato del brutal sargento Hartman, por el recién graduado infante de marina, Leonard «Gomer Pyle (Pastoso)» Lawrence.
Es la metáfora implacable y sin concesiones del abuso militar.
Tal como la tragedia en el Regimiento Escuela de Caballería Blindada del Ejército de Iquique.
El noticiero del canal nacional de televisión difundió dos testimonios en audio, de soldados que asistieron a la misma.
Con este Ejército de pacotilla, Dios nos libre de una guerra.
Familiares de soldado que disparó contra superiores, acusan que estaba castigado hace más de un mes, con tratamiento psicológico y que igual lo obligaron a hacer guardia
por Anyelina Rojas V.-
Un vuelco podría tener el caso de los tres militares muertos en el ex Regimiento de Telecomunicaciones, donde se identifica al soldado conscripto de 18 años, Marco Antonio Velásquez González, como el autor de la muerte de sus dos superiores con los cuales cumplía servicio de guardia, él en calidad de centinela.
El joven se encontraba con castigo hace más de un mes y con tratamiento psicológico, debido a que era objeto de bulling por parte de los otros soldados; además se había intentado suicidar, por lo que su familia cree que el Ejército debió haberlo dada de baja, y no obligarlo a cumplir con la guardia después de más de un mes de castigo.
Así, con las decisiones correctas, este trágico fin de semana se podría haber evitado. Es decir, una correcta decisión, hubiese evitado los hechos, lo que también deberá ser parte de la investigación.
El joven, Marco Antonio, era el menor de 4 hermanos, el regalón de todos, por lo que la familia, -que tiene residencia en la comuna de Alto Hospicio-, no se resigna ni se consuela con la tragedia. Pese a que se enteraron en la tarde, estuvieron hasta la noche en el Regimiento, a la espera de tener más información, sin poder convencerse de lo sucedido. “El Ejército tendría que haberlo dado de baja”, señalan.
Su madre, Claudia González, señaló que el joven sufría bullying al interior del recinto, lo que había derivado en una depresión que lo llevó a intentar suicidarse dentro del recinto en diciembre pasado.
«Después de un tiempo (de su ingreso al Ejército) le contaba a su hermano que lo molestaban, que tenía problemas con un compañero. Lo habían acusado de robo, él no había sido. Lo hicieron que peleara en el baño, lo paso mal, le decían sobrenombres», señaló la mujer.
Además, con estos antecedentes, se preguntó:
«¿cómo le entregaron un arma con balas? Él estaba en tratamiento psicológico que no continuaron».
«Él no estaba bien, me hacen ver como si mi hijo fuera un psicópata y no es así. Él era un niño bueno, era un pollito flaco y nunca más lo voy a volver a ver», dijo González entre sollozos.
«Era un niño callado. Yo pensé que ah, en el Ejército, me lo iban a cuidar y no fue así».
En tanto, el hermano del fallecido conscripto, Germán Velásquez, afirmó que éste le contó que «tenían una tradición para resolver los problemas, se ponían guantes y se golpeaban en el baño».
Su hermano Diego, desde las afueras del Regimiento de Caballería Blindada, ex Regimiento de Telecomunicaciones, dijo que Marco vivía una tensa situación al interior del regimiento, por sufrir hostigamiento de sus propios compañeros:
“Había muchos robos y lo acusaban a él, lo que es imposible porque fuimos educados con fuertes valores. Eso y otros episodios en que lo molestaban, y quizás otras cosas que no nos contó, lo llevaron a intentar suicidarse”.
“Lo peor –añade- es que con ese antecedente de intento de suicidio y habiendo sido sometido a tratamiento psicológico, el Ejército debió haberlo dado de baja”.
Contó que hace poco más de un mes, su hermano hoy fallecido, llegó atrasado al Regimiento, por lo que fue castigado.
“Imaginamos que el castigo le hizo mucho daño, sobre todo por su condición psicológica y estar un mes ahí, sin ver a su familia”.
Contó el acongojado hermano, que este fin de semana, Marco Antonio tampoco salió de franco y no pudo reunirse con su familia, “que era lo que más quería, estar con nosotros”.
Diego apuntó a que uno de los superiores de su hermano, con quienes hacía guardia, lo habría acusado de haberle robado el celular.
“Queremos que se investigue bien todo esto, porque mi hermano también habría recibido primero un balazo en su pierna. Queremos que esto se aclare a la brevedad, por ahora no lo podemos asegurar, pero es una información que manejamos”.
Durante la noche de este sábado 16, la familia tomó contacto con organizaciones de DDHH de Iquique y se espera que este lunes, el INDH, que dirige Lorena de Ferrari, también se haga parte del caso, al menos reuniendo los antecedentes de los hechos.
Responsabilidad institucional
De acuerdo a los antecedentes proporcionados por la familia, es fundamental que en la investigación establezca si el soldado estaba con tratamiento piscológico por intento de suicidio.
De ser así, determinar si procede que continuara en servicio militar. En caso que sí proceda, ¿es posible que se entregue un arma a una persona que intentó acabar con su vida y que está con tratamiento psicológico?
Otro antecedente que debe determinar la investigación es el por qué se asignó al soldado Velásquez González a cumplir como centinela de guardia.
Informaciones preliminares señalan que a él no le tocaba guardia, pero debió cubrir el turno por ausencia de otro soldado.
Finalmente, es clave lo que diga la autopsia y que despeje cuántos impactos de bala hay en el cuerpo del soldado y si hay uno en su pierna. A la vez, si hay evidencias que uno de los militares ultimados, hubiera disparado.
Fuentes. Con información de Edición Cero y 24 Horas