El obispo de Rancagua y vicepresidente de la Conferencia Episcopal, Alejandro Goic, quien hace una década escandalizó a empresarios y neoliberales con el concepto de salario ético, volvió a expresar su preocupación por la inequidad de la sociedad chilena. En su opinión, un salario ético para el día de hoy, que cubra las necesidades indispensables de una familia, no debiera bajar de los 400 mil pesos.
En una entrevista que concedió al equipo de Comunicaciones de la Iglesia de Santiago, el religioso sostuvo que pasó casi una década para que el país lograra un sueldo mínimo de 250 mil pesos, la cifra que él planteó y generó un amplio debate político y económico; al punto que el empresariado y la tecnocracia neoliberal boicoteó la posibilidad, con la falacia que la elevación de salario ético, genera cesantía, lo cual no sólo es conceptualmente falso, sino que carece de fundamento empírico:
«Este es un país poco equitativo. Pocos ganan mucho y muchos ganan poco. La cifra de 250.000 pesos que salió hace nueve años fue simbólica. El mínimo en ese entonces era cercano a los 150 mil, pero yo recuerdo que salía al supermercado a hacer las compras del mes y veía que el carrito se llenaba con cosas sencillas y elementales. Pagaba cerca de 100 mil pesos, entonces me preguntaba: ¿Cómo es posible que la gente pueda vivir?. En ese contexto puse una cifra simbólica que según los expertos fue la que suscitó el debate. Si no hubiera puesto una cifra, no pasaba nada».
«Si uno aplica el IPC y todas las alzas, ya se quedaron cortos los 250 mil. El problema de fondo en este país es cómo superamos esta codicia que existe y cómo somos capaces de comprender que para que haya una sociedad tranquila, en paz y justa, tenemos que ser una sociedad más distributiva de los bienes», enfatizó.
En 2007 su propuesta fue criticada por empresarios, economistas neoliberales y parlamentarios, entre ellos la entonces senadora Evelyn Matthei (UDI), ya que en esa oportunidad la discusión se vinculó a la posibilidad de reajustar el salario mínimo, que rondaba los $ 150 mil.
“Algunos dijeron que yo no era economista, claro que no, pero soy pastor (…) Uno esperaría que el sueldo logre satisfacer las necesidades fundamentales”.
El obispo agregó:
«Si yo soy empresario y a mi empresa le va bien ¿por qué le va bien? Porque tengo trabajadores responsables y profesionales, gente que contribuye al desarrollo de mi empresa».
Tal como hace diez años, propuso un salario ético para hoy:
«Voy a dar una cifra, aunque esa quizá sería tarea de los expertos, pero yo creo que cerca de 400 mil debería ser el nuevo sueldo ético, con el alza de la vida en estos cerca de diez años».
En la conversación -que publica el periódico Encuentro- Alejandro Goic añadió:
«Ese es un cálculo que hay que hacer, con cuánto dinero puede vivir una familia con dignidad, pero sin duda que 250 mil ya no alcanza».
En la publicación, Goic subrayó que “el problema de fondo en este país es cómo superamos la codicia y cómo somos capaces de comprender que para que haya una sociedad tranquila, en paz y justa, tenemos que ser una sociedad más distributiva de los bienes. Si yo soy empresario y a mi empresa le va bien, es porque tengo trabajadores responsables y profesionales, gente que contribuye”.
A mayor abundamiento, dijo:
«En este país a veces hay bonos que los gobiernos ofrecen como una especie de subsidio y, claro, es bienvenido el bono porque ayuda, pero lo curioso es que hay mucha gente que trabaja y con el fruto de su trabajo no alcanza a cubrir los gastos. Uno esperaría que el sueldo logre satisfacer las necesidades fundamentales».
El planteamiento del obispo se da justo en el año que se aplica el reajuste para dejar el sueldo mínimo en $ 250 mil, lo que ocurrió en enero pasado. Hasta diciembre de 2015 la cifra era de $ 241 mil.
Según la base de datos de afiliados al seguro de cesantía, que contempla información hasta diciembre de 2015, del Ministerio del Trabajo, en Chile hay 4.434.806 trabajadores, de los cuales más de 505 mil, es decir el 11,4%, reciben remuneraciones inferiores al sueldo mínimo; 171 mil (3,8%) recibían exactamente la cifra y 1.452.400 tienen una remuneración igual o inferior a $500 mil (32,7%).
En la entrevista, el prelado también se refirió a otros temas de candente actualidad:
– Educación:
Que las personas que tienen capacidades para estudiar profesionalmente, y que quizá no cuenten con los recursos, puedan acceder a la educación, sin duda es un avance. No estoy muy de acuerdo que la educación sea gratuita para los más ricos, pero ¿quién podría estar en desacuerdo con que la gente más humilde pueda acceder a las universidades y tener un título profesional.
– Reforma laboral:
Falta una reforma laboral que coloque en un pie de cierta igualdad de negociación a los trabajadores y empresarios, justamente para superar muchas de estas injusticias que hemos constatado en el diálogo. Lo que creo que es fundamental en esta reforma y, bueno, en todas las reformas que está impulsando el Gobierno, es realmente escuchar a todas las partes, porque son reformas que van a tener una incidencia en la vida por muchos años.
– Delincuencia:
Cuando uno conversa con la gente, este es uno de los primeros problemas sociales que destacan. Hay cierta inseguridad y temor. Me preocupa algo que creo que no se la ha dado la importancia que merece: Hay cerca de 600 mil jóvenes entre 18 y 28 años que ni estudian ni trabajan. Ese es un tema de fondo, porque muchos de los que delinquen son ellos. O sea: ¿qué les está ofreciendo la sociedad chilena a esos 600 mil jóvenes? En la delincuencia encuentran una respuesta a sus necesidades.
– Inmigración:
No siempre somos tan acogedores. Pienso que los inmigrantes nos enriquecen, y lo digo por experiencia personal. Magallanes creció y se ha desarrollado gracias a los inmigrantes. Acojamos a estas personas. Para un creyente, todo hombre y mujer, donde haya sido el país que haya nacido, es un hermano, es un hijo de Dios.
– Debate constitucional:
Tiene que hacerse, a mi modo de ver, con una gran participación, porque es la ley fundamental de la República. Aquí no puede ganar el 51%. Superemos los ideologismos. Yo no soy experto, pero hay que buscar caminos para que respetando la historia y la tradición de este país, puedan escucharse todas las voces. Esto hay que hacerlo, pero con calma.