El homenaje a un dictador, conservación de grados militares a violadores de derechos humanos, fotos de genocidas en galerías oficiales del Ejército, actos de discriminación y xenofobia en las escuelas matrices y exaltación de la «Honorable Junta Militar», son algunos de los gestos y características que aún permanecen al interior de nuestras Fuerzas Armadas.
El 10 de diciembre de 2006 a las 2:45 de la tarde falleció Augusto Pinochet a los 91 años en el Hospital Militar luego de haber sufrido un infarto. Pinochet murió siendo General en retiro el día Internacional de los Derechos Humanos.
Dos días después de la muerte del ex dictador, en la Escuela Militar se le rindieron honores fúnebres por parte del Ejército. El acto se realizó bajo autorización del Ejecutivo por tratarse de un ex General y contó con la presencia de la entonces ministra de Defensa, Vivianne Blanlot, pero el Gobierno desechó la posibilidad de rendirle honores de Estado. No obstante, por esos días y bajo la venia de La Moneda, en los recintos del Ejército se izaron banderas a media asta.
Pinochet murió con honores militares sin responder ante la Justicia por los miles de crímenes cometidos durante la dictadura que encabezó, en la cual unas 28.459 personas sufrieron detenciones ilegales, tortura, ejecuciones o desapariciones entre 1973 y 1990, periodo donde cerca de 300 mil chilenos tuvieron que exiliarse por razones políticas.
Actualmente, en la página oficial del Ejército de Chile, se describe este periodo de forma curiosa: “en la década de los 70, como consecuencia de la crisis política, social y económica a la que había llegado el país, las Fuerzas Armadas y de Orden asumieron el poder de la Nación el 11 de septiembre de 1973?, a lo que se agrega “el Ejército, junto con las otras Instituciones armadas, fueron exitosas en su rol de la Defensa Nacional”.
No existe un ápice de autocrítica o mención a la forma como “asumieron el poder”, fue mediante un Golpe Militar; o sobre las reiteradas violaciones a los derechos humanos cometidos durante ese periodo por miembros del Ejército; o la permanencia, hasta el día de hoy y a partir de allí, de la Justicia Penal Militar.
La autonomía del Ejército
“Las Fuerzas Armadas y Carabineros, como cuerpos armados, son esencialmente obedientes y no deliberantes”, dicta el artículo 101 de la Constitución Política de Chile, pero cabe preguntarse hasta qué punto se da cumplimiento de esta norma.
En este sentido, los cuerpos armados deberían estar subordinados al poder político civil, tanto en mando como en el sentido de su propia formación, pero las escuelas matrices de las Fuerzas Armadas en Chile responden, como todo plantel de educación superior, a la libertad de enseñanza que se estableció en la Constitución de 1980, por lo que las entidades militares se autoeducan en sus propios preceptos.
Según el libro Vuestros nombres, valientes Soldados de la periodista Catalina Gaete, “la mayor parte del alto mando actual, en las tres ramas armadas, participó de la intervención militar de 1973, así como de los sucesivos años de represión y políticas socioeconómicas neoliberales”.
La mayor parte del alto mando actual, en las tres ramas armadas, participó de la intervención militar de 1973, así como de los sucesivos años de represión y políticas socioeconómicas neoliberales.
Para el analista y conocedor de las políticas en defensa internacional, Guillermo Holzmann, entrevistado por eldesconcierto.cl la Escuela Militar “invita a las universidades a que entreguen propuesta para hacer cursos humanistas o todos aquellos cursos que no son de formación militar neta”, cursos que son “pasados por civiles de universidades públicas y privadas que lograba acreditar adecuadamente la capacidad y competencia para poder entregar esos contenidos”.
El tema es que el Ministerio de Defensa no puede decidir los contenidos de formación en las escuelas matrices, debido a que ellas son las que escogen los contenidos que tomarán y cuales no, dejándolo a consideración del propio Ejército de forma autónoma, el contenido humanista que impartirán en la formación para sus oficiales.
Asimismo, el comandante en jefe del Ejército, general Humberto Oviedo, quien ha defendido la permanencia de una foto del fallecido ex jefe de la DINA, general Manuel Contreras, en galerías de la institución alega que “si empezamos a esconder los procesos históricos, puede ser peligroso“, pero rehuye al hecho que Contreras murió condenado como criminal, debiendo muchos años de sentencia, sin ser aún degradado en sus cargos militares.
Son varias acciones, rituales y premios que se asocian a la dictadura militar y la imagen de Pinochet. Algunas han desparecido desde los 90 a la fecha y otras fueron mutando, por ejemplo: la aún existente medalla 11 de septiembre; la medalla Comandante en jefe del Ejército, capitán general Augusto Pinochet Ugarte, a la cual se le cambió el nombre; la Biblioteca Presidente Augusto Pinochet Ugarte, que se fusionó con otra y se le cambió el nombre; la estatua al almirante José Toribio Merino en el Museo Marítimo, aún ergida frente a la ex Escuela Naval; la Honorable Junta de Gobierno que menciona hasta el día de hoy en el sitio oficial de la Armada de Chile; la Plazoleta Presidente Augusto Pinochet a pocos metros de la Escuela de Artillería en Linares, todavía con ese nombre; o la villa Augusto Pinochet en Cauquenes.
Discriminación
Han sido varios los gestos y filtraciones que han evidenciado una actitud discriminatoria al interior de las Fuerzas Armadas y las escuelas matrices como fue el conocido instructivo que solicitaba una “especial preocupación en la selección respecto a reclutar a los ciudadanos más idóneos, moral e intelectualmente capacitados, debiendo excluir a aquellos que presenten problemas de salud física, mental, socioeconómica, delictuales, consumidores de drogas, homosexuales, objetores de conciencia y testigos de Jehová”.
A ello podríamos sumar el rito de iniciación de los infantes de marina que se filtró a través de un vídeo colgado en redes sociales, donde se mostró cómo gente con mayor antigüedad en la Armada, “bautizan” a los nuevos, burlándose, golpeándolos y poniéndolos de rodilla frente a una cubeta con deshechos, llevándolos al extremo de vomitar.
También ocupa un triste recuerdo en la memoria, especialmente por los parlamentarios que defendieron aquel episodio de un vídeo que mostró a un pelotón de marineros chilenos entonando en la costa viñamarina un xenófobo canto en el que vociferaban “argentinos mataré, bolivianos fusilaré, peruanos degollaré…”
Tal vez el acto más destacable o cotidiano, es el hecho de que las escuelas matrices, discriminan económica y socialmente a quienes quisieran ser oficiales dentro de cualquiera de las tres ramas de las Fuerzas Armadas. Por ejemplo, si usted quisiera hoy formar parte profesionalmente del Ejército y deseara obtener el grado de oficial, debería desembolsar en primer año por concepto de “equipamiento de ingreso” $1.771.396, junto a una mensualidad, hasta el cuarto año, de $278.362. A partir del segundo año, la matrícula sería de $227.750, calculándolo respecto al valor actual de la UF.
Pareciera a lo menos extraño que se le cobre a personas que finalmente van a trabajar para el Estado, pero por si esto fuera poco, no olvide que de cumplir con los requerimientos del pago de su colegiatura deberá llevar una foto familiar. Tal vez el joven Bernardo Riquelme no habría podido ingresar hoy a la escuela que lleva su nombre.
La Escuela de las Américas
En el alto mando del ejército estadounidense no figura el Jefe de la Misión Militar de EEUU en Chile. Tal vez en ningún Estados soberano un cuerpo de generales cuente con tal cargo dándonos tan honorable importancia. En Chile, el General de División Guido Montini Gómez, quien es miembro del alto mando del Ejército de Chile, ostenta el título de Jefe de Misión Militar de Chile en los EEUU de América.
No se trata de rechazo hacia todo lo que huela a gringo, pero EEUU, país que financió y azuzó el más reciente Golpe de Estado que sufrió nuestro país, aún no ha pedido disculpas o mostrado algún gesto por reparar aquel hecho. Por el contrario, en vez de alejarse de nuestra política interna, los EEUU siguen formando oficiales chilenos en el seno de la ex Escuela de las América, hoy rebautizada con el nombre Instituto de Cooperación y Seguridad de Hemisferio Occidental, WHINSEC por sus siglas inglés.
Pero el ejército chileno no sólo participa como un país más en la WHINSEC. Chile es promotor de polémicos ejercicios militares en Centroamérica, donde en un juego de guerra, algunas naciones americanas crean militantes terroristas imaginarios, a quienes combaten cuidadosamente, dejando recelo a su paso entre venezolanos y nicaragüenses. Este juego en defensa de la ficticia “Nueva Centralia” es llevado a cabo entre algunos ejércitos latinoamericanos, junto al programa Estrategia del comando sur de los Estados Unidos.
Cabe recordar que de la ex Escuela de las Américas egresaron oficiales que posteriormente se convirtieron en dictadores, ministros de Defensa y jefes de policías secretas, puestos desde donde pusieron en práctica lo aprendido en la institución, llevando a cabo torturas, homicidios, desapariciones y el desplazamiento de cientos de miles de personas.
Para el año 2004 Chile era el quinto país con mayor número de oficiales graduados en WHINSEC. Asimismo, durante 2013 Chile fue el segundo país que más envió soldados a la WHINSEC -después de Colombia- según datos publicados por el mismo instituto militar.
Otras instancias de colaboración y apoyo militar se han generado desde la región, bajo el concepto de soberanía e integración, como es la Escuela Sudamericana de Defensa, ESUDE, con sede en Ecuador y engendrada desde la UNASUR, la que busca generar una alternativa local sobre lo que representa WHINSEC y la formación de oficiales latinoamericanos en las entrañas de EEUU.
Cuando comenzó el debate respecto a la participación Chile en la ESUDE, el Coronel Jefe del Departamento comunicacional del Ejército, Cristóbal de la Cerda Rodríguez, publicó una columna en El Mostrador en la que intentó aclarar que en “los programas de instrucción y cursos que ofrece WHINSEC incluyen, por ley, contenidos sobre democracia y derechos humanos”, pero recalcando el hecho que “más de dos mil integrantes del Ejército de Chile, entre instructores y alumnos, han sido comisionados a WHINSEC desde su creación el año 2001, destacándose por su desempeño académico, liderazgo, competencias tácticas y capacidades físicas”.
Sobre la formación en las escuelas matrices de las Fuerzas Armadas, los contenidos en las páginas web de la Armada y el Ejército, y el envío de soldados chilenos a la WHINSEC, fueron consultados el actual Subsecretario de Defensa Gabriel Gaspar Tapia y Jefe de prensa del ministerio, Mario Aguilera, quienes quedaron en respondernos un cuestionario a través de correo electrónico. A la fecha no hemos recibido respuestas.
Fuente: El Desconcierto