por William J. Astore (*).
Una de las mejores memorias militares es “Derrota en la victoria ”, un impresionante relato sobre la tortura durante la campaña en Birmania que terminó en una victoria sobre Japón. Este libro, escrito por el mariscal de campo británico Sir William Slim, debería servir a los generales de los Estados Unidos cuando escriban sus memorias sobre sus interminables guerras “contra el terror”.
Veamos porqué.
En 2001, la guerra de Estados Unidos en Afganistán, que comenzó con una ilusoria incursión punitiva contra los talibanes, se transformó rápidamente en un atolladero y en una previsible derrota pese a una permanente “oleada” de nuevos comandantes en jefe estadounidenses ( 17 hasta ahora).
Hoy, los talibanes están más fuertes que nunca y ejercen su influjo sobre los corazones, las mentes de los afganos y controlar gran parte de su territorio. Hasta el momento, la respuesta de la administración Trump ha sido aumentar los soldados, los aviones no tripulados y los bombardeos a mansalva. Aunque, también, ha intentado esconder, sin éxito , el informe del Inspector General del Pentágono que reconoce el desperdicio del gasto militar en Afganistán.
Pasemos ahora a la invasión de Irak: en mayo de 2003, el presidente George W. Bush anunció – desde la cubierta de un portaaviones- una ostentosa “ Misión Cumplida” . Mientras tanto, en Irak aumentaba la insurgencia y el conflicto entraba de lleno en un pantano que conduciría a la creación del Estado Islámico (ISIS).
En 2007, el crecimiento de las fuerzas estadounidenses llevada a cabo por el general David Petraeus fue aplaudido por Washington y presentado como una historia de éxito total sin embargo estas “nueva acciones ” estadounidense han demostrado ser definitivamente frágiles y posiblemente reversibles. De hecho en el 2014, un pequeño número de miembros del Estado Islámico derrotaron a los militares iraquíes(armados y entrenados por los estadounidenses) y, las tropas estadounidenses se vieron obligadas ha efectuar una retirada ignominiosa.
A cambio han efectuado una espantosa demostración de poder aéreo causando una devastación – al estilo Stalingrado- a ciudades como Mosul y Ramadi . Ambas ciudades han sido reducidas a escombros y más de millón de niños y dos millones de adultos han perdido sus hogares. La dantesca imagen que hemos visto en televisión no es exactamente el rostro de una “victoria”.
En 2014, después de la invasión de Libia – por parte de la administración Obama- la secretaria de Estado, Hillary Clinton se jactó jubilosa:” Vinimos, vimos, él murió”. “El” era Muammar Gaddafi , gobernante cuyo reinado fue mucha más benigno de los que se cree. Hoy parece evidente para todo el mundo que después de la invasión Libia colapsó totalmente transformándose un estado fallido que hoy propaga grupos terroristas y armamento por toda la región. Esto, a su vez, ha provocado intervenciones estadounidenses más amplias y costosas en África, incluida la pérdida de cuatro Boinas Verdes en manos de una franquicia del ISIS, en Níger en 2017.
En 2016 el candidato Donald Trump declaró “Ya no ganamos las guerras”, y no se equivocó al respecto. La reciente historia no muestra que tenemos un notable récord : hemos convertido repetidamente una victoria anunciada con bombos y platillos en algo muy parecido a una triste derrota .Esta sería una de las razones por las cuales Trump afirma que sabe más sobre asuntos militares que “sus” generales. Sin embargo, a pesar de todas las declaraciones de Donald Trump acerca de “cómo ganar” , las victorias (grandes o pequeñas) siguen siendo huidizas para él como comandante en jefe.
Recordemos algunos de estos fiascos : a principios de 2017 un ataque fallido a Yemen terminó con la muerte de un Navy Seal y de muchos inocentes yemeníes, el “hermoso” ataque con misiles de crucero contra Siria – en abril de ese mismo año- que no sirvió para nada. Y, solo hace un par de meses Trump “despidió” al general Mattis (justo después de su renuncia como secretario de defensa) supuestamente porque no logró un final victorioso en Afganistán.
La pregunta es: ¿Qué ha hecho que los líderes civiles y militares de Estados Unidos, conviertan nuestras supuestas victorias en derrotas reales ? ¿Qué nos dice esto sobre ellos y sus guerras?
Un récord del perder
En junio de 1944, durante la Segunda Guerra Mundial, los británicos dijeron diplomáticamente que los “yanquis” (que eran parte de la columna vertebral de la invasión de Normandía) estaba “pagados con exceso “. ¿Qué se puede decir de los yanquis ahora ? ¿ Están sobre-financiados en lugares como Irak, Siria, Afganistán y Somalia.
Veamos. Nick Turse ha advertido que fuerzas armadas de EE. UU. permanecen desplegadas en aproximadamente 800 bases en todo el mundo. (Nadie sabe el número exacto). Según el propio Turse el costo; “ es más de 100 mil millones de dólares al año, simplemente para sostener una presencia global americana”.
Al mismo tiempo, las fuerzas de los EE. UU. participan en guerras abiertas contra “el terror en unos 80 países” , que cuestan la friolera de 6 billones de dólares, según la Universidad de Brown.
Esta derrochadora presencia mundial ha hecho que Trump escriba en twitter que que el ejército de Estados Unidos “no puede seguir siendo el policía del mundo”, para añadir que: “estamos en países en que la mayoría de la gente ni siquiera se ha enterado. Francamente, es ridículo “.
Sin embargo, las inconsistentes declaraciones de Trump de retirar las tropas estadounidenses en Siria y de reducir a la mitad el número en Afganistán, han encontrado un airado rechazo de los partidarios de la guerra como el senador republicano Lindsey Graham y de su propio asesor de seguridad nacional, John Bolton .
Contrariamente a los tweets del presidente, según John Bolton las tropas estadounidenses en Siria permanecerán allí durante a muchos meses o probablemente durante años. Por otra parte, la retirada de tropas de Afganistán se retrasarán considerablemente porque los talibanes están ganando la guerra.
Lo que importa verdaderamente, como argumentó el general retirado David Petraeus en 2017, es mostrar fortaleza , sin importar cuán decepcionantes sean los resultados. Para este general – como para muchos del alto mando del Pentágono – es perfectamente aceptable que los soldados estadounidenses estén ocupando Afganistán (y otros países ) durante generaciones tal como lo hacen hoy en Corea del Sur … Una ocupación con unos 80 mil hombres por casi 70 años.
Volviendo al exceso de fondos . El lema no oficial presupuestario del Pentágono parece ser ” apuntar alto ” y, en esto han tenido un éxito considerable. Sólo un ejemplo; el presidente Trump dijo que la propuesta de presupuesto del Pentágono de $ 733 mil millones para el año 2020 era una idea ” loca ” para luego hacer una contorsión casi artística y comprometerse con una nueva cifra: $ 750 mil millones.
Este eterno flujo de dinero a las arcas del Pentágono, sin importar el partido político en el poder, garantiza una cosa: nadie, en este recinto de cinco esquinas, piensa detenidamente sobre la desastrosa estrategia de los Estados Unidos y los oscuros resultados de su guerras . La único reflexión del alto mando está dedicada a saber cómo se gastarán los gigantes recursos que le siguen llegando.
En lugar de sacar el máximo provecho del dinero, el Pentágono obtiene una mayor cantidad de dólares para acciones menores. Para justificar esta sangría , los expertos en defensa están apostando no solo por su fallida guerra – durante generaciones – contra el terrorismo, sino también por una revitalizada de la guerra fría contra China y Rusia.
Estos rivales ya no deben ser “disuadidos”, para usar una palabra común en la antigua Guerra Fría ahora deben ser ” superados ” , la nueva palabra de moda en el Pentágono, que se traduce en tratar de lograr una “incuestionable superioridad militar” (incluidas armas nucleares utilizables ) que podrían acercar al mundo a su total destrucción.
A los líderes de Washington, de todas las tendencias, les encanta presumir de un ejército “insuperable” y de nuestra fuerza de combate que es “la mejor de la historia”. El último ha sido el vicepresidente Mike Pence que ha dicho frente a los militares ” ustedes son los mejores del mundo “.
Estas declaraciones de “apoyar a nuestras tropas” se ha convertido en el nuevo mantra estadounidense, un lema nacional tan difundido como “en Dios confiamos”. Pero, si el ejército de Estados Unidos es realmente la mejor fuerza de combate existente alguien debería explicarnos por qué este ejército no ha logrado obtener victorias claras y de importancia desde la Segunda Guerra Mundial.
A pesar de despliegues interminables, de fondos sin fondo y de abultadas exageraciones, el ejército de los Estados Unidos sigue perdiendo . Esto se conoce diplomáticamente en círculos gubernamentales como ” estancamiento “.
La élite militar y civil se declara no culpable. Pero aquí vale la pena traer a colación el conocido dicho popular ,que sentencia; “el pescado se pudre por la cabeza”. Esto significa, ni más ni menos, que la responsabilidad máxima de las derrotas es de los más altos oficiales del Pentágono . Según estos mandos, cuando declaran ante el Congreso por Irak, Afganistán y otro países agredidos , los militares siempre están en proceso de ganar la guerra. La victoria, afirman, está en la siguiente esquina .
Los generales en jefes, como Mattis, HR Mc Master , John Kelly ,Stanley Mc Chrystal y David Petraeus, han sido muy aplaudidos por los medios de comunicación tradicionales. En sus uniformes brillan insignias y medallas, que los hacen parecer vencedores. Tres de ellos aún son parte de la administración de Donald Trump. Y, los medios de comunicación tradicionales pro-guerra los presentan como los ” únicos hombres adultos” que han impedido los impulsos del presidente.
El veterano reportero William Arkin, que acaba de renunciar a NBC News como protesta por estos apoyos irreflexivos ha escrito: “me parece desalentador que no informemos de los fracasos de los generales y de los jefes de la seguridad nacional y me parece sorprendente que aprobemos las guerras en el Medio Oriente y en África en nuestros aburridos informativos . Creo que la NBC ha estado al servicio de la guerra en este apoyo le es muy rentable económicamente . Y a pesar que no hemos ganado ninguna guerra , la pelota se mantiene en juego “.
William Arkin dio en el blanco. Los guerreros triunfalistas y sus cómplices en los medios de comunicación no son las instrumentos que el país necesita para arreglar una república tambaleante, que se supone se fundó bajo el principio de ciudadanos bien informados , y no de los intereses de una creciente estado de seguridad nacional.
¿Puede EEUU convertir sus derrotas en victoria?
Al igual que el mariscal de campo Slim y su ejército en Birmania, los Estados Unidos debe encontrar la manera de convertir la derrota en victoria.
Aquí está el meollo del problema: Slim sabía que estaban librando una guerra de supervivencia contra un despiadado enemigo japonés. Bajo su liderazgo sus tropas demostraron estar dispuestas a hacer todos sacrificios necesarios para obtener la victoria.
Sin embargo, este tipo de sacrificios no tienen importancia para los generales de los Estados Unidos. Ellos saben no hay manera de ganar estas guerras. Pero su objetivo sigue siendo obtener más dinero para justificar su “función” y mantener las tropas en el terreno .
La única forma de ganar las guerras “contra el terror” es terminarlas. En cierta medida, el candidato Trump pareció reconocer esta realidad . Y aunque, en ocasiones como presidente, ha cuestionado el alto costo y los resultados desastrosos de estas guerras, hasta ahora su política real sigue siendo intervencionista . Sus generales siguen realizando ataques aéreos y bombardeos con aviones no tripulados en el Gran Oriente Medio.
Una guerra sin fin que no tiene como propósito la defensa del país no es una muestra de fortaleza. Al contrario es el camino al suicidio nacional. Y la “guerra contra el terror” ha demostrado por definición ser una guerra sin fin.
En resumen: lo que comenzó en 2001 como una incursión punitiva se ha convertido en una guerra interminable contra los talibanes (y otras organizaciones terroristas) no muestra señales de disminuir.
La guerra contra Saddam Hussein, con el pretexto de unas armas destrucción masiva inexistentes, nunca fue bien recibida por el pueblo iraquí . En realidad la llegada de los “libertadores” , fue una invasión que destruyó Irak y demostró que los gobernantes de Estados Unidos tienen una increíble miopía incapaz de entender la historia de otras naciones.
El derrocamiento de Gaddafi ha propagado la muerte, la destrucción y el terrorismo en toda la región. La intervención en Siria para “apoyar a las fuerzas islámicas moderadas” y derrocar a Bashar al-Assad, solo agravaron la guerra civil y han terminado en otra derrota .
Estas y otras intervenciones son causas perdidas. Con nuevas tácticas militares o mejores presupuestos no se lograra ninguna victoria verdadera.
En un futuro, la forma más segura de convertir una derrota en victoria será evitar guerras innecesarias. Por otro lado, una forma segura de seguir con las derrotas es persistir en guerras por miedo, codicia, oportunismo o por motivos similares.
Los expertos en defensa no quieren aceptar estas lecciones . Sin embargo creo que el pueblo de los Estados Unidos debería imponerlas para ganar la paz.
(*) Teniente coronel retirado de la Fuerza Aérea estadounidense y profesor de historia militar.
Fuente: Krítica