Luego de 18 días del ataque multifactorial contra la Central Hidroeléctrica Simón Bolívar del Guri (estado Bolívar), se dio un segundo ataque este lunes 25 de marzo que comenzó a la 1:25 pm y que afectó a, por lo menos, 19 estados, siendo restituido progresivamente el sistema desde las 4 pm hasta las 7 pm en todo el territorio venezolano.
La vicepresidenta ejecutiva Delcy Rodríguez explicó que detrás del ataque a tan vital y estratégica infraestructura estatal existe un motivo de sabotaje multidimensional contra la cotidianidad íntima de la población venezolana, asimismo dirigido a fomentar el caos y la improductividad petrolera.
Siendo PDVSA la mayor empresa nacional y ,por ende la más sensible al bloqueo (no sólo financiero), el embargo y las confiscaciones ilegales ante la ley internacional dirigido por los Estados Unidos, se presupone que este sería uno de los objetivos principales, luego de que el anterior ataque a principios de mes dio pérdidas millonarias a la estatal.
A las 9:50 pm de ayer lunes, los criminales perpetraron el ataque que venían anunciando, ellos y sus dueños gringos, y que el Pdte @NicolasMaduro denunció en varias ocasiones: atacar de nuevo el Sistema Eléctrico para agredir a todo un pueblo pic.twitter.com/kthLIO3WrF— Jorge Rodríguez (@jorgerpsuv) 26 de marzo de 2019
El ministro de Comunicación Jorge Rodríguez informó que hubo «un ataque artero en contra de las principales líneas de transmisión que salen desde la Central Hidroeléctrica Simón Bolívar en el Guri».
Luego, dijo Rodríguez, «cuando nos encontrábamos en el mayor momento de generación de carga y en la mejor situación de transmisión después del ataque del mediodía se perpetró, exactamente a las 9:50 pm, un ataque de magnitud en el patio de los autotransformadores de la Central Hidroeléctrica Guri».
Así ocurrió el segundo golpe que cortó la circulación eléctrica nacional. A partir de allí las comunicaciones electrónicas fallaron definitivamente hasta las 5:15 am, cuando momentáneamente se restituyó el servicio durante unos minutos en algunos puntos del país, hasta que cayó media hora después.
Mientras las autoridades evaluaban el alcance del daño que se generó en el patio de los autotransformadores, pues estaba confirmado que había afectaciones en las estaciones y subestaciones en todo el circuito nacional, el ministro anunció este martes a las 4 de la madrugada la suspensión de las actividades laborales y educativas.
Según Wills Rangel, presidente de la Central Bolivariana de Trabajadores, el fuego en el Guri fue apagado a las 9 am por el sistema antiincendios de PDVSA trasladado de la Faja Petrolífera del Orinoco a los patios de la central hidroeléctrica.
También se informó del trabajó en conjunto con diferentes entes de la República Bolivariana:
«No solo están los equipos de Corpoelec sino los equipos de prestación de servicios de salud, los equipos de Protección Civil, el patrullaje de seguridad ya ha sido activado y está desplegado por todo el territorio nacional a través del Ministerio del Poder Popular para Interior y Justicia, activado también el Comando Estratégico Operacional CEOFANB en el plan de acción inmediata en todas las estaciones y subestaciones».
Vía Twitter, al mediodía del martes 26 de marzo, publicó fotos y contó los daños ocasionados el mismo Rodríguez.
Pero aquí hay un pueblo, un presidente pueblo, una dignidad multiplicada. En tiempo récord se está recuperando el servicio eléctrico, ya está llegando la luz a La Capital, toda la noche los bomberos combatieron el fuego hasta sofocarlo x completo a las 8:45 am de hoy martes pic.twitter.com/rDzZBe0ZQH— Jorge Rodríguez (@jorgerpsuv) 26 de marzo de 2019
Al calcinar el patio y las vías de transmisión los terroristas lograron su cometido de que las máquinas de generación y la transmisión cayera generando el apagón. La derecha no tiene límites en su ambición y afán homicida pic.twitter.com/vr4lUw3FDb— Jorge Rodríguez (@jorgerpsuv) 26 de marzo de 2019
Varias líneas de transmisión eléctrica, interconectadas en los diferentes puntos del territorio nacional, fueron afectadas, según informes recogidos de Corpoelec, incluidas las infraestructuras en:
– las líneas 765 kv en San Gerónimo, La Arenosa;
– línea 765 kv en San Gerónimo, La Horqueta;
– disparo de barra 1 de Guri 400 kv;
– disparo de las líneas 1 y 2 de 400 kv en Palital, Furrial.
A las 11 am se empezó a resituir el sistema eléctrico, de manera progresiva, en todo el territorio nacional. Sin embargo, algunas regiones aún tienen ires y venires con el servicio y se espera que haya intermitencias en las próximas horas.
Así, los ataques terroristas al sistema eléctrico comienzan a dibujar un patrón de sabotaje relacionado a la industria petrolera venezolana, que integra afecciones en la economía local a corto y mediano plazo.
Las ofensivas económicas de esta forma no sólo vienen por decreto, sino con la actuación alevosa de actores de guerra irregular en el terreno, insertados en una trama mucho más grande que incluye la ciberguerra y el uso de armas con tecnología de punta.
Esto unido a la afectación en la población, durante un día laboral y de actividades económicas importantes (un inicio de semana) y vitales para la salud, la alimentación, la paz cotidiana, se unen a un contexto de asedio que tiene de protagonistas a políticos de Washington y la Florida impulsando un «rostro cívico» en Juan Guaidó, que sigue intentado captar capital político entre sus seguidores en el marco de la Operación Libertad, tan anunciada y cuyos efectos en el plano conspirativo, que incluye células de mercenarios y terroristas y robo de activos públicos en manos privadas.
Las tragedias íntimas del pueblo venezolano son, nuevamente, el oxígeno de sus aspiraciones al poder en Venezuela.
Sin embargo, en esta fase de la guerra, donde los planes de sabotaje son acciones tácticas con capacidad de incidir tanto en lo económico como en lo político, los episodios de golpe continuado conducen cada vez más a un escenario de guerra con intervención destructiva de los Estados Unidos, por lo que no debemos dejar de lado el dato de que este nuevo ataque vino unos pocos días luego de que una delegación militar rusa aterrizara en Venezuela con relación a la activación de los antimisiles S-300 que el Estado gobernado por Nicolás Maduro compró a Rusia.
Sobre el sabotaje eléctrico: cómo funciona un arma electromagnética
por Isabel Perozo.
Despues del blackout eléctrico provocado por el sabotaje al cerebro del sistema eléctrico de Venezuela, se ha discutido en la opinión pública acerca de la posibilidad real de que dicho sabotaje resulte de un ataque electromagnético dirigido contra este sistema fundamental para el funcionamiento del país.
Las E Bombs, o dispositivos explosivos electromagnéticos, son armas de diseño rudimentario y de alto potencial destructivo. Las primeras referencias públicas y comprobables de su existencia y utilización en conflictos bélicos datan de 2001, cuando Estados Unidos los incluyó en su amplio arsenal al servicio de la guerra preventiva en lugares como Irak y Afganistán.
Haciendo uso de mecanismos de diseño concebidos en los años 50, estas bobinas que lanzan un poderoso pulso electromagnético, logran freír cualquier aparato eléctrico que alcance su estallido sin generar otro daño colateral, y facilitando operaciones que no dejan rastro, a excepción de la absoluta inutilidad de los equipos que se encuentren en su radio de acción.
Manuales para su construcción casera
En septiembre de 2001, la famosa revista Mecánica Popular publicó el «Know-How», divulgado por Carlo Kopp, de haga su bomba electromagnética usted mismo, tan solo utilizando lo que se conoce como «generador de compresión de flujo electromagnético», haciendo uso de un principio de funcionamiento descubierto desde los años 50.
En cierto punto, la construcción de una E Bomb puede tratarse de algo sencillo al alcance de cualquiera que desee acabar con el funcionamiento de uno o varios aparatos eléctricos.
Tan solo con utilizar una bobina y un explosivo, cuyo tamaño y costo dependerá de la organización y los fines que persiga al implementar esta destructiva tecnología.
Cómo funciona una E Bomb (bomba electromagnética)
Vamos a lo concreto. Una E Bomb es una bobina que funciona de la siguiente manera:
– Se construye la bobina utlizando cables conductores de cobre y se le instala un capacitador que proporciona energía eléctrica para generar un campo electromagnético que se mantiene estable.
– Se introduce un tubo en la bobina que queda suspendido dejando espacio vacío entre éste y la bobina; este tubo está relleno de explosivos.
– Este explosivo tiene un detonador. Al realizar la detonación el tubo que está suspendido se expande y provoca un cortocircuito en la bobina.
– Este cortocircuito genera un pulso electromagnético intenso que provoca la falla e inutilización de los aparatos eléctricos que se encuentren a su alcance.
El Z Pinch, otra ruta de mayor complejidad
El Z Pinch, o Zeta Pinch, obedece a un diseño mucho más complejo que la E Bomb de fabricación casera.
Este dispositivo realiza el confinamiento de energía por pinzamiento de plasma.
Las armas electromagnéticas fríen todas las herramientas eléctricas y electrónicas a su alcance.
En esta modalidad se trata de un objeto que puede ser de un tamaño mucho mayor pero que a su vez concentra la energía en un filamento (del tamaño de un carrete de hilo).
Esa energía es generada por la caída de potencial entre dos electrodos, lo cual a su vez crea un plasma que se calienta por el efecto de Joule.
El Z Pinch en sí no es un arma, es un aparato de laboratorio utilizado para doblar metales por medio de campos electromagnéticos y para elevar la temperatura de conductores como el tungsteno.
Sin embargo, como efecto colateral de ese proceso, se genera un pulso electromagnético muy alto con efectos similares al de la E Bomb.
La máquina Z, la más grande del mundo, cuyo campo electromagnético es muy difícil de controlar, se encuentra en Albuquerque, Nuevo México, y es utilizada por el Laboratorio Nacional de Sandia (Estados Unidos) cuya finalidad, entre otras, es la del modelado informático de armas nucleares.
Estados Unidos y su preparación para el ataque electromagnético
En 1962, después del descubrimiento de la generación de pulsos como producto de la compresión de flujo electromagnético, Estados Unidos realizó la Operación Fishbowl, donde detonó una bomba atómica a 400 metros de altura del cielo de Hawai, creando falsas auroras boreales por lo cual se le llamo la «bomba arcoiris».
Este experimento no provocó daños a la población pero sí a los aparatos eléctricos que sirven para el funcionamiento normal de una ciudad.
Otro ensayo que ha reconocido el Departamento de Defensa, se produjo en 2012 en la región desértica de Utah, donde un bombardero B-52 lanzó un misil al cual llamaron «misil de microondas» sobre una zona de 4 mil kilómetros cuadrados donde se dispuso equipos eléctricos que, luego del ejercicio, dejaron de funcionar.
En 2017, la agencia de noticias BBC publicó un artículo donde reseña la preparación de Estados Unidos, a través del proyecto CHAMP, en el desarrollo de armas de microondas de alta potencia. Con el objetivo de detener posibles ataques nucleares de Corea del Norte, estos misiles dejarían sin posibilidad de funcionar los equipos necesarios para el lanzamiento de las armas nucleares, sin ocasionar daños humanos.
Ataques electromagnéticos que apagan la vida como la conocemos
Bajo la premisa de evitar daños directos a la salud de la población, el desarrollo de armas electromagnéticas se mantiene de manera discreta como una opción válida en la guerra, en la cual, si bien no se ocasionarían lesiones mortales a los seres humanos, dejarían fuera de funcionamiento, al «freírlas», todas las herramientas eléctricas y electrónicas que componen la vida cotidiana tal cual como la conocemos.
Los efectos de los misiles microondas, o las bombas electromagnéticas de menor tamaño, así como los efectos del Z Pinch, eliminan toda posibilidad de sostener nuestros sistemas de telecomunicaciones, el funcionamiento de todos los sistemas que dependen del flujo eléctrico (bombeo de agua, distribución de gasolina, operaciones bancarias), devolviéndonos a principios del siglo XX, alterando así nuestra cotidianidad y el ánimo colectivo profundamente marcado por las relaciones sociales creadas por el capitalismo global a través de los medios electrónicos.
Fuente: Misión Verdad