La presidenta de la CUT, Bárbara Figueroa, defendió la reforma laboral ante la crítica de los gremios empresariales, asegurando que el proyecto sí implicará mayor productividad y empleo. «Hay empresarios que se acostumbraron a ganar utilidades a costa de la explotación y la precariedad de los trabajadores. Hay empresarios que se han enriquecido por estas malas prácticas y claramente estos verán tocados sus intereses con un proyecto que busca poner las cosas en regla», manifestó.
–Finalmente, gran parte de las indicaciones al proyecto laboral estuvieron en línea con las peticiones de la CUT.
En esto hay que ser justos, la voz del sindicalismo ha sido escuchada, no solo lo que planteamos nosotros, sino lo que otros actores sindicales también han dicho. Pero quiero hacer un reconocimiento a los parlamentarios, porque la posibilidad que esto haya avanzado también tuvo que ver con que ellos. Fueros claros en señalar que estas materias tenían que ser corregidas en el proyecto de ley.
–El sector opositor también participó de las audiencias, pero sus propuestas no fueron acogidas. ¿Se escucha realmente a todos los actores?
Siempre va a haber un nivel de crítica –legítima– respecto de aspectos no atendidos. Pero hay que hacerse cargo de que el objetivo era equiparar al más débil en la relación laboral para que esté en mejor posición para negociar con su contraparte.Una cosa es que todos podamos hacer planteamientos; otra, que eso termine tergiversando el sentido original de la iniciativa. Nosotros, por ejemplo, no discutimos aspectos de los contratos individuales. Además, algunos actores que participaron fueron a exigir que se considerara lo que ellos plantearon.
–Lo que parece bastante claro es que no habrá un acuerdo transversal y el clima «crispado» será aun peor que en la reforma tributaria.
Como lo ha dado a conocer el presidente de la Sofofa, «esto es peor que la reforma tributaria». Claro, lo dice porque esta reforma toca intereses de clase. Algunos dirán que esto es una confrontación añeja, pero la han revitalizado ellos, la confrontación entre capital y trabajo.
Hay empresarios que se acostumbraron a ganar utilidades a costa de la explotación y la precariedad de los trabajadores. A costa de las prácticas antisindicales, de poner al lado de un sindicato un grupo negociador para establecer pisos bajos. Se acostumbraron a contratar trabajadores para el reemplazo ante eventuales huelgas con tres meses de anterioridad. Hay empresarios que se han enriquecido por estas malas prácticas y claramente estos verán tocados sus intereses con un proyecto que busca poner las cosas en regla.
–Usted descarta los efectos negativos que los gremios empresariales aseguran trae este proyecto.
Hay que sincerar los debates. Considerar que la reforma laboral es mala porque toca «mis intereses mezquinos o mi manera de acumulación de riqueza» es una cuestión que hay que decir con esas palabras. Que no se escondan detrás de la productividad, o en cómo afectará al empleo. Si uno tiene empresas con buenas relaciones laborales, estas tendrán buenos climas de trabajo, con mejores empleos. Así, la empresa produce más también y habrá una mayor contratación.
–Difícil encontrar una posición más contraria sobre la misma materia.
El problema es que no se aprecia el efecto completo de esto. El trabajador no invierte en fondos extranjeros, ni depositará su plata en las Islas Vírgenes. Lo que gane lo gastará acá, en la empresa nacional, en la pequeña y mediana empresa. Si se mira con buenas ojos, este proyecto es tremendamente virtuoso para el desarrollo del país, porque fortalece la productividad por la vía de mejores relaciones laborales.
En este sentido, las señales no solo vienen del sindicalismo, sino de informes del Banco Mundial, del FMI y la OIT, donde se señala que los países que resuelven exitosamente las crisis económicas son los que miran a sus trabajadores en materia de salarios, como también en materia de negociación colectiva redistributiva.
–Llama la atención que ya existía una “declaración de voluntades” de la CUT y la CPC, donde se debatieron estas materias.
Por eso tengo la impresión que la posición del empresariado no es una posición irrestricta de todos. Por cierto llama la atención que habiendo dado muestras de apertura a estos debates en su momento, la CPC hoy las rechace. Una explicación lógica es que una cosa es haberlo «declarado» y la otra es que se haga realidad. Esperaría consecuencia y que reafirmen lo ya declarado en estas materias.
–La Conapyme también rechazó la reforma de pleno, pidiendo que se excluya a las mypymes de la misma. «Están forzando a los pobres a ayudar a los débiles», fue su crítica.
Entiendo la preocupación, pero ciertamente –y es algo que se corrigió con las indicaciones– cuando como sindicato se es capaz de acceder a información fiel de los estados financieros de la empresa, evidentemente no se harán peticiones que superen los márgenes. Hay que ser juicioso, suponer que los trabajadores irán a buscar el quiebre de la propia empresa mediante una negociación, es subvalorar la capacidad de estos.
Fuente: Estrategia
http://www.estrategia.cl/noticias/detalle/ultimo-minuto-portada/111835/hay-empresarios-que-se-acostumbraron-a-ganar-utilidades-a-costa-de-la-explotacion-de-los-trabajadores#.VTKh6JMpv5F