De acuerdo a informaciones procedentes del Banco Internacional de Pagos (BIS), los llamados países emergentes, entre los cuales se encuentra Chile, se encontrarían en una situación económica cada vez más inestable, lo cual repercutiría aún más, ante los anuncios de la Reserva Federal estadounidense de subir los tipos de interés a partir del 16 de diciembre.
Chile que desde hace más de treinta años se rige por los dictados económicos neoliberales y que sobrevive en base a su principal riqueza natural, el cobre, y algunas materias primas, hoy se ve enfrentados a la caída de los precios de los recursos antes mencionados, dejándolo con poca capacidad de maniobra, más aún en un país que no produce productos con valor agregado, y cada vez más dependiente de la importaciones y los vaivenes que sufre la economía capitalista mundial.
De allí que su crecimiento económico es inestable y muy vulnerable, y siempre dependiente de las decisiones de los carteles mafiosos que rigen el mundo financiero internacional, y que son los que manipulan los precios del cobre, el petróleo y las llamadas materias primas a escala global.
El Banco Internacional de Pagos estima que uno de los mayores problemas que enfrentan los países emergentes, es su alto y creciente endeudamiento en dólares, cuestión que se ha producido cuando el billete verde se encontraba relativamente barato y que ahora amenaza con una serie de efectos sísmicos que no ser de tratados a tiempo, a corto plazo se pude transformar en un verdadero terremoto.
Por ejemplo, Turquía que es otro de los países que se encuentra altamente endeudado, se ha tenido que ver en la obligación de tener que comprarle petróleo robado y de contrabando, a los grupos de mercenarios y terroristas que operan en territorio de Irak y Siria, como una forma de tener más dólares y así paliar en parte su deuda en la divisa estadounidense.
En el caso de Chile, con mayor razón aún, pues los chilenos para poder acceder a las frívolas bondades del mercado, se encuentran altamente endeudados. Las informaciones procedentes de los medios económicos del país del cono sur, señalan que un 73% de los nacionales de este país, cuentan con más de algún tipo de deuda en créditos de consumo, también conocida como deuda doméstica, y con pagos de altos intereses, sobre los cuales no existe ningún tipo de regulación o control efectivo.
Ahora Chile no es precisamente un país en donde su “industria nacional” se encuentre en fase de desarrollo, puesto que con el modelo económico neoliberal vigente, se ha optado por lo contrario, o sea el desmantelamiento gradual de la industria nacional, para privilegiar el sector servicio.
Es más, Chile producto de las presiones de EE.UU., y ser obligado a ingresar al Acuerdo Estratégico Trans-Pacífico de Asociación Económica (TPP), desde el punto de vista de sus exportaciones tiene muy poco que ofrecer, mientras que la mayor parte de los países que han adherido a esta nueva asociación económica salvaje del libre comercio, si tienen mucho que ofrecerle a Chile.
De allí que la vulnerabilidad de Chile y los países emergentes dependen mucho de la Reserva Federal estadounidense y las bandas mafiosas que manipulan a su antojo la economía global, además del estado de situación en que se encuentre el dólar, sea esta al alza, o la baja.
Ahora lo cierto es que a partir de esta situación, los países emergentes lo único que ven crecer coyunturalmente hablando es su deuda en dólares. Sin contar además las deudas contraída por la banca privada, con las entidades financieras de rapiña.
Ya lo hemos dicho antes: el capitalismo a escala global sufre de una dolencia muy profunda, es víctima de sus excesos, de la avaricia y la corrupción a alto nivel, lo que le ha generado una enfermedad terminal, que cada vez es más difícil de tratar, pero su deceso final aún no está a la vuelta de la esquina y se lo seguirá oxigenando mientras se pueda.
Por ello que Chile al optar por el salvajismo del libre mercado, tiene que aceptar la reglas del juego y los efectos colaterales que le imponen los carteles mafiosos y de quienes controlan el dólar para su beneficio propio (EE.UU), cuyas consecuencias deberán pagar finalmente los estratos sociales con menor poder adquisitivo de la ya dependiente y chamuscada economía neoliberal chilena.
(*) Comunicador Social; corresponsal de prensa, Centro de Estudios Económicos