Elisa Loncón, un Orgullo para Chile

A los ocho años, cuando vivía con su familia en la comunidad Lefweluan y asistía a la escuela de Traiguén, la pequeña Elisa Loncón jamás imaginó que algún día pasaría a formar parte de la historia de Chile como presidenta de la Asamblea Constituyente, encargada de la fundamental tarea de elaborar y redactar la nueva Constitución de la República.

Hacía poco había asumido Salvador Allende y su familia tampoco imaginó que se venía gestando una gran tragedia que estallaría el 11 de septiembre de 1973.

Elisa era una adolescente hermosa, belleza vernácula que mantiene hasta el día de hoy, a los 58 años, enriquecida con su dignidad, su inteligencia, su fortaleza, sus logros profesionales, su valentía y su espiritualidad.

Era la cuarta de siete hermanos y hermanas con los cuales compartía los valores de una educación respetuosa de los seres humanos, de la tierra y del medio ambiente.

Un curriculo sobresaliente y los trogloditas

Después de terminar la enseñanza media se trasladó a Temuco a estudiar pedagogía, trabajando como asesora del hogar durante las vacaciones hasta convertirse en profesora de inglés. Poco a poco fue perfeccionándose profesionalmente y fue así como obtuvo un Magíster en Lingüística de la Universidad Autónoma Metropolitana de México y posteriormente dos doctorados, uno en Humanidades en la Universidad holandesa de Leiden y otro en Literatura de la Universidad Católica de Chile.

Además, cursó postítulos en el Instituto holandés de Estudios Sociales de la Haya y en la Universidad canadiense de Regina.

Actualmente, Elisa Loncón es académica del Departamento de Educación de la Universidad de Santiago, profesora la Universidad Católica y coordinadora de la Red por los Derechos Educativos y Lingüísticos de los Pueblos Indígenas de Chile, temas sobre los cuales ha publicado varios artículos y libros.

Viendo ese currículo de esfuerzo, estudio e inteligencia sorprende que en las redes sociales haya gente tan torpe como para preguntar “¿sabrá leer y escribir?”, reflejando la ignorancia, prejuicios y estupidez de algunos trogloditas que aún subsisten.

Y los hombres también lloraron

Elisa Loncón, un Orgullo para Chile

Elisa Loncón Antileo, la flamante presidenta de la Convención Constituyente, hizo llorar a un montón de mujeres y también de hombres chilenos cuando el domingo 4 de julio de 2021 se convirtió en el símbolo de los cambios que la mayoría del país anhela, luego de ganar ampliamente el importante espacio que ocupará para colaborar con la creación del futuro de Chile.

Sus primeras palabras fueron pronunciadas con los ancestrales sonidos del idioma mapudungun y luego, en español, un mensaje sereno, sabio, unitario, distinto y de gran respeto por todos los habitantes de nuestro país, ya fueran mapuches o gente de las distintas regiones. En sus palabras se perfiló claramente su capacidad de aplicar un estilo pluricultural, totalmente diferente a lo que ha sido el quehacer político tradicional.

-Nosotros, que éramos un pueblo libre, con una manera de ver el mundo y una forma de relacionarnos con las personas -aseguró en la noche durante su participación en el programa Pauta Libre de La Red-, perdimos la tierra, la cultura, la autonomía, la posibilidad de elegir nuestro futuro. Mi madre fue siempre una hortalicera, pero ahora en noviembre, en la Araucanía, ya el agua se seca, no podemos vivir en una economía de subsistencia como nos educaron.

Las plantaciones de pino insigne y eucaliptus de las empresas forestales son las culpables de la escasez de agua que ha destruido una forma de vida armónica con el medio ambiente y autosustentable…

Una familia valiente

El bisabuelo de Elisa luchó contra la ocupación militar de la Araucanía en el siglo XIX y fue aliado del lonko José Santos Quilapan, quien derrotó al ejército chileno en la Batalla de Quechereguas de 1868. Después del golpe de Estado su familia fue perseguida y su abuelo materno, Ricardo Antileo, líder de la zona Lumaco-Quetrahue, fue encarcelado por dirigir la recuperación de tierras. Su padre, Juan Loncón, fue militante socialista y candidato a diputado por la Unión Socialista Popular, un partido político chileno de izquierda que existió entre 1967 y 1990.

Su madre, Margarita Antileo Reiman, cultivaba la tierra y participó en la aplicación de un modelo de autogestión territorial para el desarrollo integral de la comunidad mapuche en Lumaco-Quetrahue. Desde muy pequeña Elisa sintió la profunda connotación que la tierra tenía para su familia y vivió en carne propia las usurpaciones, los atropellos, abusos y tragedias que ha sufrido su pueblo hasta el día de hoy.

Fue así como durante la dictadura participó en diversas organizaciones universitarias de izquierda y mapuches, para denunciar los atropellos a los derechos humanos.

Al referirse a los prejuicios que caracterizan a ciertos sectores de nuestro país, la presidenta de la Convención Constitucional menciona la llegada de los españoles que “validaron su conquista sangrienta invalidando a los pueblos originarios, lo que quedó instalado en la cultura chilena”, creando un pensamiento colonial que terminó logrando que el pueblo mapuche perdiera su fuerza política, su propio y valioso sistema educativo, la riqueza de sus territorios y costumbres, mientras su gente era tratada “como flojos, ladrones, indos y hoy como terroristas y narcotraficantes”.

De esta forma, se intentó durante siglos destruir una cultura que respeta y cuida el medioambiente, que cultiva antiguos conocimientos sobre yerbas y medicamentos naturales, que posee una riqueza espiritual notable. Lo que ocurrió este domingo en la Convención Constitucional devuelve la esperanza de recuperar la sabiduría de un pueblo que posee conocimientos ancestrales y de ir construyendo entre todos y todas un mundo mejor.

Cuando recuerda su infancia y a su familia, Elisa Loncón asegura que a pesar de las dificultades y dolores, “tuvimos la suerte de haber sido educados para vivir con la dignidad de ser mapuches, asumiendo la preocupación política que había en mi familia”.

A construir la democracia

Serena, sin odio ni rabia, con una tranquilidad que transparenta una inteligencia superior, Elisa Loncón asegura que se proyecta una gestión rotativa, una manera distinta de hacer política, para dar espacio al resto de los sectores sociales que integran la convención.

-Estamos pensando en tener 5 o 7 vicepresidencias, cada una a cargo de un sector político para dar estabilidad y respaldo a los debates -advierte-. Debemos llegar a acuerdos comunes en un Chile al cual le falta la democracia. Necesitamos construir la democracia con todos los sectores.

Reflejando una cultura que se basa en el respeto y valores superiores, Elisa dijo que “es emocionante cómo la energía se pueda articular para que nos vaya bien”. Y relató que la machi Francisca Linconao dirigió una ceremonia abierta en el cerro Huelén, en la mañana del domingo, donde ofrendaron agua de mar, semillas y granos de las cosechas para pedir por un buen resultado en las elecciones.

Luego partieron con 300 acompañantes al Congreso, donde entraron mientras afuera empezó la represión de las fuerzas especiales de Carabineros. Con un estilo político también nuevo y distinto, los convencionales detuvieron la ceremonia exigiendo el cese de la represión, mientras algunos salieron a protestar para terminar con el abuso policial.

-Tuvimos situaciones complejas -confiesa, y asevera que como mapuches asumen la gran responsabilidad de representar a muchos chilenos y que tienen claros ese compromiso ético y espiritual.

-A mi me tocó estar al lado de la machi Francisca -concluye- y su figura como autoridad originaria ayudará a disipar tensiones. Es importante que vayamos armando y cultivando otra forma de hacer política.

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